El sábado primero de enero, después del mediodía, llegó el arzobispo, acompañado del padre Hugo, párroco local y del diácono Lorenzo, asistente del arzobispo, hasta la comunidad de La Nueva Generación Maya, en el Ixcán de Santa Cruz Barillas, para realizar su décimo tercera visita a la comunidad.

Los hermanos de la comunidad prepararon una agradable bienvenida, recordando las numerosas veces que el arzobispo les ha visitado, expresando su gratitud y compromiso.

Después de la bienvenida, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para los hermanos de la comunidad local, que se había reunido en bien número, a pesar de ser un día en que muchas personas viajan fuera de la comunidad.

Durante la homilía, el arzobispo expresó a los hermanos el sentido de la circuncisión espiritual que, por el bautismo se hace en el cristiano y que le permite ser hijo de Dios y heredero de su Reino.

Dentro del marco de la celebración, se administró la confirmación y el envío misionero a 16 jóvenes de la comunidad, que habían sido esmeradamente preparados para ejercer la misión.

El arzobispo les recordó cuál sería la misión que deberían asumir y todos expresaron su disponibilidd a hacerlo, comenzando con su estilo de vida.

A media tarde, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Centinela Chiquito, en donde los miembros de la comunidad le recibieron con gran alegría.

El arzobispo celebró la divina liturgia de inicio del año, de la circuncisión del Señor y de la solemnidad de la bienaventurada Virgen María, Madre de Dios.

Dentro del marco de la celebración litúrgica, el arzobispo invitó a los hermanos a entregarse al Señor, como lo hizo la Virgen María, especialmente, ahora que se estaba iniciando el año.

Los hermanos respondieron a la invitación del arzobispo, poniéndose en oración prolongada e implorando del Señor la gracia de ser fieles discípulos suyos.

Al caer de la tarde, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Río Ermín, ubicada también en el Ixcán de Santa Cruz Barillas, Huehuetenango. Los hermanos, para sorpresa del arzobispo se han embarcado en la construcción de un templo enorme.

El arzobispo felicitó a los hermanos por su compromiso. Sin embargo, también les recordó que, si el Señor les ha dado la voluntad y los medios para construir un templo tan grande, es porque espera que, a través de su profunda coversión y del testimonio misionero, trabajen incansablemente por crecer en el número de fieles.

Dentro del marco de la celebración de la divina liturgia, a petición del Padre Hugo Patzán y de la comunidad local, el arzobispo instituyó como ministro extraordinario para la distribución de la comunión, al hermano Jacobo.

Antes de hacer la institución, el arzobispo recordó tanto al hermano Jacobo como a los otros dos ministros de la comunidad, que la misión del ministro extraordinario de la comunión, se centra, especialmente, en la distribución de la comunión a los hermanos que están enfermos y a los que, por cualquier otra razón, se encuentran inhabilitado de participar en la iglesia.

Finalmente, tanmbien dentro del marco de la celebración de la divina liturgia, el arzobispo animó a los hermanos a entrar en oración, para ofrecerse al Señor y consagrarse a Él, especialmente en el contexto del inicio de este Año Nuevo.

Los hermanos respondieron a la invitación del arzobispo con alegría y generosidad. Durante cierto tiempo, estuvieron en oración, implorando la grancia del Señor para ser discípulos fieles.

El domingo 2 de enero, solemnidad de la Epifanía, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Yulachequé, en donde los hermanos le esperaban, para celebrar la divina liturgia.

Durante la homilía, el arzobispo explicó a los hermanos el sentido de la epifanía, haciendo énfasis en que el Señor no se manifestó en ningún lugar de grandeza, sino en la sencillez y la pobreza, lo cual sigue siendo el ambiente en donde se manifiesta también en la actualidad.

Después de la homilía, el arzobispo invitó a los hermanos a ponerse en oración, para implorar del Señor las actitudes necesarias, para poder reconocer la presencia viva del Señor, que se manifiesta en medio de quienes creen.

Los hermanos, durante largo tiempo, estuvieron en oración. El arzobispo oró con ellos y los bendijo, pidiendo también por el año nuevo que acabamos de empezar.

Dentro del marco de la celebración de la divina liturgia, fue instituido como ministro extraordinario para la distribución de la comunión, el hermano Elías, líder de la comunidad.

