El viernes catorce por la noche, Mor Santiago Eduardo tuvo la formación para catequistas de los sacramentos de la iniciación cristiana, de las comunidades que forman la parroquia de San Miguel Arcángel, Los Ángeles, California.

El tema se centró en torno a la preparación de aquellos que tienen uso de razón, para recibir los sacramentos de la iniciación cristiana.

El arzobispo hizo énfasis en que es fundamental tener conciencia de que aquí, el centro de atención es diferente de cuando se bautizan a niños pequeños. Mientras con los infantes, la atención de formación se dirige a padres y padrinos, aquí, se trata de quq quienes reciben los sacramentos tomen conciencia, se formen y hagan opciones personales de relación con el Señor y de servicio dentro de su iglesia.

Los hermanos tuvieron también la oportunidad de plantear varias preguntas para resolver sus dudas.

El sábado por la tarde, dio inicio el segundo curso de la Escuela de Formación Santiago Baradeo.

Los mismo alumnos que participaron en el primer curso son quienes están participando en el segundo crusto. Se trata de un camino de preparación para recibir las órdenes menores y, de esa manera, prepararse para servir mejor a las comunidades.

En este segundo curso se estudiarán particularmente escritos del Nuevo Testamento.

En el mes presente, se ha iniciado con el estudio de Los Hechos de los Apóstoles.

El sábado, al caer el día, Mor Santiago Eduardo llegó hasta la comunidad Nueva Vida, de la parroquia de San Miguel Arcángel, Los Ángeles, California, para encontrarse con los hermanos.

Celebró la Divina Liturgia, después de haber administrado el sacramento de la Reconciliación a quienes sintieron la necesidad de acudir al mismo.

Durante la homilía, el arzobispo explicó a los hermanos algunos rasgos de la maternidad de María, relacionados con los pasajes del Evangelio de San Juan.

También animó a los hermanos a tratar de utilizar con regularidad la guía con las lecturas bíblicas diarias, conocida como Iglesia en Marcha y a dar más intenso testimonio apostólico.

El sábado quince, por la noche, Mor Santiago Eduardo llegó hasta el ministerio El Pescador, de la parroquia de San Miguel Arcángel, Los Ángeles.

La visita comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a quienes sinteron la necesidad de acceder a él.

Durante la celebración de la santa misa, el arzobispo, a la luz de las lecturas, explicó en qué consiste la maternidad de la Virgen María, con respecto a la Iglesia.

Los hermanos participaron en buen número y con mucha devoción.

Después de la liturgia, el arzobispo, a pesar de lo tarde, tuvo un tiempo de formación para los hermanos del ministerio El Pescador, que pudieron permanecer.

El arzobispo explicó cinco razones por las cuales es muy importante tener un conocimiento de lo que es el papel de la Virgen María en la Iglesia Apostólica, de acuerdo al testimonio de la Sagrada Escritura.

María fue la primera renovada en el Espíritu Santo; María es el modelo de lo que significa aceptar la Palabra de Dios; María es modelo de lo que es se auténtico discípulo del Señor; María es modelo de la evangelización y María ha sido designada por el mismo Señor como madre del camino que hemos emprendido.

El arzobispo explicó en qué consiste cada uno de estos aspectos y los hermanos quedaron satisfechos de la formación

El domingo 16, el arzobispo llegó hasta la sede de la comunidad de Adoradores de Cristo Rey, para celebrar la santa misa para los servidores de las comunidades de la parroquia de San Miguel Arcángel, Los Ángeles.

Durante la homilía, el arzobispo hizo énfasis en el sentido que tiene la fe: se trata de un don de Dios que, si es aceptado realmente por el creyente, le transforma y se convierte en principio de toda su acción.

También animó a los hermanos a tratar de asumir un compromiso más fuerte en la vida de fe y a analizar si, realmente el estilo de vida refleja la fe que se dice profesar.

El domingo hacia media mañana, el arzobispo impartió la formación a un buen grupo de servidores de las diferentes comunidades de la parroquia de San Miguel Arcángel.

