Después de un prolongado silencio, Mor Santiago Eduardo envió un mensaje a los presbíteros, diáconos, seminaristas y fieles de la Arquidiócesis.

En el mismo, se invita a todos a reconocer en estos tiempos de dificultad, un momento en el que Dios está llamando a la conversión, a la solidaridad y a la esperanza.

También informó la suspensión del calendario de actividades que se tenía hasta el primero de mayo. Las actividades será reprogramadas para una fecha posterior, una vez que se haya terminado el período de emergencia en el que nos encontramos.

La misa de renovación de los compromisos presbiterales ha sido trasladada para el martes 7 de julio, a la Basílica de San Juan Comalapa, con ocasión de la reunión semestral del presbiterio de las tres vicarías de Guatemala.

Además, el arzobispo ha exhortado a que, en el estricto cumplimiento de todas las directrices emanadas por los diferentes gobiernos, se garantice el acceso de los fieles, desde sus hogares al sacramentos del Cuerpo y la Sangre del Señor, así como de otros sacramentos de los que se tenga necesidad.

A continuación presentamos el mensaje en su totalidad.

El viernes 3, por la tarde, los seminaristas de la Arquidiócesis, del Seminario Santa María del Nuevo Éxodo, hicieron el Viacrucis a través del Seminario.

La oración fue transmitida en directo por la página de Facebook de la Arquidiócesis, para dar la oportunidad a muchos hermanos de poder unirse en la oración.

El seminario se encuentra actualmente en total cuarentena y aislamiento, sin embargo, ha seguido su vida normal de oración para pedir al Señor la bendición sobre toda la humanidad.

El viernes, al caer el día, el arzobispo presidió la celebración de la Divina Liturgia en el Seminario Santa María del Nuevo Éxodo, correspondiente al quinto viernes de Cuaresma.

Durante la homilía el arzobispo exhortó a todos los que estaban siguiendo la transmisión en vivo por las redes sociales a que trataran de vivir el tiempo como tiempo en el que Dios está ofreciendo la oportunidad de volver a Él y a descubrir su presencia en la vida de cada quien.

La transmisión de la liturgia fue seguida por más de 7000 personas, la mayor parte, miembros de nuestra iglesia, profundamente necesitados de experimentar la cercanía del Señor en estos momentos de dificultad.

El sábado 4, por la mañana, en la capilla del Seminario Santa María del Nuevo Éxodo, se celebró el rezo del oficio divino de Laudes y se tuvo una meditación.

La meditación giró en torno al sentido profundo que tiene la conversión, como cambio radical que hace que, en el corazón se sustituya la forma propia de pensar, de sentir y de actuar, por la de Dios.

El arzobispo hizo énfasis en la urgencia de reconocerse pecadores e insistió en que esto implica un acto de confianza, de abandonarse en las manos de Dios y de estar dispuestos a cumplir su voluntad.

El sábado a medio día, el arzobispo presidió la celebración de la Divina Liturgia en el Seminario Santa María del Nuevo Éxodo, la cual fue celebrada para implorar al Señor por toda la humanidad.

Durante la homilía, el arzobispo recordó que el presente momento que se vive, se debe tratar de descubrir el sentido profundo del encuentro con Dios, que nos ha elegido, a cada uno, para constituirnos en templos vivos de su presencia.

El arzobispo también animó a los hermanos a dejar de lado la nostalgia por lo que no se hará durante este tipo y a apreciar la oportunidad que el Señor nos está brindando, pues Él tiene el plan de hacer algo especial en la vida de cada quien.

El sábado, al caer el día, el arzobispo presidió la celebración de las primeras vísperas del domingo de ramos, en el Seminario Santa María del Nuevo Éxodo.

Se cantaron los salmos, se hicieron oraciones por las necesidades de toda la humanidad y se tuvo tiempo de adoración ante el Santísimo Sacramento.

El arzobispo, en su reflexión animó a todos a tratar de sintonizar con Dios interiormente, pues Él quiere manifestarse en la vida de cada quien, para llenarle con su amor.

