LECTURAS PARA EL PRIMER DÍA:
DESDE PÁGINA 01, HASTA PÁGINA 12.
La Halajá- el Camino judio
Aunque se ha hecho un esfuerzo para resumir algunas
de las ideas en las que los judíos siempre creyeron profundamente y que constituyen los principios básicos de fe que han caracterizado
al judaísmo a través de las épocas, no me he empeñado en sondear profundamente en la teología judía o en explicar las consideraciones
filosofico-religiosas sobre la naturaleza del hombre, de la vida, del bien y del mal, que emanan de las enseñanzas judías
y que impregnan su concepción total del mundo. Haber hecho eso hubiera significado ir mas allá del alcance y del objetivo
de este libro. Sin embargo, la razón principal por la cual evitare aquí ahondar profundamente en teología es la resumida perfectamente
en las palabras de Samuel Belkin, Presidente de la Universidad Ieshivá:
"...Se han hecho muchos esfuerzos para formular
un enfoque coherente y sistemático de la teología judía. Sin embargo, todos esos esfuerzos se han revelado infructuosos porque
el judaísmo nunca se preocupo demasiado de doctrinas lógicas. Su deseo fue mas bien desarrollar un conjunto de practicas,
un código de actos religiosos, que pudiera establecer un modo de vida religioso. Es verdad, que esos actos y practicas emanan
de conceptos básicos teológicos y morales, pero tiene gran significado el hecho de que esas teorías teológicas y morales,
pero tiene gran significado el hecho de que esas teorías teológicas del judaísmo permanezcan siempre invisibles, que puedan
aprehenderse solamente por medio de las practicas religiosas a las que dan nacimiento. Grandes filósofos eruditos rabínicos
encontraron de esa manera una mayor medida de acuerdo entre ellos en el minian hamitzvot, (clasificación de los 613 preceptos
religiosos que la Torá impone del judío), que en su empeño de presentar el dogma básico judío en formas de artículos de fe...
En el judaísmo los artículos de fe y las teorías religiosas no pueden divorciarse de las practicas particulares... La teología
del judaísmo esta contenida en gran parte en la Halajá, el sistema jurídico judío que no se ocupa de la teoría sino principalmente
de la práctica... (Si pudiera decirse que el judaísmo reposa sobre dos principios gemelos: la soberanía de D’s y el
carácter sagrado del individuo... esta filosofía (así como todos sus fundamentos filosóficos) se refleja claramente en la
Halajá...."
Halajá es el termino general para la ley judía;
también se refiere a la decisión definitiva y autorizada sobre cualquier tema especifico. Esta basada primordial y fundamentalmente
en las ordenanzas bíblicas y en los mandamientos de la Torá escrita y oral, como también en toda la legislación y disposiciones
rabínicas, incluyendo las decisiones juridico-religiosas transmitidas a través de las épocas en formas de respuestas y comentarios
de grandes e importantes sabios rabínicos. Todo este conjunto sirve de base autorizada y proporciona los antecedentes legales
para el proceso interrumpido de la adopción de decisiones legales-religiosas hasta nuestros mismos días. La palabra Halajá
en si, significa: "el camino por el cual uno marcha". La Halajá es practica, no teórica. La Halajá es legalista, no filosófica.
Aunque la fe es la base a partir de la cual la Halajá se desarrolla, coloca su mayor énfasis en los actos. La Halajá se ocupa
de la aplicación adecuada de los preceptos (mitzvot) en toda situación y circunstancia. (Los preceptos de origen bíblico no
pueden ser modificados en esencia, aquellos de origen rabínico pueden ser modificados en ciertas circunstancias y condiciones
por estudiosos competentes y autorizados). La Halajá exige un compromiso en la conducta. Ella trata con obligaciones éticas
y deberes religiosos.
En su carácter de sistema jurídico judío, la
Halajá cubre todos los aspectos y relaciones de vida del mismo, tanto entre el hombre y su semejante como entre el hombre
y D’s. De esa manera, la Halajá se ocupa no solo de aquellas áreas consideradas generalmente como pertenecientes a la
esfera del ritual y de la religión, sino también de aquellas que, generalmente los sabios no judíos asignan a las esferas
de la moral o de la ética o a la ley civil o criminal.
Así como la Halajá lo abarca todo, puede afirmarse
también que la religión judía lo abarca todo. No existe ningún área en la esfera de la conducta humana de la cual no trate
o no ofrezca guía. Si se da por entendido que cada aspecto de la vida es considerado sujeto a las directivas establecidas
por la Halajá, no puede considerarse entonces, que la religión judía -cuando sea observada correctamente- llene solo
alguno de los múltiples aspectos de la vida, o que sea distinta y este separada de otras áreas de la misma existencia y preocupaciones
del hombre. Los hábitos alimenticios de una persona, su vida sexual, su ética comercial, sus actividades sociales, sus diversiones,
sus manifestaciones artísticas, todo esto se encuentra bajo la cobertura de la ley religiosa de los valores religiosos y de
las directivas espirituales del judaísmo. La religión judía no se disocia de ningún aspecto de la vida y no limita su preocupación
solamente a los actos rituales que tienen un significado místico en un mundo sobrenatural. Observada con plenitud y correctamente,
la religión judía es en si la vida misma y provee de valores para guiar toda la existencia.
Esta es la naturaleza de la tradición religiosa
transmitida al judío. Por eso es que los Profetas de Israel predicaron y lucharon con tanto fervor en pro de la justicia social
y por la eliminación de la pobreza como por la santidad del Shabat y la abolición de la idolatría. Es verdad, todos los libros
sobre el judaísmo enfatizan el hecho de que el judaísmo es una forma de vida; que es acción, no solamente un culto. Aunque
no se minimiza el papel central que desempeña la doctrina, sin lugar a dudas, el énfasis es puesto sobre los actos. La esencia
de la fe judía no se ha cultivado sobre hipótesis doctrinales o declaraciones dogmáticas, sino en la aplicación practica de
la Torá, mitzvot maasiot (preceptos prácticos).
"...Las verdades conceptuales del judaísmo y
sus valores significan muy poco si no se las traduce en una forma de vida. La Halajá es el medio por el cual los conceptos
y los valores se aplican a la vida cotidiana. La Halajá señala los métodos para la concretización de la teoría, de los principios,
del credo..."
La Halajá, enfocada en la ejecución y cumplimiento
de los preceptos (mitzvot) sirve para concretizar lo que, de otra manera, yacería en la esfera de la abstracción, a la vez
que sirve para santificar lo que de otra manera quedaría en la esfera de lo mundano.
Ernst Simon, de la Universidad Hebrea de Jerusalem,
ofrece una explicación equilibrada del por que de la observancia de la Halajá por el judío moderno. Dice que:
"...Existe una relativa identidad entre la fe
y el pueblo, y esta identidad relativa solo puede establecerse y mantenerse por medio de una forma de vida santificada. La
Halajá es nuestro único medio para establecer y mantener esta forma de vida santificada...2
Sobre todo, dice Simon:
"... La Halajá puede tener una profunda pertinencia
para el judío moderno porque formula y representa una actitud hacia la vida que enfatiza la necesidad de restituir el intelecto
a una sociedad que es en parte anti-intelectual, de disciplinar a un mundo entregado en parte al libre albedrío, de orientar
y dar un sentido de dirección a un caos de excesiva información y de una religión nacional frente a las incursiones del misticismo
y el oscurantismo..."
Tal como lo afirma Louis Ginzberg:
"Solamente en la Halajá se encuentra expresada
exacta y adecuadamente el pensamiento y el carácter del pueblo judío".
Seymour Siegal lo expresa muy bien:
"No seguimos siendo judíos solo porque seamos
miembros de una sociedad filosófica con elevados principios (aunque es un motivo de orgullo y un reto, perpetuar y profundizar
el legado de ideas y de conceptos que hemos heredado). Seguimos siendo judíos porque somos parte de la comunidad de Israel,
que ha aceptado vivir su vida como una comunidad separada, por siempre, obedeciendo a D’s. Sin lugar a dudas algunas
ideas derivan de esta premisa. Mas nuestra existencia esta definida por el hecho del Pacto (con su necesaria implicación de
la Torá y la Halajá, o la Ley); no esta definida únicamente por ideas.
Algunos círculos expresan el temor de que la
estricta adhesión a la Halajá, sin que este acompañada por una profunda fe y sentimientos espirituales, quede reducida a una
forma de behaviorismo desprovista de toda dimensión y calidad espiritual. Sin embargo, ese temor no justifica que se disminuya
la obligación de la Halajá ; por el contrario, enfatiza la necesidad de acentuar la calidad espiritual de todos los actos.
Desde hace mucho tiempo los rabinos reconocieron el problema y trataron de solucionarlo cuando enseñaron, por ejemplo, que :
"no hagas rutina de tus plegarias..." (Pirkei Avot 2 :18). El hecho de que un acto pueda culminar en un extremismo indeseable,
no justifica la anulación del mismo. Debe controlarse el abuso sin eliminar la esencia del acto.
Incluso Abraham Joshua Heschel, un notable exponente
del punto de vista que destaca el espíritu interior del hombre (al que él llama la esfera de la Agadá), se opone enérgicamente
a todos aquellos que confinan al judaísmo exclusivamente a la Halajá, insistiendo en que :
De hecho, la forma mas segura para abandonar
la Agada (fe, interiorización) es abolir la Halajá. Sin la Halajá, la Agada pierde su sustancia, su carácter, su fuente de
inspiración, su defensa contra el peligro de la secularización. Por medio de la interiorización solamente no nos acercamos
a D’s. Las mas puras intenciones, la devoción mas profunda, las mas nobles aspiraciones espirituales, son vanas cuando
no se realizan en la acción.
Al igual que todos los sistemas legales basados
en una "constitución" o en algún otro código de leyes, también la Halajá permite a menudo diferencias de opiniones y diferencia
de comportamiento, particularmente en las áreas que no afectan la esfera de la Ley Divina de la Torá. Pero todos los diferentes
dictámenes de carácter religioso adoptados por estudiosos competentes, deben ser susceptibles de justificarse y defenderse
de acuerdo a las reglas de interpretación de la Halajá. Deben basarse en la mas pura enseñanza religiosa. De estas diferencias
de opinión, dicen nuestras fuentes religiosas que "las unas y las otras son las palabras del D’s viviente", porque ambas
emergen de la fe en ese D’s y del sincero deseo de cumplir la voluntad de ese D’s. Existe una gran diferencia
entre el estar en desacuerdo sobre lo que la Torá y la tradición requieren de nosotros cuando se deben resolver problemas,
y el franco abandono de la autoridad y la jurisdicción de la Torá y de la Halajá. Esta ultima actitud aleja a una persona
de los limites legítimos del judaísmo.
La Halajá es el camino judío para asegurar y
perpetuar la forma de vida judía. Si se abandona o se rechaza la Halajá, desaparece también lentamente esa forma de vida y
con esa desaparición se desvanecen los valores característicos y apreciados por el judaísmo. Esto no ocurre de inmediato,
toma de una a dos generaciones, pero ocurre. Es el proceso conocido como la asimilación. Comienza cuando los judíos rechazan
el carácter obligatorio de la Halajá y finaliza con la desaparición del judaísmo. Esto no es especulación o polémica sino
un hecho histórico que, por desgracia, se repitió una y otra vez en muchas condiciones y circunstancias diferentes. Donde
las observancias distintivas del judaísmo desaparecían, solo una amenazante crisis de antisemitismo constituía el único factor
que retardaba la total asimilación física del pueblo judío.
Rabbi Haym Halevi Doni
Religión, Dios y Alma
Muchos de los términos que solemos emplear al
referirnos a temas tales como judaísmo y espiritualidad nos han llegado a través de traducciones y poseen una carga de subjetividad
en cuanto a su significado y objetivos. Esto ha afectado no sólo a quienes se acercan a la Sabiduría de Israel a través de
textos traducidos, sino que ha llegado más profundamente aún, deformando nuestra percepción del judaísmo. En otras palabras:
nos hemos acostumbrado a evaluar e interpretar la Sabiduría de Israel de acuerdo a parámetros ajenos a nuestra propia tradición.
Términos tan familiares como "Religión", "Dios"
y "Alma", a partir de los cuales surgen las discordancias entre los defensores de la "Religión" y los llamados "laicos", son
conceptos extraños al judaísmo. Tales conceptos se basan en traducciones simplistas y erróneas que han dividido a los hombres
y han creado confusión en nuestro mundo espiritual.
El vocablo "Religión" proviene del latín re-ligare
es decir: volver a ligar aquello que ha sido desconectado. Este concepto no aparece en los textos de la tradición hebrea ni
en nuestra tradición oral hasta la Edad Media. En este período los sabios judíos se vieron presionados a tomar parte en confrontaciones
verbales a fin de demostrar la validez de la espiritualidad del pueblo de Israel. A raíz de ello Sabios tales como el Rabino,
Médico y Poeta Iehudá Halevi (siglo X) en su libro "el Cuzarí" y Maimónides (siglo XIII), específicamente en su "Guía de los
Perplejos", se vieron forzados a declarar que la Torá de Israel es también una "Religión" organizada con bases lógicas y estructura
desarrollada. Para ello recurrieron al vocablo Dat, que significa norma e iniciación.
El judaísmo consiste en la iniciación de un pueblo
entero en las normas /mitzvót [1] que lo acercan gradualmente al Kadósh Barúj Hú [2]. Estas normas constituyen las leyes objetivas a partir de las cuales conforma el Kadósh Barúj Hú a Su Creación, y
que codificadas nos son transmitidas a través de la Torá.
La palabra "Religión" no es adjudicable al judaísmo, puesto
que confunde y lleva a interpretarlo en base a doctrinas ajenas. El concepto "religar" implica el acto de volver a ligar dos
o más cosas separadas. La Creación está permanentemente unida al Kadósh Barúj Hú, de lo contrario no tendría existencia.
El dilema reside en la forma en que el hombre, síntesis de la Creación, se relaciona y percibe al Kadósh Barúj Hú:
con la conciencia de que EL y Su Creación son una Unidad, o seccionando la continuidad de la realidad y la vida. Nuestra tradición
especifica que todos los aspectos de la vida son diversos grados de una misma y única realidad, el Infinito/Ein - Sof.
Esta realidad generada por el Kadósh Barúj hú contiene todos los estados posibles, y es ilimitada e indivisible.
La palabra "Dios" deriva del latín Deus, que
a su vez proviene de Zeus - divinidad mitológica griega - hijo de Cronos ,"Dios" del tiempo. Esto dificulta nuestra comprensión
y deforma nuestro concepto de la realidad, ya que pretende definir la base y objetivo de la Torá de acuerdo a una lógica humana
limitada por el espacio y el tiempo.
Nuestra tradición nos transmite que: "Antes de
la emanación de las emanaciones y la creación de los mundos, la Luz del Infinito llena toda la realidad" (libro "Etz Jaím"
- El Arbol de las Vidas), siendo la Creación una proyección inferior de Su misma Luz.
En la Torá, los libros de los Profetas, Escritos,
etc. encontramos diez nombres generales que designan diez formas en que el hombre puede percibir la plenitud de la Luz Infinita
expandida desde la Esencia misma del Creador (consultar el vocablo NOMBRES en el cap. "Conceptos básicos").
Todos los
nombres y denominaciones que la Torá emplea no se refieren a la Esencia del Creador, ya que SU Esencia se encuentra por encima
de todo nombre y denominación posible. Los nombres que la Torá menciona para referirse al Creador nos indican la percepción
que el hombre tiene de la plenitud de la Luz que se expande de SU Esencia denominada en el lenguaje de la Kabalá, Atzmút.
La confusión y falta de rigurosidad continúan
cuando llegamos al concepto "Alma". Aquí generalmente se multiplican las definiciones, quedando finalmente el concepto pendiente
en una aureola "espiritual" y "mística" sin contenido, objetivo ni dirección. Es decir, que cuando se habla de "Alma" o espíritu
se trata generalmente, como en los casos de "Religión" y "Dios", de traducciones inexactas de las nociones hebreas originales.
La Luz proyectada desde el Infinito dentro del
espacio de la Creación adquiere diversas gradaciones a medida que desciende y se aleja de su origen y fuente.
Estos grados
de la Luz del Infinito en su descenso por los diversos mundos adquieren características diferentes de acuerdo a su distancia
espiritual con respecto a la fuente que la emite, el Infinito / Ein - Sof.
Para ello la tradición de la Kabalá
posee una nomenclatura vasta y precisa, la cual nos indica los diferentes grados y formas en que el "Alma" se manifiesta.
El estudio de esa nomenclatura (la cual desarrollaremos a lo largo de nuestro libro), tanto en su forma teórica como en la
aplicación de las mitzvót, es la base del estudio de la Sabiduría de la Kabalá
1- Mitzvót: Código que incluye 613 instrucciones contenidas en la Torá, para el trabajo
espiritual del pueblo de Israel.
2- Kadósh Barúj Hú: Denominación hebrea que se emplea para designar en forma general al Creador.
El Lenguage de la Sabiduría
El Lenguage de la Sabiduría
El lenguaje en su forma escrita y oral es la
herramienta básica para transmitir una sabiduría. Por dicha razón nos es imposible entender el judaísmo sin el conocimiento
del real significado de los conceptos y códigos que transmiten esta Sabiduría
La Sabiduría de Israel está compuesta por
la tradición escrita/Torá shevijtáv y la tradición oral / Torá shevealpé las cuales, en su conjunto, conforman
el conocimiento judío.
La Torá de Israel, nuestra Sabiduría y tradición,
se puede comparar a un gran prado con frondosos árboles, fuertes ramas y profundas raíces a través de las cuales extraen su
vitalidad. Para que dichos árboles den su fruto, es preciso una elaboración en la que participen todos los elementos de nuestro
prado.
La semilla puesta en la tierra debe recibir luz y agua para, finalmente, dar su fruto.
Nos relata nuestra tradición
que el hombre se compara a un árbol del campo.
Para que el hombre pueda recibir, es necesario que transforme la materia
prima del mundo mediante su trabajo. En el mundo no hay edificios ya hechos, sino que debemos construirlos; para comer pan
debemos plantar, cosechar y luego hornear, etc.
El Kadósh Barúj Hú nos dio los elementos básicos para poder completar
la Creación. El Kadósh Barúj Hú nos dio la Torá, el plano, pero para extraer la Sabiduría contenida en la Torá debemos
esforzarnos y extraer de nuestro interior, ayudados por la Torá, los frutos. Cuando la Torá no es trabajada y estudiada, es
como quien tiene la semilla, la tierra y el agua, ya que todo está en potencia, pero para comer pan hace falta el trabajo
del hombre. Y, a su vez, para que todos coman hace falta enseñar a arar, plantar, cosechar, hornear y saber dar.
El vocablo prado, en hebreo pardés, alude
al prado de la Sabiduría, dado que las iniciales de dicha palabra conforman las cuatro perspectivas a través de las cuales
entendemos la Torá.
La primera inicial (P) se refiere al pshat.
Pshat caracteriza lo simple, es el relato literal de la Torá.
Es exactamente lo que leemos o escuchamos sin
segundas intenciones. Es la raíz de todas las formas de percepción.
La segunda inicial (R) alude al remez.
Remez
nos indica una insinuación. No tiene una diferencia substancial con el pshat, mas revela lo interior de él.
El remez le da una dimensión más
profunda al relato ya que los personajes, las situaciones y todos los detalles presentados por la Torá, inclusive las letras,
nos transmiten una enseñanza siempre actual.
En el pshat las ideas son expresadas en forma directa, detallada y
explícita mientras que en el remez son mencionadas por la senda invisible de la insinuación, y, el entendedor ... entiende.
Estos dos caminos de entendimiento "cuidan" el
interior de la Torá, ya que ocultan más de lo que revelan.
Al entrar al laboratorio de un gran científico, sin el conocimiento
de los códigos de su ciencia, poco y nada entenderemos a pesar de tener todo frente a nuestros ojos.
La tercer inicial (D) nos indica el drash.
Drash proviene del verbo exigir. Esta lectura encierra una búsqueda en la cual el hombre exige un significado más
profundo del texto que en las anteriores perspectivas.
La última inicial del pardés (S) nos indica el
sod.
Sod significa secreto.
El Zóhar [1], uno de los libros más importantes de la Sabiduría de la Kabalá, define al sod como causa, ya que quien conoce la
causa conoce la consecuencia, es decir el "secreto"
Mientras el pshat y el remez son para el principiante
en cierto modo pasivos, el drash y el sod son decididamente activos; provienen de un imperativo totalmente conciente
de la voluntad.
Cada una de estas perspectivas, a través de las
cuales la Torá se expresa y manifiesta, no indica un cambio en la esencia interior de la Torá, sino en la forma en la que
se presenta ante nuestra percepción y entendimiento.
El Rab Ashlag nos explica que, del mismo modo
en que una persona se viste para presentarse ante el público, la Torá se "reviste" con diferentes "ropajes" para que los hombres
puedan acercarse a ella gradualmente, haciéndola parte de sus vidas.
El entendimiento integral de la Torá requiere una
visión que sintetice la Sabiduría en una sola y única visión, como si observáramos un mismo acontecimiento desde todos los
ángulos posibles al mismo tiempo.
Cada una de las perspectivas del pardés es imprescindible para que nuestra comprensión
de la Sabiduría sea plena.
Al ser el sod la causa las incluye a todas, ya que cuando comprendo el significado interior
tomo conciencia de los objetivos y comienzo a percibir el orden en el cual cada aspecto cumple su función.
La Sabidura de la Torá se expresa mediante cuatro lenguajes
generales:
1)El lenguaje de la Torá.
Expresado en los 5 libros de Moshe (Pentateuco).
2)El lenguaje de la Halajá.
Compendio de leyes y codigos, que incluye la Mishná, el Talmúd, el Shulján Arúj, etc., transmitido en un lenguaje técnico
y sintético.
3)El lenguaje de la Hagadá.
Midrásh, relatos que amplían y continúan la tradición escrita, Torá shevijtáv
(Pentateuco) y la tradición oral, Torá shevealpé (Mishná, Talmúd, Shulján Arúj, etc.)
4)El lenguaje de la Kabalá.
El lenguaje de la Kabalá utiliza todos los lenguajes antes mencionados. La Kabalá por ser la parte interior de la Torá,
no es una materia separada de la Torá sino que sintetiza, une y le da forma a toda la Torá como un todo indivisible.
El vocablo Kabalá significa literalmente recepción,
es decir, que dicho estudio prepara al hombre para recibir todos los grados y planos de la vida como una realidad única.
El capítulo Pirkei Avót de la Mishná nos
relata que: "Moshé Kibél Torá MiSinai Umsará leIehoshúa ... " : "Moshé recibió la Torá desde Sinaí transmitiéndosela
luego a Iehoshúa . . . ".
El vocablo kibél / recibió se refiere a la Kabalá / recepción. Todos los Patriarcas,
Profetas y verdaderos Sabios del pueblo de Israel fueron y son Mekubalím / Kabalistas, es decir receptores y transmisores
de la Sabiduría Interior de la Torá, la Kabalá.
La Kabalá, nos permite a través de su estudio,
forjar los instrumentos para lograr una lectura profunda, lúcida y objetiva de la Torá escrita/Torá shevijtáv y oral
/ Torá shevealpé.
El conocimiento de esta Sabiduría nos introduce al trabajo espiritual conciente a partir del
estudio de las leyes que rigen los diversos planos de la realidad. Dichas leyes están codificadas en los diversos textos de
la espiritualidad de Israel: la Torá, el Séfer Ietzirá, el Talmúd, el libro del Zóhar, el Etz Jaím, el Shulján
Arúj, el Sidur, etc.
