El viernes 26, después del medio día, el arzobispo llegó al aeropuerto internacional de Medellín, Colombia, para iniciar la visita pastoral a algunas de las misiones de Colombia.

En el aeropuerto, esperaba al arzobispo el Padre Vicario, Fabián Castillo, con algunos feligreses.

De allí, el arzobispo fue conducido hasta la misión de Niquía.

Niquía es un municipio ubicado en la vecindad de Medellín, en la zona de Bello. Se trata de una zona marginal, en donde el Padre Mario Calderón, en medio de dificultades y amenazas y persecuenciones, ha logrado construir un templo y está en proceso de construir, en el segundo piso, la casa parroquial y, seguidamente, el salón parroquial.

Después de la llegada y de almorzar, el arzobispo tuvo la primera reunión con el presbiterio de la vicaría. Se encontraban presentes seis de los padres, llegados de diferentes lugares de Colombia. Uno de ellos, el Padre Jeinner de Barranquilla, por razones de salud, no pudo estar presente.

Se evaluó la marcha de la vicaría, dando un balance bastante positivo, pues en todas partes se ha dado un crecimiento sostenido y una progresiva identificación con la identidad de la Iglesia.

Después de la evaluación, se realizó la planificación de la visita pastoral, la cual tendrá como puntos de referencia únicamente el área de Antioquia y la zona de Bogotá y sus alrededores.

Al caer del día 26, se celebró la Divina Liturgia para los fieles de la Parroquia de Niquía. Concelebraron con el arzobispo los seis presbíteros presentes.

La parroquia cuenta con poco más de cien feligreses, los cuales, en su gran mayoría, estuvieron participando en la Divina Liturgia que se celebró.

En la homilía, el arzobispo hizo énfasis en la experiencia de la resurrección del Señor, que constituye la base de la vitalidad de la Iglesia y de la comunión apostólica, que es lo que hace que se sea realmente ortodoxos, es decir, capaces de identificarse con la experiencia fundante y el estilo de vida y de fe de los apóstoles y de los primeros cristianos.

Después de la celebración de la santa misa, en un ambiente de profunda piedad y de alegría, se tuvo un breve encuentro con los fieles de la parroquia.

La gran mayoría pasó a recibir la bendición del arzobispo y tuvo la oportunidad también de dialogar brevemente con él.

Los padres también estuvieron participantes con gran alegría. Estuvieron presentes el Padre Fabián, Vicario de Colombia, el Padre Mario Calderón, párroco local, los padres Martín y Ricardo de Cúcuta, el Padre Franklin de Barranca Bermeja y el Padre Germán de Bogotá.

El sábado 27 de abril, la jornada comenzó con un encuentro de oración, guiado por el arzobispo, con el presbiterio de la vicaría de Colombia.

Se hizo el canto de los laudes y se tuvo tiempo para la oración personal.

Entre todos los presbíteros, se nota la actitud de entrega personal y la disponibilidad para tratar de cumplir con fidelidad los compromisos propios del ministro ordenado.

Al comienzo de la mañana, el arzobispo dirigió un breve retiro al presbiterio de la vicaría de Colombia, en la Casa de Encuentros Nazareth, ubicada en Sabanetas.

Ante todo, se dio un enfoque espiritual a una serie de desafíos que se afrontan en las relaciones interpersonales, de manera que se pueda garantizar la unidad y la comunión entre todo el presbiterio.

Seguidamente, el arzobispo desarrolló el tema referente a la sacramentalidad del ministerio ordenado y la urgencia de que esto se refleje en la forma de vivir y de ejercer el ministerio.

Finalmente se tuvo tiempo para la oración personal.

El sábado 27, hacia media mañana, se tuvo una reunión de formación con el presbiterio de la Vicaría de Colombia.

El arzobispo desarrolló el tema referente al sentido y significado del misterio del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, desde la perspectiva apostólica y su importancia en la vida de la iglesia.

Finalmente, desarrolló el tema acerca del sentido e implicaciones de la oración, desde la perspectiva apostólica.

Los presbíteros, a lo largo de la formación, tuvieron la oportunidad de plantear diferentes cuestiones referentes a la formación que se estaba impartiendo.

El sábado 27, a medio día, se desarrollo un diálogo entre el arzobispo y el presbiterio de la Vicaría de Colombia, referente a diferentes cuestiones de tipo pastoral.

