Adentrarse en el complejo mundo del mito y del ritual es emprender un camino sin retorno cuyo destino es desconocido
para quien el viaje. Aunque se disponga de mapa y brújula, es decir, las herramientas cognitivas y conceptuales que proporciona
la Ciencia, el estudio y la experiencia de lo que mito y ritual transmiten suele afectar a las convicciones más profundas
del viajero.
Es indiferente
si el viajero cuenta con la Ciencia como base de convicciones, si cuenta con una ideología o filosofía que estructure su mente
o si es persona de creencias religiosas: el contacto con las creencias y experiencias de otras culturas pondrá seguramente
en cuestión todo aquello que siempre ha tenido por correcto. Siempre y cuando el viajero sea lo suficientemente honesto consigo
mismo como para admitir que desde su visión del mundo -cualquiera que sea- hay cosas difíciles de explicar.
Una guía
de viaje El estudio del mito y el ritual de otras culturas y de la propia cultura occidental es comparable a la práctica de
la espeleología.
Quien haya
practicado alguna vez la exploración de simas y cuevas recordará cómo cualquier preparación teórica quedaba en nada ante el
abismo negro en el cual se disponía a entrar. Toda racionalización sobre geología, los caminos del agua entre los diferentes
tipos de mineral que componen la roca, sobre las estructuras kársticas; cualquier conocimiento quedaba anulado frente a las
sensaciones de peligro e incertidumbre, frente a oscuros sueños infantiles, frente a lejanas historias que dormitaban en el
fondo de la memoria y parecían adquirir visos de plausibilidad.
Al final
no queda más remedio que descender - o ascender, según dónde se encuentre la cueva - para lo cual hacen falta
cuerdas, tensores, clavos, burletes, saber hacer nudos, así como poleas y otros utillajes. Y mucho valor.
En este
capítulo se intentarán presentar las herramientas necesarias para penetrar en la sima de los mitos.
Independientemente
de la evolución histórica de mito y ritual, así como de las diferentes teorías elaboradas para explicarlos, los conceptos
más importantes a la hora de estudiar este mundo son los siguientes:
Vida y muerte
Cosmogonía
Creatividad
cultural y recontextualización
Representación
Relato
Mito
Lo sagrado
y lo profano
Símbolo
Rito y ritual
A continuación
se hará una descripción de cada uno de estos conceptos para que el lector los emplee como herramientas cuando en esta sección
se incluyan textos sobre mitos, descripciones sobre experiencias míticas, religiosas y chamanísticas, debates y controversias,
así como lecturas de autores.
Vida y muerte
Para Bronislaw
Malinowski la muerte es el origen de toda religión.
Otros autores
van más allá; afirman que la consciencia del ser humano de su propia mortalidad y el miedo a la muerte es el origen de toda
cultura (Barley 1995). No se sabe si algunos animales tienen consciencia de que van a morir, aunque en la mayoría de ellos
existen reacciones programadas para evitar la muerte: miedo, agresión, huida, etc. Lo que sí es seguro es que los humanos
saben que van a morir y han elaborado múltiples respuestas para intentar superar la angustia que sienten ante este hecho.
Al contrario
de lo que proclama el paradigma biomédico que rige en occidente, la muerte no es un mero hecho biológico. Desde el punto de
vista biomédico un organismo no está vivo cuando ciertos indicadores dejan de ser mensurables. Ello implica que toda muerte
tiene una causa médica, incluida la de aquellas personas que a sus 98 años viven en un organismo muy desgastado.
Desde este
punto de vista, la muerte es un hecho biológico individual que provoca diferentes reacciones emocionales en quien sabe que
la va a sufrir como en aquellas personas vinculadas por lazos de parentesco, amistad o rivalidad con quien muere. Sin embargo,
en la mayoría de las culturas del mundo, incluida la occidental, la muerte no sólo es un estado físico, sino es también un
estado emocional, y social. Pero sobre todo ritual y mítico (Barley 1995).
Ante
la muerte la gente se pregunta "¿por qué?" Y ese "¿por qué" es el origen de numerosos mitos que explican por qué la muerte
llegó a los hombres y mujeres (o a los seres vivos en general) y que permiten, hasta cierto punto, tener la sensación de que
es controlable. No hace nada distinto la ciencia cuando inquiere por las causas médicas de la muerte (cosmogonía) y la manera
de evitarlas (control).