El lenguaje de la Kabalá se denomina: lenguaje de las ramificaciones / sfát haAnafím. Este
lenguaje le da al vocabulario de la Torá, de la Halajá y de la Hagadá una perspectiva multidimensional.
Cada concepto
del lenguaje de las ramificaciones / sfát haAnafím se desprende de un concepto previo, encadenando así causa y consecuencia,
tal como sucede en un árbol en donde cada rama surge de otra rama. Quien siga cuidadosamente el camino de las ramas llegará
al tronco y luego a las raíces que sustentan al árbol.
[1] El libro del Zóhar recoge la Sabiduría Interior
de Israel, la Kabalá, transmitida por los Sabios de la Mishná (compilación de la tradición oral de Israel) hasta el tanaíta
Rabí Shimón Bar Yojái (siglo II de la e.c.) El término zóhar implica dos aspectos: brillo y esplendor,(de la plenitud de la
Luz); y también cuidado y advertencia (lehizahér), ya que para recibir y transmitir Luz es necesario un sumo cuidado en nuestros
actos e intenciones.
El lenguaje de las ramificaciones
/
sfát haAnafím no se revela al estudioso en su aproximación exterior, ya que se dirige a las causas interiores de la
Torá para lo cual es imprescindible el estudio de los códigos propios de la Kabalá. Estos códigos actúan en todas las perspectivas
simultáneamente, y cuando logramos incorporarlos, adquirimos la sabiduría para ver las causas y consecuencias interiores de
la realidad y la vida.
Los primeros libros que menciona nuestra tradición
(de acuerdo al Midrásh y al Talmúd como también a todos los escritos kabalísticos de todas las épocas), aún antes de la entrega
de la Torá, son libros netamente de Kabalá como el libro "Raziél haMaláj" cuya existencia supera los 5000 años (Véase " Midrásh
Shojer Tov Bereshít ", " Meám Loez Bereshít ", " Sefer haIashar Nóaj "), y también el "Sefer Ietzirá "/ "Libro de la
Formación" escrito por Abraham Avinu ("Sefer Yetzirah", Aryeh Kaplan, Introduction XII).
La Torá escrita / Torá shevijtáv
y la oral / Torá shevealpé conforman las leyes objetivas que rigen la Creación, por lo tanto existen aún antes del
mundo. Esto es similar a las leyes físicas que el hombre no inventa, sino que descubre.
Nos enseña el Rab Ashlag que en lo espiritual,
a diferencia de lo material, el acto de dar y de recibir no son simultáneos.
Cuando alguien me da un objeto yo lo recibo
inmediatamente.
En lo espiritual no es necesariamente igual. El dar y el recibir no son simultáneos.Quien enseña una sabiduría
no tiene garantía alguna de que ésta sea recibida, sino que el "alumno" tendrá que esforzarse con el fin de aprehenderla.
La Torá nos es entregada, Matán Torá, pero la
recepción depende de nuestro esfuerzo. Cada generación, a través de sus Sabios, debe revelar nuevos aspectos de la Torá, ya
que la Torá es un proyecto para todas la generaciones.
Abraham, Itzják, Iaacóv, nuestros Patriarcas, como individuos,
previo a la consolidación del pueblo de Israel, llegaron a entender los principios generales contenidos en la Torá aún antes
de Matán Torá (entrega de la Torá). En cambio, cuando se piensa en todo un pueblo a lo largo de todas las generaciones,
necesitamos un sistema educativo integral basado en principios y leyes que abarquen a todos los individuos, la recepción de
la Torá / kabalát ha Torá.
La Kabalá nos introduce al conocimiento de cómo
recibir todos los grados de la Sabiduría a través de la aplicación de las leyes y códigos contenidos en la Torá, las mitzvót.
Cuando entendemos y llevamos a cabo las mitzvót en forma conciente, es decir, no solamente en su manifestación exterior
sino que también cambiamos nuestra actitud interior, comienza a surgir la verdadera armonía entre las personas. Entonces sí
podemos pensar en la verdadera espiritualidad y en la fusión del hombre con el Kadósh Barúj Hú. En cambio, hasta no
llegar a ese momento aún estamos centrados en nosotros mismos, es decir que no estamos prontos para dar. Sólo cuando podemos
dar, es decir extraer de nuestro interior hacia el prójimo y la sociedad, comenzamos a conocer al Kadósh Barúj Hú .
El libro del Zóhar nos enseña que el hombre fue
creado para realizarse plenamente. Sólo cuando nos relacionamos con la vida en forma completa podemos llegar a percibir el
orden en el que cada aspecto de la realidad cumple su función.
De acuerdo a la Torá, el hombre y la mujer deben encauzar
todas sus energías positivamente dando así continuidad a la vida(Génesis 1:28). Por dicha razón el ideal judío es la familia,
ya que nos brinda el marco propicio para que el hombre y la mujer manifiesten sus instintos, emociones y pensamientos en forma
armónica. En familia aprendemos a compartir y a asumir la responsabilidad por nuestros hijos y a entender a nuestros semejantes
y a la comunidad.
Nuestra tradición nos enseña que no juzguemos
a nadie hasta no estar en su lugar. Cuando damos, comenzamos a comprender a la fuente que sólo da, el Kadósh Barúj Hú.
De ello deducimos que el dar y crear armonía entre los hombres requiere una voluntad constante, ya que no es suficiente dar
sino que se debe hacer con sabiduría.
Cuando pensamos sólo en recibir en forma egoísta, vemos a todos los hombres como
nuestros competidores, en cambio cuando queremos ayudar encontramos en los hombres aliados para nuestro proyecto.
La verdadera
construcción en la cual debemos invertir todos nuestros esfuerzos es la de construirnos interiormente.
Hasta que el hombre
no sea íntegro en su interior nada de lo que haga perdurará.
La torre de Babel (Génesis 11) es un claro ejemplo.
La
Torá nos relata que había una sola lengua en toda la tierra ... y los hombres quisieron edificar una torre cuya cúpula llegue
al cielo ... entonces el Kadósh Barúj Hú confundió su lengua y ya no pudieron entenderse, y cesaron de construir la
torre.
Los hombres quisieron expandirse exteriormente
sin tomar en cuenta su crecimiento interior. Cuando no maduramos interiormente comprendiendo que el deseo de recibir egoísta
lleva a la destrucción, perdemos el lenguaje verdadero, los códigos que nos dan la posibilidad de entender que tanto el bien
como el mal nos van a afectar a todos por igual.
Nuestro estudio y el desarrollo de nuestra vida de acuerdo a la Torá
y la Kabalá no son algo externo a nosotros. Conforman nuestro SABER y fundamentalmente nuestro SER. A partir de ello nos convertimos
en partícipes del "programa de la Creación" que consiste en beneficiar a todas las creaturas infinitamente.
La mitzvá central de toda la Torá es "Amarás
al prójimo, a quien está próximo a tí, como a ti mismo", y hasta que el hombre no comprenda este principio, todas las mitzvót
serán incompletas. Amarás al prójimo como a ti mismo es la actitud interior que nos ayuda a no repetir el error de la torre
de Babel.
Babel proviene del vocablo hebreo confusión (Bilbul), lo que nos indica que cuando el hombre piensa sólo
en sí, es porque está confundido, y no comprende la razón por la cual está en este mundo ni el objetivo de su vida y de la
Creación.
La Percepción
de la Realidad
Principios Generales de la Sabiduría de la Kabalá - Introducción
La Percepción de la Realidad
La realidad del hombre está limitada generalmente
por la percepción sensorial, la emoción, el pensamiento y la imaginación. Estos aspectos son los conductos a través de los
cuales nos relacionamos con la vida.
En la forma en que orientemos estos aspectos percibiremos la realidad; pero la orientación,
¿de qué depende?
Depende del objetivo que tengamos. En esa dirección se dirigirá nuestra orientación.
Un arquitecto,
por ejemplo, concentra sus sentidos, su emoción, pensamiento e imaginación en cómo delimitar de la mejor forma el espacio
para construir edificios; un químico se dedicará a la comprensión de las leyes que rigen los elementos para crear nuevas substancias.
Todos, no importa cual sea el área de interés, concentran sus potencialidades en su objetivo, siendo el objetivo el centro
inamovible que atrae todas nuestras energías.
En todos los ámbitos de la vida hay objetivos
particulares y objetivos generales. Cuando los objetivos particulares está en contradicción con los objetivos generales se
producen conflictos que desembocan generalmente en sufrimientos, tanto en el plano individual como colectivo.
Un ejemplo
claro de esto es el cuerpo humano: nuestro cuerpo está compuesto por distintos órganos, cada uno con diferentes funciones,
pero con un y único objetivo: servir al bienestar del hombre.
El hombre está sano cuando cada órgano trabaja para este
cometido. En cambio, si cada órgano trabaja para sí descuidando su relación con el resto del cuerpo, éste se resentirá y finalmente
el propio órgano se verá afectado.
Debemos comprender las leyes y los principios
generales que gobiernan la Creación, o sea, las 613 mitzvót que relacionan al hombre con su semejante y con el Kadósh
Barúj Hú [1]. Al aplicarlos, lograremos equilibrar nuestros intereses y objetivos particulares con el objetivo general que abarca a todos
los seres y a todos los aspectos de la vida.
Lo general y lo particular obedecen a las mismas causas, por lo tanto al
entender lo general comprenderemos mejor lo particular, es decir el sentido de cada uno de los detalles que conforman la realidad
y cuál es nuestro lugar y función dentro de la Creación y la vida.
La base del sufrimiento humano es consecuencia
directa del desequilibrio entre lo particular y lo general. El equilibrio se logrará cuando las voluntades individuales estén
en armonía con las leyes y los principios que rigen la vida en todos los planos, lo cual ha de beneficiar a todos los seres
por igual.
El logro del equilibrio entre lo particular y lo general, del hombre con su prójimo y del hombre con todos
los aspectos de la realidad,es justamente la razon de la vida.
Este proceso es la Creación, y consiste en el
perfeccionamiento constante al cual el hombre debe aspirar, es la razón por la que estamos en este mundo; es la base del trabajo
espiritual de Israel, la emuná [2] de Israel.
La base de la Torá es la emuná que es un imún [3], o sea un entrenamiento permanente en todos los momentos de la vida para que no olvidemos el objetivo general cuando lo confrontamos
a nuestros intereses particulares.
Este entrenamiento no es algo simplemente intelectual,
sino que es una forma de vida basada en la Torá y las mitzvót que ayuda al hombre a actuar en armonía con las leyes
que rigen todos los ámbitos de la vida y de la realidad. La Torá y las mitzvót nos confrontan a parámetros concretos
para que sepamos medir en todo momento nuestra relación con el prójimo, con la familia y la sociedad en todos los órdenes
de la vida.
"El mundo material influye sobre nuestros pensamientos,
emociones y actos. El gesto exterior despierta nuestra actitud interior influyendo en última instancia sobre nuestro comportamiento.
El hombre se impresiona de sus propios actos, por lo tanto la perseverancia escrupulosa en la práctica de las mitzvót,
aún al principio sin asociar el sentimiento, finalmente llega al corazón rompiendo el hielo interior. Las ideas más elevadas,
si no se materializan en actos concretos, acaban por corromperse y corromper a sus adeptos. Por ello la Torá nos transmite
un código de leyes prácticas muy precisas adaptadas a todas las circunstancias de la vida. La energía mental y emocional debe
ser fijada por un acto concreto, de lo contrario, corre el riesgo de transformarse en un sentimiento vano y una idea abstracta.
Así como la cáscara protege al fruto, la acción efectuada a través de las mitzvót cuida la integridad del corazón,
mantiene los grados del conocimiento y preserva la claridad de la visión interior".
Conceptos extraídos del libro "Mijtáv de Eliahu",
tomo 3 pag. 127
"Aquél cuya sabiduría es superior a sus actos
es comparable al árbol con follaje pesado y espeso, pero con raíces débiles que el viento puede arrancar". (Pirkei Avót )
La emuná de Israel es una disciplina permanente
en el desarrollo de la voluntad de dar y beneficiar al prójimo.
Cuando esta voluntad y deseo son completos se logran los
grados más altos de la Sabiduría para así poder aplicarlos.
La Kabalá es el conocimiento judío que nos proporciona los
instrumentos para que la voluntad y el deseo se unifiquen con la plenitud de la Luz Infinita/ Or Ein - Sof.
En
la medida en que el hombre se esfuerza en beneficiar al prójimo, la Luz lo ilumina y le descubre gradualmente todos los aspectos
de la realidad.
Las Luces/Orót que dan la fuerza para poder realizar este proceso están codificadas en la Torá
a través de las mitzvót, dependiendo de nosotros que ese conocimiento se aplique o permanezca latente.
En dicho
aspecto reside justamente el libre albedrío del hombre; o nos conectamos con la vida a través del conocimiento de las leyes
que rigen la Creación (con conciencia), o sufrimos por nuestra ignorancia.
La Sabiduría de la Kabalá es denominada también
Sabiduría de la Verdad / Jojmát haEmét, ya que si el hombre la estudia con entrega y con todo su ser, le indica dónde
está situado exactamente frente a sus semejantes y a la vida, y cuál es su grado de conciencia con respecto a la Luz Infinita/Or
Ein - Sof y a su Creador y Creador de todo lo creado el Kadósh Barúj Hú.
[1] Las leyes y los principios generales, o sea
las mitzvót, se explicarán a lo largo del texto y más específicamente en el capítulo "Cuatro prácticas ancestrales".
[2]Emuná:
Entrenamiento en el deseo de dar y beneficiar (se traduce comúnmente como fe y creencia). Disciplina espiritual, toma de conciencia
de la voluntad y deseo de la Neshamá/Alma. Forma de conocimiento que amplía gradualmente el espacio mental y emocional del
hombre.
[3]Imún: Entrenamiento, ejercicio. Proviene, al igual que el vocablo emuná, de la raíz Amén.
Lo Espiritual y lo Material
El Rabino Iehudá Halevi Ashlag, Sabio Kabalista
que vivió en Jerusalem hasta mediados del siglo XX , en el comienzo de su comentario al "Etz Jaím" ( "Arbol de Vidas", de
Itzják Luria Ashkenazi conocido como el Ariz’al, siglo XVI) nos señala que:
" Debemos recordar que toda la Sabiduría de
la Kabalá está basada en estratos espirituales que no requieren ni espacio ni tiempo, y ninguna falta o cambio los gobiernan
ni afectan".
" La ausencia, como el cambio, sólo actúa sobre los estados materiales, siendo allí donde reside toda la
dificultad para los principiantes. Estos toman a menudo dichos conceptos en su expresión material dentro de los dominios del
tiempo y el espacio, los cuales fueron utilizados por sus autores sólo como referencias palpables de sus raíces superiores
".
- Talmúd Eser haSefirót, Or Pnimí Capítulo I
Para comprender lo que el Rabino Ashlag nos explica
tenemos que ubicarnos por sobre el plano físico y trasladarnos a conceptos tales como, por ejemplo, la alegría y la tristeza.
La alegría y la tristeza se manifiestan en el mundo emocional del hombre y no ocupan un lugar físico.
Cuando alguien
está alegre y luego, por determinada circunstancia entristece, no significa que la alegría dejó de existir, sino que ese hombre
perdió momentáneamente su capacidad de estar alegre. Pero si los estímulos que generan la alegría vuelven, desaparecerá la
tristeza y la alegría ocupará su lugar.
Las emociones no ocupan un lugar físico, sino que abarcan el mundo emocional del
hombre siendo generalmente su influencia más poderosa que la realidad material.
La emoción y el pensamiento son poderosos instrumentos
a través de los cuales el hombre se conecta con la realidad. Aunque no debemos olvidar que son tan sólo medios para lograr
materializar nuestra voluntad y deseo.
La voluntad y el deseo son la fuerza interior que mueven al hombre, pero ... ¿Cuál
es el objetivo que motiva a esa poderosa fuerza ... ?
La voluntad altruista de ayudar y beneficiar al prójimo y a la sociedad
o, por el contrario, el deseo personal, egoísta.
En este punto radica la diferencia entre lo espiritual y lo material.
Espiritual es la voluntad altruista de beneficiar
al prójimo y material es el deseo personal, egoísta. (cita del libro " Maamarei Shamáti " , pag. 107, del Rabino Kabalista
Barúj Shalom Ashlag).
Por eso nos enseñan nuestros Maestros que es fundamental aprender el lenguaje, la terminología y
los objetivos de la Kabalá de un verdadero iniciado en esta Sabiduría. De este modo evitamos interpretar dichos términos fuera
del contexto de la Torá y la Kabalá, lo cual desemboca en sincretismos, pseudo - espiritualidad y mística.
Kabalá es el estudio del orden de causas y consecuencias
espirituales que se generan a partir de la causa primera, el Infinito / Ein - Sof.
Espiritual es todo aquello que no resulta afectado
o cambiado ni por el espacio ni por el tiempo. No depende de estados emocionales o de lo que pensemos acerca de ello. Es la
causa que genera todo el mundo material.
Explicación: en el plano físico hay leyes que rigen la materia, como ser la gravedad.
Observamos que cada vez que un objeto entra en el ámbito de dicha fuerza es atraído inexorablemente por ella, hasta que otra
fuerza la contrarresta.
La actividad de la fuerza de gravedad no depende
de lo que creemos o pensamos o sentimos, sino que es objetiva y tiene sus propios códigos. Quien quiera relacionarse con ella
positivamente deberá conocer sus parámetros y sólo luego podrá usarla en su beneficio.
La esencia de la fuerza de gravedad
se encuentra por encima del mundo material ya que no depende de la voluntad de los hombres.
Como en el caso de la gravedad,
la esencia del mundo físico tiene su raíz en el plano espiritual.
Las leyes espirituales actúan en todos los planos:
físicos, emocionales y mentales, pero sólo percibimos sus consecuencias cuando nos relacionamos con la realidad concientemente
(como en el ejemplo anterior acerca de la ley de la gravedad).
Por el contrario, cuando el hombre se relaciona
con la realidad inconcientemente, sin conocimiento de las leyes que rigen la vida, es como un niño que no tiene conciencia
de las consecuencias de sus actos.
Es importante definir precisamente el área a la cual se aboca este estudio. De lo contrario
podríamos perdernos en un laberinto de ideas ajenas a los objetivos de la Kabalá.
El objetivo de este estudio es educar a la voluntad
y al deseo del hombre hacia el bien colectivo, que es la meta de la Torá: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
El único cambio posible que podemos lograr en
la vida es la actitud interior, lo que deseamos en nuestro corazón. El "mejor" sistema socio-político-económico está destinado
a fallar si el hombre es egoísta. En cambio, cuando cambiamos interiormente buscando el bien colectivo, el "peor" de los sistemas
exteriores va a funcionar. Los verdaderos cambios y batallas se desarrollan en nuestro interior. Para ello el hombre debe
conocerse y conocer las leyes que rigen todos los planos de la realidad. Entonces, tomará gradualmente conciencia de su raíz
y objetivo, unificándose con todos los hombres y con el Kadósh Barúj Hú.
Nefesh, Ruaj y Neshamá
Cuando la Torá relata la Creación del hombre,
en el libro del Génesis, nos dice:
... hizo al hombre, formó al hombre y lo creó. Génesis, 1:26, 2:7, 1:27
También en el libro del Profeta Isaías encontramos
el siguiente versículo:
" Todo lo llamado en Mi Nombre por Mí, los creé, los formé, también los hice ". Isaías
43:7
¿Por qué la Torá emplea tres verbos cuando se
refiere a la Creación del hombre ?
Hizo, se refiere al mundo de la Acción y al nivel del alma que se llama Néfesh y
está relacionado con los instintos.
Formó, nos indica el mundo de la Formación y se refiere al nivel del alma que se designa
con la palabra Rúaj y que abarca el aspecto emocional.
Creó, designa el mundo de la Creación y está conectado con
el nivel del alma denominado Neshamá, el pensamiento
Verbo |
Mundo |
Aspecto del Alma |
Característica humana |
Crear |
Creación |
Neshamá |
Pensamiento |
Formar |
Formación |
Rúaj |
Emoción |
Hacer |
Acción |
Néfesh |
Instinto |
diagrama 1
Estos tres niveles son tres aspectos básicos
generales dentro de los cinco que abarcan la totalidad del alma.
Para entender cada uno de estos aspectos hay un ejemplo
tradicional, el cual nos relata que el hombre es como un carruaje que se usaba antiguamente como medio de transporte.
En
el ejemplo, la carroza simboliza el cuerpo del hombre que por sí solo no puede realizar ningún movimiento. Los caballos que
tiran de la carroza son los instintos, el Néfesh, que mueven la carroza físicamente en las diferentes direcciones.
El cochero simboliza la emoción, el Rúaj, quien indica: parar, hacia la derecha o hacia la izquierda, más rápido,
más lento, etc.
Pero, cuando el carruaje se encuentra ante la posibilidad de tomar diferentes caminos, ¿quién decide ...
?
La carroza por sí sola no puede moverse; los caballos esperan la orden del cochero; y el cochero, ¿a quién obedece ...
?
... al pasajero, a quién no vemos pero es el que hace que todo se mueva y gire en torno a su voluntad, ya que él fue
quien "contrató" a la carroza con los caballos y al cochero para conducirlo hacia su "destino" .
La Neshamá, esencia
interior del alma, está representada por el pasajero, y se reviste en el cuerpo a través de los instintos, emociones y pensamientos
para llegar a su objetivo: la toma de conciencia de su naturaleza y su función en el mundo, para luego fusionarse concientemente
con la Luz Infinita.
A dicho objetivo se puede arribar a través de
dos caminos:
1) Con conciencia, cuando los tres aspectos del alma (pensamiento, emoción y acción) están en armonía con
las leyes que rigen la Creación, o
2) Con sufrimiento, cuando los caballos, el cochero
y el pasajero están en desacuerdo. De lo cual se deduce que si el hombre piensa de una forma y siente de otra, sus actos lo
conducirán inevitablemente al sufrimiento.
Así como hay leyes que rigen los fenómenos físicos,
como ser la ley de gravedad, etc., también hay leyes que rigen los planos instintivos, emocionales, mentales y espirituales.
La verdadera libertad surge cuando el hombre obra en concomitancia con esas leyes y no simplemente de acuerdo a su sentir
momentáneo, instintivo y/o emocional.
Por eso el judaísmo, a través de la Torá y las
mitzvót, es un estudio y un entrenamiento constante en adaptar las características humanas a las leyes superiores que rigen
todos los planos de la Creación. La Torá nos transmite las leyes objetivas que rigen la vida y la Creación, y las mitzvót
nos proporcionan los elementos prácticos, que cuando son bien aplicados, nos ayudan a dirigir nuestros deseos hacia el bien
de nuestros semejantes y el nuestro propio, transformándonos de esa manera en "socios activos del programa de la Creación".
El Alma de acuerdo al relato de la Torá
Las festividades del pueblo de Israel nos ayudan
a afrontar el presente y crear el futuro, y no tan sólo a recordar el pasado.
En Pesaj conmemoramos la LIBERTAD. Pero debemos
entender qué es la LIBERTAD en la conciencia judía.
La LIBERTAD reside en actuar de acuerdo a nuestra verdadera naturaleza
y objetivos y no de acuerdo al sentir momentáneo.
Todos los planos que rigen la vida tienen sus leyes y es libre quien
actúe en armonía con dichas leyes.
