El sábado 18 por la tarde, Mor Santiago Eduardo llegó hasta la sede de la comunidad de El Pescador, en el sur de Los Ángeles, para celebrar la Divina Liturgia.

La comunidad hace parte de la parroquia de San Miguel Arcángel.

Antes de la celebración, el arzobispo tuvo una reunión con los hermanos León y Ramón, que fungen como coordinadores de la comunidad.

Ellos explicaron cuál es la situación de la comunidad y el arzobispo les exhortó a mantenerse firmes en la fe y en la pertenencia a la Santa Iglesia, así como a emprender un trabajo misionero más organizado y sistemático.

El sábado al caer del día, el arzobispo llegó hasta la Calle Central de Los Ángeles, para presidir la celebración de la Santa Misa con los hermanos miembros de la comunidad Nueva Vida.

A pesar de las dificultades que han afrontado, ante la partida del Padre Carlos, los hermanos se han organizado y la participación de la Misa fue consistente y devota.

El arzobispo exhortó a los hermanos en la homilía a tratar de profundizar en la fe, al mismo tiempo que se comprometer en dar testimonio misionero ante todas las personas.

El 18 por la noche, el arzobispo tuvo una reunión con líderes y servidores de la Comunidad Nueva Vida.

La primera parte de la reunión consistió en que los coordinadores hicieran una presentación de la manera en la que se han organizado y las perspectivas que ven para el futuro.

Después de escucharles, les exhortó a permanecer firmes en la organización establecida por el Estatuto de la Arquidiócesis y en el concepto que se tiene de comunidad dentro de nuestra iglesia.

También, de común acuerdo, los hermanos aceptaron la propuesta de que la sede la comunidad siga siendo la sede de la Parroquia de San Miguel Arcángel, como ha sucedido desde antes de que la misma comunidad iniciara.

Los hermanos, después de un intercambio de ideas y de escuchar el sentir de la mayoría de los hermanos, expresaron su disponibilidad a acoger las sugerencias del arzobispo, enfatizando que serán comunidad que ofrece los servicios de formación sacramental, al mismo tiempo que se organizarán para tener una proyección evangelizadora y misionera.

El domingo 19, muy temprano, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Adoradores de Cristo Rey, ubicada en la Sexta Calle, en el centro de Los Ángeles, para presidir la celebración de la Divina Liturgia.

Los hermanos participaron en buen número y dieron gracias por la celebración de su aniversario que había tenido lugar una semana antes, con la participación numerosa de fieles.

El arzobispo les animó a comprometerse a trabajar con entusiasmo y a tratar de vivir en el amor y el perdón, a partir de la experiencia de la presencia del Espíritu Santo en sus vida.

Los hermanos, después de la Santa Misa, tuvieron tiempo de reunirse durante un breve tiempo con el arzobispo, para expresarle que a ellos les resulta más positivo el tener la celebración de la Liturgia el domingo por la mañana, en vez de tenerla los sábados por la noche, especialmente cuando no puede comenzar a las 8 de la noche. Se acordó que las celebraciones tendrán lugar los domingos por la mañana en adelante.

El domingo por la mañana, el arzobispo celebró la Eucaristía para los servidores de las comunidades de la Parroquia de San Miguel Arcángel, en la sede de la parroquia, que corresponde con la sede de la comunidad Nueva Vida.

Durante la homilía el arzobispo explicó a los hermanos que aceptar la vida cristiana implica un gran desafío, pues significa renunciar a los propios puntos de vista y al razonamiento humano, para dejar que sea el sentir y el actuar de Dios el que dirija la propia vida. Esa es la fuente de la renovación en el Espíritu Santo y también de la perfección cristiana.

Luego animó a los hermanos a que, desde la experiencia de la presencia del Espíritu Santo en sus vidas, trate de impulsar la renovación de la vida persona y de las familias, para que, como consecuencia, también se tenga la capacidad de vivir en comunidades genuinamente cristianas, apostólicas y capaces de realizar un servicio misionero eficaz.

Al final de la mañana del domingo 19, el arzobispo impartió la habitual formación a los líderes de las comunidades de la parroquia de San Miguel Arcángel.

La temática abordada fue el dar lineamientos para que las comunidades se puedan renovar genuinamente y se pueda vivir, con todas sus características, como Iglesia Misionera.