La
búsqueda por entender la muerte genera mitos para explicarla y ritos para "controlarla" (o controlar las emociones de angustia,
tristeza, miedo, etc. que produce), pero también produce instituciones: desde la brujería hasta el hospital, pasando por el
cementerio, los sistemas de sanidad públicos y privados, el chamanismo, las religiones y las iglesias, las compañías de seguros,
la ciencia y las artes.
La muerte
no es la única fuente de ritos y mitos. La vida en sus diferentes manifestaciones también lo es: nacimiento, reproducción,
cosechas, fenómenos biológicos, estaciones climatológicas, producción económica, etc. también son causa de infinidad de explicaciones
míticas, así como de ritos que pretenden hacer comprensibles, controlables e influenciables estos acontecimientos.
También
la vida en todos sus manifestaciones hace que la gente se pregunte "¿por qué?".
De las incontables
respuestas a esa pregunta han nacido todos los mitos de la creación - incluida la búsqueda científica sobre el origen del
Universo - los ritos de paso, los actos mágicos o racionalistas para incrementar la producción de bienes económicos, así como
un sinnúmero de instituciones culturales: la circuncisión, el bautismo, las religiones y las iglesias, la ciencia, las artes,
la agricultura, las celebraciones de cosecha, los ritos de fertilidad, los hospitales, los relatos orales, la escuela, etc.
Cosmogonías
Los mitos
y los ritos no sólo se esfuerzan en dotar de significado (es decir, hacer comprensible
y "controlable") a las categorías vida y muerte, sino en unir a ambas o en trascender la polaridad entre ambas. Las cosmogonías
suelen ser sistemas que explican el mundo, que tratan de explicar la relación entre la vida y la muerte, el paso de una a
otra (y generalmente el retorno cíclico a la vida) y el lugar de los hombres dentro del entramado de estructuras y relaciones
del universo (cualquiera que sea el sistema representado).
Desde el
punto de vista biomédico, lo que no está vivo está muerto.
D esde otros
muchos puntos de vista lo que está muerto puede estar vivo (espíritus, dioses, almas, reencarnaciones, etc.). En las culturas,
también en la occidental racionalista, las categorías vivo y muerto no son absolutas, ya que dependen de otras categorías
como aquí (en este lugar, en este tiempo, en esta dimensión) y allí (en otro lugar, en otro tiempo, en otra dimensión), cuerpo
terrenal y cuerpo espiritual, diferentes nociones de tiempos, comunicación (con los que no están aquí), lo interior y lo exterior,
el orden del mundo y el caos y muchas otras.
Cosmogonías
hay tantas como culturas, o más, ya que dentro de una cultura pueden existir varias cosmogonías rivales o complementarias.
Cada una
de ellas ha dado una serie de productos culturales como las religiones, las iglesias y los sacerdotes, es decir, construcciones
sociales y personas cuya función es tener contacto con lo que no está "aquí". Pero también han producido los sistemas científicos
y de reproducción del conocimiento como laboratorios, universidades, ministerios de educación y partidas presupuestarias dedicadas
a la investigación.
Creatividad cultural y recontextualización
La cultura,
sea cual sea la definición que de ella se haga, no es algo estático, sino que se crea y recrea a diario. La creatividad, siguiendo
a Paul Bohannan (1992), es fácil de describir, pero no fácil de realizar. Para Bohannan la creatividad cultural parte de dos
premisas.
Atreverse
a cuestionar el programa estandarizado que la cultura propone para hacer cosas (algo que solamente se puede hacer si se conoce
a fondo la propia cultura o bien si se trata de actos inconscientes).
Extraer
las ideas de un contexto y transplantarlas a otras. Es decir, recontextualizarlas.
Una idea
muy extendida es que las sociedades "primitivas" o las tradicionales (por ejemplo, las sociedades campesinas) apenas crean
nada, ya que el peso de la tradición les impide cualquier cambio. En este sentido es preciso aclarar que las estructuras y
creencias (las tradiciones) se mantienen mientras a una sociedad le son útiles y no se vislumbran alternativas. Cuando dejan
de ser útiles, hay personas o grupos que ponen en cuestión esas premisas culturales.
Generalmente
solamente es tras un largo proceso de retroalimentación y resistencia que se produce un cambio.