Se inició, durante un período de tres meses, la formación acerca del papel de María en la Iglesia Apostólica, de acuerdo al testimonio de las Escrituras.

En esta ocasión, se abordaron diversos aspectos por los cuales es esencial que se conozca a la Virgen María e, igualmente, se abordó el tema de María en el Evangelio de San Marcos.

Los hermanos tuvieron la oportunidad de plantear diferentes preguntas, las cuales fueron respondidas por el arzobispo.

Hacia el mediodía, se celebró la reunión del Consejo Pastoral de la Parroquia de San Miguel Arcángel.

Cada uno de los representantes de las comunidades, hizo una presentación de la marcha de las respectivas comunidades, haciendo, en general, un balance muy positivo del sentido de perseverancia y profundización en la identidad.

El arzobispo hizo énfasis en que es fundamental que se planifique de forma sistemática la proyección misionera, que se tenga apertura y tolerancia hacia todas las personas y que a todos, se les trate de dar un seguimiento personalizado, que les ayude a tener un crecimiento.

El domingo16 por la tarde, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Riverside, California, para tener un encuentro de formación con los hermanos.

En esta ocasión y, durante los próximos tres meses, al igual que en otras comunidades, se tendrá la formación sobre la Virgen María en la Iglesia Apostólica.

El arzobispo expuso las razones por las cuales es esencial descubrir el rostro de María y el fundamento de su presencia en la Iglesia Apostólica.

Además presentó la figura de María en el Evangelio de Marcos.

Los hermanos también tuvieron la oportunidad de proponer una serie de preguntas aclaratorias.

Hacia las siete de la noche del dominto 16, Mor Santiago Eduardo presidió la celebración de la Santa Misa con los hermanos de la comunidad de Santa María de Guadalupe.

Es evidente que el esfuerzo de los hermanos responsables está dando abundancia de frutos en el Espíritu Santo. El número de hermanos que participa va en aumento, así como su constancia y compromiso.

El arzobispo, a la luz de las lecturass bíblicas, abordó el tema de la fe, la cual es reconocida por el creyente, a través de los frutos que su presencia produce en la vida personal.

El arzobispo animó a cada participante a asumir las actitudes necesarias para poder tener el don de la fe y permitir que el mismo dé abundantes frutos de testimonio.

El jueves 20 de septiembre, como es habitual en esta época del año, se celebró un acto cívico, para conmemorar las fiestas patrias centroamericanas y de México.

Los seminaristas de cada uno de los países presentes en el seminario hicieron presentaciones históricas, culturales e incluso culinarias de los propios países.

Actualmente en el seminario hay seminaristas de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, México y Venezuela.

Fue un momento especialmente significativo para todos y de muy grata convivencia fraterna.

El viernes 21, el arzobispo inició la visita pastoral de la zona de la Costa Sur de Guatemala.

La visita inició en el Sector Oc de Pajales, de San Andrés Villa Seca, Retalhuleu.

Se trata de una nueva comunidad que se ha adherido recientemente a la iglesia y cuenta con unos 80 miembros, sumamente necesitados de atención y vida sacramental.

El arzobispo dio la bienvenida a los hermanos y les animó a ser perseverantes y fieles en la fe.

El sábado 22 por la mañana, en el Centro Misionero de San Pablo Jocapilas, Suchitepéquez, se llevó a cabo el Decanato para líderes de las diversas comunidades de la Costa Sur y de la Boca Costa.

Participó un buen número de hermanos, los cuales están siendo atendidos por el diácono Tomás Canajay.

Se desarrolló el tema previsto y los hermanos compartieron algunas opiniones sobre la marcha de las comunidades, las cuales, aunque sea lentamente, están en constante progreso.

El sábado 22, después del mediodía, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Xojolá, del municipio de Nahualá, Sololá, considerada parte de la Boca Costa.

Durante la celebración de la liturgia, el arzobispo instó a los hermanos a la fidelidad en el servicio del Señor y a tratar, por todos los medios posibles, de dar testimonio del Evangelio.

Los hermanos se encuentran animados y dispuestos a seguir misionando.