El relato de Pesaj nos transmite estos conceptos y nos enseña cuál es la naturaleza
del hombre y su objetivo.
En dicho relato el Faraón simboliza el Néfesh,
instintos del hombre, que al ser utilizados incorrectamente pueden esclavizarlo, como sucede en Egipto.
Egipto, en hebreo
Mitzráim, proviene del vocablo meitzarím que significa limitaciones. Cuando el hombre es esclavo de sus instintos,
está sumido en las limitaciones que él mismo se impone.
Para liberar al pueblo de Egipto, es decir al hombre de sus limitaciones,
llega Moshé: estrato del alma que se relaciona con el pensamiento.
Moshé, a través de todo el relato bíblico, enfrenta
al Faraón con el propósito de que deje salir a su pueblo de la esclavitud. La mente guiada por la voluntad superior quiere
imponerse sobre los instintos para encauzarlos hacia el bien del pueblo, es decir, hacia el bien del hombre.
En toda la
trama bíblica vemos cómo Moshé, Aharón, Miriam, pueblo, Faraón, Egipto, desempeñan cada uno un claro y determinado rol.
Cada
uno de ellos conforma un aspecto de la naturaleza humana, y toda la trama bíblica nos relata el drama existencial del ser
humano.
Personaje |
Aspecto del Alma |
Característica humana |
Moshé |
Neshamá |
Pensamiento Comprensión Superior |
Aharón-Miriam |
Rúaj |
Emoción |
Faraón |
Néfesh |
Instintos Deseo de recibir Egoista |
Pueblo |
Identificación |
Conciencia y deseo |
Egipto |
Mitzráim |
Limitación de las cualidades superiores, como
ser la generosidad |
De acuerdo al judaísmo, la LIBERTAD se logra
cuando los tres niveles básicos del alma: Néfesh / instintos, Rúaj / emociones y Neshamá / pensamientos,
actúan en equilibrio con las leyes que rigen la vida.
Cuando la conciencia humana sale de Egipto - Mitzráim, de
las limitaciones, y se identifica con los estratos superiores del alma actuando de acuerdo a las leyes espirituales, es entonces
cuando hay verdadera LIBERTAD.
En el relato bíblico, cuando Moshé sube al monte Sinaí a recibir la Torá, Aharón no logra
evitar que parte del pueblo haga el becerro de oro. Cuando el Rúaj /emoción /Aharón queda a merced de un nivel de conciencia
bajo, el hombre sucumbe.
Gran parte del pueblo pedía volver a Egipto:
-¿hacia dónde nos llevas? - le preguntaban a Moshé, quien guiaba al pueblo firmemente hacia la " Tierra prometida ". Moshé
simboliza el pensamiento dirigido hacia el bien colectivo y puede ver los objetivos más allá de la situación momentánea.
Cuando
la conciencia se encuentra en el nivel de la Neshamá, nuestro Moshé interior, es decir a nivel de la comprensión superior,
el hombre actúa libre de sus propias limitaciones.
Esa es la verdadera salida de Egipto.
En la noche de Pesaj se realiza el Seder,
cuyo significado es orden. La Torá nos transmite el orden de cómo debemos salir de nuestras limitaciones.
Por ello la
Hagadá de Pesaj [1] nos recuerda la responsabilidad que tienen los padres hacia sus hijos de relatar dicho episodio generación tras generación,
sintiéndose cada uno como si él mismo saliese de Egipto.
[1]Hagadá de Pesaj: Relato de la vida del pueblo
de Israel durante su esclavitud en Egipto hasta la liberación a través de Moshé y Aharón. La Hagadá se lee durante la cena
de Pesaj y es costumbre que los niños pregunten a sus padres sobre el significado de dicho relato. Los Sabios y estudiosos
suelen quedarse luego del Seder profundizando y exponiendo el significado interior de la festividad.
La Voluntad, el Tiempo y el Espacio
Dijo el Rabí Janiná ben Akashiá:
"quiso el Kadósh Barúj Hú refinar a Israel
y para ello le dio abundancia de Torá y mitzvót" (Mishná).
Cabe aquí la pregunta
: ¿a qué refinamiento se refería el Sabio Rabí?
Las leyes generales que rigen todos los estratos
de la realidad y la vida son la manifestación de la Fuerza Creadora dentro del espacio y el tiempo, es decir la Voluntad del
Kadósh Barúj Hú.
El trabajo espiritual del hombre consiste en elevar su voluntad y deseo a Su Fuente, el Infinito
/ Ein - Sof, recipiente de la plenitud de Su Luz. Cuando esto sucede, toda la multiplicidad de la realidad y la vida
encuentran su resolución al fusionarse con su raíz y máxima identidad, el Kadósh Barúj Hú.
El lenguaje de la Kabalá es una precisa nomenclatura que designa las gradaciones de manifestación de
la voluntad y el deseo.
El Gran Sabio Kabalista I. L. Ashlag en su " Introducción
al Libro del Zóhar" nos explica que la voluntad se encuentra por encima del pensamiento, es decir, que cuando el hombre piensa
no hace más que articular y darle forma mental a su voluntad y deseo.
De acuerdo a la percepción judía de la realidad
el pensamiento no es causa sino consecuencia.
El acto de pensar es el resultado de cómo intelectualizamos y percibimos
nuestra voluntad y deseo.
La función del pensamiento consiste en discernir si nuestro deseo es egoísta o altruista, previendo
así la consecuencia de nuestros actos.
¿Qué es lo que el hombre desea ?
Todos deseamos
recibir plenitud, denominada en el lenguaje de la Kabalá : Luz / Or. Cada uno le confiere a la plenitud, a la Luz,
un nombre. A veces la denominamos riqueza, otras salud, otras amor, etc. Cada nombre que le adjudicamos a la plenitud de la
Luz responde a nuestras propias limitaciones. La plenitud de la Luz no es influenciada a causa de nuestros intereses temporales
ni varía a raíz de los nombres que le adjudiquemos, de la misma forma que las leyes físicas como la gravedad, etc. no se ven
afectadas por nuestros pensamientos ni estados de ánimo; lo que cambia es nuestra relación hacia la Luz. Cada nombre nos indica
la forma en la cual recibimos la plenitud de la Luz. Todas las denominaciones que mencionamos, riqueza, amor,etc., son características
temporales y espaciales, es decir materiales y densas de cómo percibimos
la Luz.
El lenguaje de la Kabalá nos introduce en sus propios códigos y terminología
para denominar nuestra relación y recepción de la Luz / Or, los cuales están por encima de las influencias temporales
y espaciales.
La recepción de la plenitud de la Luz, de lo completo, es la fuerza primigenia que mueve todos los procesos de la Creación.
El deseo de recibir dicha plenitud es lo esencial y común a todos los seres, luego cada uno lo intelectualiza
y limita dentro de su mente y/o emociones, transformándolo en algo intelectual y/o emocional.El deseo de recibir es la naturaleza
básica de todo lo creado y es lo que nos hace limitar y dividir la realidad, alejándonos de lo que se encuentre fuera del
área de nuestros intereses particulares.
La Torá nos transmite que la mitzvá más importante es amar al prójimo
como a nosotros mismos.
Dicha mitzvá nos indica que hasta que el hombre no transforme su deseo de recibir en deseo
de dar no logrará entender a su prójimo, a la vida, ni tampoco podrá conocer
el objetivo para el que fue creado este mundo.
El Kadósh Barúj Hú sólo da, ya que ¿ de
quién va a recibir ?
Nosotros en cambio somos deseo de recibir.
Cuando el hombre recibe para compartir y no por egoísmo
comienza a entender a los otros hombres. De ese modo se transforma él mismo en "socio activo del programa de la Creación",
que consiste en beneficiar a las creaturas en forma infinita.
De acuerdo a la Kabalá, la Creación conforma
el espacio donde se producen los movimientos y cambios activados por la voluntad y el deseo.
Las dos coordenadas básicas
de la Creación son el espacio y el tiempo, es decir que nuestro deseo de recibir se mueve dentro del ámbito de la Creación
(espacio y tiempo) para lograr satisfacer sus ansias de plenitud.
La voluntad y el deseo están por encima del espacio
y del tiempo.
La comprobación más contundente de ello es que cuando deseo realmente algo genero el tiempo y el espacio
para conseguirlo. Siempre tenemos tiempo para lo que realmente deseamos.
Más aún, si ese deseo llega al grado de necesidad,
el tiempo y el espacio no son más que coordenadas en donde la voluntad se expande para lograr su objetivo.
La voluntad supera lo temporal y lo espacial
y es lo que crea, moldea y dirige a estas dimensiones.
La voluntad da forma y dirección a todo lo existente dentro de
estas dos coordenadas, como ser el pensamiento, la emoción y la acción.
Debido a esto, la educación judía busca el desarrollo
y fortalecimiento de la voluntad, lo que por ende mejora y refina el pensamiento, la emoción y nuestros actos. Nuestra voluntad
debe actuar dentro de las leyes objetivas que rigen la Creación, sino caeríamos bajo influencias pasajeras, es decir que simplemente
estaríamos esclavizados a nuestros deseos y emociones temporales olvidándonos del objetivo de plenitud que abarca a todos
los seres y a todos los aspectos de la realidad.
El hombre debe educarse para pensar dentro de
las leyes objetivas que rigen los planos materiales, emocionales, mentales y espirituales como un todo indivisible.
Dichas
leyes se encuentran codificadas en la Sabiduría Interior de la Torá: la Kabalá.
La Sabiduría de la Kabalá se dirige al interior
del hombre, a nuestro deseo y voluntad de recibir la Plenitud Infinita (Kabalá = recepción).
Todas las expresiones de la Sabiduría de la Kabalá
sobre lo temporal y espacial, no se refieren al espacio y al tiempo como los entendemos en nuestra realidad material y sensorial.
En el lenguaje de la Kabalá los términos antes y después significan causa y consecuencia, siendo antes la causa y después
la consecuencia.
Los conceptos superior - elevación se refieren
a la medida de refinamiento del deseo mientras que, por el contrario, los conceptos inferior - descenso son medidas de densificación
del mismo. Cuando se dice que un estado se elevó, significa que el estado inferior refinó su voluntad y deseo fusionándose
con el estado superior, es decir que superó su deseo de recibir egoísta transformándolo en altruismo.
Al profundizar en los códigos y el lenguaje de
la Kabalá comenzamos a percibir el orden que ocupa cada aspecto de la realidad. A partir de allí podemos entender la vida
en forma objetiva, de lo contrario viviríamos en un mundo caótico reaccionando constantemente ante todo lo que sucede sin
percibir como cada particularidad tiene su función y lugar en el Todo.
El estudio y la aplicación de la Kabalá a través
de las mitzvót debe estar integrado completamente a nuestra vida cotidiana, ya que la substancia a la cual la Kabalá
se refiere es el deseo, y es precisamente el deseo lo que la Torá nos exige refinar en nuestro trabajo espiritual.
De acuerdo a la Torá, tanto mejor es el hombre
cuanto superiores son sus deseos, es decir que sus deseos generan el bien. Y esto es lo que expresó Rabí Janiná ben Akashiá
: "quiso el Kadósh Barúj Hú refinar a Israel y para ello le dió abundancia de Torá y mitzvót", con el propósito
de acercarnos a EL, Raíz y Fuente de todo lo creado.
LECTURAS PARA EL SEGUNDO DÍA:
DESDE PÁGINA 12, HASTA PÁGINA 24.
El Espacio espiritual del Alma
El Néfesh, el Rúaj y la Neshamá
son solamente tres aspectos generales de la totalidad de la realidad, de acuerdo a la tradición de la Kabalá. El Néfesh
contiene, a su vez, diferentes aspectos, ya que los instintos poseen también su parte emocional y mental.
Lo mismo sucede con el Rúaj y la Neshamá.
El "mapa espiritual de la realidad" (ver diagrama No. 4) representa una de las formas a través de la cual la Kabalá nos transmite
los diferentes aspectos que conforman al hombre y a la Creación. Debemos entender que la realidad y la vida son dinámicas
y están por encima de esquemas y términos. El estudio preliminar de la Kabalá se basa en el conocimiento del significado de
la terminología para acceder posteriormente a dicha realidad.
|
ATZMUT La esencia |
|
|
EIN-SOF El infinito |
|
|
OR EIN - SOF La luz del Infinito |
|
|
TZIMTZUM Concentración del deseo de recibir la Luz del Infinito |
|
|
NESHAMA |
|
|
ALMA |
|
OLAMOT Mundos-grados de Ocultamiento de la Luz |
|
OROT luces-grados de Revelación de la Luz del Alma |
ADAM KADMON |
|
IEJIDA |
ATZILUT |
|
JAIA |
TIEMPO- ESPACIO |
BRIA |
|
NESHAMA |
IETZIRA |
|
RUAJ |
ASIA |
|
NEFESH |
Diagrama 4
De la misma forma que un músico lee una partitura,
o un científico descifra una fórmula, así también el iniciado interpreta el sentido correcto de los textos cuando conoce el
significado completo de cada uno de los términos del lenguaje de la Kabalá.
Néfesh, Rúaj y Neshamá son los aspectos
del alma que están dentro del ámbito del tiempo y del espacio, ya que los instintos, las emociones y los pensamientos se suceden
temporal y espacialmente.
Hay otros aspectos del alma, en hebreo Jaiá y Iejidá, los cuales están por encima
de la influencia del tiempo y el espacio y se relacionan con los aspectos más interiores del alma como ser el deseo, la voluntad
y el placer.
La voluntad y el placer están por encima del
pensamiento, la emoción y los instintos, siendo ellos la fuerza motora que mueve a los hombres. El pensamiento discierne entre
los diferentes aspectos de nuestra voluntad, para lograr aprehender lo completo, la plenitud que se expande desde la Esencia
del Creador / Atzmút
Observamos en nuestro " mapa " (diagrama No.
4), que la raíz del alma está en el Infinito/Ein - Sof, como nos lo transmite la Sabiduría de la Kabalá: Previo a la
Creación, la plenitud de la Luz Infinita llena toda la realidad no habiendo espacio para que el vacío ni la necesidad se manifiesten
("Etz Jaím").
A nivel de nuestra percepción diríamos que la plenitud satisface todos nuestros pensamientos, emociones
y deseos, de modo que no queda ningún otro aspecto de la realidad que pueda surgir y atraer nuestra atención. Antes de que
surja cualquier deseo o voluntad, la plenitud de la Luz Infinita lo colma, tal como sucede con el feto en el vientre materno
que recibe alimento y calor antes de desearlo. Estaríamos plenos, sin conciencia del deseo, ya que antes de que surja cualquier
deseo la plenitud lo llena. Es como la historia del príncipe que vive en el palacio de su padre, el rey. Al príncipe nada
le falta. Todo lo del rey es suyo, pero él no es el rey. Luego, y continuando con el texto del "Etz Jaím", surge el tzimtzúm
/contracción del deseo de recibir la plenitud de la Luz Infinita.
El príncipe desea igualarse a su padre, ser rey,
pero para ello deberá dejar el palacio y crear su propio reino. Como consecuencia de la contracción del deseo de recibir /
tzimtzúm, la plenitud de la Luz Infinita se oculta dejando un vacío de ella misma.
Ello sucede dado que no hay
imposición en el terreno espiritual, por lo tanto el tzimtzúm permite que surja el libre albedrío y podamos optar por la Luz
- el bien - por nuestra voluntad, y no por imposición.
Nuestro príncipe se va del palacio y surge el deseo y la conciencia
de todo lo que poseía dentro del reino. Ahora el príncipe comienza a comprender a su padre, ya que ante la carencia toma conciencia
del valor de todo lo que poseía, y de la gran responsabilidad que implica ser rey. Como resultado del ocultamiento de lo pleno
aparece el deseo. El deseo estaba incluído en el estado anterior, pero no tenía la posibilidad de manifestarse, ya que la
plenitud infinita colmaba al deseo sin dejarle espacio para que se manifieste. El príncipe en el palacio tenía deseos, pero
el rey saciaba todas sus necesidades y el príncipe no tenía conciencia de lo que poseía. Al dejar el palacio surge en el príncipe
el deseo de volver a poseer lo que ya era suyo, sólo que ahora es por su propia necesidad y no porque su padre se lo dio.
El estado de Infinito / Ein-Sof incluye
la Luz (plenitud) y el deseo de recibir la Luz en equilibrio, pero como la Luz llena el deseo, por consiguiente no lo percibimos.
Ello es análogo al verdadero amor que unifica sin dejar espacio para que otro sentimiento lo extinga.
Luego del tzimtzúm / contracción del deseo
de recibir, aparecen los dos estados en forma independiente: la Luz - plenitud, y el deseo de recibir la Luz. Después de que
el príncipe deja el palacio, surge la nostalgia de su vida anterior. Esa nostalgia es la que mueve al príncipe a querer recuperar
dicha realidad. El espacio creado por el deseo, la nostalgia de la Neshamá de recuperar el estado de plenitud / Ein
- Sof, es la Creación. La Creación es el proceso gradual que acerca el deseo a la plenitud de la Luz hasta unificarlos
nuevamente como en el estado de Infinito / Ein - Sof, previo al tzimtzúm.
¿Cuál es la finalidad de volver a realizar lo
ya existente antes de la Creación ? Como vimos: "Previo a la Creación la Luz del Infinito llena toda la realidad". Este proceso
es necesario para la voluntad y deseo de la Neshamá, siendo que en la Luz, en la plenitud, no hay absolutamente ningún
cambio ni movimiento. La Luz es completa en sí misma. En cambio, al perder la plenitud de la Luz, el deseo de la Neshamá
debe lograr reconstruir el estado de Infinito por su propia necesidad, y no recibir la Luz por imposición como sucede previo
a la Creación.
Un ejemplo claro para entender dichos conceptos
es la relación entre padres e hijos. Cuando el hijo forma una familia y deja la casa de los padres, aprende a ser independiente
y autosuficiente como siempre quisieron sus padres, pasando a ser ésta su propia necesidad y no, como lo era anteriormente,
sólo el deseo de sus padres.
" Por eso dejará el varón a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una sola
carne." ( Genesis 2:24)
Los hijos entienden a sus padres cuando ellos
mismos se transforman en padres. El hombre comienza a entender al Creador cuando él mismo se transforma en creador, es decir
cuando da.
El deseo del alma toma conciencia de la Luz cuando la necesita por su propia voluntad y conciencia, y no por
imposición. La independencia del deseo con respecto a la Luz genera nuevos espacios espirituales indicados en nuestro "mapa"
por los 3 mundos: Briá, Ietzirá y Asiá, que indican los diferentes grados de recepción de la Luz Infinita. Los estratos
del alma, también denominados grados de la Luz, señalan los grados de aproximación del deseo hacia la Luz. En el lenguaje
de la Kabalá, el deseo es denominado klí y la Luz Or.
Los 5 grados de la Luz / Or y los 5 mundos
/olamót que reciben dicha Luz están situados en nuestro "mapa" (diagrama 4) uno frente al otro, indicando así la relación
directa de cada grado de la Luz / Or con su respectivo espacio y mundo.
El tiempo y el espacio sólo se manifiestan
a partir de los 3 mundos inferiores Briá, Ietzirá y Asiá. Esto sucede ya que los 2 estratos superiores del alma - la
voluntad (Jaiá) y el placer (Iejidá) - se encuentran por encima de la influencia temporal y espacial. Ello se
debe a que la voluntad y el placer del alma no dependen de cambios sino que son permanentes. El alma sólo desea unificarse
a la plenitud de la Luz como el amor que unifica al hombre y a la mujer para crear y dar de sí mismos. Pero cuando la voluntad
y el placer se revisten de pensamientos, sentimientos y acciones comienza el movimiento en pos de la plenitud de la Luz en
los 3 mundos inferiores, Asiá, Ietzirá y Briá. Ello produce movimiento a nivel humano, generando así tiempo y espacio.
La Kabalá y el Judaísmo en general, a través
del estudio de la Torá y la aplicación de las mitzvót, se basa en el desarrollo de todos estos aspectos orientados
hacia el objetivo fundamental: guiar al deseo, la voluntad y el placer del hombre hacia el bien colectivo " AMARAS A TU PROJIMO
COMO A TI MISMO"
Los Estados de la Voluntad y el Deseo
Antes de la manifestación del tzimtzúm (contracción
original del deseo de recibir la plenitud de la Luz Infinita) el Ein-Sof (Infinito) llena toda la realidad.
"Debes saber que antes de la emanación de las
emanaciones y de la creación de las creaciones, Or Elión Pashút (Luz Suprema Simple) llena toda la realidad. Y no hay
en ese estado, lugar vacío distinguible como aire vacuo ni espacio, sino que todo está lleno de esa Luz Infinita Simple. Y
no hay para ese estado distinción de principio ni de fin, sino que es todo Luz Simple, igual en una igualdad única. Y eso
es lo llamado Luz Infinita (Or Ein- Sof)" .
" El Arbol de las Vidas"/"Etz Jaím" (texto transmitido
por el Rabino y Sabio Kabalista Itzják Lúria Ashkenazi a su discípulo el Rabino Jaím Vital siglo XVI, Safed).
Como vimos en el capítulo "El espacio espiritual
del alma": Ein- Sof es el estado previo a la manifestación de la Creación en el cual reina el lleno absoluto y donde
el deseo es colmado antes de manifestarse. antes de que surja cualquier deseo o voluntad, la plenitud de la Luz del Ein-Sof
lo llena tal como sucede con el feto en el vientre materno, quien recibe alimento y calor antes de desearlo. Esto sucede,
no porque no exista allí voluntad ni deseo sino a causa de que la plenitud de la Luz llena toda la realidad sin dejar espacio
para que el deseo u otro tipo de voluntad se manifieste. Al no haber ninguna voluntad ni deseo no hay "movimiento", ya que
el deseo y la necesidad son los que producen dicho "movimiento".
Si no hay "movimiento" tampoco rigen "allí" el
tiempo y el espacio. En cambio, luego que se activa el tzimtzúm (contracción y limitación) surgen la voluntad y el
deseo. Lo que estaba en potencia pasa a manifestarse, y aparecen así el tiempo y el espacio y todo tipo de formas y movimientos
buscando reconstruir el estado previo al tzimtzúm. Nace la Creación, es decir, el deseo y la voluntad de recibir la
Luz que llena la realidad antes de revelarse el tzimtzúm.
La Creacion, lo nuevo, es el deseo.
Debemos
saber que hay dos formas de ver la realidad.
La primera es anterior al tzimtzúm, raíz y esencia
de todo. Es el equilibrio completo en el cual todas las posibilidades están incluídas en armonía perfecta, el Infinito / Ein
- Sof.
La segunda es posterior al tzimtzúm e
incluye infinidad de posibilidades y aspectos en su forma de manifestarse.
- La primera está más allá de la percepción y
la conciencia momentánea del hombre. Se halla fija en SU LUGAR, trascendiendo todo espacio, tiempo, cambio y permutación .
Es el estado de Infinito / Ein - Sof.
- La segunda, en cambio, depende de la voluntad
y el deseo de cada hombre, y está subordinada a los cambios emocionales y mentales dentro de las coordenadas de espacio y
tiempo a las cuales cada hombre está sometido.
- El primer estado, anterior al tzimtzúm,
se encuentra más allá de los cambios y es la meta de toda actividad y movimiento, es decir, de todo estado que no sea "ESE"
(el Infinito).