Este hecho
puede verse en el largo proceso por el cual la Iglesia Católica fue perdiendo el monopolio de la "verdad" sobre la explicación
del mundo. Ya en el siglo XV había personas que encontraban poco satisfactorias las respuestas que daban el libro del Génesis
y las tradiciones aristotélica y ptolemaíca a los fenómenos naturales. Es decir, para algunas personas y sectores de la sociedad
europea ese modelo ya no funcionaba bien. Se inició así un proceso de cambio que duró casi cuatro siglos por el cual el monopolio
de la "verdad" ha pasado de manos de la Iglesia Católica a la "Ciencia". Se tiende a representar ese proceso como una batalla
entre fe y razón, pero no fue más que una batalla entre grupos de interés. No toda la Iglesia se cerró a las propuestas de
la Ciencia y no todos los científicos quisieron acabar con las explicaciones religiosas sobre el Universo (por ejemplo Leibniz
o Pascal).
De modo
que los seres humanos adaptan su entorno físico y cultural en función de sus necesidades materiales, psicológicas y culturales.
Por tanto,
la cultura puede verse como una mezcla de herramientas y significados (Bohannan 1992). Estos últimos nos informan sobre cuándo
las herramientas, acciones o ideas son eficaces y cuándo no.
Cuando esto
sucede se reforman creativamente las herramientas, acciones e ideas de esa cultura.
Los mitos
y ritos, como se verá más adelante, son creaciones culturales, cuya recontextualización es un síntoma de cambio social.
Un chiste
gráfico en un periódico en el que Dios (representado por el ojo en su triángulo) haga una pregunta que al lector le parezca
graciosa es una recontextualización en la esfera profana de un símbolo de la esfera religiosa. Más allá del chiste esta recontextualización
informa de que Dios es algo de lo que uno se puede reír. Sin embargo, el Jesucristo del Juicio Final de Miguel Ángel informa
que a Dios hay que temerlo.
Representación
La vida
cultural cambia a ritmos rápidos o lentos, armonioso o violentos, pero se representa siempre. Los procesos agrícolas, comerciales
e industriales que se realizan en la vida laboral, las herramientas técnicas, los programas informáticos, los libros …
todo ello almacena la cultura y permanece en la memoria de las personas.
Pero para
ser cultura debe representarse. La metáfora teatral de la vida real como un drama ha sido siempre muy poderosa. Por eso el
antropólogo Ralph Linton elaboró la idea de "papel" o "rol". Desde entonces la expresión "actor" se ha convertido en una metáfora
habitual en ciencias sociales para expresar a una persona o institución que representa un papel social (Bohannan 1992). Victor
Turner acuñó la idea de sociodrama al estudiar los símbolos de ciertas sociedades africanas, mientras que Erwing Goffman aplicó
la noción de rol a las actividades de los individuos en su vida cotidiana.
Somos seres
vivos y obedecemos a nuestras necesidades de alimento, abrigo, sexo, afecto: pero lo hacemos según conductas aprendidas.
Comemos:
pero lo hacemos a unas horas determinadas y con unos instrumentos determinados. Dormimos, pero unos duermen en hamacas, otros
en camas y otros sobre hojarasca. Hacemos el amor, pero en la India puede tratarse de un acto religioso sumamente elaborado
y ritualizado, mientras que en los baños de una discoteca berlinesa es un acontecimiento más bien veloz y carente de elaboración.
Es decir,
cada uno de nuestros actos se realiza siguiendo un "papel" que hemos aprendido, si bien cada cual añade su propia impronta
personal. Existen roles simples, como ser anfitrión en una fiesta.
Existen
roles complejos como la paternidad y la maternidad. Existen roles políticos (ciudadanía), religiosos (feligresía) o económicos (profesiones). Y todos esos roles se representan a lo largo del día o del año múltiples
veces.
El representante
informa a la audiencia (vecinos, feligreses, jefes, compañeros o subordinados) mediante la ejecución de su rol de que hace
lo que se espera (o no se espera) de él. Por ejemplo, un joven que confesase su homosexualidad a su madre la estaría informando
que él no reproducirá la estructura familiar de la cual proviene, que él no encaja en las categoría de hijo que la madre esperaba
que representase y que la madre probablemente no ejercerá el rol de abuela que le hubiese correspondido.
Las cosmogonías
también se representan. Precisamente a través de los mitos y los ritos. Levi-Strauss describe en su Tristes Trópicos cómo
algunas aldeas de ciertas tribus indias de Brasil reproducían la cosmovisión de estos indios a través de la configuración
espacial de la aldea (o viceversa). Los católicos representan en la misa la muerte y resurrección de su dios y con ello dotan
de significado (comprensión y control) a su propia muerte.
