El sábado 26 de diciembre, por la mañana, el arzobispo llegó hasta el centro misionero de Cunén, El Quiché, para presidir la celebración del Decanato del Centro de El Quiché.

La reunión se celebró en el nuevo templo en construcción y se contó con una nutrida participación de hermanos, procedentes de las diferentes comunidades que hacen parte del decanato.

El arzobispo impartió la formación acerca del misterio de la Palabra de Dios hecha carne y, seguidamente, respondió a una serie de cuestiones que fueron planteadas por los hermanos.

Después del Decanato, el Padre Wiolfredo Hurtado, responsable pastoral del Centro Pastoral de Cunén, hizo la presentación de los jóvenes representantes de JOREM.

JOREM es el movimiento juvenil de la Arquidiócesis y el significado de las siglas es JUVENTUD ORTODOXA RENOVADA MISIONERA.

Después de la presentación de los jóvenes y de su equipo coordinador, el arzobispo bendijo a los hermanos y les animó a comprometerse cada vez con mayor empeño e intensidad.

Antes del mediodía, el arzobispo, en la Casa Presbiteral, tuvo una breve reunión con los miembros del Consejo Pastoral y Administrativo del Centro Pastoral.

El arzobispo exuchó diferentes cuestiones que le fueron planteadas por los hermanos, especialmente, referentes a la organización pastoral del centro y a la construcción del templo.

El arzobispo agradeció a los hermanos el servicio que prestan, respondió a las preguntas, les exhortó atrabajar en cercanía con el presbítero encargado y les animó a intensificar su trabajo, especialmente el que implica la animación y conversión de líderes y servidores y la proyección misionera.

Hacia el mediodía, se celebró la Divina Liturgia con los hermanos que habían participado en el Decanato y en la formación que se había impartido por la mañana.

El padre Wilfredo se ha empeñado en organizar la liturgia y los frutos fueron palpables en la celebración de la Divina Liturgia, que contó con una nutrida participación.

El arzobispo recordó a los hermanos cuál fue el testimonio de San Esteban, como modelo de quien está lleno del Espíritu Santo y les animo a seguir el ejemplo del mártir que se conmemoraba.

Dentro del marco de la celebración de la Divina Liturgia, se administró la confirmación y el envío misionero a 45 jóvenes y adultos, procedentes de diferentes comunidades del centro pastoral.

El arzobispo presentó a los confirmandos el ejemplo de San Esteban, como modelo de la actitud que debían asumir y del testimonio que estaban llamados a dar.

También se hizo énfasis en la urgencia de organizar un compromiso misionero sostenido y permanente, para cumplir la misión que el Señor confió a su Iglesia.

También en el contexto de la celebración litúrgica, se instituyó a nuevos ministros para la distribución de la comunión y se hizo la renovación del encargo a otros ministros antiguos.

El arzobispo explicó a los hermanos cuál es la responsabilidad de quienes son ministros, tanto a nivel personal como en cuanto está implicado en la realización del ministerio que se les confiaba.

Los hermanos renovaron públicamente su compromiso de vivir como testigos auténticos y de servir a la comunidad con generosidad y, seguidamente, se oró sobre ellos, para que quedaran instituidos en el ministerio.

El sábado 26, después del mediodía, el arzobispo llegó hasta la comunidad de San José, ubicada en la parte alta, contigua al Centro Misionero de Cunén.

Allí tuvo la agradable sorpresa de ver los grandes avances que ha tenido el proceso de construcción del nuevo templo que está siendo edificado para servicio de la comunidad.

De acuerdo a los planes originales, durante la visita en el contexto de la Pascua, el arzobispo habría tenido que bendecir el inicio de la construcción. Sin embargo, la pandemia alteró los planes. Fue por esto, que los hermanos pidieron al arzobispo que, aunque ya estuvieran muy avanzados los trabajos de construcción, se diera la bendición sobre el trabajo que se está realizando.

El sábado 26, por la tarde, el arzobispo, acompañado por el padre Wilfredo, presidió la celebración de la divina liturgia en la comunidad de San José, Cunén.

Durante la homilía, el arzobispo recordó el ejemplo que dio San Esteban, cuando derramó su sangre como testimonio de su fe y animó a los hermanos a pedirle a Dios que puedan responder con la misma actitud con la que él lo hizo.