- El segundo, es el estado de manifestación en
el cual se producen todos los cambios y dentro del cual todo lo que esté fuera del primero se mueve constantemente, produciendo
diferentes formas en su querer asemejarse al primero, es decir al estado previo al tzimtzúm.
- El segundo es un ocultamiento del primero y
comprende toda la gama de grados existentes exceptuando al primero; entendiendo estos grados y diferencia de estado como diferencias
en lo que se desea y donde se aplica la voluntad.
La cercanía o distancia entre los hombres reside
en donde cada uno focaliza su voluntad y deseo, y eso es lo que acerca o aleja a un hombre de su semejante. Debido a ello
la educación judía, a través de la Torá y las mitzvót, educa la voluntad y el deseo, llevando gradualmente al hombre a depurar
y elevar su deseo hasta hacerlo uno con la plenitud de la Luz Infinita.
Cuanto mayor es la lejanía con respecto al estado
de lleno y completitud, el Infinito - Ein Sof, mayor es la "distancia" con respecto al origen. Pero esta "distancia"
no se mide en términos de espacio ni de tiempo, sino en la forma diferente de aplicar la voluntad : Deseo de recibir - egoísmo,
o deseo de dar - altruismo.
En la Creación percibimos infinidad de grados
de la voluntad y el deseo. Desde los estados más "alejados" e inmersos en los mayores ocultamientos espirituales como los
reinos mineral, vegetal y animal, hasta llegar al hombre donde están dadas todas las posibilidades y potencias para llegar
a los más altos grados, trascendiendo así la mecanicidad de los estados inferiores. El hombre contiene en sí todos los reinos
existentes, desde lo mineral hasta las posibilidades más refinadas de lo espiritual. A través del uso de su voluntad, el hombre
puede trascender la identificación con los estados inferiores y alejados del estado original, el Infinito/Ein- Sof, para ser
UNO con la única REALIDAD el KADOSH BARUJ HU.
La Esencia, el Infinito y el
Alma I
La generalidad de la realidad desde el punto
de vista espiritual se divide en tres índoles:
ATZMUT
EIN- SOF
NESHAMA
ATZMUT:
es la esencia inmanifestable, la mismidad del Creador y su "lugar" está por encima de la palabra y toda articulación posible.
De acuerdo con los maestros de la Kabalá nada se puede expresar acerca de SU ATZMUT, ya que no tenemos alcance alguno. Todo
lo que digamos acerca de la ATZMUT del CREADOR estará basado en meras suposiciones e imaginación, y la Kabalá sólo trata de
lo que el hombre tiene la potencialidad de alcanzar mediante su esfuerzo y superación.
Por lo tanto, todo esfuerzo en dirección a definir
la Esencia es contraproducente y no responde a los propósitos de la Kabalá.
Todo el vocabulario que maneja la Sabiduría de
la Kabalá no tiene realidad en Atzmút, es decir en la Esencia del Creador, sino sólo en la Luz que se expande desde
EL, en Su manifestación.
EIN-SOF: es el Infinito donde se encuentra el "programa de la Creación", cuya finalidad y voluntad es beneficiar a las creaturas
infinitamente. Ein - Sof es el "lugar" de encuentro entre la Esencia del Creador y la Neshamá, entendiendo este vínculo como
la voluntad original de dar placer y completitud a todas las creaturas. Por lo tanto Ein - Sof es el espacio de relación
entre la Esencia del Creador/Atzmút y su Creación.
NESHAMA: es aquella a la cual le está destinada
toda la plenitud, beneficio y completitud contenidos en el Ein - Sof.
Cinco nombres tiene el alma y éste es su
orden de lo inferior a lo superior: Néfesh, Rúaj, Neshamá, Jaiá y Iejidá. Así comienza el libro "Shaar haGuilgulím"/
"El Pórtico de las Rotaciones del Alma", tal como lo recopiló el Rabino y Kabalista Jaím Vital según lo recibió de su maestro
el Rabino y Sabio Kabalista Itzják Luria Ashkenazi, conocido como el Ariz’al.
La Luz del Infinito / Or Ein - Sof, al
ingresar dentro del ámbito de la Creación adquiere voluntad y conciencia diferenciada, lo cual se traduce en diferentes seres
y formas. Este proceso ocurre simultáneamente en todas las particularidades de la Creación, adoptando así la Luz del Infinito
diversos grados e índoles. En el hombre estos grados de voluntad y conciencia conforman los diversos estratos del alma, llamados:
Néfesh, Rúaj, Neshamá, Jaiá y Iejidá.
Los 5 estratos del alma con su infinidad de gradaciones
son los grados de la Luz del Infinito revestidos en la conciencia, voluntad y deseos del hombre.
Estos 5 grados son las Luces que luego van a
iluminar gradualmente los ocultamientos producidos por el acto del tzimtzúm / contracción original del deseo de recibir
la Luz del Infinito, en los 5 mundos denominados : Adam Kadmón, Atzilút, Briá, Ietzirá y Asiá.
LA PERCEPCIÓN DE LA REALIDAD EN EL JUDAÍSMO
Principios generales I
Introducción
Para introducirnos en la percepcion judia
de la realidad debemos aprehender determinados principios generales que nos facilitaran la comprension de los objetivos de
la educacion de acuerdo a los parametros que nos enseña la Tora.
1. Cuatro formas generales
La Tora, en el libro de Bereshit - Genesis 2:4,
nos ensenia que el mundo fue creado para la accion. Por ello observamos que toda sabiduria, filosofia y corriente de pensamiento
finalmente se materializa en actos concretos y en un modo de vida a traves de cuatro formas generales:
a) Cuando el pensamiento y la emocion justifican nuestros
deseos sin considerar las consecuencias que estos generen: egoismo.
b) Cuando la pasividad e inercia dan lugar a «espacios vacios»
que en ultima instancia son llenados por pensamientos, emociones y actos inconcientes: indiferencia.
c) Cuando nos basamos en nuestros pensamientos y emociones
para prever los efectos de nuestras acciones: buenas intenciones.
d) Cuando discernimos en base a Principios Universales y
Objetivos, previendo asi, realmente, la consecuencia de nuestros actos: altruismo.
El item d) señala el proposito de la educacion
judia. De ahi el lugar insustituible que ocupa el estudio como medio para que el hombre agudice cada vez mas su discernimiento,
pues de lo contrario corremos el riesgo de hacer del conocimiento un fin en si mismo: saber por saber.
El estudio debe
llevar a la comprension y esta a la practica transformando asi la actitud humana, en forma tal que tomemos conciencia de nuestras
acciones, y si estas conducen al bien colectivo.
Solo entonces podremos prevenir que surja el egoismo, consecuencia de
la autojustificacion y la percepcion subjetiva de la realidad.
Amaras a tu projimo como a ti mismo. Levitico 19:18
No hagas al projimo lo que no quieras que te hagan a ti.
Talmud Babli, Shabat 31
El pueblo de Israel ha perpetuado esta forma de percibir
la vida basado en las mitzvot (*), las cuales le brindan al hombre parametros concretos con que evaluar la realidad
y un camino seguro para lograr su plenitud y la finalidad para la cual fue creado.
Asi el mensaje judio se transmitio
de generacion en generacion llegando su esencia universal vigente e intacta hasta nuestros dias.
(*) Codigo que incluye 613 instrucciones generales
contenidas en la Tora para el trabajo espiritual del pueblo de Israel.
2. Una nueva y original forma de percibir la realidad
Hace aproximadamente 4000 años Abraham Avinu
inicia una nueva y original forma de percibir la realidad basada en el altruismo, tal como fue expuesto en el item 1 apartado
d).
Abraham Avinu comprendió la dificultad y las
debilidades del hombre en su camino espiritual; siendo aún niño destruyó las estatuas de Téraj, su padre, quien se encontraba
inmerso en la idolatría reinante.
La representación de imágenes fija la realidad
en un momento histórico, a una estética, a una determinada cosmovisión.
El impedimento de darle forma material a la realidad
espiritual nos exige sobreponernos a nuestras limitaciones mentales y emocionales.
La imagen parcializa y proclama la independencia
de lo particular y pasajero en lugar de elevar e integrar lo individual a lo eterno.
Abraham Avinu des-cubre que la aparente multiplicidad
de seres y aspectos que conforman la realidad, tanto de orden material-sensorial como espiritual, son diversos grados de una
misma y única Realidad Infinita, denominada en el lenguaje interior de la Torá: Ein - Sof. Dicha Realidad es generada
por la Esencia Creadora, la cual es llamada en el mencionado lenguaje espiritual: Kadósh Barúj Hú, HaShém, Atzmút,
etc.
3. De acuerdo a Sus actos Lo conoceré
Del Kadósh Barúj Hú no tenemos aprehensión
ni percepción en absoluto. Los cinco sentidos humanos sumados a lo máximo que nuestra imaginación pueda transmitirnos es,
en el mejor de los casos, la manifestación del efecto de la actividad de la Esencia, pero nada pueden ofrecernos acerca de
la Esencia en sí misma.
De acuerdo al judaísmo la Esencia es incognoscible y no posee nombre ya que todo nombre es un
límite, una definición, y aquí nos estamos refiriendo al principio generador de toda la realidad, el cual es atemporal y aespacial.
Los textos tradicionales judíos nunca definen la Esencia, sino que los nombres y denominaciones allí mencionados se refieren
a las diferentes formas y manifestaciones a través de las cuales la percibimos.
4. Si Lo conociera sería El (Baal Shém Tov)
Solamente en el Kadósh Barúj Hú «somos».
Cuando la mente intenta conocer al Yo, en hebreo Anojí, llega a un punto impenetrable, dado que conocer nuestro Yo
y conocer la Esencia es lo mismo (ver item 3) .
El Kadósh Barúj Hú es la máxima identidad de toda la realidad en
«donde» todo y todos «somos Uno».
Así como el agua contenida en un recipiente al ser devuelta al océano se funde y unifica
con el mar, así cada alma es parte inmanente de la Esencia Infinita.
En el ámbito espiritual conocimiento es fusión, en
hebreo dvekút. Dvekút es lo que unifica al conocedor con el conocimiento y lo conocido. Para lograr la dvekút no
es suficiente la especulación intelectual, es necesaria la vivencia, que se alcanza mediante el estudio de la leyes espirituales,
la Torá, y la práctica de actos de bien: las mitzvót. De esa forma el hombre recrea en su vida la Realidad Infinita.
5 . Leyes espirituales
Cuando el hombre des-cubre una ley accede a un
código que le proporciona los elementos y el orden de cómo definir y reproducir un fenómeno.
Así como el conocimiento
de la ley de gravedad nos permite construir edificios, aviones, etc., el conocimiento espiritual nos permite crear el «espacio
apropiado» para que se manifieste el amor, la comprensión, el aprendizaje, etc.
Las leyes que rigen el ámbito corporal,
instintivo, emocional, mental y espiritual son objetivas, ya que no dependen de lo que sentimos, pensamos, ni de cómo percibimos
la realidad. Si creemos o no creemos en la ley de gravedad, ésta actuará independientemente de nuestra creencia.
La auténtica educación judía debe forjar en el
hombre instrumentos de discernimiento que le permitan captar la realidad en base a parámetros objetivos.
Por ello la Torá
nos transmite principios concretos: las mitzvót, que al ser realizadas concientemente, como será explicado a lo largo
del libro, logran activar todas las potencialidades del hombre expandiendo permanentemente su visión de la realidad.
La
realización de las mitzvót nos compromete intencionalmente con las necesidades del prójimo y la sociedad. De esta forma
el hombre actúa como el Kadósh Barúj Hú, da de sí, y al hacerlo, finalmente, disfruta de una nueva vivencia: comienza
a conocer-Lo y ser en El, como fue explicado en el item 4.
6. Estímulos exteriores - estímulos interiores
El hombre vive generalmente reaccionando ante
estímulos exteriores:
¿Qué opinan de mí, qué poseo?, etc.
El egoísmo, la imagen superficial y lo perecedero
absorben gran parte de las energías humanas.
La realidad material-sensorial acapara la existencia, haciendo que el hombre
olvide su verdadera identidad y el objetivo de su existencia.
Cuando esto sucede, la conciencia comienza a recorrer un
laberinto en torno a lo inmediato, a la apariencia, olvidando el hombre «quién es» y el porqué de su existencia. La vida se
transforma en un permanente reaccionar ante lo superfluo, y así se crea una sociedad en la cual sus integrantes no se conocen
a sí mismos y no conocen a su prójimo; ya que toda relación se basa en la imagen y en estímulos exteriores.
Los verdaderos
objetivos quedan opacados y la fuerza interior se diluye, perdiendo el hombre la conciencia de su identidad y el propósito
de su existencia.
7. El impulso interior
Las mitzvót -fundamento de la percepción
judía de la realidad- nos brindan los medios para superar la dependencia que impone la realidad material-sensorial cuando
se transforma en un fin en sí mismo.
El Shabat, por ejemplo, establece un entrenamiento
espiritual semanal:
La mujer enciende las velas. Llega la Luz al
hogar creando una pausa de toda actividad en pos del ámbito material y por lo tanto una distinción cualitativa dentro del
tiempo. Cada individuo en forma personal, y la comunidad colectivamente a través de la tefilá (Concepto traducido generalmente
como oración y plegaria, es la meditación judía por excelencia a través de la cual el hombre activa todo su ser y la realidad
en dirección a su origen y el origen de todo lo creado: el Kadósh Barúj Hú.), los cánticos y la alegría, unen sus voluntades
a la voluntad del Kadósh Barúj Hú (ver item 4). Cada familia se reune en su respectivo hogar, recibe generalmente huéspedes
(lo cual incluye varias mitzvót), realizan el kidúsh, etc. Todo ello crea un espacio en el tiempo dentro del
cual podemos des-cubrir un nuevo ámbito de la realidad: el altruismo.
Cada acto que me identifica con el Shabat, como cada
una de las mitzvót, activa cuatro componentes básicos:
a) Concreto: La realización del acto en sí.
b) Emocional: El entusiasmo y la actitud positiva.
c) Mental: La intención conciente. El conocimiento
de los diferentes mecanismos sensibles e inteligibles que son activados al realizar la mitzvá.
d) Espiritual: El altruismo que expande permanentemente
la percepción de la realidad.
La realización del acto concreto (a) y la emoción
positiva (b), sumadas a la comprensión superior (c), expanden la conciencia humana (d).
La experiencia del rito, en su
índole interior, nos da acceso a una forma de conocimiento que fusiona (dvekút) al individuo con sus semejantes y con
su máxima identidad: el Kadósh Barúj Hú.
Lo mental nos brinda cierta noción de la realidad
pero también la limita. Por ello la experiencia y aprehensión interior de los símbolos y ritos, asociados al estudio conciente,
nos ayudan a trascender las formas puramente intelectuales.
De ese modo el hombre comienza a percibir lo interior y a
superar la vida basada tan sólo en estímulos exteriores.
Pero el comienzo, como todo comienzo, exige un
desafío: el esfuerzo de superar las influencias del mundo material-sensorial, o sea, destruir los ídolos tal como lo hizo
Abraham Avinu (ver item 2).
Quien vivió pendiente de estímulos exteriores deberá activar su voluntad para salir
de la inercia y «cambiar el rumbo». Ese es un momento muy importante, ya que aparece la oportunidad de comenzar a conocernos
des-cubriendo quiénes realmente somos (consultar item 4) .
Cuando hacemos una pausa con respecto a la realidad
material-sensorial creamos un espacio en el tiempo: Shabat.
La auténtica vida de Torá y mitzvót desarrolla
la percepción de la realidad, no sólo en función de las necesidades propias sino también de las del semejante y la sociedad.
Así logramos transformar el espacio que nos distancia de los hombres en un espacio de encuentro, donde nos asociamos desarrollando
proyectos para el bien colectivo. De este modo, cada individuo logra reconocerse como parte inherente de una misma y única
realidad infinita e indivisible.
8. Un sendero que trasciende las barreras del tiempo
La percepción de la realidad iniciada por Abraham
Avinu tendrá continuidad a través de su descendencia, primero con su hijo Itzják y luego a través de su nieto Iaacóv.
Varias generaciones después, cuando Moshé Rabeinu recibe y transmite la ley escrita y oral, la Torá, y el pueblo de
Israel se consolida como nación, esta forma de pensamiento adquiere un carácter nacional y universal.
El Tanáj, la Mishná, el Talmud, la Kabalá, la
Halajá, la Jasidút, el Musár, etc., sumados a las miles de explicaciones y comentarios que de estas fuentes surgieron, nos
transmiten por miles de años una línea de pensamiento, una identidad, y principalmente una forma de vida basada en la unidad
armónica de todos los aspectos de la realidad.
9. Del hombre al hombre, del hombre al Kadósh Barúj Hú
Dicha forma de aprehender la vida como un todo
se traduce en el modo en el cual el judaísmo percibe la relación del hombre con su prójimo y la relación del hombre con la
fuerza generadora y máxima identidad de toda la realidad.
En el judaísmo estos dos aspectos son complementarios
y se refuerzan constantemente. Así el hombre tiene la posibilidad de desarrollarse en base a parámetros concretos y evaluar
la realidad en todos los ámbitos en los cuales la vida se manifiesta.
Como fue explicado en el item 1 toda filosofía
y/o forma de pensamiento desemboca finalmente en un modo de vida y, por lo tanto, en una escala de valores. Es por ello que
la educación judía se concentra en el fortalecimiento de la voluntad altruista, ya que es justamente el egoísmo la fuente
del mal. Pero, como lo hemos mencionado y desarrollaremos con más profundidad a lo largo del libro, ello debe ser realizado
en base a principios universales-objetivos y no solamente de acuerdo a nuestro sentir momentáneo. Dichos principios, como
vimos, son las mitzvót que transmite la Torá, puesto que a través del desafío constante de su aplicación nos enfrentamos
concientemente con nuestros deseos evaluando objetivamente si nuestro comportamiento es altruista o egoísta.
Las mitzvót son los principios universales
que rigen la armonía entre los hombres y los diversos planos de la realidad: material-sensorial, emocional, mental y espiritual.
Como ya lo aclaramos son objetivas, de la misma forma en que lo son las leyes que controlan los fenómenos físicos que el hombre
no inventa sino que des-cubre, ya que no dependen de lo que sentimos y pensamos, ni de nuestra intelectualización de la realidad.
Hacer hincapié en transformar el egoísmo en altruismo
es el objetivo central de la educación judía, ya que el egoísmo nos hace perder objetividad al alejarnos de nuestra verdadera
esencia.
De este modo el hombre educa su voluntad y aprende a identificar el bien y elegir por sí mismo.
Entonces logramos
expandir y armonizar gradualmente nuestros limitados deseos con la voluntad del Kadósh Barúj Hú siendo ésta, en última
instancia, nuestra verdadera y máxima aspiración e identidad.
Jaim Zukerwar
El tiempo y el espacio
Lo mental confiere cierta noción de la realidad
pero también la limita. Por ello la experiencia y aprehensión interior de los símbolos y ritos, asociados al estudio conciente,
nos ayudan a trascender las formas puramente intelectuales (item 7).
Los interrogantes de cuándo y dónde comenzó la
Creación carecen de sentido para nuestros Sabios, ya que el tiempo y el espacio son formas de percepción que surgen con el
hombre. Las preguntas que siempre ocuparon a los Sabios de Israel son: ¿cuál es el objetivo de la Creación y cuál es la función
del ser humano?
Cada una de estas líneas de pensamiento genera
una forma diferente de percibir la realidad:
a) La búsqueda de respuestas a los interrogantes
de cuándo y dónde comenzó la Creación, conducen a un análisis exterior de la existencia, puesto que focalizan la atención
humana en los procesos del ámbito material-sensorial descuidando el resto de la realidad.
b) En cambio, al preguntarnos ¿cuál es el objetivo
de la Creación y cuál es nuestra función?, dirigimos el pensamiento a des-cubrir el orden de causa-consecuencia que rige no
solamente los fenómenos del ámbito material-sensorial, sino que también la realidad espiritual.
Cuando decimos espiritual, como ya fue explicado,
nos referimos al ámbito de la realidad que nos posibilita el acceso a las causas, en tanto que material son las consecuencias generadas por dichas causas (consultar item 27).
Los interrogantes de cuándo y dónde comenzó la Creación se refieren al plano material-sensorial. En cambio ¿cuál es
el objetivo de la Creación y cuál es nuestra función? se dirigen a lo espiritual,
las causas, y es sólo a través de dicha
forma del conocimiento que develaremos finalmente, también, el sentido espacial y temporal de la realidad.
El ámbito espiritual
es un espacio «concreto» al que el ser humano puede tener acceso cuando toma decisiones basado en principios universales y
objetivos y no sólo a partir de su sentir momentáneo (ver item 70).
El ámbito espiritual es el plano de las causas en el cual todo está en potencia y donde se produce
la «concepción» de toda la realidad. Todo ser, fenómeno, objeto y aspecto de la vida es concebido en el ámbito espiritual;
luego se encadenará a través del ámbito mental y emocional para manifestarse finalmente en el plano material-sensorial.
La aprehensión de la realidad espiritual, las
causas, y todo el proceso que eso implica, exige un amplio y exhaustivo aprendizaje, ya que estamos acostumbrados a impresionarnos
por las formas exteriores que nos llegan a través de los sentidos, olvidando muchas veces que nuestra percepción de la realidad
es el resultado de un proceso en el cual los sentidos nos brindan tan sólo una lectura inmediata. Los sentidos no son sino
canales a través de los cuales percibimos, pero luego debemos discernir la información receptada. Para comprender este concepto
es necesario conocer los dos niveles de discernimiento que el ser humano realiza (Hakdamá Panim Masbirót 16):
1) Entre lo que nos hace sentir bien y lo que nos hace sentir
mal.
2) Entre lo verdadero y lo falso.
El primer punto de discernimiento (lo que nos
hace sentir bien y lo que nos hace sentir mal) es común a todos los reinos de la naturaleza y es de orden instintivo.
El
segundo (lo verdadero y lo falso) es exclusivo del ser humano y requiere una elaboración intelectual, ya que nos exige ver
objetivos a largo plazo.
El primero se refiere al ámbito sensible que conocemos a través de los sentidos. El segundo al
inteligible alcanzable mediante la inteligencia, como lo explicamos en el item 26.
Cuando el hombre toma conciencia de
dichos principios comienza a expandir su percepción de la realidad, dado que ahora ya no la limita a meras sensaciones, sino
que puede acceder
paulatinamente a las causas y luego al objetivo que hay por detrás de toda la realidad material-sensorial.
A pesar de que los interrogantes de cuándo y
dónde comenzó la Creación no tienen sentido para nuestros Sabios, como fue ya explicado al comienzo del item, encontramos
en los textos de nuestra tradición: la Torá, el Zóhar, Etz Jaím, etc. expresiones temporales, espaciales y antropomórficas.
Cuando los textos se expresan en términos temporales
se refieren a causas y consecuencias; siendo «lo anterior» la causa y «lo posterior» el «efecto» de dicha «causa». Algo similar
sucede con los términos espaciales: «alto», «elevado», indican cercanía al origen, al Infinito o Ein - Sof; mientras
que «bajo», por el contrario, significa lejanía del origen. Lo elevado es el altruismo, pues nos acerca gradualmente a la
forma original, a la Fuente Infinita que nutre en forma altruista a toda la realidad, al Kadósh Baruj Hú. El egoísmo,
por el contrario, es lo bajo pues nos aleja de El.