El sábado 22, a media tarde, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Yoxajá, de la Boca Costa de Nahualá, del departamento de Sololá.

Celebró la Divina Liturgia, después de administrar el sacramento de la Reconciliación.

Durante la homilía, animó a los hermanos a tratar de ser auténticos discípulos del Señor, imitando la actitud de la Virgen María, que es el modelo de lo que significa escuchas la Palabra de Dios y ponerla en práctica.

Al caer el día 22, el arzobispo llegó hasta la comunidad Nueva Generación de Nahualate, del municipio de Chicacao, del departamento de Suchitepéquez.

Con ocasión de la visita, el arzobispo administró el sacramento de la reconciliación a todos los que se acercaron a recibirlo, con actitud de humildad y sincero arrepentimiento.

También se celebró la Divina Liturgia y se oró por lo hermanos que necesitaban oraciones especiales.

El arzobispo animó a los hermanos a empeñarse con mayor intensidad en el testimonio del evangelio.

El domingo 23 por la mañana, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Cuyotenango, en el departamento de Suchitepéquez, para celebrar la Divina Liturgia.

Con ocasión de la celebración, se celebró también la boda de una pareja de hermanos.

El arzobispo habló acerca de lo que significa el amor conyugal y animó a los hermanos, tanto a los contrayentes como a los demás esposos, a vivir el sacramento del matrimonio con actitud de fidelidad y auténtico amor.

La actividad pastoral del arzobispo en la Costa Sur, terminó en la comunidad de Pajales, Anexo Dos, del municipio de San Andrés Villa Seca, Retalhuleu.

Aquí, además de la reconciliación y la misa, se administró la confirmación y el envío misionero a dos hermanos.

Durante la homilía, el arzobispo explicó cuál es la misión del cristiana y con qué actitudes está llamado a cumplirla, para que pueda dar los frutos deseados.

El domingo por la tarde, Mor Santiago Eduardo llegó hasta la comunidad de Monrovia, del municipio de San Juan Ostuncalco de Quetzaltenango.

Durante la celebración de la misa, a la luz de las lecturas bíblicas, el arzobispo animó a los hermanos a intensificar la entrega al Señor, como auténticos discípulos.

También se administró el sacramento de la reconciliación y se oró por quienes los necesitaban.

El lunes 24, en el Centro de Formación de Jumaj, Huehuetenango, se tuvo la reunión del presbiterio de la Vicaría de Huehuetenango.

La actividad comenzó con un breve retiro dirigido por el arzobispo para los presbíteros participantes.

Se vivió un espíritu de oración y de participación.

El arzobispo puso el ejemplo de la Virgen María, como el modelo de la actitud que se debe asumir, para poder ejercer un ministerio que sea eficaz y rico en frutos espirituales.

El lunes 24, por la noche, el arzobispo presidió la celebración de la Divina Liturgia, con administración del sacramento de la reconciliación, para el presbiterio de la Vicaría de Huehuetenango.

Actuaron como concelebrantes principales los padres Pedro González, José Alfredo Hernández y José Raúl López.

Durante la homilía, el arzobispo habló a la luz de las lecturas bíblicas, acerca de la fidelidad que se requiere, para que el ministerio tenga la eficacia que se desea.

Durante la reunión de la vicaría de Huehuetenango, fueron numerosos los momentos de oración en los que se pudo compartir la espiritualidad.

El hecho de que todos puedan tener el Libro de Oración Común de la Arquidiócesis, se ha constituido en un valioso instrumento que ha facilitado la oración comunitaria.

Durante la meditación, el arzobispo presentó diversos aspectos referentes a la Virgen María, como modelo de la actitud minsiterial con la que se debe responder al Señor y servier a su pueblo.

Dentro del tiempo que duró el encuentro de la vicaría de Huehuetenango, también fueron repetidas las ocasiones en las que se tuvo la oportunidad de compartir fraternalmente.

Uno de los aspectos en los que el arzobispo ha estado insistiendo repetidamente es en la urgencia de que todos los presbíteros tengan una vida de fraternidad.