El arzobispo hizo la presentación de la Carta Pastoral El Reino de Dios ya está entre ustedes y exhortó a los padres a estudiarla y compartirla con las comunidades.

Se dialogó también sobre diferentes desafíos que se presentan en el cuidado pastoral, ante las nuevas perspectivas de la sociedad actual.

Finalmente, el arzobispo hizo un perfil de lo que se espera que sea una parroquia en la que se vive plenamente la identidad de la iglesia en el mundo actual.

Todo el diálogo transcurrió en un ambiente de profunda armonía y comunión.

El sábado 27, después del medio día, terminó el cuentro del presbiterio de la Vicaría de Colombia, con un compartir fraterno y con el almuerzo.

El Centro de Encuentros Nazareth fue un lugar especialmente propicio para el encuentro que se tuvo y la hospitalidad que brindaron las hermanas Teresitas, fue de mucha amabilidad y apertura.

A través de esos encuentros, se va consolidando la identidad del presbiterio, así como el sentido de comunión y de una auténtica unidad.

El sábado 27, por la tarde, el arzobispo llegó hasta el lugar en donde se celebró la Divina Liturgia para fieles de la comunidad de Itagüi, Antioquia, Colombia.

Aunque algunos de los padres habían ya partido, concelebraron la liturgia, además del Padre Fabián, los padres Mario, Martín, Franklyn y Ricardo y estuvo presente el padre Pedro Pablo.

Con ocasión de la ceremonia, se administraron los sacramentos de la iniciación cristiana a una niña y la confirmación y envío misionero a seis hermanos. Además se bendijo a quienes estarán encargadas de la pastoral juvenil.

El arzobispo habló acerca de la urgencia de tratar de vivir la experiencia de la resurrección del Señor, para alcanzar la realización personal y ser capaces de cumplir la misión que el Señor nos confía.

Después de la celebración de la Divina Liturgia, el arzobispo tuvo la oportunidad de tener un breve encuentro con los fieles, así como con los padres oncelebrantes.

Todos expresaron su alegría por ser parte de la santa iglesia, así como el irse identificando progresivamente con su identidad y sus características.

El arzobispo felicitó a los hermanos por su dedicación y les animó a perseverar siempre con renovado compromiso, para cumplir la misión que el Señor nos ha confiado.

El domingo 28, la actividad pastoral del arzobispo inició con los fieles de la parroquia San Antonio el Grande, de Bogotá, Colombia.

El padre Germán, junto a más de 200 fieles, se reunieron para recibir al arzobispo y para la celebración de la Divina Liturgia, en un salón, debido a que la parroquia aún no cuenta con instalaciones propias.

Se administraron los sacramentos de la iniciación cristiana a dos niños y 27 hermanos recibieron la confirmación y el envío misionero, en un ambiente de fe y de fiesta.

El arzobispo les animó a profundizar en la fe y a vivir con intensidad la experiencia pascual.

El 28, después de la celebración de la Divina Liturgia, se llevó a cabo un encuentro entre los fieles de la parroquia de San Antonio y el arzobispo.

El arzobispo impartió la bendición a numerosos fieles y compartió con ellos.

Los hermanos aprovecharon, además, para celebrar el pentecostés que se estaba viviendo en la comunidad, con un ágape fraterno, en el que todos compartieron.

El domingo 28, por la tarde, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Albán, ubicada en Cundinamarca, Colombia.

Los hermanos se reunieron en buen número para la celebración de la Divina Liturgia, la cual transcurrió en un ambiente de profunda fe y experiencia de la presencia del Señor.

En la homilía, el arzobispo recordó a los hermanos cuáles son los compromisos que se deben asumir como parte de la iglesia madre de todas las iglesias y, desde la vivencia de que Cristo vive en medio de cada uno de los que creemos en El.

La actividad pastoral del arzobispo en Colombia concluyó con un breve encuentro con los fieles de la comunidad de Albán, Cundinamarca.

En ese día, precisamente se cumplió un año de la primera visita que hiciera el arzobispo a la comunidad.

A lo largo del año, la comunidad ha sufrido diferentes dificultades, sin embargo, las persecuciones han sido estímulo para consolidar la fe y perseverar en la iglesia y en el testimonio el Evangelio.