El antropomorfismo que aparece en los textos
tradicionales es una forma de expresión utilizada para que el ser humano comprenda, a partir de su realidad y experiencias
en el plano material-sensorial, los conceptos espirituales que se encuentran «más allá» de lo temporal-espacial.
Nomenclatura espiritual
El Rav Áshlag nos explica en el libro Prí
Jajám (El fruto del Sabio), Introducción al Segundo Tomo, que a pesar de que los textos kabalísticos distinguen diferentes
formas en la realidad espiritual, como ser mundos, sefirót, grados, etc., ésta nomenclatura se refiere únicamente a nuestra
percepción. En la plenitud de la Luz no hay sefirót, grados ni niveles de ninguna índole. Dichas clasificaciones surgen
en nuestro pensamiento, producto de cómo nosotros intelectualizamos la realidad que se expande del Kadósh Barúj Hú (véase item 68).
Nuestra percepción no tiene la más mínima posibilidad
de aprehender-Lo en Sí Mismo. En Su Esencia nuestra conciencia selectiva se diluye, dado que «Allí» el conocimiento, el conocedor
y lo conocido son Uno. En cambio, en los dominios del tiempo y el espacio, en la multiplicidad de la Creación, para que nosotros
percibamos Su Voluntad de dar plenitud, creó y nos dio los sentidos por medio de los cuales somos activados y tomamos conciencia
de Su Luz.
El libro del Zóhar y también el Ariz-al, en el
Shaar haHakdamót (Pórtico de las Introducciones), entre otros, nos aclaran que las expresiones y relatos utilizados
tanto en la Torá escrita como en toda la tradición oral no deben ser tomados literalmente. Las expresiones que allí aparecen
manifestando situaciones y aspectos de la realidad conocidos por nosotros, fueron así expuestos como referencias para acercarnos
a la realidad espiritual despojada de tiempo y espacio.
Encontramos en el Zóhar (parte tercera, pág.
152), por ejemplo:
Dijo Rabí Shimón Bar Iojái: ¡Ay de quien diga que la Torá viene a contarnos relatos triviales! Siendo
así, aún hoy podemos hacer «Torá» de relatos cotidianos y hasta más bellos que ellos. Y si la Torá viene a explicarnos asuntos
de este mundo, los gobernantes del mundo tienen entre ellos asuntos más interesantes. Todas las palabras de la Torá se refieren
a causas superiores, espirituales.
Los relatos de la Torá son sólo su vestidura,
y quien piense que la vestidura es la Torá misma y que no hay nada más, es tan ignorante como el que juzga a las personas
por su apariencia exterior pensando que la persona es su ropaje (ver items 52 y 68). La Torá, al igual que las personas, tiene
vestimentas, cuerpo, neshamá (alma) y neshamá de la neshamá. Los relatos, como vimos, son su ropaje,
las mitzvót son su cuerpo, la neshamá es Israel que activa las mitzvót y por sobre todos se encuentra la Neshamá
de la neshamá: el Kadósh Barúj Hú.
Al Kadósh Barúj Hú es a «Quien» debemos llegar a través de
la Torá (ver item 4).
También encontramos en el Shaar haHakdamót , Introducción Primera:
Es sabido que en
lo «alto» no hay cuerpo ni tampoco fuerza corporal alguna. Todas esas imágenes e ilustraciones (que nos describen los libros),
no están sino para refinar el oído de modo que el hombre pueda comprender los estados superiores-espirituales, que son imposibles
de aprehender y registrar en la mente humana. Por ello «se concedió el permiso» de hablar en el contexto de ilustraciones
e imágenes. Así, tanto en el libro del Zóhar como en la misma Torá, nos encontramos con expresiones como: los ojos de HaShem
rondan en toda la Tierra, los ojos de HaShem se dirigen hacia los tzadikím (justos), y HaShem escucha, huele, habla,
etc. Cuánto más grandioso es aún lo escrito: y creó HaShem al hombre a su imagen y semejanza, a imagen y semejanza lo creó,
masculino y femenino. Y si la Torá misma lo dice, también nosotros podremos expresarnos en tal lenguaje con la correspondiente
simpleza, ya que no hay «Allí en lo alto» sino luces finas y sutiles, absolutamente espirituales e imposibles de aprehender,
«desde aquí», en forma alguna.
Como está escrito en Devarim 4:15 : Porque el día que les habló HaShem en medio del fuego,
en Horev, no vieron ninguna imagen.
La percepción de la realidad
La percepción de la realidad se conforma a partir
de dos componentes básicos: «el que percibe» y «lo percibido».
A «lo percibido» previo a la percepción lo llamamos Su Esencia,
en hebreo Atzmutó, y a «los que perciben», quienes alcanzan ciertos grados de Su Esencia los denominamos almas, en
hebreo neshamót.
Respecto a Sí misma, la Realidad es Una, sin
que se operen cambios en la Esencia, tal cual dice el versículo "Yo no cambié". La realidad «es» independiente de la
forma en que es percibida; los cambios son experimentados por el que percibe.
Como ya vimos en el item 78, la conciencia temporal-espacial
de la realidad es una forma de percepción que surge con el hombre. Por ello, cuando nos referimos a la realidad espiritual
y aún más, a la Esencia de toda la realidad -Atzmutó- no corresponde discernir en términos temporales y espaciales,
tal como la mente simple los aprehende (ver items 29, 30 y 31). Ni siquiera las denominaciones más sutiles pueden definir
los mundos espirituales en sí mismos, pues «Allí» no poseemos percepción alguna, dado que la dualidad conocedor-conocido carece
de existencia. «Allí» no sólo se conoce, «Allí» se Es.
Todo el lenguaje de la Sabiduría de la Kabalá
se refiere a las diferentes formas en que la neshamá puede aprehender la plenitud de la Luz (Or), que la Esencia
de toda la realidad manifiesta.
Or y klí
El vocablo hebreo Or (Luz) designa a la
Plenitud Infinita que se expande desde la Esencia del Creador (Atzmútó).
Klí (instrumento-vasija) indica
el deseo de recibir la Plenitud Infinita.
Or se refiere al concepto de «lo percibido», mientras klí al de
«el que percibe», explicados en el item anterior.
El Or y el klí (la plenitud y el deseo de recibirla) surgen
y emanan de la Esencia del Creador (Atzmútó), sólo que «Allí» se encuentran en estado de unidad más allá de las dualidades
transmisor-receptor, conocedor-conocido, perceptor-percibido.
Cuando la Luz que se expande de Su Esencia no
es «percibida» por «el que percibe» recibe la calificación de «Or sin klí»; sobre esto no poseemos palabras ya que,
¿cómo podemos definir aquello que no logramos aprehender?
Pero cuando el Or es alcanzado por un klí, ello
significa que surge una «sub-realidad», que oculta y limita a la realidad original, al Infinito-Ein-Sof.
Ello es
similar al discípulo, quien precisará estudiar varias veces las enseñanzas recibidas y él mismo enseñarlas para alcanzar el
nivel de su maestro. Hasta entonces sus intentos de comprender no son sino «sub-comprensiones» de lo que el maestro le ha
enseñado.
El origen de la percepción y la palabra
El «sentido» general primario que activa todo
el sistema perceptivo es «el deseo de recibir» la plenitud de Su Luz. Este «deseo de recibir» se ramifica posteriormente a
través de múltiples formas, dando existencia así a todos los ámbitos de la realidad, a partir de lo cual surgen el pensamiento,
los sentimientos y los sentidos, consecuencia del «deseo de recibir» de las creaturas de aprehender la plenitud de Su Luz.
El libro Etz Jaím nos enseña que antes
de la manifestación de la Creación, en el estado de Infinito (Ein-Sof), el deseo es colmado antes de manifestarse.
Antes de que surja cualquier deseo o voluntad, la plenitud de la Luz Infinita lo llena, tal como sucede con el bebé en el
vientre materno, quien recibe alimento y calor antes de desearlo.
Esto sucede, no porque no exista allí voluntad
ni deseo sino a causa de que la plenitud de la Luz llena toda la realidad sin dejar espacio para que el deseo u otro tipo
de voluntad se manifieste. Al no manifestarse ninguna voluntad ni deseo no hay movimiento, como la mente humana lo concibe,
ya que el deseo y la necesidad son los que producen movimiento, y al no haber movimiento tampoco rigen «Allí» el tiempo y
el espacio.
En cambio, cuando surge la Creación, lo que estaba en potencia pasa a manifestarse, y aparecen así el tiempo
y el espacio y todo tipo de formas y movimientos anhelando el Estado de Plenitud (Ein-Sof) anterior a la Creación.
Nace el deseo, es decir la Creación.
Dado que el deseo de recibir es la innovación,
lo que llamamos genéricamente «creatura», no podemos discernir, no hay palabras posibles sino a partir de «dónde-cuándo» el
deseo de recibir es activado por la plenitud de Su Luz.
La palabra surge a partir de la articulación del deseo con la
plenitud de la Luz, del klí con el Or (ver item 81). Previo a la manifestación de dicha dualidad, en la Esencia
del Creador -Atzmutó- la realidad se «encuentra» en estado de unidad y la articulación, «el diálogo», sólo se manifiesta
a partir de la dualidad.
Como ya fue explicado, cuando experimentamos plenitud no diferenciamos entre ésta y el deseo de
recibirla, percibimos una unidad. Entonces, el deseo no tiene necesidad de «dialogar» con la plenitud, siendo que son dos
aspectos de una misma realidad. El diálogo surge cuando el deseo anhela la plenitud que no posee. Entonces comienza a surgir
el conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa y/o siente, es el origen de la percepción y
el lenguaje.
De acuerdo al potencial cognoscitivo de cada
creatura será el lenguaje que podrá desarrollar y su conciencia de la realidad, ya que es a través de la palabra y del pensamiento
que articulamos nuestra percepción de la realidad. Pero, cuanto más inteligible sea la realidad con la cual «dialogamos»,
más sutil y elaborado deberá ser el lenguaje que empleemos para aprehenderla (ver item 68).
La aparición de la palabra y de un lenguaje capaz
de articular aquello que es materia de puro conocimiento, sin intervención de los sentidos, la realidad inteligible, señalan
que la conciencia y por ende el deseo llegó a su máximo desarrollo, ya que nuestra conciencia se expande en lo que deseamos.
Ello sucede sólo en el ser humano, siendo que el reino mineral, el vegetal y el animal no fueron dotados con la facultad de
abstracción que le permite al hombre captar relaciones lejanas de causa y consecuencia. El hombre posee el potencial de desear
lo infinito y de alcanzar, a través del discernimiento, la conciencia de la realidad espiritual.
LA SABIDURÍA DE LA KABALÁ
Prólogo
El estudio de la Cabalá, está envuelta en varias
dificultades. Dicha ciencia se concentra en la dimensión espiritual y abstracta, para tratar sobre temas que se hallan por
sobre lo que experimentamos en la vida cotidiana. En esta ciencia, no solo los conceptos son distintos a los conceptos a los
que estamos acostumbrados, sino que la actitud del "Cabalista" y su forma de relacionarse con todo lo que lo rodea, son distintos
a cuanto estamos habituados. Los caminos del pensamiento que nos sugiere la ciencia cabalística, son tan distintos y extraños,
que un maestro que enseña esta ciencia, debe valerse de ejemplos y parábolas a cada paso.
Y todo por qué? Porque desde
la más tierna infancia hemos desarrollado en los educandos, su relación con la obra creada y no con el proceso de su formación..
Cuando yo compro un automóvil o una casa, no me preocupo especialmente por el desarrollo de la fabricación del automóvil o
de las etapas de la construcción de la casa. Mucho menos me interesan cuáles eran las motivaciones del que fabricó el automóvil
y del que construyó el edificio, si lo habrían hecho para ganarse el pan u obtener un premio por sus creaciones.
Estamos acostumbrados a que nos importe el bien,
su precio, y si satisface nuestras expectativas y necesidades.. En resumen, nos hemos acostumbrado a relacionarnos con la
creación acabada y no con el proceso de sus expectativas y necesidades. En resumen, nos hemos acostumbrado a relacionarnos
con la creación acabada y no con el proceso de sus expectativas y necesidades.
En resumen, nos hemos acostumbrado a relacionarnos
con la creación acabada y no con el proceso de sus expectativas y necesidades. Hemos sido acostumbrados y educados desde muy
niños a entender el material que estudiamos. Desde el jardín se enseña a los infantes a preguntar y entender todos los temas
presentados. El método inicial de la enseñanza es a través de la percepción. Por ejemplo: Cuando enseñamos a sumar y restar,
usamos maderitas o dibujos , para hacerles percibir el concepto que trataremos de inculcarles. Cuando se enseña los conceptos
de altura y profundidad en geografía, se orienta a los educandos a construir montañas y profundidades en grandes cajas con
arena. Lo antedicho se basa en la premisa que no existe en el conocimiento, nada que no haya sido percibido previamente por
los sentidos. Como resultado de este criterio, confiamos en nuestros sentidos a tal punto, que, sólo cuando vemos un determinado
objeto, para nosotros tiene entidad real. Los sentidos y sólo los sentidos son los que afirman la existencia de la cosa. Si
un hombre no ve el objeto, no lo huele, no lo siente, no lo escucha ni lo saborea - quiere decir que la cosa no existe en
realidad.
Por lo tanto y luego de habernos acostumbrado
a confiar solamente en nuestros sentidos, ¿Cómo podremos vincularnos con propuestas de esta ciencia, cuyos temas giran alrededor
de asuntos que no podemos captar con nuestros sentidos y que están por encima de la capacidad de nuestra inteligencia? En
la Cabalá se habla de mundos espirituales, niveles de espiritualidad, cada nivel por encima del otro. Aparentemente, estos
son temas místicos, que jamás podremos entender! Tanto más que encontramos en el sagrado libro del "ZOHAR" y en los escritos
del ARIZa"L, ciertas menciones como "abrazos", "besos", “unión conyugal", etc. que resultan dificiles de entender cómo
todo esto puede relacionarse con una ciencia que es totalmente sagrada y pura!.
Un problema más que nos surge, está vinculado
con el método de la enseñanza de esta disciplina. Las dificultades que se le presentan al estudiante, no radican solamente
en la captación de los nuevos conceptos con multiplicidad de particularidades y su comprensión. La dificultad principal radica
en abarcar todos los elementos y componer con ellos una imagen totalizadora y una construcción integral. Para entender los
principios de esta ciencia, es posible sólo cuando el que estudia tiene ante sí un cuadro integrado, y por otro lado, para
percibir una imagen integrada, debe el estudiante entender cada concepto por separado!
Como ejemplo, tomemos un hombre que jamás había
visto un reloj. Si le mostramos todos sus componentes desarmados, le explicamos cómo se arma y que su función, finalmente,
será la de señalar la hora, le resultará dificil de entender de qué se le está hablando; pero si se le mostrara un reloj en
funcionamiento, entonces podrá comprender y relacionar los distintos elementos con la unidad completa.
Aparentemente, debiera la ciencia de la Cabalá
permanecer en un rincón como piedra que no tiene aplicación por las dificultades que señalamos. Pero si examináramos el tema
profundamente, veremos que la cosa no es tan grave. Como a todo idioma nuevo, también a ésta lengua hay que acostumbrarse.
Si ciertamente los conceptos tratados en esta ciencia no son fáciles de captar, son una orientación hacia lo más trascendental.
Y si el que estudia es conciente que tiene sus límites para la comprensión, podrá tener otra actitud. Se irá acostumbrando
a "ver" con ojos de su inteligencia la existencia real de elementos que sus sentidos no logran percibir. El estudiante se
acostumbrará a afirmar la existencia de cosas, no a través de sus sentidos sino con su intelecto.
Para entenderlo, daremos un ejemplo: Es sabido
que existen cuerpos celestes que se encuentran a distancias siderales de nosotros; distancias que se miden en años luz. El
astrónomo se vale de un telescopio para ver una estrella. También puede fotografiarla. Está seguro que la estrella existe.
Pero, después de cálculos matemáticos se comprueba que dicha estrella ya se había extinguido hace mucho tiempo pero por la
distancia de años luz que lo separaba de la tierra, el astrónomo ve su reflejo que sigue errando por el universo con la velocidad
de la luz. He aquí un ejemplo de cómo los sentidos pueden inducir a error, y sólo después de valerse de su inteligencia, llegar
a la verdad. La existencia verdadera de las cosas se establece por la inteligencia y no por los sentidos.
En Cabalá hablamos de la esencia de las cosas.
Debemos aceptar nuestras limitaciones. Cuando el estudioso sepa que su capacidad intelectual no es ilimitada, y aceptara la
existencia de cosas cuya esencia no entiende, significa que está dotado de la cualidad de la humildad y podrá estudiar esta
ciencia.
Comenzaremos a tratar los conceptos básicos de
la Cabalá que ayudarán al estudiante a familiarizarse a la forma de pensamiento distinta a la que estaba acostumbrado. Hablaremos
sobre el concepto "deseo" y lo dividiremos entre voluntad Divina y voluntad humana. Traeremos citas del ARIZa"L; pasaremos
al concepto "luz e iluminación”; “principio del encadenamiento de los mundos”; “luz y recipiente”;
“materia y forma”; universos, nobleza, creación, creatividad, realización y otros. Luego pasaremos al lenguaje
de la Cabalá. es decir, estudiaremos la manera de utilización de los valores de los "Sefirot", (Atributos) y sus significados.
El Deseo Humano
El concepto "deseo" o voluntad, tiene en la Cabalá
un significado especial. Un sentido mucho más amplio que el que conocemos. Utilizaremos un ejemplo: Un hombre compra una casa
que se halla en los últimos tramos de su construcción. Antes de esta etapa, hubieron otras. Hubo una etapa de planificación;
antes que ésta, la idea de su construcción. Es decir, establecer los objetivos; si será casa para viviendas o para otros usos.
Pero, previo a todas estas etapas, existió el deseo de construir el edificio. Si estableciéramos un orden de las etapas que
condujeron a la construcción del edificio, veríamos que el primer tramo le corresponde al deseo de construir la casa; la segunda
etapa sería la planificación. O sea, la recolección de datos sobre todas las posibilidades, y la tercera etapa sería la realización.
Esta última etapa es el paso de la potencialidad a la acción. Durante las etapas del deseo o la voluntad y la planificación,
la construcción de la casa existía sólo en la posibilidad, mientras que en la etapa de la realización, el edificio se convierte
en una existencia real.
Si observáramos alrededor nuestro, veríamos que
todo lo que existe pasó por este proceso. Cuando un hombre construye una vivienda, una fábrica, asfalta una calle, o realiza
cualquier tarea simple como escribir una carta o preparar la cena, todas estas actividades pasan por un orden establecido,
un paso gradual y progresivo de una etapa a otra, como ser: 1) deseo de hacer. 2) Planificación que incluye detalles y objetivos
de la obra, y 3) La acción o realización de la obra.
Deseo y capacidad
Nos preguntamos: ¿Cuando un hombre realiza un
trabajo, podemos deducir a través de dicha obra, cual es la capacidad total de esta persona? Por ejemplo: Un ingeniero construye
un puente pequeño y angosto, ¿Podemos deducir de esto, que el ingeniero no es capaz de construir un puente más ancho y más
grande? Seguramente no podemos llegar a semejante conclusión, porque es posible que en esta oportunidad era necesario construir
un puente pequeño y angosto y si se necesitara otro más grande y más ancho, el mismo ingeniero podría haberlo hecho sin ninguna
dificultad.
Exponiéndolo en otras palabras diremos que del
hecho que el ingeniero haya construido un puente pequeño y angosto, no podemos inferir sobre su capacidad. Lo que sí podemos
deducir es cual fue su deseo: Quiso hacer dicho puente, de no haberlo querido, no lo hubiese hecho.
Puesto que "deseo" significa lograr determinado
objetivo, y no existe voluntad humana cuyo objetivo no sea conseguir algo, resulta que la finalidad deseada es la que limita
la voluntad. En nuestro caso, el ingeniero quiso construir un puente angosto porque el objetivo de la construcción de dicho
puente fue lo que limitó su deseo a construir éste puente y no otro, aun pudiendo construir un puente más grande.
Lo resumiremos de la siguiente manera: 1) De
las acciones de un hombre podemos conocer su deseo. 2) De lo que hace no podemos saber cuales son todas sus posibilidades.
3) El objetivo y la finalidad que el ingeniero quiso lograr, son los que limitaron su deseo y su acción.
Dos aspectos del Deseo
Hemos hablado sobre dos planos o aspectos del
deseo: 1) Lo que el ingeniero podría querer hacer; 2) Lo que el ingeniero quiso hacer. El primer aspecto es el máximo que
el ingeniero puede alcanzar, o sea, toda su capacidad. El segundo aspecto es su capacidad limitada, de la que se valió, o
sea, lo que hizo en realidad y no lo que pudo haber hecho en potencia.
Creación del Mundo - Revelación del Deseo del
Creador
Hasta ahora hemos hablado del deseo humano y
de su obra. Continuaremos ahora considerando el deseo Divino y su Creación. El mundo en el que habitamos y que fue creado
en los seis días del Génesis, también pasó por las etapas que hemos enunciado (A continuación explicaremos que a este modelo:
"Deseo - Razonamiento - Acción" lo estableció el Creador, creando las bases para la actividad humana dentro del mismo modelo).
En un principio fue el deseo; el deseo Divino de crear el mundo. Tanto el deseo como el razonamiento o planificación son cosas
ocultas y sólo conocidas por su dueño. Y si retornamos al ejemplo anterior, la construcción de la casa, el deseo está oculto
dentro nuestro, en nuestro interior. Nuestro deseo es sólo nuestro, no tenemos socios. El deseo del hombre es su naturaleza
y su esencia. Este deseo puede ser revelado, exteriorizado, ser conocido y hasta compartido por otros. Cuando construimos
la casa, quedó revelado nuestro deseo. Decimos, entonces, que pasó de ser oculto a revelado. De la potencialidad a la acción.
Por lo tanto, la creación del mundo es la revelación del deseo del Creador. Es decir, con la creación del mundo quedó revelado
el deseo de Di-s de crearlo.
Tampoco de la Creación Divina podemos inferir
cual es toda la capacidad del Creador. Por el contrario, siendo que creemos que su capacidad es ilimitada y su deseo tampoco
tiene límites, por lo tanto no hay nada que le impida crear otro mundo, más completo aun; y si a pesar de esto, creó el mundo
tal cual lo conocemos, es porque el Creador limitó su deseo con una finalidad determinada que El mismo ha establecido. Nos
encontramos, pues, que Di-s se fijó una finalidad al crear el mundo y por dicha finalidad limitó su propio deseo y creo el
mundo no con toda su capacidad sino con su capacidad limitada.
El Deseo limitado y el Deseo simple - el Infinito
Estamos hablando de dos aspectos: 1) La voluntad
Divina e ilimitada 2) El deseo de Di-s limitado. Al primero, los sabios de la Cabalá llaman "Deseo simple" o "EIN SOF" ("infinito")
y al segundo aspecto llaman "SEFIROT" (Atributos). Quiere decir que Di-s creó el mundo por medio de su deseo limitado o a
través de las "Sefirot". El tema de las "Sefirot" es fundamental en la ciencia de la Cabalá y más adelante dedicaremos un
capítulo especial a este tema. Por ahora diremos que las "Sefirot" o atributos, son parte del deseo limitado. Para explicarlo,
diremos que la creación del mundo es la revelación del deseo Divino de crear el mundo (como se dijo anteriormente). Di-s deseó
crear un mundo incompleto para que los seres humanos completaran el faltante por medio de su Servicio a Di-s. Si hubiese creado
el mundo con "Toda su Capacidad", sería un mundo completo y no habría lugar para el Servicio a Di-s. Por eso reveló el Creador
sólo parte de su capacidad. En otras palabras, el Creador reveló sólo su deseo-capacidad limitado. Quiso el Creador revelar
su deseo por etapas, revelación tras revelación y las "Sefirot" (atributos) son las fuerzas con las que creó el universo y
son la revelación de su deseo. Resumiremos diciendo, que las diez "Sefirot" son las partes de su deseo limitado con las que
creó el mundo "limitado" y no "completo".