La exigencia de la fraternidad presbiteral se encuentra en el mismo hecho de que el Señor, al enviar mensajeros y apóstoles, lo hizo siempre de dos en dos. Esto no solo es un apoyo recíproco sino un signo del amor fraterno que tiene que caracterizar a quien ha creído en el Evangelio y recibido el Espíritu Santo.

Durante la formación que se tuvo con el presbiterio, el tema escogido fue el de asuntos relacionados con el matrimonio de los fieles cristianos.

El arzobispo hizo una presentación de cuál es el concepto que se tiene de matrimonio y cuáles son los criterios que se deben seguir para la preparación a la administración del mismo.

También se amplió brevemente el diálogo sobre la cuestión de los procesos a seguir en el caso de los fracasos matrimoniales.

Los presbíteros mostraron profundo interés y gran participación durante la formación

Hacia el final de la mañana, el presbiterio tuvo la reunión sobre cuestiones pastorales de la vicaría.

Se habló especialmente sobre algunas cuestiones propias de algunas parroquias o situaciones especiales que quisieron compartir algunos presbíteros.

La próxima reunión se tendrá para el último lunes y martes del mes de Noviembre.

El jueves 27 por la mañana, prepararon el el seminario de Santa María del Nuevo Éxodo, un agasajo para celebrar el cuadragésimo cuarto aniversario de la ordenación presbiteral del arzobispo.

La celebración de la Divina Liturgia dedicada para tal evento, se pospondría hasta el miércoels tres de octubre, pero el agasajo fue preparado para ese día, después de la celebración de la Divina Liturgia de Santiago.

Durante las palabras de agradecimiento, el arzobispo hizo énfasis en el sentido que tiene el ministerio ordenado y en como se constituye en el sentido más profundo de la vida de quien ha sido elegido para tal encargo.

También el arzobispo exhortó a los seminaristas a prepararse para poder responder con generosa radicalidad a la llamada que el Señor les ha hecho.

El jueves 27 por la noche, el arzobispo llegó hasta el aeropuerto de Oaxaca, México, para dar inicio a la visita pastoral al Centro de México.

Le recibieron, junto a algunos fieles, los hermanos Wilber y José Juan, quienes son los responsables de la nueva misión que, a través de ellos, ha iniciado la iglesia en el área de Oaxaca

Al llegar al Centro Misionero Santa María de Guadalupe, en la proximidad del aeropuerto y sede de la misión de Oaxaca, el arzobispo pudo constatar todos los preparativos que tenían para la visita.

La sede de la misión ha sido adquirida y construida con el trabajo y el esfuerzo de Wilber y José Juan, quienes, durante más de diez años, han estado dedicando su tiempo y esfuerzo a iniciar esa obra.

Los hermanos se encontraban llenos de alegría y el gran algabrabía, para preparar los festejos de los dos días venideros, con ocasión de la primera visita del arzobispo.

El viernes 28, la visita del arzobispo comenzó con la llegada a la comunidad de San Agustín de Las Juntas, del Estado de Oaxaca, México.

Los hermanos salieron a recibir al arzobispo con una banda musical y una serie de jóvenes vestidas en trajes típicos de la región.

Al llegar, el arzobispo agradeció el recibimiento que se le había dado, así como el hecho de que hubieran respondido a la llamada que les ha hecho el Señor a adherirse a la Iglesia, Madre de todas las Iglesias

Dentro de la visita a Oaxaca, el arzobispo tuvo también algunos minutos para visitar el centro histórico de la ciudad.

Se visitó la catedral colonial, la plaza central y algunos otros lugares aledaños.

Se trata de una parte de la ciudad colonial, que refleja la importancia que tuvo hace varios siglos la ciudad de Oaxaca, como centro de esa parte de México.

El viernes 28, después del medio día, el arzobispo hizo una breve visita a la comunidad de la Colonia Emiliano Zapata, ubicada en el Municipio de San Bartolomé Coyotepec.

Los hermanos dieron la bienvenida al arzobispo y agradecieron su visita.

El arzobispo oró y bendijo a la comunidad y también otros objetos que le fueron presentados.