También
las cosmogonías laicas son representadas. La idea de que el universo no es divino, sino tan material como el agua o las rocas,
tiene como efecto que el ser humano se atreva a explorarlo y ponga en marcha una compleja maquinaria científica, tecnológica,
industrial y burocrática para la exploración y el aprovechamiento comercial (la materia es comercializable; si el universo
es materia) del espacio. La idea de que los seres humanos son iguales independientemente de su etnia, sus creencias y sus
posesiones se representa en las democracias a través del ritual de las elecciones.
Relato
Toda representación
es un relato o una narración. Un discurso, siguiendo a Foucault, un texto abierto a la interpretación en palabras de Clifford
Geertz o un sociodrama, como lo llamaba Turner.
Las narraciones,
estén éstas codificadas como tales (cuentos, chistes, leyendas, literatura, poemas, transmisión oral, etc.) o bien camufladas
debajo de hechos sociales (en la línea de Goffman o de Geertz), informan sobre las premisas de la cultura. Los relatos contextualizan
y recontextualizan (como el chiste gráfico sobre Dios mencionado anteriormente) los sucesos de la vida: los cotidianos y los
de la vida interior de los individuos. No sólo el contenido, la estructura o la forma del relato nos informan sobre una cultura.
Por ejemplo, para Paul Bohannan (1992) el hecho de que hoy en día los relatos tengan derechos de propiedad quiere decir que
las historias pueden ser compradas o vendidas, mientras que en otras sociedades eran propiedad colectiva.
Mito
Los mitos
son un tipo especial de relato. Como los demás relatos son una representación. En las sociedades ágrafas, además suelen ser
representados a través del ritual. Donde no hay escritura, la representación es la única forma de conservar los mitos.
Probablemente
quien más se haya ocupado del análisis de los mitos desde la antropología haya sido Claude Levi-Strauss, quien desde el estructuralismo
intentó analizar la estructura de los mitos.
Según Levi-Strauss,
si se prescinde del contenido específico de los mitos se pueden observar muchas similitudes entre los mitos de casi todas
las culturas del mundo. Ello se debería a que la estructura de los mitos es similar en todas las culturas. Partiendo de la
analogía con la gramática estructural de Sausurre, que descompone las oraciones en unidades cada vez más pequeñas hasta encontrar
en su estructura profunda los fonemas y los morfemas, Levi-Strauss descompone los mitos en mitemas1. Éstos se ordenan en una
matriz para poder estudiarlos sincrónicamente y diacrónicamente (éste es otro préstamo del la lingüística de Sausurre, quien
distingue entre lengua y habla). El estudio sincrónico de un mito consiste en su análisis total en un momento histórico dado,
mientras que el diacrónico se ocupa de la evolución del mito a lo largo de la historia.
El análisis
estructural del mito no es objeto del presente artículo, pero se detalla porque la conclusión a la que llegó Levi-Strauss
fue que los mitemas formaban unidades en oposición (por ejemplo altruismo contra egoísmo) que reflejan los valores profundos
de una sociedad dada, en la cual estos valores están en pugna. Para Levis-Strauss las estructuras no son manifestaciones concretas
de la realidad; son modelos cognitivos de la realidad.
La conclusión
de Levi-Strauss permite mostrar que los mitos poseen varios componentes, además de la estructura (Bohannan 1992):
1. Contenido:
los sucesos que tratan de la creación del universo y la cultura.
2. Forma:
el mito como relato puede adoptar múltiples variantes narrativas (icono, ritual, narración, película, danza, etc.)
3. Función:
proporcionar ejemplos morales y religiosos.
4. Contexto:
generalmente es un contexto ritual, pero el mito puede ser recontextualizado en muchas otras dimensiones de la vida.
5. Estructura:
los mitos de construyen de acuerdo a ciertas estructuras, tales como la oposición entre bien y mal, la división del mundo
en material y espiritual, etc. Estas estructuras, al contrario, de lo que propugna Levi-Strauss, no tienen por qué necesariamente
universales.
Las teorías
sobre los mitos y los rituales suelen seguir las grandes corrientes de las ciencias sociales: explicaciones funcionalistas,
estructuralistas, postmodernas, materialistas, marxistas, psicologistas, historicistas, etc. El estudio de los mitos está
repleto de controversias. El mito es más rico que la leyenda y la historia de ficción porque ejerce un efecto poderoso sobre
las culturas que lo originaron y aún en otras (piénsese en la influencia que aún tienen los mitos griegos en Occidente). La
noción de mito enfrenta a la noción de verdad. Si la ficción resulta verosímil y en las leyendas se admite que puede haber
un fondo considerado como verdadero, el mito tiene un poder más allá de su contenido y se toma como verdad aunque no sea crea
en él, como ocurre por ejemplo cuando se habla del "complejo de Edipo", el "mito del eterno retorno", del "pecado original"
o de vivir una "odisea". Lo que sucede es que una ficción, sin ser verdadera en el sentido de que ocurrió realmente, se reproduce
en muchas verdades.