Debemos remarcar que todos nuestros análisis
rondan alrededor de la voluntad limitada solamente, puesto que el deseo simple o ilimitado no lo entendemos ni lo captamos.
Y no sólo eso, sino que nos está vedado inquirir e investigar, como está dicho: "Lo incomprensible para tí - no investigues".
El sagrado "ZOHAR" (libro místico por excelencia
de la Cabalá) denomina al deseo simple, "Deseo de todos los deseos", la fuente y la raiz, que de él se revelarán todos los
deseos con sus particularidades en detalle. El deseo simple - el infinito, es el principio de todo lo creado en el pasado,
de lo que se crea en el presente y lo que se creará en el futuro. Para decirlo simplemente, el "Infinito" encierra en sí a
toda la existencia.
Para hacerlo más claro, tomaremos un ejemplo
de un principio parecido: Cuando se habla en matemática de un número infinito, se refiere a un número que no puede ser superado
por otro. Los sabios de la Cabalá ven en este concepto algo más. Un número infinito es aquel que anula todos los demás números,
tal como el cero es anulado al lado de cualquier otro número. Hasta un número infinito menos uno, queda nulo en relación al
número infinito, como si fuera un cero. Por lo tanto, todos los números quedan nulos frente al infinito. De lo que se desprende
que toda la existencia es nula frente al deseo simple o infinito de Bendito Él y Bendito su Nombre.
Habiendo llegado a este punto, explicaremos el
versículo del Salmo 113: ¿"Quién como Hashem nuestro Di-s que está en las alturas y mira en las profundidades de los cielos
y la tierra"? La Grandeza y Poder de Hashem es tal, y se halla tan alto que en relación a El, es como si la tierra y los cielos
fueran vanos por su nulidad! Aquí surge la respuesta a los que sostienen que el Creador del mundo, aparentemente, supervisa
a las criaturas superiores que, a su vez, niegan el cuidado a los seres inferiores, los humanos. Esta demanda es una tontería
puesto que la Grandeza del Señor, en relación con el Infinito, grande y pequeño resultan inexistentes. Por el contrario, Su
Grandeza se manifiesta en que observa a todos por igual. Por eso lo alabamos en un poema de los "Iamim Noraim" que dice: "Es
igual e iguala al grande con el chico”.
Distinción entre Deseo Divino y Deseo Humano
Podemos distinguir entre deseo Divino y humano
en varios aspectos: 1) El deseo humano se despierta siempre con un fin determinado y este fin es el que limita su deseo. Frente
a esto, el deseo Divino no es limitado. 2)El deseo humano es una etapa entre otras, dentro del proceso del paso de la potencialidad
a la acción. La concreción de la acción es el último tramo y el más importante de todo el proceso. No es suficiente que el
hombre desee. Su deseo no producirá nada. Sólo su acción producirá la realización de su deseo. Es más importante su "acción"
que su "potencialidad". No es lo mismo con el deseo Divino, pues éste es la realidad misma. y cuando surge el deseo Divino,
inmediatamente se concreta . El deseo Divino contiene en sí la "potencialidad" y la "Acción" al mismo tiempo.
Es muy dificil asimilar ideas como esta, ya que
estamos acostumbrados a tomar el deseo como un concepto abstracto, y ¿Cómo es posible que algo se convierta en realidad sin
ninguna acción? No obstante, el Rey David Z´L´ ya lo dijo en un versículo: "Él dijo y fue; ordenó y se presentó". También
nuestros sabios del Talmud dijeron: "Con diez mandatos fue creado el mundo". O sea, con la palabra solamente. Para que se
entienda más facilmente, daremos un ejemplo: Cuando un Señor ordena a su sirviente fiel mover algo de un lugar a otro, podemos
distinguir la pausa entre la orden y la ejecución. Entre la idea del Amo y la acción del sirviente. Frente a esto, si el Amo
quisiera mover la cosa por si solo, no observaríamos ninguna pausa, pues al surgirle la idea de mover la cosa, su mano lo
hace inmediatamente. Así es la naturaleza humana. Cuando quiere decir algo, actúan su órganos correspondientes e inmediatamente
fluyen las palabras. La explicación es que el hombre contiene dentro de sí el deseo y los miembros ejecutores que convierten
su deseo en realidad en un solo acto, a diferencia de lo que pasa entre el Amo y su sirviente.
Ciertamente, toda la existencia está en la esencia
del Creador y tal como en el caso del hombre que al surgirle la idea actúan los órganos correspondientes, así cuando le surge
un deseo a Hashem se concreta inmediatamente.
En los escritos del ARI´ZaL, volvemos a encontrar
expresiones como "Cuando surgió su deseo simple de crear mundos..."; " ...En efecto, cuando surgió su deseo simple de inspirar
mundos y poner en acción su poder...". Prestemos atención y veremos que no dice "cuando Di-s "creó" sino "Cuando surgió su
deseo" es decir, fue suficiente con el deseo del Creador para crear todo. Por eso, cuando yo digo Di-s quiso es como si dijera
Di-s Creó.
Hay otra diferencia: Cuando el hombre hace algo,
no hay relación entre el hombre y su creación. Un carpintero hace una mesa. La mesa seguirá existiendo y cumpliendo su función,
también después de la desaparición del carpintero.
Distinto es con el deseo Divino. El deseo de
Di-s no sólo hace, sino que crea "algo" de la nada y aun después sigue preservándolo, lo fortalece y le da vida. Pero, en
el momento que surge una situación por la que Di-s no desea su continuidad, ese "algo" deja de existir.
LECTURAS PARA EL TERCER DÍA:
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Desde Jerusalen: una aproximación
a la Kabalá
En algunos ambitos de estudio de la kabbalah
se habla de este mundo como un mundo de causa y efecto, donde lo que vemos representa el 1% de la verdadera realidad. Como
podemos relacionarnos con el mundo de esta forma?
La manera mas apropiada de observar el mundo,
segun la kabalah, es pensar que este mundo representa el todo, no que representa una parte sino que representa el 100%. Lo
que sucede es que este mundo está conectado con otros aspectos de la realidad, y está conectado por medio de lo que en la
kabalah se denomina "halvasha", interconexion de todos los mundos. Pero en efecto este mundo no es un mundo que es
un poquito de lo que hay arriba, sino que todo lo que existe, toda la consecuencia de los mundos primarios que D-os creo,
las 974 generaciones de la Creación que D-os creó y destruyó, todo eso, todos los restos de esto, estan manifestados en este
mundo. O sea que nuestro mundo es la manifestación de todo lo que D-os habia creado desde que El empezo a crear.
La Creacion es para D-os la manera en la que El se manifiesta.
Entonces no podemos decir que el se manifiesta un poco, el problema es que nosotros no podemos ver la conexion, a causa de
nuestro bajo estado espiritual, pero nuestra meta es reconectar este mundo con todo lo que El habia Creado anteriormente,
y este es el concepto de Tikun: rectificacion. Es por medio de la rectificacion que nosotros hacemos en este mundo que podemos
reconectar todo lo que D-os habia creado desde la perspectiva de Su voluntad de la Creación.
Por ejemplo Adam Ha Rishon (El primer
hombre) es una consecuencia de las 974 generaciones que existieron anteriormente. En el Talmud está escrito que D-os creó
el mundo y lo destruyo varias veces, y la razón de porque los destruyó es porque al principio D-os creo sólo a través del
aspecto de Din-justicia, y esto no dio los resultados que el quería, es por eso que los destruyó. La destrucción de
estos mundos no quiere decir que D-s se haya equivocado, sino que todo forma parte del proceso total de Creación.
Entonces
cuando Creó el mundo a traves de los 6 días de la Creación que conocemos en la Biblia en el libro de Génesis, el proceso comenzó
de nuevo, pero esta vez no solo con Din-justicia estricta sino con Hesed-misericordia.
La verdad es que hubiera sido mejor desde una
perspectiva, que lo que creó por Din-justicia estricta, hubiera tenido éxito, pero no lo tuvo. Pero hay otro concepto,
todo el proceso de Creacion de D-os es para el bien del propósito de la Creación, el no crea y destruye porque quiere castigar.
Todo el concepto de castigo es un proceso de rectificación del hombre, por ejemplo el Rab Yehuda Fedaya, (kabalista del siglo
XX) en el libro Minjat Yehuda trae que el hacía rectificaciones, la gente iba a el con problemas que tenían en sus
vidas a causa de los pecados que habían cometido, y entonces por medio de rectificaciones kabalísticas el rectificaba el alma
de la persona para que cuando muriese no tuviera que sufrir tanto en el purgatorio. Entonces, a una de las personas que el
había rectificado le pidió que despues de que muriera, volviera en sueño y le dijera si lo que él estaba haciendo estaba bien
o no, ya que " a lo mejor lo que estoy haciendo no es la Voluntad Divina" entonces la persona murió, y le dijo: "lo que usted
esta haciendo es la Voluntad Divina" porque la Voluntad de D-os no es castigar por el hecho de castigar si, usted puede rectificar
en este mundo mejor es porque no hay que hacerlo despues.
El concepto de onesh-castigo no es como un padre que
da una paliza a su hijo porque hizo algo que no debía, para que no lo repita, el concepto de castigo es para causar un sufrimiento
para que a traves del sufrimiento el pecado sea rectificado.
Es lo mismo con cualquier clase de dificultades que el hombre
tenga en la vida, no son para castigar sino con la meta de rectificar a la persona, el ejemplo que se usa es el ej. Del refinamiento
de metales. El metal se refina una y otra vez hasta que salga puro. Esa es la meta del sufrimiento. Nos purificamos con el
objetivo de acercarnos. La purificación tiene por meta poder reunir nuestras almas a su orígen, porque a traves de muchos
pecados que el hombre hace, en especial los pecados sexuales, hay alrededor del hombre impedimentos, que le prohiben reunirse
a su orígen. Estos impedimentos son como cáscaras-klipot que nos impiden percibir la unidad de D-os en este mundo.
Y las cáscaras tratan de sacar la vida del hombre para sus propios fines. El ejemplo en la literatura europea es Drácula,
que es un ser casi humano, que durante la noche, que es el tiempo en que la mayoría de las almas vuelven a su orígen cuando
duermen, entonces el se convierte en vampiro y saca la sangre de los cuerpos. La razón por la cual saca sangre de los cuerpos
es, porque de lo contrario no puede vivir, él saca la vida de la persona para poder vivir.
Entonces, es como el ser humano,
está siempre rodeado de "dráculas", la idea de base es que se trata de un ser ajeno que saca la vida de la persona para sus
propios fines.
No podemos decir que este es un mundo de causa
y efecto porque eso implica que ambas están en el mismo nivel, o sea que es cierto que si uno hace ciertas cosas, por ej si
uno transgrede sexualmente es evidente que las consecuencias de estos actos en la vida de la persona son muy graves. Pero
no se perciben como consecuencias a causa del estado espiritual tan bajo de las personas; cuanto mas alto es el estado espiritual
de la persona mas el percibe las consecuencias. Si la persona es un tzadik (justo y piadoso), o tiene un nivel espiritual
muy alto, tiene mucho temor a D-os, y el temor es a causa de las consecuencias que sus actos, incluso los más pequeños que
no sean de acuerdo a la Voluntad Divina, pueden a traer a su vida.
Toda la humanidad siente que D-os y el mundo son uno, si
se puede decir de una manera..lo que sucede es que cuando vivimos nuestra vida normal, nuestra vida urbana, en que todo aparece
como "desconectado", en la casa en la que vivimos las cosas no funcionan siempre como deberían funcionar, y uno baja a la
calle y tampoco funciona como debería, y la calle es distinta al departamento, y entonces tiene que viajar al trabajo, y el
trabajo es distinto a la vida que tiene en la casa, y distinto de la vida en la calle, entonces hay una serie de desconecciones
y más desconecciones…todo está desconectado, y es por esto que mucha gente le gusta tomar vacaciones en el campo, porque
estando en el campo, en la naturaleza no siente la aparente desconección de la misma manera; siente que todo es uno, entonces
esa persona "vuelve nueva" a su casa, y ¿por qué?..hay que entender que en el campo tambien hay multiplicidad y desconexión,
las hojas son diferentes entre si, y distintas de los troncos, y etc..pero la percepción que uno tiene allí es distinta, uno
tiene tendencia a ver la totalidad de las cosas, no la particularidad de una cosa separada de la otra.
Y es por esto que la persona estudia Tora, porque a través
de estudiar Torá y el esfuerzo que esto implica, la meta es tratar de romper las cáscaras y llegar a un lugar donde puedo
ver la unidad de las cosas.
La dificultad de estudiar Torá es que, al principio
uno no ve la unidad, nuevamente todo aparece desconectado, y es entonces que una persona tiene que tener la emuná-fe
que a través de la entrega al estudio, la unidad vendrá, y eso sucede poco a poco, nada se revela de golpe, la revelación
es gradual e inplica esfuerzo, y el acto de estudiar es una demostración del amor de D-os y del amor de la humanidad, ahora
si uno estudia con la intención de demostrar que es más inteligente que su vecino entonces no sólo que no está realizando
su meta sino que está convirtiendo la Torá en un veneno para su vida.
¿Por qué hay tanta dificultad para aceptar
el estudio de la dimensión interior de la Torá-la kabalah cuando eso nos permitiría acceder más directamente a la percepción
de la unidad?
Depende. Kabalah es una palabra demasiado amplia,
y tiene muchos significados. Ahora uno no puede estudiar cosas que pertenecen a la intimidad de D-os con Su Creación si uno
no está dispuesto a modificar su vida de manera tal de vivir una vida de rectitud sobre todo rectitud sexual.
Un sabio
americano que escribió un libro "el asiento del alma" el trata de describir como la tarea básica del hombre es hacer de su
vida concretamente un asiento para su alma. Ahora bien, si la persona no está dispuesto a controlar sus apetitos, instintos
y comer como corresponde, llevar una vida sexual correcta entonces ¿qué es lo que está haciendo?
La familia Abujazira,
una familia de gente santa, tienen una gran cualidad, la vigilancia de su mirada, esto quiere decir que ellos no miran lo
que no tienen que mirar. No miran mujeres, no miran peleas, no ven la basura que hay en la televisión sólo tratan de emplear
sus ojos para la mirada interior y el estudio de la Torá; efectivamente todos pueden alcanzar un nivel de este cuidado, o
sea, cuando se nos presenta algo que puede elevar los deseos sexuales o elevar el rencor es mejor desviar la mirad y no ver.
La satisfacción que se obtiene a través de la mirada es un pecado muy grande poque representa que no puede controlar porque
eleva la parte más animal que es la parte que efectivamente debemos dominar.
El Gaón de Vilna dijo que la unica razón por
la cual se creó el hombre es para cambiar su naturaleza, entonces cada persona es creada con sus particularidades y la meta
es cambiar la naturaleza. Hay una gente que se crea con naturaleza muy bondadosa, otros rencorosos, con deseos materiales,
en ambos casos la meta es transformar la naturaleza básica. Por ejmplo Abraham, nuestro Padre, decimos que recordamos a Abraham
porque controló su deseo de Merced-Jesed. Su naturaleza hubiera sido sentir compasión por su hijo Izjak, y dominar
esta compasión que tenía por su hijo con el propósito de servir a D-os, es lo que nos hace recordarlo, porque si el pudo hacer
esto, entonces D-os puede hacer lo mismo hacia nosotros.
Y esto es así porque es la unica manera en la
que nosotros podemos actuar como seres independientes, o sea, recibir lo que nosotros no hicimos por nuestros propios medios,
en el lenguaje de la Torá se llama Pan de la Verguenza.
De la misma manera que un hombre tiene satisfacción de trabajar
y llevar el pan a su casa por el trabajo que hizo, de la misma manera D-os quiere que nosotros merezcamos Su Bondad.
Una
persona que nace con un carácter malo tiene que agradecer a D-os por este caracter malo, porque cualquier cosa que él haga
por cambiar su carácter será el medio por el cual él merezca recibir la luz Divina , y efectivamente todos los sufrimientos
que uno pasa en la vida tienen esta meta. Es como un apoyo que D-os dá al hombre para cumplir con su propósito.
El libre albedrío del hombre no está en todo.
Un hombre que nació con un cuerpo defectuoso no puede tener el libre albedrío de ser un atleta, el libre albedrío consiste
en cambiar su naturaleza, y esto, todo el mundo tiene posibilidades de hacerlo.
Todos llegamos a un punto en la vida que sabemos
que es crucial para nosotros mismos, es ahí donde está nuestro trabajo, nuestra tarea en el mundo, y no todos tenemos la misma
tarea.
Tenemos que comprender que todo es una serie de contradicciones,
de opuestos, y la tarea del hombre consiste en aceptar estos opuestos y entender que todo proviene de la misma fuente.
Hay una historia de un hombre que estaba sufriendo
enormemente, tenía todo tipo de dificultades, economicas, familiares, etc.. entonces se presentó delante de su Rab, y el Rab
le dijo: hay una sola persona que puede ayudarte, ¿por qué no le vas a ver? Entonces este hombre fue a ver al Rab Susha ,
y este le preguntó: ¿por qué vienes a verme a mi?, el hombre le respondió porque mi Rab me dijo que usted me iba a explicar
porque hay tanto mal en el mundo, ¿por qué hay tanto sufrimiento?..entonces el Rab Susha que era una persona que no tenía
dinero, no tenía hijos , no tenía nada, le contestó:..yo no entiendo porque su Rab lo mandó a verme a mi, porque yo nunca
tuve un día malo en mi vida.
Esto nos muestra como todo, absolutamente todo
depende de la conciencia de la persona. Toda la vida de la persona tiene por tarea elevar el nivel de su conciencia de la
realidad Divina, o, dicho de otra forma, adquirir nuevos niveles de conciencia.
El punto más importante que impide a la persona elevar su
conciencia es no querer tratar de cambiar su naturaleza.
Y no se cambia su naturaleza borrando su naturaleza, o echándola
por la basura o viviendo una vida ascética. Se cambia la naturaleza tratando de atraer hacia uno mismo la conciencia de la
unidad de D-os. Cuanto más la persona intenta unirse a la conciencia Divina, más fácilmente puede cambiar su naturaleza porque
entonces no es que controla su rencor, o se muerde la lengua para no hablar sino que se da cuenta cuanto mal el rencor le
hace a sí mismo y hasta que punto el rencor lo aleja de su fuente más alta, ya que esencialmente el rencor nos trata de convencer
de que: "yo" tengo la razón, y no la otra persona , o que "yo" tengo control de mi vida, y entonces guardo rencor porque siento
que, en esta situación específica, no tengo control de mi vida.
En hebreo la palabra para ego es ani y ain, que
es la nada, tienen las mismas letras. Y la meta del hombre es unificar el yo con la nada, el ani con el ain. Y este es el
concepto de Bitul: entrega. La entrega no es nulificar el ego, sino entregarlo. Ambas cosas deben coexistir.
La manera
de entregarse no es por ejemplo a través de la meditación, ya que uno puede meditar y ser una persona muy egoista.
La idea de klipá (cáscara) es sólo algo
que esconde la kedushá-santidad. No se puede llegar a la luz Divina de manera directa.
No hay luz Divina que no
esté transmitida a través de una klipá. Por ejemplo la Creación de este mundo, el mundo del Génesis, es una klipá
respecto de la kedushá que hubo antes de la Creación.
Nuestra tarea es revelar la luz que se esconde detrás de
la cáscara, siempre hay cáscara. En el mundo venidero, y con el Mashiaj, la cáscara y la fruta, la oscuridad y la luz serán
una sola, pero en nuetra vida no hay esta unificación naturalmente. Aquí las cosas se presentan como cuando una mujer está
preparando Shabbat y pela las papas y las batatas, saca todas las cáscaras, eso es lo que estamos haciendo en esta vida; lo
hacemos en todos los órdenes, no sólo en el comer. No existe cosa en este mundo que no tenga algo de santidad/kedushá. Y no
hay santidad que no esté rodeada de "mal" o klipá.
Si los malos sentimientos, aquellos que nos
separan de los otrso, el egoísmo, etc.. están enraizados en el corazón de las personas…como podremos transformarlos?
Cambiando o dominando la naturaleza con el fín de adquirir
una conciencia Divina más alta. A través del estudio de la Torá. Y esto es muy dificil de lograrlo solos ya que hay muchos
libros que estudiar; pero tambien es dificil encontrar un Rab con quien aprender. Pero uno debe hacer todo lo posible por
hallar con quien estudiar, y debemos estar abiertos al proceso de aprender e integrar aquello que aprendemos a nuestra propia
vida, de lo contrario, si no podemos hacerlo, debemos rezar y pedir la ayuda de D-os. No hay Rab que no pase parte de su día
pidiendo a D-os que le ayude a integrar aquello que estudió.
Se escucha decir que hay personas que quieren
estudiar kabalah para "controlar sus vidas", pero es un absurdo.
Cuanto más uno se abandona a lo que D-os le quiere dar,
entonces más uno recibe. Si en cambio, uno define que esto es lo que quiere recibir y no lo otro ..está perdido.
¿Quién es rico? Aquel que es feliz con su parte!
¿Por qué la Kabalá hoy?
(texto extraido de la conferencia de Simcha Benyosef
en New York. Mayo 2001)
La gente esta comprendiendo la importancia de
la Kabbalah para alcanzar los estados elevados de conciencia que ellos desean y estan buscando formas de adquirir esa sabiduria.
El problema es que ciertas mentes comerciales
han sintonizado con este anhelo del alma y estan usando, o mejor dicho malgastando Kabbalah para vender pseudo elevaciones,
prometiendo gratificacion instantanea a cambio de un precio.
De alguna forma, es comprensible como uno es
capaz de pensar que cualquier precio material es barato respecto de lo que representa el esfuerzo por llenar nuestro vacio
con conciencia Divina y lo que eso nos costaria, ya que lo que se pide de nosotros no es sencillo.
Debemos tener en mente que el estado elevado
de conciencia que nosotros estamos persiguiendo no es un estado alterado. La persona efectivamente se convierte en vehiculo
para servir de morada a la Divina Presencia!
Es verdad que esto no llega facilmente, y cuando
sucede es dificil mantenerlo. Pero si una persona quiere ganar una Marathon , no se sorprenderia si le dicen que hay un camino
para lograrlo sin todo el esfuerzo de entrenamiento, simplemente corriendo alrededor de la manzana?
En lo subsiguiente examinare varios ejemplos
para mostrarles que significa decir que Kabbalah es la dimension interior de la Tora.
Comenzare clarificando dos terminos tal como
son enseñados desde la Kabbalah: Alma y Reencarnacion.
"…El alma es una entidad espiritual integrada
compuesta de cierto numero de chispas de santidad cubiertas por una vestidura eterea, que es el tselem-imagen, tambien
conocida como cuerpo astral.[1]
Este tselem es llamado la medida de los
dias de una persona, porque el/ella tienen tantos dias de vida como chispas contiene el alma. Algunas de esas chispas tienen
lo que nosotros llamamos fuerzas del otro lado (fuerzas externas) adheridas a ellas.