Al final, los hermanos agradecieron al arzobispo la visita y se comprometieron a intensificar su compromiso en el anuncio del Evangelio a todos y en todas partes.

El sábado 26, al caer del día, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Cecilia, ubicada en la parte oriental del municipio de Cunén, del departamento de El Quiché.

Con ocasión de la visita, el arzobispo presidió la celebración de la divina iturgia, en la cual le acompañó también el Padre Wilfredo, encargado pastoral de la zona.

Durante la homilía, el arzobispo exhortó a los hermanos a profundizar en el sentido del testimonio que se está llamados a dar, tanto por el estilo de vida, como por el anuncio explícito del Evangelio.

Con ocasión de la visita del arzobispo a la comunidad de Cecilia, los hermanos habían preparado cuidadosamente un gurpo de veinte jóvenes para que se les administrara la confirmación y el envío misionero.

El arzobispo recordó a los hermanos qué era lo especíifico de la confirmación, recordándoles que los primero era asumir ya a título personal el compromiso de vivir como auténticos cristianos.

En segundo lugar, les recordó, se trata de asumir como propia la misión que el Señor confió a los apóstoles de llevar el Evangelio a todos y en todas partes.

También dentro del contexto de la celebración de la divina liturgia, en la comunidad de Cecilia, se administró la reconciliación y la comunión solemne a un grupo de dieciseirs niños.

El arzobispo les explicó brevemente a los niños cuál era el sentido de que, aún cuando ya habían comulgado anteriormente, se hiciera en ese día la comunión solemne.

También animó a los niños a tratar de que el encuentro consciente con el cuerpo y la sangre del Señor, que es lo mismo que encontrarse con la Palabra de Dios hecha carne, impulsara una profunda transformación en sus vidas y en el testimonio que les correspondía dar a todos y en todas partes.

El domingo 27, por la mañana, el arzobispo llegó hasta la cabecera municipal de Nebaj, El Quiché, para realizar diversas actividades pastorales en el área.

Ante todo, se encontró con los padres Norvin y José Bailiner, encargado pastoral de Nebaj y párroco de Chajul, respectivamente. El decanato de Chajul, que estaba previsto para el día 28 tuvo que ser cancelado, debido a que, como consecuencia de la tormenta Iota, el camino para acceder a la comunidad de Chel está todavía intransitable.

Seguidamente, en la sede de la comunidad de Salquilito, el arzobispo presidió la celebración del decanato, al cual asistió buena parte de delegados y representantes de las áreas de Nebaj y San Juan Cotzal.

El arzobispo explicó el sentido que tiene el misterio de la sacramentalidad de la Iglesia y seguidamente, fue respondiendo a una serie de cuestriones que fueron planteadas por los hermanos.

Después del mediodía, el arzobispo presidió la celebración de la Divina Liturgia en el templo de la comunidad de Salquilito. Concelebraron los padres Norvin y José Bailiner.

Durante la homilía el arzobispo explicó el sentido de la fiesta de la Sagrada Familia, enfatizando en que no se trata simplemente de recordar a la familia de Nazaret, sino de profundizar en lo que permitió que ellos vivieran en la unidad y en el amor.

Animó a todos los hermanos a que, desde la actitud de sencillez y reconocimiento de la propia pequeñez, cada quien, por la acción del Esíritu Santo, viva el sentido de la comunión entre los hermanos, especialmente con los miembros de la propia familia.

Dentro de marco de la celebración de la Divina Liturgia, en la comunidad de Salquilito, se administraron los sacramentos del bautismo, la crismación y la comunión a la niña Ana Maritza.

El arzobispo recordó a los padres de la niña el compromiso que asumen para que, el don que Dios derramaría en su hija, encuentre el apoyo necesario para poder ir creciendo y dando frutos abundantes.

La ceremonia se celebró en un ambiente de alegría y animada participación, no solamente de los adultos, sino incluso de la misma niña que era iniciada en la fe cristiana.

También en la comunidad de Salquilito y en el marco de la celebración de la Divina Liturgia, se administró la confirmación y el envío misionero a Pedro, María, Jacinta y Diego.