El primer punto que subrayó fue el tratar de renocerse como pobre y pecador, pues es el fundamento para dejar que Dios dirija la vida de cada uno.

Luego se trata de tratar de renovar las relaciones en las familias. Especialmente los servidores en las comunidades, tienen que tomar conciencia de que esto mismo es lo que les debe caracterizar en su vida familiar, para poder, efectivamente tener una transformación interor y personal.

Finalmente se trata de replantearse la forma de relación interpersonal y los métodos de trabajo en las comunidades. Un comunidad genuinamente cristiana y reflejo de la iglesia apostólica, tiene que caracterizarse por los lazos de respeto, amor y comunión que existen entre todos sus miembros y por la eficacia y prosperidad de sus proyectos misioneros.

En la reunión del Consejo de la Parroquia, los representantes de las comunidades presentes presentaron cuál es la situación de sus comunidades y los proyectos que tienen hacia el futuro.

Luego el arzobispo les recordó que, de acuerdo al estatuto de la Arquidiócesis, el concepto de parroquia que tenemos es el de ser comunión de comunidades y que cada comunidad tiene que ofrecer todos los servicios propios de la iglesia, para el crecimiento en la vida espiritual, especialmente a través de programas continuados de preparación para la recepción de los sacramentos.

Los hermanos hicieron el compromiso de trabajar con mayor entusiasmo en la organización de cada una de las comunidades en todos los aspectos que se le requieren, sin olvidar el aspecto ministerial y evangelizador.

La reunión concluyó con la reafirmación del sentido de pertenencia y de comunión de los hermanos, miembros de las diferentes comunidades.

El domingo 19 por la tarde, el arzobispo llegó hasta la Comunidad de Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en la ciudad de Riverside.

La comunidad se encuentra pasando por un momento de dificultad, ante la partida del Padre Carlos. Ellos, en muchos de los aspectos, dependían fuertemente de él y el centro de su vida comunitaria lo ha constituido la celebración semanal de la Santa Misa, por lo que el tener que distanciarla hasta una vez por mes, les crea una fuerte dificultad.

El arzobispo les aseguró del continuado acompañamiento que se les dará y les animó a dejar por un lado los temores, para abrirse plenamente a la acción del Señor y poder, de esa manera, cumplir la misión que el Señor nos ha encomendad.

También exhortó a los hermanos a redoblar su compromiso misionero y a hablar de su fe y de su experiencia de vida cristiana a todas las personas con las que tengan contacto.

El viernes 24, el arzobispo visitó la comunidad de Monrovia, San Juan Ostuncalco, Quetzaltenango.

Durante la homilía recordó que la indisolubilidad del matrimonio encuentra su fundamento en que es el Señor el que une. Esto se hace a través del don del Espíritu Santo, que es el que viene a dar la capacidad de perseverar en el amor y de mantener todos los compromisos propios del matrimonio.

Esta realidad hace que, definitivamente, para la estabilidad de la vida matrimonial, es indispensable que las familias vivan una continuada experiencia de renovación en el Espíritu Santo.

Aquí se encuentra uno de los compromisos fundamentales que tenemos: dar testimonio del Evangelio a todos y en todas partes, para que, al creer y ser renovados por el Espíritu Santo, las relaciones interpersonales y familiares, alcancen la firmeza y estabilidad que el Señor ha querido darle.

Dentro de la ceremonia el arzobispo también hizo la presentación del Seminarista Víctor Rodríguez, por el que se oró, y que será el encargado del acompañamiento para la comunidad durante el presente año.

El arzobispo hizo énfasis en que uno de los compromisos prioritarios tiene que ser el dar testimonio y tratar de que el impulso misionero lleva a la conversión y renovación de mucha personas.

El 25 por la mañana, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Quiajolá, en donde desde más temprano se habían reunido los servidores de para tener la planificación de actividades con el diácono José Luis, quien hace pastoral en este Centro.

A la llegada del arzobispo se trataron algunos temas referentes a la organización y luego el arzobispo impartió la formación durante más de dos horas.

Los hermanos participaron muy activamente y pusieron numerosas preguntas referentes a temas organizativos, misioneros y también a cuestiones relacionadas con la fe, especialmente respecto a la resurrección de los muertos, a la vida futura y a algunas otras cuestiones que se presentan como cuestionantes en el contexto de las comunidades.

El arzobispo entabló un diálogo muy positivo con los hermanos.