En
este sentido - la verdad "revelada" por el mito, no pueden faltar en esta guía de viaje dos autores, que no por controvertidos
dejan de ser originales. Ambos plantean cuestiones que no pueden acallarse con un mero "eso no es ciencia". Se trata de Mircea
Eliade y Carl Gustav Jung. Probablemente nadie haya dedicado más esfuerzo y más profundidad al estudio del mito que ellos
y probablemente nadie haya intentado con tanta pasión y rigor científicos intentar demostrar la validez de los mitos y los
rituales para el hombre moderno.
La vida mítica…
Aunque se
volverá sobre el pensamiento de Eliade en el apartado "lo sagrado y lo profano" baste mencionar que para Mircea Eliade el
mito es algo vivo para el hombre religioso. Por persona religiosa no se entiende a alguien que cree en una fe, sino a alguien
que "vive" en contacto con "lo divino". De acuerdo con el pensador rumano, la persona que es capaz de pensar dentro de la
lógica del mito lo vive como auténtico y el mundo real es el mítico, mientras que el que al hombre profano le parece el mundo
real no sería más que una sombra sin alma. Que el mundo físico o la realidad histórica parezca contradecir al mito no supondría
ningún problema para la persona religiosa, ya que tiene consciencia de que la "verdad" revelada a través del mito (y revivida
a través del ritual) se expresa en símbolos.
Muchas culturas
viven así. Para los aborígenes australianos el mundo está siendo aún creado y todo es sagrado: los animales, las plantas,
el aire …Para los aborígenes cualquier cosa o suceso es una manifestación de la divinidad (Bohannan 1992). En Kamchatka
he visto a chamanes indígenas itelmenos relatar sus experiencias en el mundo sobrenatural, sin que ello entrase en contradicción
con el hecho de que viviesen en apartamentos, tuviesen automóviles, hubiesen sido miembros del Partido Comunista en los tiempos
soviéticos y que sus hijos jugasen con play stations.
…y
la vida mítica en la cultura moderna occidental
A quien le resulte difícil imaginar cómo se puede
vivir en dos lógicas aparentemente contradictorias que intente recordar su infancia. Los niños tienen la asombrosa capacidad
de "ver" un barco pirata donde hay una mesa sobre la que juegan un avión donde hay un columpio y una pistola donde sólo hay
un dedo. Al mismo tiempo son conscientes de que la mesa no navega, el columpio no vuela realmente y que el dedo no mata. En
ellos conviven las dos lógicas. Lejos de ser producto de una mentalidad poco desarrollada (o primitiva si en lugar de niños
hablásemos de aborígenes australianos o de católicos comulgando) se trata de una habilidad que permite habitar varios mundos,
enriquecer la vida a través de la imaginación y de desarrollar la personalidad.
No sólo los niños viven en el mundo mítico. También
los adultos occidentales lo hacen, especialmente cuando se enamoran, cuando tienen experiencias poéticas o cuando sufren una
fuerte identificación con sus trabajos. El estado de enamoramiento permite acceder a realidades y sentimientos que "no existen"
objetivamente, pero que logran que la persona enamorada acceda a partes de su personalidad a las que no se accede de ningún
otro modo. Se comunica con el ser querido como un chamán se comunica con la divinidad o como un niño con los piratas. La experiencia
poética es la que más se parece a la experiencia religiosa, puesto que la poesía es "verdad" para quien la crea y quien la
lee con profundidad, aunque contradiga la realidad percibida. Por último, las personas que se identifican excesivamente con
su trabajo a causa de sus creencias sobre el triunfo social o su angustia a no tener suficiente dinero viven en un espacio
diferente del mundo real en el que solamente son verdad simbolizaciones codificadas en categorías sociales (ascensos), status,
rivalidad y competencia, números (salario, resultados económicos). Esas simbolizaciones entran en contradicción con la vida
afectiva (familia, amigos), con el cuerpo físico (salud), con la vida pública (ciudadanía) y para quien las vive parecen ser
la única verdad. Al no poder representarse a través del ritual (mito, religión), del juego (infancia), del la relación amorosa
(enamoramiento) o de la poesía generan angustia, neurósis y stress.