El domingo 5, día en que se celebra el Domingo de Ramos, la actividad en el Seminario comenzó con el canto solemne de los Laudes, seguido de una meditación.

En la meditación el arzobispo explicó en qué consiste la oración, de acuerdo a la perspectiva que nos dan las Sagradas Escrituras.

El arzobispo explicó cómo la oración es más una actitud de constante comunión con Dios, que se descubre, por la acción del Espíritu Santo, como el manantial de vida, que surge desde lo más profundo del ser.

El arzobispo terminó exhortando a todos a tratar de vivir este tiempo de cuarentena como una oportunidad para encontrarse con el Dios vivo, para descubir lo que significa vivir en actitud de oración, como comunión constante con el Señor, Padre bueno y misericordioso.

El domingo 5, después del medio día, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia del Domingo de Ramos, con la cual inició la celebración de la Semana Santa.

En la homilía el arzobispo hizo énfasis en la importancia de convertirse en alabanza viva al Señor, abriendo el corazón para cumplir integramente su divina voluntad.

Se oró intensamente para que el Señor tenga misericordia de toda la humanidad y para que, todos los seres humanos, dirigiendo la mirada al Padre, por medio de su Hijo ünico, Jesucristo, reciba la participación en la salvación.

El domingo por la tarde, en el Seminario de San Lucas Sacatepéquez, se celebró el canto de las Vísperas Solemnes, seguido de una meditación dirigida por el arzobispo y de la bendición con el Santísimo Sacramento.

El arzobispo exhortó a todos los presente y a quienes seguían la transmisión por las redes sociales, a hacer un esfuerzo sincero por aprovechar este tiempo de cuarentena a la oración y al encuentro con el Dios vivo.

También hizo énfasis en que el hecho de que no se pueda compartir materialmente con los demás, por el hecho de la misma cuarentena, no debe impedirnos el sentirnos que, en Cristo estamos en comunión con todas las personas, especialmente las más pobre y necesitadas y, desde la oración, debemos experimentar la comunión viva que mantenemos con ellos.

El lunes, por la mañana, en la capilla del Seminario Santa María del Nuevo Éxodo, se celebró el canto solemne de los laudes, presidio por el arzobispo.

Durante la meditación, el arzobispo desarrolló el tema del sentido del Ayuno.

Hizo énfasis en la necesidad de abstenerse de alimentos, como una forma de disponer la parte corporal para abrirse a Dios. Sin embargo, enfatizó que lo esencial es el ayuno de toda forma de autosuficiencia o de egoísmo, pereza, depresión o sentimientos negativos, pues eso impide que Dios llegue al corazón del creyente, para transformarlo.

El lunes santo, 6 de abril, por la noche, Mor Santiago Eduardo Aguirre, presidió, en el seminario de San Lucas Sacatepéquez, la divina liturgia. Concelebraron los padres José Ramón y Edwin.

Durante la homilía, el arzobispo explicó en qué consiste la justicia que el Señor Jesucristo viene a instaurar. Hizo énfasis en que la misma, está relacionada con la instauración del Reino de Dios en cada creyente y en el devolver a cada ser humano la dignidad de ser hijo de Dios.

También hizo énfasis en que esa presencia del Reino de Dios en el creyente, es lo genera la auténtica solidaridad y el amor al prójimo, como lo ha enseñado Jesucristo.

El marte 7, por la mañana, en el Seminario Santa María del Nuevo Éxodo, el arzobispo presidió la solemne celebración del Oficio Divino, en San Lucas Sacatepéquez.

Durante la meditación el arzobispo habló acerca de la cuestión de la limosna: hizo énfasis en que no es tanto la cantidad que se dé, sino el hecho de ofrecerse a sí mismo.

A este respecto, animó a cada quién a ofrecerse como hostia viva, es decir, como ofrenda al Señor, para convertir, desde el encierro en que se vive actualmente, la propia vida en una ofrenda para bendición de toda la humanidad.

También animó a la solidaridad con la certeza de que, quien se entrega a sí mismo y comparte, recibirá del Señor todo lo que necesite en cada momento.