Al final los hermanos reafirmaron su compromiso de trabajar para ser Iglesia Misionera y de tratar de que en todos los aspectos, cada comunidad refleje las características de la Iglesia Primitiva.

El sábado 25 por la tarde, después de una larga y difícil caminata, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Camjá Grande, la cual, aunque civilmente hace parte del municipio de Santa Bárbara, para nuestra iglesia, está asociada con el Centro Pastoral de San Sebastián Huehuetenango.

Esta comunidad que inició recientemente, se encuentra muy dinámica y animada en el trabajo espiritual que está realizando. El arzobispo les exhortó a reforzar aún más el testimonio misionero y a estar vigilantes de dar acompañamiento a cada uno de los miembros de la comunidad, sin importar sus edades.

Dentro del marco de la celebración, se administraron los sacramentos de la iniciación cristiana a cuatro niños. El arzobispo exhortó a los padres y padrinos a asumir con seriedad el compromiso de ser testigos de la vida cristiana para sus hijos, a lo que éstos respondieron afirmativamente, asumiento un compromiso serio.

A final los hermanos agradecieron la visita del arzobispo y le invitaron a visitarles nuevamente en un futuro próximo.

El arzobispo al despedirse, volvió a enfatizar la importancia de estructurar y organizar bien los procesos de alcance misionero, de forma que quienes aún no han renovado su vida, se sientan llamados a hacerlo.

El domingo 26, el arzobispo inició la actividad pastoral en la comunidad de Todos Santos Cuchumatanes, Huehuetenango.

En el marco de la visiata, se administraron los sacramentos de la Iniciación Cristiana a una niña.

Durante la homilía el arzobispo recordó a los hermanos acerca de la urgencia de poner a Dios y a la fe en primer lugar, para poder ser servidores fieles del Señor.

También afrontó la cuestión de algunos problemas que ha tenido la comunidad y que han llevado a que algunos hermanos se queden inactivos. Exhortó a los hermanos a fortalecer el compromiso de búsqueda de los hermanos que se han quedado y a tratar de encontrar la forma de resolver las dificultades que se han encontrado.

Los hermanos expresaron el compromiso de resolver los problemas y de intensificar su proyección misionera.

El domingo 26, al final de la mañana, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Txejoj, de San Sebastián Huehuetenango.

Con ocasión de la visita, una niña recibió los tres sacramentos de la iniciación cristiana.

Durante la homilía el arzobispo recordó a los hermanos que si se quiere ser discípulos del Señór, es necesario entregarle todo el corazón.

Además les insisitió a que si pone en Él toda la confianza, Él provee con lo que sea necesario a cada persona y a cada familia, como lo promete el Evangelio.

Los hermanos agradecieron la visita y se comprometieron a trabajar con mayor intensidad en la proyección misionera.

El domingo después del medio día, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Huicalep, del Centro Pastoral de San Sebastián Huehuetenango.

Los hermanos le esperaban para la celebración de la Divina Liturgia.

El arzobispo felicitó a los hermanos por el compromiso con el que han trabajado y les invitó a tratar de buscar los medios para poder construir su propio templo.

También les instó a intensificar su proyección misionera, a fin de que muchos hermanos más, puedan convertirse a la Iglesia.

Los hermanos, agradecidos, ofrecieron trabajar con mayor intensidad, así como tratar de organizarse mejor y proyectarse a las diferentes categorías de miembros de la comunidad.

Al caer el día del domingo 26, Mor Santiago Eduardo llegó hasta la comunidad de Mapá, del Centro Pastoral de San Sebastián Huehuetenango.

A recibirle estaba un nutrido número de niños, que le acompañaron desde el lugar en el que dejó el vehículo hasta la casa de oración en que se celebró la Liturgia.

Antes de la celebración, el hermano Damián, coordinador de la Comunidad, enseñó al arzobispo el progreso que se tiene en la construcción del nuevo y hermoso templo. Han logrado terminar las paredes y el techo. Ahora falta solamente hacer los remates, para poder comenzar a utilizar el mismo.

Durante la homilía, el arzobispo exhortó a los hermanos a centrar totalmente sus corazones en el Señor y a confiar incondicionalmente en Él, pues esto es lo que requiere el ser discípulos del Señor.

También les animó a intensificar su compromiso y proyección misioneras, a lo que los hermanos asintieron con disponibilidad y alegría de corazón.