Lo numinoso
y lo que no se puede explicar
En parecidos términos que Mircea Eliade, aunque
desde la psicología, se expresa Jung. El psiquiatra suizo se maravillaba, igual que Levi-Strauss, de la similitud entre los sueños de sus pacientes y los mitos de muy diversas culturas, que además parecían ser muy similares
entre sí, no obstante la falta de contacto histórico entre las culturas que los generaron. Jung explicaba este fenómeno con
la teoría del inconsciente colectivo2. Del mismo modo que todos los seres humanos tienen una estructura anatómica
idéntica independientemente de su etnia y cultura, todos tendrían una estructura psíquica inconsciente similar (aquí coincide
con Levi-Strauss): un inconsciente colectivo. En este inconsciente habría arquetipos (la madre, el guerrero, el héroe, el malvado) que son
las formas en las que la psique simbolizaría aspectos de la personalidad. En una cultura como la occidental estos arquetipos
ya no se manifestarían en mitos, sino en los sueños individuales de algunas personas. De manera que para Jung el mito y la
vida ritual, además de cumplir una función sanadora psíquica y culturalmente, tendrían relación con un inconsciente colectivo
que no sería otra cosa más que la dimensión espiritual del hombre.
Aunque desde el punto de vista ortodoxo las teorías
de Jung y Eliade son discutibles, lo cierto es que abre la puerta a cuestiones que la Ciencia hasta ahora no ha querido explicar
por considerarlas relativas a la superstición, la filosofía o la religión, más que al conocimiento científico. Algunas de
estas cuestiones afectan profundamente a las emociones de todo ser humano, independientemente de sus creencias: el fenómeno
de la muerte, la posibilidad de una vida espiritual, los fenómenos llamados numinosos 3, la vida interior, el chamanismo,
etc. Para ilustrar este punto quiero relatar otro ejemplo que conocí en también en Kamchatka. Allí un antropólogo ruso me
relató (y no tengo motivos para no creerle) que había presenciado en varias ocasiones cómo los indígenas evenos predecían
casualmente la muerte de alguien por la manera en que ardían los troncos en el fuego. Días más tarde llegaba la noticia al
poblado de que la persona de la que se hablaba había muerto.
Para saber más
Claude Levi-Strauss: El pensamiento salvaje (para profundizar en el estudio estructural de los mitos).
James Frazer: La rama dorada (obra clásica sobre magia y religión. Aunque superada, es una de las primeras aproximaciones científicas
al mundo del mito y el ritual).
Paul Bohannan: Para raros nosotros (los capítulos relativos a la representación y a la religión son una buena introducción
al mundo del mito desde la antropología).
Nigel Barley: Bailando sobre la tumba (una amena pero rigurosa comparación transcultural sobre la muerte. Indicada
para no especialistas y público general).
Mircea Eliade: lo sagrado y lo profano (una buena introducción al estudio científico de las religiones. Polémico, pero
imprescindible).
Robert Graves: Los mitos griegos (para una visión historicista - y muy personal - del mito).
Evans Pritchard: Magia y brujería entre los Azande (prolífica descripción de las prácticas de magia y brujería entre los Azande. Este libro
es un clásico de la antropología y ofrece una buena visión desde el estructural-funcionalismo de las creencias y prácticas
mágico-religiosas).
Carl Gustav Jung: El hombre y sus símbolos (síntesis del pensamiento de Jung y sus discípulos escrita seis meses antes
de la muerte del autor. Controvertido, pero una pequeña obra de arte)
Ron Fricke: Baraka (película sin palabras de 1992. Una viaje poético por las culturas del mundo y su espiritualidad).
2
Inconsciente colectivo no quiere decir un inconsciente compartido por toda la humanidad, sino que igual que todos los individuos
tienen dedos o pulmones (sin que ello quiera decir que existan dedos o pulmones comunes, todos los individuos tendrían determinadas
características psíquicas, independientemente de etnia y cultura.
3 Por numinoso no se entiende lo paranormal,
lo "milagroso" o lo esotérico, sino aquello en lo que se "manifiesta" la "divinidad" (comoquiera que ésta se defina). Como
fenómenos numinosos se consideran las experiencias místicas, las llamadas sincronicidades (hechos físicos de carácter simbólico,
como la avería del reloj de Sanssouci en el momento de la muerte de Federico II de Prusia,
etc.), los suelos proféticos, etc.