La parte central de la visita a Oaxaca tuvo inicio el 28 en la tarde, con la reunión en la misión de Santa María de Guadalupe, ubicada en Santa María Coyotepec, a pocos minutos del aeropuerto de la ciudad de Oaxaca.

De acuerdo a datos de los organizadores, para esa tarde, se contó con la presencia de más de 700 personas. Aunque había algunos invitados, la mayor parte eran fieles de la misión.

El arzobispo impartió formación durante un tiempo y los hermanos tuvieron la oportunidad de plantear una serie de preguntas, especialmente referentes a la identidad de la Iglesia.

Al final, los hermanos expresaron su gratitud por lo esclarecedor que había sido la formación.

Al caer del día 28, se tuvo la celebración de la Divina Liturgia con una muy nutrida participación de hermanos.

Se celebraron 23 bautismos e iniciaciones cristianos. Un buen grupo era de adultos, que nunca habían participado en la vida de ninguna iglesia.

También se dio la crismación a más de 60 hermanos, entre adultos y niños. Y un buen grupo de niños hizo la comunión solemne.

En la homilía, el arzobispo explicó el sentido que tiene la administración de los sacramentos que fueron administrados y los compromisos que generan, pues implica la adhesión íntegra a la Santa Iglesia Siro-ortodoxa de Antioquía.

El arzobispo tuvo la impresión de que los hermanos habían sido instruidos catequéticamente en forma conveniente y eran conscientes de lo que estaban haciendo y recibiendo.

Después de la celebración de la Divina Liturgia y de la administración de los diferentes sacramentos, los hermanos dirigentes de las comunidades habían preparado un pequeño ágape.

Los hermanos compartieron fraternalmente y dieron muestras de la alegría y el sentido profundo de fe que llenaba sus corazones y los de todas las familias.

El sábado 29 por la mañana, día en el que el arzobispo celebraba el cuadragésimo cuarto aniversario de la ordenación presbiteral, se celebró la ordenación como lectores y acólitos de los hermanos Wilber y José Juan.

Con esta ordenación, aún siendo menor, se crea un vínculo mucho más profundo de comunión entre las comunidades de Oaxaca y la Arquidiócesis de Centro América.

El arzobispo con tono emotivo, señaló diversos aspectos implicados en la recepción de las órdenes, como respuesta a un llamado que viene desde la misericordia y la gratuidad de Dios y que exige radicalidad y entrega total e irreversible al servicio de Dios y del pueblo suyo.

La visita a la misión de Oaxaca culminó con un ágape fraterno que se preparó para celebrar las ordenaciones de los nuevos diáconos. En la iglesia siro-ortodoxa, a todos los que reciben una órden menor se les llama diáconos y este título permanece hasta la ordenación como diácono completo. La diferencia se reconoce por forma de colocación que se hace de la estola.

Durante la visita del arzobispo, los diáconos también recibieron la noticia, que les alegró mucho, de que la Secretaría de Gobernación de México, había dado de alta la misión de Oaxaca, como parte de la Santa Iglesia. Ahora están esperando los documentos que den testimonio de que también han sido reconocidos como ministros de culto.

El sábado 29, al caer del día, Mor Santiago Eduardo llegó hasta el aeropuerto de la Ciudad de México y de allí fue conducido hasta la comunidad de Santa María de las Torres, Izcalli.

Los hermanos habían preparado la celebración de la divina liturgia, como signo de agasajo por el cuadragésimo cuarto aniversario de ordenación presbiteral del arzobispo.

Durante la homilía el arzobispo señaló el sentido que ha tenido para él el ministerio ordenado, primero como presbítero y en los últimos once años como obispo y arzobispo.

Indicó también la radicalidad que se requiere en el seguimiento, a pesar de las limitaciones humanas, que hacen parte también de la elección del Señor a sus elegidos.

Después de la celebración de la Divina Liturgia, los niños de la comunidad de Santa María de las Torres, prepararon un acto cultural por el aniversario de la ordenación del arzobispo.

Se trató de una serie de danzas locales, que los niños presentaron con mucha alegría.