El martes 7, Mor Santiago Eduardo presidió la Divina Liturgia en el Seminario Santa María del Nuevo Éxodo, San Lucas Sacatepéquez. Concelebraron los formadores del seminario y participaron los seminaristas.

En la homilía, el arzobispo enfocó el sentido de las razones por las cuales Judas traicionó al Señor e invitó a todos los que participaban en la liturgia y la seguían por la redes sociales a evitar esa tentación, adoptando el proyexto de Jesús.

También hizo énfasis en que el mismo se centra en torno a la llegada del Reino de Dios a la vida de cada creyente, lo cual viene a transformar a la persona y darle un sentir como el mismo Dios.

El miércoles santo, por la mañana, se celebró la Liturgia Solemne de Laudes en el Seminario Santa María del Nuevo Éxodo, San Lucas Sacatepéquez.

En la meditación el arzobispo abordó el tema de la Palabra de Dios. Explicó cómo en la Sagrada Escritura, nunca se identifica ésta con la Palabra de Dios. Pues la Palabra es siempre algo que baja desde lo alto.

Luego se explicó que en Jesucristo la Palabra de Dios se hizo carne, de una vez para siempre y que el acceso a esa Palabra está mediado por la vida sacramental de la Iglesia.

El miércoles por la noche, el arzobispo junto a los formadores del seminario Santa María del Nuevo Éxodo, presidieron la solemne liturgia del miércoles santo.

En la homilía el arzobispo subrayó la necesidad de fundamentar toda la vida en la confianza en el Señor, para tener la fortaleza necesaria para afrontar las dificultades que se presentan en la vida. En contraposición a esta actitud, el arzobispo presentó la figura de Judas que traicionó al Señor porque había antepuesto su proyecto de realización del reino al proyecto de realización del Reino de Dios, como Jesús lo presentaba.

El arzobispo invitó a todos los que estaban conectados o fueron alcanzadas por la transmisión, que fueron más de tres mil tres cientas personas, a tratar, con humildad de adoptar el proyecto de Jesucristo.

Se celebró en forma completa la Divina Liturgia de Santiago, como se celebra en el Oriente.

El jueves santo por la mañana, se celebró solemnemente el canto del oficio divino en el Seminario Santa María del Nuevo Éxodo, de San Lucas Sacatepéquez.

El arzobispo, en la meditación, se refirió al sacramento de la Eucaristía, a través del cual, el misterio de la Palabra de Dios hecha carne, se nos comunica y nos da la vida eterna.

El arzobispo también explicó el sentido que tiene el uso de pan con levadura en la celebración de la Divina Liturgia, al igual que lo hizo Jesús en la última cena.

El jueves santo, al caer del día, en el Seminario Santa María del Nuevo Éxodo, de San Lucas Sacatepéquez, se celebró solemnemente la Divina Liturgia, recordando la institución de la Eucaristía.

La liturgia fue presidida por el arzobispo Mor Santiago Eduardo y concelebraron los padres formadores José Ramón y Edwin, habiendo participado todos los seminaristas.

En la homilía el arzobispo hizo énfasis en que el gesto que hizo Jesús de lavar los pies, dentro de la simbólica de San Juan, indica el gesto de entregar la vida y que, al ordenar hacer lo mismo a todos los creyentes, están invitándonos a todos a entregar nuestra vida por toda la humanidad.

El viernes santo, por la mañana, en el Seminario Santa María del Nuevo Éxodo, el arzobispo presidió la celebración solemne de los laudes y compartió una meditación.

El tema de la meditación se centró en torno a la fe. El arzobispo comenzó indicando algunas formas de práctica religiosa que popularmente se llaman fe y que, sin embargo, no corresponden con lo que es el testimonio bíblico de la fe.

Seguidamente, en torno al texto de la confesión de Pedro del Evangelio de Mateo, el arzobispo insistió en que la fe es un don que da Dios, que viene del cielo y que nos hace nacer de nuevo, por la presencia del Espíritu Santo.

El viernes santo, al final de la mañana y principio del medio día, se celebró en el seminario Santa María del Nuevo Éxodo, el rezo del Via Crucis.