El arzobispo recordó cómo, a través de este rito, el adulto cristiano asume personalmente el compromiso de vivir activamente la fe y de dar testimonio de ella.

Además, el arzobispo recordó a los hermanos y a todo el pueblo de Dios que se debe vivir con compromiso y dinamismo el cumplimiento del encargo misionero que el Señor confió a todos los que creyeran en Él.

El domingo 27, hascia el caer del día, el arzobispo llegó por primera vez hasta el nuevo templo que han construido los hermanos de la comunidad de Xolacul, Nebaj, El Quiché.

Después sde felicitar a los hermanos por su compromiso y logros, el arzobispo presidió la celebración de la Divina Liturgia. Concelebraron los padres Norvin y José Bailiner.

Durante la homilía el arzobispo recordó, a la luz de las lecturas bíblicas que, para poder reconocer la presencia de Dios y dejar que ella transforme la vida del cristiano, es indispensable asumir una actitud como la que, el en evangelio se presenta del anciano Simeón y la viuda Ana.

Dentro del marco de la celebración de la divina liturgia, en la comunidad de Xolacul, se administraron los sacramentos de la iniciación cristiana a Sofía, una niña hija de miembros de la comunidad.

Además, se administró la confirmación y el envío misionero a Miguell, María, Jacinto y Brandon.

El arzobispo explicó a quienes recibían los dones del Espíritu Santo los compromisos que era indispensable que asumieran, para que los dones recibidos pudieran producir abundantes frutos.

En la comunidad de Xolacul, Nebaj, El Quiché, y dentro del marco de la celebración de la misa, también se celebró el matrimonio de dos hermanos ancianos, que tenían largo tiempo de vivir unidos. Se trata de Andrés y Cecilia.

El arzobispo explicó a los contrayentes cómo el don que reciben por el sacramento del matrimonio requiere que cada uno de ellos, asuma una actitud de humildad, generosidad y renuncia a sí mismo, para que se puedan producir frutos abundantes.

El martes 29, por la mañana, el arzobispo llegó hasta la sede de la comunidad de la Vega, La Democracia, Huehuetenango, para la celebración del decanato del áres.

El arzobispo hizo la presentación de la temática que había preparado, haciendo énfasis que la aceptación de la Palabra de Dios implica siempre la aceptación del misterio de la Palabra hecha carne, la cual se comunica a través del ministerio sacramental de la Iglesia.

También animó a los servidores a trabajar para que todos los miembros de las comunidades estén capacitados para poder participar activamente en la vida sacramental.

Depués de la formación del decanato, el arzobispo hizo la presentación del proyecto pastoral que consiste en el impulso del Año de la Apostolicidad, para el año 2021.

Este proyecto se tenía vigente para el año 2020, pero debido a la pandemia, el mismo no pudo ser impulsado, por lo que se traslada al año que estamos por comenzar.

Los hermanos plantearon una serie de cuestiones sobre el sentido de la Apostolicidad y la forma de renovar el compromiso de vida personal y el impulso misionero.

Después de la celebración del decanato y del diálogo siguiente, el arzobispo presidió la celebración de la Divina Liturgia con los hermanos que habían participado en el decanato.

Concelebraron los Padres José Amuel y Antonio Castro, quienes son los responsables pastorales del área de la Democracia.

Durante la homilía, el arzobispo, a la luz de las lecturas bíblicas, recordó cuáles son las actitudes indispensables para poder reconocer la presencia de Dios en la vida del creyente y del mundo.

El martes 29, por la tarde, el arzobispo llegó por primera vez, a la comunidad de La Laguna, ubicada en el municipio de San Antonio Huista, de Huehuetenango.

Alli, la visita del arzobispo comenzó con la bendición del pequeño templo que los hermanos han logrado construir en el centro de la comunidad, después de que han logrado tener un crecimiento sostenido.

El arzobispo recordó que el templo verdadero es cada uno de los creyentes, así como la comuinidad en su conjunto, por lo que, a la construcción del templo y a su bendición, tiene que seguir el vivir constantemente como templo vivo del Espíritu Santo y el comrpometerse a que la comunidad, como templo vivo, dé testimonio del Evangelio.

Después de la bendición del templo, el arzobispo presidió la celebración de la Divina Liturgia en la comunidad de La Laguna, San Antonio Huista, Huehuetenango.

