El martes 26 de octubre, por la mañana, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Racaná, del Centro Pastoral de Santa María Chiquimula, Totonicapán, acompañado del Padre Santo, Encargado Pastoral y del diácono Lorenzo, asistente del arzobispo, para celebrar la divina liturgia.

Después de saludar a los hermanos, dio inicio la celebración y durante la homilía, el arzobispo recordó cómo la presencia del Reino, tiene que tener un crecimiento en la vida de cada creyente y, esto quiere decir, la transformación en el Espíritu Santo o, el ser renovados integralmente e irradiar la presencia del Espíritu Santo.

También recordó que esta realidad, si es eficaz, tiene que producir abundantes frutos, tanto en el interior de la persona como de las familias y la comunidad, al igual que con el testimonio misionero.

Dentro del marco de la celebración litúrgica, se administró la confirmación de la crismación y el envío misionero a dos hermanos: Miguel y Magdalena, de la comunidad local de Racaná.

El arzobispo exhortó, tanto a los confirmandos como a todo el pueblo de Dios a intensificar el trabajo de testimonio misionero, para impulslar la renovación de todos y en todas partes.

También, dentro de la celebración de la divina liturgia, se hizo la institución del hermano Miguel de Xecajá, como nuevo ministro de la comunión.

El arzobispo llamó a todos los representantes de la comunidad presentes, para ratificar su sentido de pertenencia al centro pastoral, así como su disponibilidad de vivir como parte activa de la iglesia y de apoyar al nuevo ministro de la comunión.

El miércoles 27 de octubre, por la mañana, el arzobispo, acompañado por el diácono Lorenzo, llegó hasta la sede de la parroquia de Santa Eulalia, Huehuetenango, para presidir la celebración del decanato.

Se contó con la participación de numerosos representantes de las diferentes comunidades, así como la participación de los ser presbíteros que ejercen en este momento el ministerio en el área incluida en el decanato.

Después de la presentación que hizo el arzobispo sobre el sentido de la fe y la salvación en los escritos de Pablo, los hermanos plantearon una serie de cuestiones, acerca del tema.

El arzobispo fue explicando y aclarando todas las dudas que se tuvieron, habiéndose entablado un diálogo interesante sobre diferentes cuestiones que se tenían, especialmente respecto a la organización de las comunidades y parroquias.

Después del diálogo, los coordinadores de los consejos pastorales y algunos presbíteros rindieron informe de la marcha que se está teniendo en las diferentes parroquias.

Seconstató que, gracias a Dios, se está experimentando un sostenido crecimiento en todos los niveles y se tiene mucho entusiasmo para seguir adelante con la misión.

Poco antes del mediodía, dio inicio la celebración de la divina liturgia presidida por el arzobispo y en la que concelebraron seis presbíteros que ejercen el ministerio en el área cubierta por el decanato: los padres Fredi, Bernabé, Julio, Juan Arcadio, Matías y el Padre Henry del seminario que, actualmente está colaborando en la parroquia de Soloma.

En la liturgia se conmemoró el décimo cuarto aniversario de la consagración episcopal del arzobispo y, durante la homilía, éste explicó que el día de la sucesión apostólica con como el día en el que se recibió la semilla, pero el día de la incorporación en la Santa Sede de Antioquía, es cuando se encontró el espacio en el que se sembraría la semilla, al recibir la comunión apostólica.

El miércos 27 de octubre, por la tarde, el arzobispo llegó hasta la sede de la parroquia de San Miguel, de San Miguel Acatán, para celebrar el primer aniversario de la creación de la parroquia.

Concelebraron con el arzobispo los padre Matías, párroco local y Julio, párroco de la parroquia de los Santos Arcángeles.

Durante la homilía el arzobispo exhortó a los hermanos a profundizar en el sentido de la identidad de la iglesia y en la auténtica conversión, para poder lanzarse a realizar la misión, como lo hicieron los apóstoles.

Después de la homilía, el arzobispo oró por todos los miembros de la parroquia de San Miguel, que estaba celebrando su aniversario.

Se clamó al Señor, especialmente para que se intensificque el sentido de la presencia del Espíritu del Señor resuctiado en la vida de cada miembro de la parroquia, para que se dé una auténtica renovación en el estilo de vida y un fortalecimiento de la acción msionera, de acuerdo a la voluntad del Señor.

El jueves 28 de octubre, el arzobispo, acompañado del Padre Marcos, párroco local y del diácono Lorenzo, llegó hasta la sede de la parroquia de San Mateo Apóstol, San Mateo Ixtatán, para presidir la celebración del decanato del norte de Huehuetenango.

Después de explicar aspectos de la organización de la arquidiócesis, el arzobispo explicó a los hermanos aspectos referentes a la vida eterna y a la salvación y cómo, eso tiene que tener una incidencia manifiesta en la vida y organización de las comunidades.

Después de la formación del decanato, los hermanos tuvieron la oportunidad de plantear las preguntas que consideraran oportunas, referentes al tema que se había desarrollado.

Entre las cuestiones que se plantearon están: por qué se puede decir que quienes hacemos parte de la iglesia apostólica somos realmente "evangélicos"; cuál debe ser el comportamiento de quienes, ungidos por el Espíritu Santo ejercen un ministerio dentro de la iglesia y cuál es el sentido en el que se puede hablar de cielo, de vida eterna y qué razón tiene el que se ore por los difuntos.