Fue presidido por los padres formadores del seminario José Ramón y Edwin y diferentes seminaristas tuvieron a su cargo el rezo de las diferentes estaciones.

Al final, el arzobispo dio un breve mensaje y concluyó el rezo del Via Crucis.

El viernes santo por la noche, en el Seminario Santa María del Nuevo Éxodo de San Lucas Sacatepéquez, se celebraron los solemnes oficios del Viernes Santo.

La ceremonia fue presidida por el arzobispo, compartieron los padres José Ramón y Edwin y participaron también todos los seminaristas.

Después de la lectura de la Pasión según San Juan, la cual fue proclamada por el arzobispo y los dos padres, el arzobispo hizo una reflexión sobre el misterio de la muerte de Cristo, como camino que lleva a la resurrección de cada uno de los fieles.

Puso como ejemplo de la actitud que se debe asumir para participar en la resurrección del Señor, la actitud de la Virgen María, quien fue dejada como modelo y madre de la nueva creación que nace de la cruz de Cristo.

El sábado santo, por la mañana, en el seminario de San Lucas Sacatepéquez, se celebró el cano solemne de los laudes y el arzobispo compartió una meditación.

La meditación giró en torno al tema de la fe. A partir del texto de Mateo 16,18, el arzobispo explicó dónde se encuentra el fundamento de la iglesia; por qué la muerte no tiene poder sobre esta iglesia y en qué consiste el poder de las llaves del Reino que el Señor confió administrar al apóstol Pedro y a los demás apóstoles.

El arzobispo terminó la meditación exhortando a todos a vivir la experiencia de la resurrección del Señor, no como un hecho del pasado sino como el milagro maravilloso que el Señor quiere realizar en la vida de cada uno de los creyentes.

El sábado 11, al caer el día, en el Seminario Santa María del Nuevo Éxodo, de San Lucas Sacatepéquez, se celebró la solemne vigilia pascual.

Fue presidida por el arzobispo, Mor Santiago Eduardo y concelebrada por los padres José Ramón y Edwin, habiendo participado los seminaristas.

Después de la bendición del cirio pascual y del canto del pregón pascual, se hicieron las lecturas del Antiguo y del Nuevo Testamento y el arzobispo recordó a los participantes que la resurrección, para el creyente, no es un hecho del pasado sino una realidad que sacramentalmente se hace presente en la Eucaristía y, a través de la comunión, la misma se comunica a cada uno de los que con fe, se acercan a participar.

Después se hizo la bendición del agua y la renovación de los compromisos bautismales.

El domingo 12, por la mañana, el arzobispo presidió la solemne celebración de los Laudes y, seguidamente se compartió con todos una meditación, sobre la iglesia.

El primer aspecto que recordó el arzobispo fue el hecho de que el envío del Espíritu Santo, según los diferentes testimonios de las Escrituras, se realizó en lugares y tiempos diversos. Sin embargo, el hecho del derramamiento del Espíritu, consstituye el momento en el que nació la iglesia.

Por otra parte, el arzobispo explicó que fue en Antioquía en donde la iglesia comenzó a existir como entidad autónoma y, por estar abierta a todos, como realidad "católica". Finalmente explicó que fue, precisamente el hecho de su catolicidad, lo que llevó a que los discípulos del Señor buscaran como nombre que les identificara el nombre de "cristianos", es decir, de "ungidos por el Espíritu de Dios", al igual que el Señor.

El domingo 12, al caer el día, en el seminario Comunión Santa María del Nuevo Éxodo, se celebró la Divina Liturgia de la Resurrección del Señor y, dentro del marco de la misma, se cantaron las Vísperas y las Completas.

El arzobispo explicó cuál es la razón por la cual nosotros hoy estamos celebrando el domingo de resurrección, mientra que en el oriente apenas hoy se está celebrando el domingo de ramos.

En la homilía, el arzobispo recordó cómo la celebración de la resurrección tiene que generar en cada uno de los creyentes, un compromiso análogo al que se generó en los apóstoles cuando tuvieron la experiencia del Señor resucitado.