Concelebraron los padres José Manuel y Antonio Castro, responsables pastorales del área.

Durante la homilía, el arzobispo recordó que a través del sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo, es como se recibe el don del Espíritu Santo, como una efusión continuada, para poder cumplir el mandamiento de Dios, de creer en su Hijo Jesucristo y ser capaces de amar a los hermanos, con el amor con el que Dios desea que sean amados.

Dentro del marco de la celebración de la Divina Liturgia en la comunidad de la Laguna, se hizo la isntitución de ministros para la distribución de la comunión, de las comunidades de Pajales y la Laguna.

El hermano Antulio fue instituido para la comunidad de La Laguna y el hermano Domingo, para la comunidad de Pajales.

El arzobispo recordó cómo el estilo de vida y la disponibilidad de tiempo para ejercer el ministerio tienen que ser dimensiones fundamentales que caractericen la recepción del encargo de ministro de distribución de la comunión.

El martes 29, por la noche, el arzobispo llegó hasta la Comunidad Segunda de la cabecera municipal de Concepción Huista, Huehuetenango, acompañado por el padre Santos Acosta, párroco local.

Los hermanos le recibieron con dgran alegría y se celebró la Divina Liturgia, así como se administró la unción de los enfermos a líder de la comunidad.

Durante la homilía, el arzobispo recordó cuáles son los frutos de vivir la auténtica fe, haciendo énfasis en la capacidad de discernimiento, en la libertad interior y en el amor profundo que es fruto de la presencia del Espíritu Santo, en la vida del creyente.

El miércoles 30 de diciembre, el arzobispo llegó hasta la sede de la comunidad central de Concepción Huista, en donde se celebró el decanato del occidente de Huehuetenango.

Participaron hermanos de la parroquia de Cristo Rey y del Centro Pastoral de Petatán, así como los presbíteros responsables, padres Santos Acosta, José Manuel y Antonio Castora.

El arzobispo impartió la formación, en la que explicó el sentido del Año de la Apostolicidad y animó a los hermanos a involucrarse activamente en la realización del mismo.

Después de la celebración del decanato, el arzobispo animó a la realización de una diálogo con dirigentes de las comunidades y presbíteros, sobre lo abordado en el decanato y sobre otras cuestiones.

Los hermanos que quisieron compartieron sus puntos de vista, e informaron acerca de algunos de los proyectos pastorales que se están impulsando.

Los presbíteros, igualmente, expresaron sus puntos de vista sobre la situación presente que se vive, así como sobre las perspectivas pastorales que se tienen.

Los hermanos de la comunidad central de Concepción Huista, han logrado, con esfuerzo, la ayuda de muchos hermanos y la bendición de Dios, construir un hermoso templo, en la cima de un cerro.

Hace un par de semanas, el Padre Santos Acosta, párroco local, hizo la bendición del templo, habiendo pedido al arzobispo que, con ocasión de su visita, él también se involucrara en la bendición.

La petición del Padre Santos hizo que, antes de comenzar la celebración de la divina liturgia, el arzobispo orara sobre el templo e implorara de Dios su bendición sobre el mismo.

Después de la bendición del templo, el arzobispo presidió la celebración de la Divina Liturgia, en la cual concelebró el Padre Santos Acosta, párroco local.

Durante la homilía, el arzobispo recordó que el principio de la fe apostólica es el don del Espíritu Santo, que da el conocimiento vivo de Dios, así como la participación en su vida y la capacidad de actuar de acuerdo a su voluntad.

El arzobispo instó a los hermanos a tratar de redescubrir el sentido genuino de la fe y a tratar de que, siendo transformados por la acción del Espíritu Santo, se dé un testimonio más activo y eficaz del Evangelio.

Después de la celebración de la divina liturgia, se presentó al grupo de la comunidad de Concepción Huista Central, de la Infancia Misionera Ortodoxa Renovada.

El arzobispo oró sobre ellos y animó a los niños a tratar de dejarse transformar por la acción del Espíritu Santo y a perseverar en la fe, dando testimonio de la misma.

El arzobispo también tuvo un breve encuentro con los ministros de distribución de la comunión y con quienes realizan algunos otros ministerios en la liturgia.