El juves 28, hacia el mediodía, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Santo Domingo Guaixná del municipio de San Mateo Ixtatán, de Huehuetenango.

Los hermanos le recibieron con gran alegría y lo primero que pidieron al arzobispo fue que se hiciera la bendición del nuevo templo de la comunidad, que aún está en proceso de ser concluido.

El arzobispo explicó el sentido de la bendición y procedió a hacerla, implorando del Señor que su gloria se pose sobre ese lugar, para que todos los fieles alcancen la salvación.

Después de la bendición del templo, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para los miembros de la comunidad de Santo Domingo Guaixná.

Durante la homilía, a la luz de las lecturas bíblicas, el arzobispo explicó que lo que hace posible la unidad entre todos en el cristianismo es que, por la unción del Espíritu Santo, nace y se desarrolla una criatura nueva en cada creyente, la cual está excenta de cualquier distinción o diferencia, como sucede con el cuerpo humano.

Animó a los hermanos a trabajar incansablemente por vivir la experiencia de ser criatura nueva y por dar el testimonio del Reino de Dios, a todos y en todas partes.

Dentro del marco de la celebración de la divina liturgia, se administró la confirmación y el envío misionero a veinte hermanas, miembros de la comunidad de Santo Domingo Guaixná.

El arzobispo explico cuál es el sentido de la confirmación y del envío misionero y cuáles son los resultados o frutos que se esperan poder alcanzar.

El viernes 29 de octubre, el arzobispo, acompañado por el padre Marcos Caicedo, párroco local y por el diácono Lorenzo, llegó hasta la comunidad Yalanhuitz, ubicada en el área norte del municipio de San Mateo Ixtatán, Huehuetenango.

Los hermanos le recibieron con mucha alegría en el ingreso de la comunidad y, luego, se hizo una caminata, hasta el lugar en el que se encuentra el templo, en el centro de la comunidad.

Después del ingreso del arzobispo a la comunidad, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia, para los hermanos de la comunidad local y algunos de comunidades vecinas que habían llegado.

Durante la homilía el arzobispo puso de relieve que, el Señor viene para dar libertad a quienes creen en Él, derramando en ellos su Espíritu Santo, para tener la ley inscrita en el corazón y ser capaces de reconocer la presencia del Señor en cada persona y circunstancia.

Dentro del marco de la celebración litúrgica, el arzobispo también administró la confirmación y el envío misionero a diez y seis hermanas, provenientes de la comunidd de Yulchén Frontera.

Antes de administrar la unción, el arzobispo recordó lo que produce en el creyente el don del Espíritu Santo y los compromisos que se deben asumir en la obra de evangelización.

Al finalizar la divina liturgia, fue traído un niño ante el arzobispo, para que orara por él, lo bendijera y lo presentara al Señor, para pedir aundancia de bendiciones.

El arzobispo tuvo la oportunidad de dialogar brevemente con los padres del niños, a quienes les bendijo y exhortó a tratar de vivir con generosa radicalidad su fe.

Antes del mediodía, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Pojón, de San Mateo Ixtatán, Huehuetenango.

A la entrada de la comunidad le esperaba un grupo de fieles que habían llegado hasta el lugar para saludarle.

Progresivamente se fue juntando una multitud de hermanos que daban le bienvenida al arzobispo, quien caminó con ellos a lo largo de la aldea, hasta llegar al templo.

En Pojón, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para todos los fieles, lo cuales participaron con gran devoción y en un número muy elevado.

Durante la homilía, el arzobispo exhortó a los hermanos a avivir auténticamente como renovados en el Espíritu Santo, tratando de que en todo momento, se manifieste la voluntad de Dios en la vida de cada persona.

Dentro del marco de la celebración de la divina liturgia, se administró la confirmación y el envío misionero a treinta y seis hermanos de la comunidad de Pojón.

El arzobispo recordó a los confirmandos los dones que recibían y el compromiso que asumían de ser misioneros y testigos del evangelio en todas partes.

Terminada la activida en Pojón, el arzobispo prosiguió el camino hacia una nueva aldea que se ha incorporado a la santa iglesia hace no mucho tiempo.

Se trata de una comunidad pequeña, sin embargo, participó en gran número para ir a dar la bienvenida al arzobispo quien, por primera vez les estaba visitando.

Después de haber saludado a los hermanos de la comunidad, el arzobispo comenzó con la celebración de la divina liturgia para todos los que estaban presentes.

Durante la homilía, el arzobispo recordó cómo se está llamados a vivir en la unidd del Espíritu Santo, al igual que con profunda libertad, la cual es garantizad y armonizada por la acción del Espíritu Santo en el corazón de cada creyente.

Dentro del marco de la celebración de la divina liturgia se administró la confirmación y el envío misionero a dos hermanas de la comunidad de Plan de Pojón.

El arzobispo, antes de comenzar con la administración del rito, recordó que la eficacia que se tenga está en estrecha relación con la actitud de fe y de prontitud que se esté dispuestos a asumir para cumplir con radicalidad la voluntad de Dios.

Después de administrar la confirmación y el envío misionero, se dio la bendición a la hermana Florencia, para que pueda servir como lectora en la comunidad local.

El arzobispo hizo una breve catequesis explicando qué es lo que se debe tratar de vivir, para ser constituido en testigo del Evangelio y, estar plenamente unidos en la fe y en la vida de la comunidad parroquial..