Cada dia que la persona observa preceptos
Divinos, rectifica la chispa particular correspondiente a ese dia, pero en el dia que no lo hace, la chispa permanece defectuosa
(flawed). De esta manera, el proposito de el hombre que descendio a este mundo es desprender la chispa sagrada del dominio
de las fuerzas externas mediante la observacion de los preceptos.
Cuando la persona cumple la voluntad Divina cada
dia, la chispa de ese dia asciende para reunirse con la gran totalidad de la estructura espiritual de su alma, que comprende
la colectividad de chispas que fueron rectificadas en otras vidas y que aguarda en lo alto a que termine de rectificar todas
las chispas que pertenecen a su alma.
Despues de la muerte, el tselem-imagen
asciende a lo alto, y se recubre dentro de otra vestidura espiritual de una naturaleza aun mas elevada, pero esto sucede solo
cuando la persona ha completado la rectificacion del numero completo de chispas.
A continuacion presentare la definicion de "alma"
contenida en el prefacio de Living the Kabbalah [2] :
"Segun las enseñanzas de la Kabbalah, el alma
no es simplemente una fuerza espiritual recubierta por el cuerpo, al cual le infunde vida. Existen niveles superiores del
alma que existen mas alla del cuerpo. El alma de un hombre es una estructura espiritual completa, cuyo punto mas alto esta
vinculado a D-os. Cada nivel del alma se corresponde a diferentes estados mentales a traves de los cuales uno se apega concientemente
al Creador con cada aspecto del ser. Estos estados ocurren principalmente durante las oraciones. La serie formal de plegarias
constituyen una escalera que guia ascendentemente hacia un estado expandido de conciencia en el cual el hombre se vincula
al Altisimo en una union del alma."
Notas:
1- Etz Jaim, Shaar Hakavanot, 6:1. Cita del Rab Daniel Frish en su comentario del Zohar,
Matok Midevash, Vayeji, p 224a. Publicado por Rab B. Dadkal, 225 Division Ave. Brooklyn N.Y. 1211, 1993-2000
2- Cita del Prefacio de Living the Kabbalah, escrito por Simcha Benyosef, Editorial Continnum,
NY. Escrito en ingles
Simcha Benyosef
Las leyes de la Torá: una perspectiva
kabalística
De acuerdo a la Kabalá, nuestras almas descienden
dentro del plano físico de la existencia desde una dimensión espiritual superior precedente y trascendente. La razón por la
cual nuestras almas vienen a este mundo (Olam Aasé) es para obtener aquello [lo mismo] que HaShem quiere darnos, la
Vida Eterna en el Mundo Venidero (Olám HaBá). Hashem sabe (porque Él nos hizo de ésta forma), que sin que logremos
la Eternidad a través de nuestro propio esfuerzo, nunca podrá realmente ser nuestra. No obstante Él creó esta dimensión inferior
física como una etapa en la que cada uno de nosotros podrá trabajar en la misión y el destino particular del alma, y al mismo
tiempo, participar en la misión colectiva que culminará con la completa transformación de este mundo (Olam Aasé) en
su complemento más alto, el Mundo Venidero (Olám HaBá).
Entre tanto hay solo un problema. Nuestras almas
se duermen en el momento que ellas entran y se encuentran con la tosca materialidad de este plano físico. Sujetos a (y agobiados
por) las leyes de la materia, del tiempo y del espacio, somos muy pronto desconectados de nuestra fuente-raíz espiritual.
La voz de nuestra conciencia física nos susurra a los oídos, "Esto es todo lo que existe". Sin algún tipo de ayuda de Arriba,
nosotros nunca podríamos superar la estructura mental de Mitzraim. [Mitzraim es el plural de "meitzar" (estrecho,
angosto), y representa los lazos dobles y la conciencia estrecha que caracterizan esta dimensión más baja].
Para ayudarnos a despertar del interior del sueño,
y para saber que este-mundo NO es todo lo que hay, Hashem nos dio la Torá y sus mandamientos [mitzvot]. En su nivel
más básico, la Torá nos guía respecto de cómo rectificar este plano inferior físico. Así es que uno de los objetivos declarados
del Judaísmo es la rectificación de la existencia humana (y por extensión, todos los aspectos de la realidad física), a través
de la sabiduría de la Torá y la aplicación de sus preceptos en cada esfera de la vida.
Además de esto, pero de una manera
mucho más sutil, también nos reconecta a nuestro origen espiritual. De esta forma, con el objetivo de imbuir a los mandamientos
con el poder de rectificar y transformar la realidad, la meta declarada del estudio de la Kabalá es la comprensión de cómo
los mandamientos de la Torá, que son aplicados a personas físicas que viven aquí abajo, en este tosco mundo material, tienen
un aspecto espiritual extra-dimensional que nos conecta a la realidad superior de donde nosotros provenimos.
A través del estudio de la Torá en este nivel,
comenzamos a "recordar" esa realidad superior, y a "verla" realmente detrás y dentro de la realidad más baja. Entonces esta
dimensión inferior se transforma y finalmente resplandece translucida por la realidad superior que todo el tiempo estuvo allí
pero de manera oculta. Este es el significado de la famosa enseñanza del Zohar de que la Torá tiene "vestimenta", un "cuerpo",
"alma", y "alma del alma".
Zohar Be-ha-alot-cha (3:152a)
"Ven y Ve...la Torá tiene un "cuerpo" y un "alma". El "cuerpo" de la Torá son sus mandamientos los cuales
son llamados "gufei Torá", literalmente "los órganos [miembros] de la Torá". Este "cuerpo" se cubre con los "vestidos" que
no son otras más que las historias mundanas de la Torá...los Necios no intentan ver que hay bajo estos vestidos exteriores.
Aquellos que entienden más no miran las "vestimentas", pero si "al cuerpo" que hay debajo. Aquellos que son verdaderamente
sabios, los sirvientes del Rey Supremo, miran al "alma" de la Torá, su esencia. En el Futuro Último, ellos están destinados
a mirar "el alma del alma" de la Torá...Pobres de aquellos que piensan que la Torá es nada más que sus historias...Feliz de
aquellos que ven la Torá como debe ser vista.." La intención no es desechar los " vestidos " (las historias) y el " cuerpo
" (los mandamientos físicos de la Torá), pero, una vez habiendo percibido y apreciado el " alma " (el aspecto dimensional
más alto de las historias de la Torá y sus mandamientos), suficiente para traerlo [bajarlo-incorporarlo] tanto como nos sea
posible a nuestras vidas.
1) El fortalecimiento de la fe - Parte I
(extraído del libro "Cuerpo y Alma, por Rab Yoel
Shwartz, (c) Edit. Jerusalem de México)
"Este mundo se asemeja a una cueva en el desierto
que está debajo de la tierra. El que se halle dentro de esta cueva se imaginará que no existe otro mundo más que ese, ya que
no verá lo que hay afuera. Pero si saliera de ella, vería que hay tierras extensas, los cielos, los océanos, además de los
astros y las estrellas. De la misma forma el hombre, al estar en este mundo, piensa que no existe otro mundo más. Pero si
pudiera salir de él se daría cuenta de la amplitud del Mundo Venidero y el esplendor de su grandeza"
("Sefer HaYashar" del rabino Zerajia HaYevani,
también atribuido a Rabenu Tam, captulo12).
El insigne rabino Yejiel Mijal Ticochinsky escribi
lo siguiente:
"Nuestra vida sobre la tierra, la cual lo hace
pasar del vientre de la madre al vientre de la tierra, junto con todos los demás seres vivos, y de la cual ha sido tomado
y a la cual regresará, no es sino un puente que conecta dos tipos de vida fundamentales que se encuentran en los extremos
de nuestra existencia: el pasado y el futuro. Bien que ambos son fundamentales y completamente distintos uno de otro, el pasado
ya esta determinado, mientras que el futuro es libre y únicamente será afectado por la naturaleza de lo que el hombre haya
hecho en este mundo con su voluntad propia.
"El puente que une estos dos extremos es lo que denominamos "la vida"; la salida
del vientre materno, "el nacimiento", y el retorno a la tierra, "la muerte". En razón a que durante el trancurso de su vida
el hombre no experimenta sino su vida inmediata y no alcanza la auténtica vida espiritual sino por medio de sus funciones
fsicas, no tiene noción de su pasado ni idea alguna de lo que le depara el futuro.
"Si, estando en las entrañas de su madre
con la cabeza entre las piernas, la boca cerrada y comiendo a través de su ombligo, el hombre tuviese el grado de desarrollo
que poseen los seres humanos en la tierra, no hay duda alguna de que concebiría la totalidad del mundo como la cavidad del
vientre. No podría ser capaz de concebir la existencia de un mundo más grande que el de la cavidad del vientre. Por otra parte,
el tiempo de su estadía en este mundo sin duda alguna que lo consideraría como un periodo de tiempo muy largo, especialmente
debido a que estaría lejos de los problemas de la vida. Si dos hermanos gemelos se preguntasen entre sí qué es lo que les
espera al salir del vientre, no tendrían ningún modo de imaginarse lo que les acontecería aquí en la tierra.
"Si nos imaginamos
que uno de estos gemelos cree en la tradición religiosa que habla acerca de la vida futura, mientras que su hermano es una
persona secular que no cree más que en lo que su propio intelecto es capaz de comprender y, por lo tanto, no cree más que
en este mundo, sin duda alguna que ambos se disputarían entre sí y sostendrían altercados ideolgicos acerca de su visión futura,
no menores que los que tenemos nosotros entre el creyente que afirma que el alma no se aniquila y entre el descredo, quien
se imagina que el hombre no posee más que su vida inmediata. Cuando el gemelo que crea en la tradición le diga al hermano
que al salir del vientre nacerán en una vida nueva y más amplia, y le relata todo lo que ha recibido por tradición, que comerán
con la boca y verán de lejos por medio de sus ojos, que oyerán gracias a los oídos, que sus piernas serán extendidas, así
como que marchando en posición erecta podrán viajar a las partes más alejadas del globo terrestre, en donde habrá mares y
ríos, plantas que crecen, y que por encima de la tierra habrá un firmamento lleno de estrellas y planetas, etc., acaso el
otro gemelo -quien no cree sino en lo que su propia mente puede concebir- se reirá de su hermano "ingenuo" por contar acerca
de cosas que no tendrán un mañana y le dirá: "Sólo un ingenuo podría creer en toda esa sarta de tonterías que el intelecto
no es capaz de comprender"? Y entre más su hermano prosiga relatándole acerca de la multitud de cosas que verán en ese mundo,
más el se burlará de él el hermano secular.
""Y según tí, hermano secular", preguntará el
hermano creyente, "qué es lo que nos espera al salir del vientre?" Su hermano responderá: "Pero si es claro y evidente! Cuando
se abra la cavidad que forma nuestro mundo y seamos desarrarigados de aquí, de este lugar en el cual comemos y bebemos alimentos
ya preparados, caeremos en un abismo del cual ya no regresaremos y en el cual seremos exterminados."
Todavía hablando, se abrirá el vientre de su
madre y el gemelo "ingenuo" se deslizará y caerá al exterior. Su hermano secular permanecerá en el vientre, aterrorizado de
la "desgracia" que le ha ocurrido a su hermano y se lamenterá amargamente por él, diciendo: "Pobre hermano mío! dónde estás?"
Tu ingenuidad y tu fé únicamente preguntaba por los dolores del parto; ello te enturbiaron el entendimiento y por eso no te
esforzaste en agarrarte fuertemente para no caer en el abismo." Lamentándose por la pérdida de su hermano, llegará a sus oídos
la voz de llanto de su hermano caído precipitadamente del vientre y se lamentará aún más por sus gemidos y dirá: "Sin duda
que éste es el último suspiro de su alma al salir de él." En ese momento, mientras que, por un lado, en el vientre, hay lamentos
y gemidos por la "muerte" del hermano, en otro lugar los padres y los parientes exaltan de alegría y exclaman: "Felicidades,
felicidades! Nos ha nacido un niño!
Si hay una gran diferencia entre el mundo del
vientre y nuestro mundo, entonces la diferencia que hay entre este mundo y el Mundo Venidero -en donde el alma se encontrar
al salir de sus límites terrenales- es infinitamente mayor. La vida en el vientre de la madre constituye un umbral que conduce
al mundo inferior y limitado que conocemos, mientras que la vida en la tierra es, a su vez, un umbral que desemboca en el
mundo superior que no conoce límites."
Nos resulta difcil comprender la noción de espiritualidad pura, y con mayor
razón el placer espiritual del Mundo Venidero, ya que estamos completamente compenetrados de lo material y miramos todo con
la perspectiva material de este mundo. No obstante, podemos darnos una idea de ello en el anhelo de honor. El honor es lo
más valioso que existe a los ojos del ser humano, como afirmó el autor del libro "Mesilat Yesharim": "El deseo de honor es
muy poderoso, ya que al hombre le sería posible vencer sus ansias de dinero y de los demás placeres si no fuese porque su
anhelo de honor se lo impide" (final del captulo 11). El honor no cura enfermedades ni tampoco sacia el hambre, pero a pesar
de ello es sumamente valioso para el hombre. Al ser humano le resulta muy difcil sufrir una injuria y muchos han sido los
individuos que se han suicidado por la verguenza, aun cuando no hayan sufrido ningn perjuicio ni en sus cuerpos ni en sus
propiedades, sino únicamente en su buen nombre. Unicamente en razón de la verguenza que sienten ya no pueden continuar viviendo
y prefieren la muerte a la vida a tal grado que llegan incluso a cometer este acto tan terrible. Y qué es el honor?
Algo completamente espiritual: es el reconocimiento
de la personalidad y el valor intrnseco del hombre en el mundo. Su fuente se localiza en el alma (consultar al respecto el
libro "Nishmat Jayim", Discurso 1, captulo 9, en donde se citan varios versículos bíblicos que aluden al alma con el apelativo
de "honor") y su propósito no es otro sino la plenitud de la personalidad, sólo que ha sido falsificado por los hombres y
desvalorizado por unas fichas de juego. Pero si nosotros somos capaces de reconocer este deseo incluso cuando ha sido deformado
y desvalorizado, comprenderemos por ello que el placer espiritual verdadero no puede ser ni medido ni imaginado. El judío
que ya haya probado el "sabor" de la Torá y los mandamientos por sí mismos, haya cumplido el Shabat y gustado de su sabor
"semejante al del Mundo Venidero", ya no necesitará de estos ejemplos y le será evidente de inmediato que no es posible igualar
a los placeres materiales con los placeres espirituales.
La creencia en la inmortalidad del alma está
implantada muy hondamente en el corazón de todo ser humano, incluso si lo niega abiertamente. Esta es la única explicación
al hecho de que en todo el mundo -inclusive en las tribus más primitivas- se le otorga un gran respecto a los muertos. Todos
saben que el ser humano no desaparece del mundo cuando muere y por ello es necesario tratar el cuerpo del muerto con respeto,
el cual le ha servido fielmente hasta ese momento. Resulta interesante el caso de uno de los más feroces defensores de las
autopsias en Israel (el Ministro de Salud de uno de los gobiernos anteriores) por quien, al morir, uno de sus parientes luchó
con todas sus fuerzas para impedir que se le hiciese la autopsia a su cuerpo, pues en el fondo de su corazón sabía cual era
la verdad.
El rabino Ticotinshky escribió a este respecto las siguientes palabras:
"Innumerables individuos están dispuestos a sacrificar
sus vidas en aras de los principios más importantes para ellos. Cuál es la razón de esta voluntad de sacrificarse? Ciertamente,
al morir, desaparecer de la existencia! En particular, los hombres que sacrifican sus vidas en aras del honor que se les tributará
después de su muerte, si realmente no creen en la inmortalidad del alma, qué les importa que reverencen su cuerpo inanimado?
Qué diferencia hay entre este cuerpo inanimado de cualquier otro objeto sin vida?
Entre estos individuos encontraréis
a los ateos que no creen en lo espiritual ni en nada que no sea tangible. Pero a pesar de ello están dispuestos a entregar
su vida por ideales espirituales tales como la justicia (según ellos la conciben) y otros ideales semejantes, sin detenerse
a pensar que este acto está en contradicción con su perspectiva materialista de que sólo existe lo que pueda ser percibido
por medio de los sentidos. Un ejemplo tpico de esto lo constituye la gran estatua que los soviéticos le hicieron a Lenin,
principal legislador de las leyes anti-religiosas, la cual era semejante a los monumentos que los zares y nobles rusos anteriores
se erigían a sí mismos y cuya memoria ya se había disuelto en el tiempo. Y cuántas estatuas se erigen a sí mismos los herederos
polticos de Lenin! Cuánto anhelan que se les levante monumentos similares después de su muerte! No constituye acaso una gran
paradoja que precisamente los que niegan cualquier existencia después de la muerte son los que desean que su memoria sea recordada
para siempre?" (op. cit., captulo 7, inciso 2).
Una de las leyes fundamentales de la ciencia es la Ley de la Conservacin
de la Materia, promulgada por el físico francés Lavoisier, quien afirmó que nada que sea material desaparece del mundo, sino
que sólo se transforma. La cantidad de materia y de energa que existen en el mundo es fija y constante. Ahora bien, es evidente
que si esto ocurre con la materia, con mucha mayor razón se aplica al alma humana, la cual es eterna. (Este punto ya fue tratado
por el autor del libro "Gesher HaJayim", as como por el autor del libro "Derosh Or HaJayim", el mismo que escribi el comentario
"Tiferet Yisrael" a la Mishná.) En otras palabras: tanto el sentimiento natural como el pensamiento puro y lúcido dan testimonio
de que el alma del hombre es eterna. Más adelante arguiremos que, hasta donde sea posible, también hay testimonios concretos
de esto.
Ante todo, quisiera relatar un suceso personal
que me ocurrió. Mi padre (de bendita memoria) fue sepultado de un modo provisional en el Monte del Reposo (Shaar HaMenujot)
de Jerusalén. En el primer aniversario de su fallecimiento (el 2 de Jeshván del año 5729-1968) lo trasladamos al terreno familiar
que se localiza en el Monte de los Olivos. Entonces nos dimos cuenta de un hecho increíble: el cuerpo no se había descompuesto
ni apestaba, sino que sólo estaba un poco arrugado. Los miembros de la Jevra Kadisha (la asociación que se ocupa de
sepultar a los muertos según la ley judía -N. del T.) y los demás presentes se asombraron mucho de este hecho increíble que
maravilló a todos. Pero de hecho encontramos en el Talmud y en los libros santos numerosos sucesos semejantes, y la razón
de ello es que "la descomposición le es tan dura al muerto como una aguja en la carne de un vivo" (Berajot 18; ver además
el final del captulo 2 de este libro) y hay individuos que alcanzan el mérito de que la descomposición fsica no afecte sus
cuerpos. Con mayor razón, entonces, las almas sobreviven y constituye un gran honor para ellas que el cuerpo no se descomponga.
En todos los lugares del mundo existen personas
que se ocupan de lo relativo a las almas (los espiritistas). Esta actividad ciertamente que está prohibida por la Torá. Sin
embargo, la prohibición misma de invocar a los fantasmas y espíritus demuestra que existe la posibilidad real de tener contactos
con los espritus de los muertos. Esto se demuestra a partir del caso bíblico del espiritista de Ein Dor que invocó
al espritu del profeta Samuel para que conversara con el rey Saúl (1 Samuel 28). Nuestros sabios también nos han transmitido
varios casos de invocación a las almas de los muertos (ver, por ejemplo, Gitín 56-57; Midrah Rab , Bereshit, capítulo 11;
y el libro "Nishmat Jayim", Discurso 3, captulos 7 y 26).
En nuestra época hemos tenido el mérito de que
se nos hayan revelado testimonios concretos que demuestran a las claras la inmortalidad del alma. El Jafetz Jayim explicó
por qué precisamente en nuestra época fuimos dignos de que se multiplicasen los inventos técnolgicos tales como la radio,
el teléfono, la telegrafa inalámbrica y otros inventos parecidos. Las generaciones anteriores creyeron con fé perfecta en
lo que nuestros sabios afirmaron: "Sabe lo que está por encima de tí -un ojo que ve y un oído que oye, y todas tus acciones
están escritas en un libro" (Pirkei Avot). Empero, en las generaciones más recientes, se debilitó la fé de la gente y ésta
comenzó a negar la existencia de todo aquello que no pudiera ser percibido por los sentidos. Por consiguiente, D-os nos ha
dado la oportunidad de tener ejemplos concretos y palpables de esta idea. En efecto, un hombre habla aquí y su voz es escuchada
en el otro extremo del planeta, y no sólo esto, sino que además no se pierde ningún sonido. Ahora resulta posible grabar en
una cinta toda acción que el hombre realice. Por ello, ahora es más fácil creer que cuando el hombre sea llamado a comparecer
en el Cielo, pasarán delante de él un registro de todas las acciones que efectuó en la vida y estará obligado a justificar
cada una de ellas. E incluso en lo tocante a nuestro tema, la difusión de los inventos modernos constituye una ayuda especial
que la Providencia dispensa a nuestra generación, cuya fé se ha debilitado y precisa de fortalecimiento y de fundamentación.
A continuación presentaremos un extracto del
artculo aparecido en la revista "Newsweek" (1976) y en el diario israel "Yediot Ajaronot" (29 de Elul 5777-1977). He dividido
este artículo en párrafos, y junto a cada párrafo he añadido una comparación con lo dicho por nuestros sabios al respecto.
2) El fortalecimiento de la fe - Parte II
(extraído del libro "Cuerpo y Alma, por Rab Yoel
Shwartz, (c) Edit. Jerusalem de México)
1. "Hay una vida después de la muerte, afirman por primera
vez los hombres de ciencia. Médicos y psiquiatras que a lo largo de varios años han analizado a enfermos que desde un punto
de vista médico eran considerados como muertos y después volvieron a la vida, han descubierto puntos comunes en sus relatos
que prueban, según ellos, que la muerte no implica la aniquilación total del ser humano.
"El doctor Raymond A. Mody, un
médico joven que se especializa en la psiquiatría y es un psicólogo distinguido de la Universidad de Virginia, en su libro
"La Vida Despuâs de la Vida" que ha sido publicado recientemente, aporta testimonios de personas que "vieron la muerte", enfermos
de gravedad o vctimas de accidentes automovilsticos que haban sido declarados como muertos, pero que sin embargo permanecieron
con vida gracias a los "milagros médicos." Los relatos de sus experiencias poseen diversas variantes, pero también contienen
elementos específicos que son comunes a todos acerca de lo que les ocurrió durante las horas o los momentos de su "fallecimiento."
En
el Talmud se relata un hecho similar referido a un cierto hombre que había estado en el mundo de ultratumba y que después
volvió a la vida. "Rav Yosef, el hijo de Rav Yehosha, se enfermó y su alma partió del mundo. (Cuando regresó a la vida), Abaye
le dijo: "Qué fue lo que viste (en el mundo de la verdad)?" El respondió: "Ví un mundo al revés; los superiores están abajo
y los inferiores están arriba." El otro dijo: "Viste un mundo claro...!" (El otro le dijo:) "Y escuché que decían -afortunado
es el que viene aquí con su estudio en su mano"" (Baba Batra 10). En el tratado Rosh HaShaná (17) se relata que Rav Huna,
el hijo de Rav Yehoshúa, alcanzó el mérito de volver a la vida debido a que había sido indulgente con los demás cuando sufría
un daño. En el tratado Semajot (al principio del captulo 8) está escrito: "Salen a los cementerios y examinan a los
muertos hasta tres días... Ocurrió una vez que examinaron a uno, el cual después vivió veinticinco años, luego de lo cual
murió." Esto quiere decir que en esa época, que sepultaban a los muertos en cuevas, era obligatorio examinar al muerto después
de la sepultura para determinar si es que había vuelto a la vida. Un hecho semejante se encuentra en "Likutei Maharil", en
donde se relata que esto mismo le sucedió al Maharil (ver las "Hagaot del Yaavetz ad loc.).