El arzobispo agradeció la presentación

La celebración en la comunidad de Santa María de las Torres concluyó con una cena, compartida por los miembros de la comunidad, en honor del aniversario de ordenación del arzobispo.

En un ambiente de mucha fraternidad y familiaridad, se compartió durante cierto tiempo.

Al final, el arzobispo agradeció todas las muestras de cariño y adhesión a la Iglesia que dan los hermanos y les animó a seguir adelante, tratando de ser generosos, constantes y radicales en su vida de fe y en el testimonio del Evangelio.

El domingo 30, por la mañana, el arzobispo presidió la celebración de la misa dominical, para servidores de la Comunidad de Santa María de Las Torres, Izcalli.

Durante la homilía, el arzobispo expresó cuáles son las características que deben distinguir al auténtico discípulo del Señor y animó alos hermanos a asumir las actitudes que les hagan manifestarse en todo momento como auténticos discípulos de Cristo y miembros de la Iglesia, Madre de todas las Iglesias.

Los hermanos participaron con gran provecho y devoción.

Después de la celebración de la santa misa, el arzobispo tuvo la oportunidad de impartir la formación catequética los servidores de la comunidad local.

El tema desarrollado fue el de la Virgen María en las Sagradas Escrituras y en la Iglesia Apostólica.

Los hermanos, no solo siguieron la formación con gran atención sino, al final, tuvieron la oportunidad de plantear numerosas preguntas sobre diferentes dudas que tenían.

La visita a la comunidad de Santa María de las Torres, concluyó con un breve convivio de los servidores de la comunidad con el arzobispo.

Numerosos hermanos se acercaron al arzobispo para pedir oración y la bendición.

Al final el arzobispo agradeció al Padre Mario, encargado pastoral de la comunidad así como todos los miembros, todas las muertas de afecto y cercanía que dieron y les animó a seguir fieles en su pertenencia a la iglesia y en el testimonio del Evangelio.

El domingo al medio día, el arzobispo llegó hasta la sede de la parroquia de Santa María de los Lagos, en el municipio de Coyotepec, Estado de México.

Esta parroquia está a cargo del Padre Mario López, Vicario para las comunidades del centro de México.

Se pudo notar la consolidación de la membresía de la parroquia, así como su progresiva identificación con la fe y la liturgia de la santa Iglesia.

El arzobispo felicitó a los hermanos y les animó a seguir adelante con mayor compromiso y dedicación.

Después de la celebración de la Divina Liturgia, el arzobispo tuvo la oportunidad de impartir una breve enseñanza a los fieles.

También dialogó sobre el futuro de la parroquia.

Desde hace algunos meses, el templo ha sido dado de alta ante la Secretaría de Gobernación, lo que le da estabilidad a la presencia de la Iglesia en ese lugar.

A la luz de este hecho, animó a los hermanos a hacer el esfuerzo de terminar bien la iglesia y de proveerla de lo necesario para que pueda realmente tener el aspecto de templo parroquial y cumpla con eficacia las funciones que le corresponden como tal.

Al final de la formación, el arzobisp tuvo la oportunidad de encontrarse con numerosos de la fieles, miembros de la parroquia de Coyotepec.

Estos acudieron a pedir la bendición y oraciones al arzobispo.

Éste estuvo durante el tiempo necesario, orando por ellos e impartiéndoles la bendición.

La visita del arzobispo a las misiones del centro de México concluyó con la visita a la comunidad de la Natividad de la Virgen María, ubicada en Las Bombas, Tlalpan, Ciudad de México.

Esta comunidad está a cargo del Padre Dionisio Montiel y a la misa llegaron también algunos miembros de la comunidad de la Joya, ubicada en la salida hacia Cuernavaca.

Se administró la crismación a un numeroso grupo de hermanos de las dos comunidades presentes. Entre estos había tanto niños como adultos.

El arzobispo animó a los hermanos y al padre a tomar en serio su pertenencia a la santa iglesia, así com el compromiso de vivir la fe como lo hicieron los apóstoles y de dar testimonio del Evangelio con el mismo entusiasmo y eficacia con que ellos lo hicieron.