2. "(Todos los relatos) contienen elementos especficos que
son comunes a todos acerca de lo que les ocurrió durante las horas o los momentos de su "fallecimiento": una caverna oscura,
una luz intensamente brillante que había allí, un "ser" que desbordaba amor sin fin. Ese ser hablaba con ellos por medio del
pensamiento. Vieron a todos sus parientes y amigos -fallecidos antes que ellos- que venían a su encuentro...
"Todos los
que testimoniaron contaron que sus parientes y amigos ya fallecidos venían a su encuentro, como para conducirlos o dirigirlos.
"Eran las personas que había conocido en mi vida y que habían muerto. Ví a mi abuela y a la niña que había conocido en la
escuela. Contemplé claramente sus rostros y sentí su presencia muy cerca de mí. Parecían felices y todo lo que ocurría era
algo alegre"."
En lo que respecta a la luz intensa hablaremos
de ella en el transcurso de nuestra exposición. El encuentro con los parientes es mencionada en varias ocasiones en el libro
del Zohar. Por ejemplo, en la sección de Bereshit 18 se cuenta lo siguiente: "Cuando se cumplen los días del hombre, se le
da la oportunidad de ver todo lo que no había podido ver hasta entonces... Su padre y sus parientes se encuentran con él y
él los reconoce; y ellos acompañan al alma hasta el lugar que habitará." En el Talmud (Berajot 28) se cuenta que Rab Yojanán
ben Zakai antes de morir dijo a sus discpulos: "Preparad un trono para Jizkiyahu, rey de Judá." Rashi explica: "El cual viene
a mí para acompañarme." Por otra parte, en la introducción al libro "Gesher HaJayim" se cuenta que en el momento del deceso
del rabino Ticotinshky, éste señaló la silla que estaba al lado de la cama y exclamó: "Mi maestro, el rabino Shmuel Salant!
Mi maestro, el rabino Shmuel Salant!"
3. "Ellos vieron imágenes rápidas, pero claras, de sus vidas...
"El
doctor Mody enfatizó que todos hablaron de un "ser de luz" que les preguntó (por medio del pensamiento) si estaban preparados
para morir, así como lo que habían logrado hacer en la vida. Al doctor Mody le pareció, a partir de lo dicho por los pacientes,
que puesto que esa "luz" los conocía y sabía todo acerca de ellos, no tenía objeto en sí misma, sino que su propósito era
incitar el proceso de la memoria y trazar un panorama de la vida del fallecido. Todos ellos concordaron en afirmar que las
"memorias" que tenían de sus vidas no tenan el significado normal de la palabra, sino que era semejante a un "filme" que tena
las dimensiones de otros tiempos. Ellos contemplaron sus vidas en fragmentos relampagueantes, aunque en orden cronológico,
a una velocidad inusitada. Algunos afirmaron que la vieron en colores, en tres dimensiones e incluso en movimiento. Ellos
también sintieron las sensaciones particulares a cada imagen. Algunos dijeron que únicamente vieron los fragmentos más importantes,
los momentos decisivos de su vida; otros contaron que vieron todo, desde los detalles más ínfimos hasta las cosas más importantes.
Muchos declararon que su facultad de registro intelectual era muy poderosa, y que fueron capaces de ver, comprender y abarcar
una gran cantidad de información o de pensamientos que les venían a la mente."
El Midrash dice al respecto: "Cuando el hombre
sale del mundo, todos sus actos pasan delante de él, y le dicen -"esto es lo que hiciste en tal o cual da; ciertamente reconoces
esto, no?" Y el responde: "Sí, sí"" (Sifri, Haazinu, acerca del versículo bíblico "el Formador, cuyo acto es perfecto").
En otro lugar se dice: "Cuando al hombre le llega la hora de salir del mundo, el Santo, Bendito sea, se le aparece y le dice
-"escribe los actos que hiciste y firma que has muerto por ellos". Y él los escribe y los firma" (Yalkut Shimoni, Job, 247:922).
Fenómenos similares también ocurren en la vida misma. Un paracaidista cuyo paracaídas no se abrió a tiempo, contó que
vio toda su vida pasar delante de éâl "como en un filme" (al final, el paracadas se abrió y él se salvó). No obstante, en
los casos en que la gente llegó a un nivel más avanzado del paso de la vida al mundo espiritual, vieron las cosas con mayor
detalle.
3) El fortalecimiento de la fe - Parte III
(extraído del libro "Cuerpo y Alma, por Rab Yoel
Shwartz, (c) Edit. Jerusalem de México)
4. "Y todos, sin excepción alguna, pudieron ver y oír todo
lo que ocurría a los cuerpos materiales que habían abandonado "abajo". Todos ellos relataron hasta los más ínfimos detalles
la mesa de operaciones sobre la cual habían "muerto" o el automóvil destrozado en donde habían "perecido". Dieron informaciones
precisas incluso de los detalles médicos más pequeños. Los médicos que los atendieron no comprendían cómo fueron capaces de
registrarlos en los momentos en que estuvieron muertos según los criterios médicos, sin pulso cardiaco, sin respiración y
sin registro de ondas cerebrales.
""Supe que estaba muerta", contó una de las pacientes, "pero no podía hacer nada, ya
que nadie me escuchaba. Salí de mi cuerpo. No tengo duda alguna de que ví mi cuerpo extendido sobre la mesa de operaciones
y escuché que los médicos ya me daban por muerta. Me sentí terriblemente, pues no quería morir. De pronto ví una luz; al principio
era tenue, pero se intensificó hasta convertirse en una luz poderosa que es imposible de describir. La luz lo rodeaba todo,
pero aun así no me cegó y pude continuar viendo el cuarto de operaciones...
"Sin relación alguna con el libro del doctor
Mody, sus opiniones son apoyadas por las investigaciones de la doctora Elisabeth Kabler-Ross, psiquiátra que trabaja desde
hace veinte años con enfermos incurables. En una de sus conferencias, la doctora dijo lo siguiente: "Yo sé, sin ningún asomo
de duda, que la vida existe después de la muerte." Las declaraciones de esta científica de cincuenta años de edad fueron duramente
atacadas por ciertos sectores religiosos (católicos, por supuesto; -el autor) los cuales alegaron que ella se jactaba de "saber"
algo que era materia de fé y no de conocimiento. La doctora Kabler-Ross accedió, después de estos ataques, a hablar más en
concreto y a abrir los expedientes que contenían los testimonios y las investigaciones que había realizado a lo largo de ocho
años con enfermos y víctimas de accidentes automovilísticos, los cuales habían muerto desde un punto de vista médico, pero
que después habían regresado a la vida.
"La doctora Klaber-Ross comenzó a investigar este tema después de que decubrió
que los enfermos más graves que había tratado habían muerto en su mayoría con una amplia expresión en el rostro. Además de
eso, muchos de ellos habían hablado con alguien o haban visto algo en el momento de su fallecimiento. Al principio había pensado
que estaban alucinando, pero después se convenció de que estaban en plena posesión de sus facultades mentales y que también
la habían reconocido a ella en esos momentos...
"Las investigaciones realizadas por la doctora Klaber-Ross apoyan y complementan
los testimonios del doctor Mody. Uno de los hechos mencionados se refiere al de un joven de veinte años que había perecido
en un accidente automovilístico. Cuando la polica llegó al lugar del accidente, lo encontraron tendido entre los destrozos
del automvil, con la pierna amputada. Todos los esfuerzos realizados para hacerlo vivir resultaron infructuosos y fue declarado
muerto. Sin embargo, había permanecido con vida. El contó a la doctora Klaber-Ross lo que había sentido en el momento en que
su alma salió del cuerpo y pudo ver su cuerpo tendido sobre la carretera con la pierna amputada. No comprendía lo que le había
ocurrido; experimentó un bienestar sublime y se sintió completo, incluso con la pierna amputada. Vio el carro de la polica
y después de eso dio detalles precisos de su salvamento, así como del salvamento de los cuerpos de los dos pasajeros que viajaban
con él.
"Otro testimonio interesante contenido en los archivos de la doctora relata lo que le ocurrió a un químico que
se había quedado ciego como resultado de una explosión en un laboratorio un año antes de que experimentó la "muerte". Esa
persona relató con lujo de detalles su muerte y todo lo que "había visto abajo..."
"A la pregunta de si aparte de estos
testimonios existe algún apoyo o explicación científica a estos fenómenos, la doctora respondió que no tenía modo de explicar
el hecho de que la gente que había muerto según los criterios médicos, después del suceso habían descrito con todo lujo de
detalles lo que había ocurrido con ellos y en torno suyo, en ocasiones con un conocimiento que únicamente podía saberlo el
doctor."
Nuestros sabios dicen al respecto: "Durante los tres das siguientes a la muerte, el alma sobrevuela sobre el cuerpo"
(Talmud Yerushalmi, Yevamot 17:3). En otro lugar se dice: "El muerto sabe todo lo que se dice enfrente de él hasta
que se cierre la sepultura...Otro afirmó: hasta que la carne se consuma" (Shabat 152); "Rav le dijo a Rav Shmuel bar Shilat:
a la hora de mi muerte esfuérzate en lo que dices de mí, pues yo estaré allí y escucharé tus palabras" (ibid.).
5. "Recurren elementos específicos... una luz intensa y
abundante, un "ser" que derramaba amor sin fin. El ser habló con ellos por medio del pensamiento...
""De pronto ví una
luz. Al principio era tenue, pero se intensificó. Iluminó todo mi alrededor, pero no me cegó y pude seguir viendo el cuarto
de operaciones. Cuando la luz me preguntó si yo estaba preparado para morir, sentí como si estuviera hablando con un ser humano,
pero no era un ser humano; era una luz que que hablaba, que se comunicaba. Me dí cuenta de que la luz sabía que yo no estaba
preparada para morir. Tuve la sensación de que se me estaba examinando; me sentí sumamente bien, experimenté un sentimiento
de seguridad y de amor. Es difcil describirlo, difcil de explicar..."
""Cuando estuve allí, en presencia de esta luz tan
intensa, me sentí tan bien que no quise regresar", contó uno de los entrevistados, "pero pensé en mi esposo y en mis tres
hijos; es difícil de explicar cómo o por qué, pero supe que yo tenía que decidir entre quedarme o regresar, como si la decisión
estuviera en mis manos, y me decidí a regresar." Otra entrevistada relató: "Estuve fuera de mi cuerpo, pero supe con toda
claridad que yo poda decidir quedarme o partir."
""Esta luz", contó otra, "poseía una personalidad tan bella, tan calurosa
y buena, que no quería abandonarla." Otros enfatizaron su sentimiento de que había una línea luminosa entre ellos y el ser
de luz, y que sabían con toda claridad que si pasaban de esta línea ya no regresaran. El doctor Mody dijo que en las mentes
de los que relataron sus experiencias no había un asomo de duda de la realidad de sus experiencias.
"Los relatos acerca
de la luz intensa y acerca de los parientes que venían al encuentro del fallecido también son mencionados en los testimonios
de la doctora Klaber-Ross..."
Nuestros sabios dijeron: "Rab Dos dijo -está
escrito: "pues el hombre no podrá verme y vivir" (Exodo 33). En sus vidas no ven, pero si ven en la hora de su muerte" (Bamidbar
Rabá, al final de la sección de Nasó). Ya mencionamos que el Zohar declara que en la hora de su muerte al ser humano se
le permite ver todo lo que no pudo ver en su vida, así como que al morir, D-os se le aparece al ser humano y le dice: "escribe
tus acciones". Esto nos indica que a la hora de la muerte el hombre logra contemplar las revelaciones más grandes, y cada
ser humano ve de acuerdo con su nivel espiritual. Por otra parte, sabido es que a las revelaciones espirituales se les asemeja
a la luz. El Midrash declara: "Cuando es que el Santo, Bendito sea, muestra la grandeza que les ha preparado? Cerca de la
muerte" (Yalkut Shimoni, Tehilim 874). En el "Sefer HaYashar" (del rabino Zerajia HaYevani, pariente de Rabenu Tam),
capítulo 14 está escrito: "El Mundo Venidero es extenso, sin límites ni cubiertas; todo lo que hay allí es una luz inmensa
que no puede ser comparada con la luz que hay en este mundo."
6. "Algunos de los entrevistados hablaron de la desilusión
que sintieron al regresar, a pesar de que a ninguno de ellos se le ocurría suicidarse: "No quise regresar. Lloré una semana
entera después de la experiencia que tuve. No quise vivir en este mundo después de lo que ví en el otro. De regreso traje
conmigo las mismas sublimes sensaciones que tuve allí. Ellas permanecieron conmigo algunos cuantos días, e incluso ahora todavía
las siento en ocasiones." El doctor Mody dedujo que entre más permanecieron los "muertos" en esa existencia espiritual, tanto
más les era difícil regresar..."Todo lo que ocurría era alegre...""
En el Zohar (sección de Vaielej) se dice que
los justos se alegran en el día de su partida. En otro lugar (secciín de Vaerá , 98) se dice que el alma desea salir de este
mundo y disfrutar del placer del mundo espiritual. Por esta razón el día en que un justo (Tzadik) muere se denomina
"Hilula" (festividad de júbilo). En otro lugar más del Zohar (sección de Emor, 5) se declara que la salida del alma del cuerpo
se opera a través de la alegría del apego a D-os. (En tiempos antiguos era una costumbre judía acompañar a los muertos con
música de flautas y con canciones, tal como se menciona en el libro "Gesher HaJayim", tercera parte, p g. 21). No obstante,
todo esto se declara con respecto a los justos; así, pues, la pregunta es si esas personas tenían el nivel espiritual de un
justo. Pero también es posible que incluso los que no sean justos son capaces de contemplar el mundo espiritual y su bienestar,
aunque no se les permita permanecer allí.
4) El fortalecimiento de la fe - Parte IV
(extraído del libro "Cuerpo y Alma, por Rab Yoel
Shwartz, (c) Edit. Jerusalem de México)
7. "Algunos de los que hablaron con el doctor Mody pensaban
que el amor, la voluntad intensa o las oraciones de otros fue lo que les hizo regresar. Una mujer contó lo siguiente: "Escuché
al médico decir que yo estaba muerta, y me sentí sumamente bien. Sin embargo, fui atraida de nuevo con fuerza a través del
túnel obscuro. Cuando abrí los ojos ví a mi esposo y a mi hermana parados al lado de la cama, estupefactos y llenos de lágrimas
en los ojos." Hay otros que no se acuerdan del momento en que regresaron a sus cuerpos: "No me acuerdo del instante en que
entré de nuevo a mi cuerpo. Me dormí, y cuando regresé me encontraba de nuevo aquí." Otros, en cambio, se acuerdan perfectamente
de su regreso: "Estaba arriba y contemplaba a los demás trabajar sobre mí. Ví que colocaban el aparato de electro-choques
sobre mi pecho y ví a mi cuerpo convulsionarse a causa de la corriente eléctrica. En ese momento caí de nuevo, como si fuera
un fardo pesado, a mi cuerpo"."
La posibilidad del efecto de una oración en un
suceso similar la hallamos en el Zohar, en donde se relata el caso de Binoka, el cual rezó por su padre, pues necesitaba de
él para estudiar, y éste fue salvado de la muerte.
8. "A dos conclusiones llegaron aquellos que haban contemplado
sus vidas: que era necesario amar al prójimo y que era sumamente importante estudiar, estudiar mucho. Uno de ellos dijo: "Tuve
la sensación de que este proceso de aprendizaje debía continuar y que nunca jamás iba a terminar, sino que se prolongaría
para siempre"."
Ya hemos mencionado que nuestros sabios dijeron que en el Mundo Venidero se declara: "Afortunado es aquel
que viene aquí con su estudio en la mano." También afirmaron que en el Mundo Venidero los justos se dedican al estudio de
la Torá (ver, por ejemplo, Baba Metzía 85 sobre la discusión que hubo entre D-os y la Academia Celestial). Por otro lado,
se ha prometido que los que olviden su estudio en este mundo lo recordarán en el Mundo Venidero, si es que lo olvidaron por
causa de fuerza mayor (Shulján Aruj HaRav, Hiljot Talmud Torá 82:10, en el nombre del libro "Per Etz Jadash"). Es cierto
que aquí no nos estamos refiriendo a gentiles, los cuales no se dedican al estudio de la Torá . No obstante, también ellos
están obligados a estudiar las maravillas del Creador, así como meditar en la grandeza de D-os que se manifiesta en la creación.
A este respecto señalaron nuestros sabios (Shabat 75): "Todo aquel que sepa reflexionar acerca de los ciclos del tiempo y
los movimientos de las constelaciones celestes, pero no lo hace, a él se le aplica el versículo "y los actos del Eterno no
contemplaron, ni tampoco vieron la obra de Sus manos" (Isaas 5; ver además el libro "Jovot HaLevavot", Shaar HaBejiná,
captulo 2, quien aporta fuentes adicionales acerca de esta obligación.) Además de ello, los gentiles pueden dedicarse al estudio
de los Siete Mandamientos Universales que les corresponden. El Talmud afirma a este respecto que el gentil que se dedica al
estudio de los Siete Mandamientos Universales es comparable al Cohen Gadol (Sumo Sacerdote; ver Sanhedrín 59).
El
amor al prójimo constituye uno de los principios fundamentales de la Torá, y el mundo se sostiene sobre tres pilares básicos:
la Torá, el servicio divino (Avodá) y los actos de bondad al prójimo (Gemilut Jasadim). La Torá declara a este
respecto: "El mundo está edificado sobre la bondad" (Salmos 89). Sin lugar a dudas que el judío está obligado a cumplir los
613 mandamientos de la Torá, pero a pesar de ello estos mandamientos poseen una importancia singular, ya que en el Mundo Venidero
se otorgará recompensa por ellos, además de que en este mundo también se disfrutará de sus frutos (Mishná al principio del
orden Pea). Por lo demás, el Talmud señala que "el que quiera salvarse de los sufrimientos que acompañarán a la venida del
Mesías, que se dedique al estudio de la Torá y a los actos de bondad al prójimo" (Sanhedrín 98). La razón de ello radica en
que estos mandamientos constituyen principios generales muy grandes que tienen el poder para incitar al ser humano al cumplimiento
de toda la Torá.
"La doctora Klaber-Ross, el doctor Mody, el doctor Tuamalu y otros individuos relacionados con este tema
piensan que los testimonios de las personas que continuan llegando -aún después de que el tema salió a la luz- poseen la capacidad
de provocar una revolución en el pensamiento de la gente. El miedo a la muerte dará paso a un sentimiento de seguridad y confianza
de que después de la muerte no todo terminará.
""Lo que nosotros sabemos hoy en da constituye el primer peldaño que nos
acerca al mundo supra-terrenal", dijo la doctora Klaber-Ross. "Existen otros peldaños más que no podemos conocer." Ella hiperboliza
y afirma que es posible que ellos guardan una semejanza con lo que nosotros concebimos acerca del Jardn del Edén y el infierno:
"Quizás no de la forma en que nuestras mentes lo conciben actualmente. El infierno podra ser el reflejo de la culpa individual
-después de nuestra vida material- que sentimos por cosas que debieron haber sido hechas y no lo fueron, así como por la falta
de amor, de comprensión y de estudio.""
Pos supuesto, no poseemos la capacidad para saber con exactitud lo que es el Jardín
del Edén y el Gehinom (infierno o purgatorio). No obstante, nuestros sabios nos han legado descripciones tanto del Jardín
del Edén como del Gehinom (ver a este respecto los tratados "Gan Edén" y "Gehinom"). Sin embargo, es claro que todo lo que
dijeron eran expresiones que apuntaban a conceptos espirituales profundos, tal como lo se al el Rambam en su introducción
al captulo "Jelek" de la Mishná de Sanhedrín. (Ver también más adelante el capítulo 12 de este libro.) Aquí citaremos como
ejemplo la explicación al tema que dio Rabenu Yona al castigo del "Kaf HaKela":
"Sabed
que el alma del malvado, cuyas pasiones mientras estaba vivo estaban centradas en sus deseos corporales, y que separó su deseo
del servicio al Creador y se desarraigó de su raíz espiritual, al morir caerá hacia abajo, a la tierra, hacia el lugar de
sus pasiones. Su destino será como el del polvo de la tierra, el cual baja y no sube. Aun así, la subirán hacia las alturas
para ser juzgada y para ver cómo fue que cambió el Cielo por el Seol (el lugar de los muertos), de la misma forma que se eleva
una piedra mediante una honda (Kaf HaKela). Pero después de que subió al Cielo, su naturaleza la hará bajar a la tierra, de
la misma forma que la piedra regresa y cae a la tierra después de haber sido lanzada, como está escrito: "El alma de mi señor
(el rey David) estará atada con la atadura de la vida al Eterno, tu D-os; y las almas de vuestros enemigos El las arrojará
como del hueco de una honda" (Samuel 25:29). Nuestros
sabios declararon: "Tanto las almas de los justos como las almas de los malvados subirán al Cielo y serán juzgadas allí. Las
almas de los justos saldrán inocentes del juicio y serán depositadas debajo del Trono de Gloria (Kisé HaKavod); las
almas de los malvados caerán de nuevo a la tierra y serán confundidas allí, como está escrito: "y las almas de vuestros enemigos
serán arrojadas". También está escrito que "cuando muere un hombre malvado, su esperanza se perderá" (Proverbios 11:7; Kohelet
Rab 3:27). El alma de un malvado no tendrá esperanza de salir de la obscuridad a la luz, como está escrito acerca de las almas
de los malvados: "Irá a la generación de sus padres; hasta la eternidad no verá la luz" (Salmos 49:20).
En estos mismos términos hay que entender lo
dicho más arriba acerca del sentimiento agradable que esas personas sintieron al salir de sus cuerpos y contemplar la grandeza
espiritual del mundo superior. Pero el que no tenga el mérito para ello se lo perder . Estos sufrimientos constituyen una
parte de los sufrimientos del Gehinom.
A MODO DE CONCLUSION
Resulta evidente que no poseemos el derecho para
explicar todas las declaraciones de nuestros sabios en sentido literal, máxime tratándose de temas cuya esencia misma es espiritual.
Además, hay que tener precaución con toda investigación científica que aborde estos temas, ya que la mayoría de sus conclusiones
no son sino conjeturas y especulaciones. Sin embargo, el paralelismo tan grande que hay entre las declaraciones de nuestros
sabios y este estudio científico hace surgir la sospecha de que quizás las declaraciones de nuestros sabios también se expliquen
literalmente. No ha sido nuestra intención emitir opiniones determinantes, ni tampoco presentar la perspectiva de la Torá
acerca de este tema. Nuestra intención ha sido mostrar los cambios que han experimentado las opiniones científicas a fin de
reforzar en nosotros la fé en la veracidad eterna de la Torá. Y si a la luz de los nuevos estudios científicos los eruditos
de la Torá se sienten impulsados a elucidar en profundidad la perspectiva de la Torá sobre el mundo espiritual, entonces esa
será para m una buena recompensa.