El arzobispo recordó al hermano que su servicio tiene que caracterizarse por la humildad y la total disponibilidad para llevar los divinos misterios, particularmente a los enfermos y a los que no pueden participar en la vida eclesial.

El domingo 2 de enero, hacia el final de la mañana, el arzobispo llegó hasta la comunidad de San Agustín, de la parroquia Glorificación de María de Santa Cruz Barillas.

Los hermanos salieron a recibirle y, después de saludarles, comenzó la celebración de la divina liturgia. Durante la homilía explicó el carácter actual que tiene la fiesta de la epifanía, como oportunidad para recordar cuál es el contexto y las actitudes fundamentales que permiten reconocer al Señor que se manifiesta.

Después de la homilía, el arzobispo invitó a los hermanos a entrar en oración, tratando de ofrecerse al Señor y de implorar de Él la gracia de reconocerle presente en las situaciones concretas que cada quien vive.

Los hermanos oraron con fe y el arzobispo les acompañó en la oración y les bendijo.

Dentro del marco de la celebración de la divina liturgia, se administró la confirmación y el envío misionero a los hermanos Tomás y Pedro, que habían sido cuidadosamente preparados para recibir la unción.

El arzobispo recordó a los hermanos cuáles son las actitudes fundamentales que se requieren para cumplir con fidelidad el encargo de ser portadores y testigos del Evangelio, especialmente a quienes aún no se han renovado en su vida.

El domingo 2, por la tarde, el arzobispo llegó hasta la comunidad de San José Yulatizú, para visitar a los hermanos y celebrar con ellos la divina liturgia.

Los hermanos presentaron al arzobispo los trabajos de ampliación del templo que están realizando y el arzobispo les animó a seguir adelante, tratando de vivir en actitud de constante conversión, para experimentar la presencia del Señor en sus vidas.

Durante la homilía, el arzobispo recordó que, como en el tiempo del nacimiento del Señor, Él se manifestó a los pastores y, en la epifanía a los sabios de oriente, en un ambiente de sencillez, también actualmente se manifiesta es la sencillez del sacramento del Cuerpo y la Sangre del Señor, para comunicar a quienes le reciben la vida eterna.

Por lo mismo, invitó a los hermanos a entrar en un tiempo de oración, para pedir del Señor la gracia de asumir las actitudes necesarias para reconocer la presencia real y transformadora del Señor, especialmente en la vida sacramental de la Iglesia.

El lunes 3 de enero, el arzobispo llegó hasta la sede de la parroquia de Santa Eulalia, Huehuetenango, en donde presidió la celebración del decanato del centro de Huehuetenango.

Se contó con la participación de las cinco parroquias que participan en el decanato, así como de los cinco presbíteros que las atienden pastoralmente.

Después de la formación impartido por el arzobispo sibre el sentido de la libertad cristiana, la organización eclesial en un espíritu de libertad y la presencia del Reino de Dios, se entabló un díalogo con los hermanos presentes.

Entre las cuestiones que se plantearon, se encontraron especialmente preguntas relacionadas con los criterios para la administración de la comunión a quienes viven en situaciones especiales, a lo cual el arzobispo fue respondiendo puntualmente.

Después del diálogo, cada uno de los presidentes de los Consejos Pastorales de las parroquias, rindió informe de la marcha de los respectivos consejos.

Se comenzó con San José Quixabaj, si siguió con Santa Eulalia, luego Los Santos Arcángeles, seguidamente San Miguel Acatán y, finalmente Soloma.

También los presbíteros que actúan como párrocos en las respectivas parroquias, presentaron el informe pastoral, siguiendo un orden inverso de la presentación al que siguieron los presidentes de consejo pastoral.

En general, de las presentaciones de los presidentes de consejo y de los presbíteros, se puede concluir que, en general, se nota un sostenido crecimiento en la vida parroquial, tanto en cuanto a la identidad como al número de fieles que componen las diferentes comunidades.

El lunes 3 de enero, por la tarde, el arzobispo llegó hasta la sede de la parroquia Santa María de Guadalupe, de Exlaquitz, Soloma, Huehuetenango, para presidir la celebración de la divina liturgia.

En la primera parte de la liturgia, se leyeron lecturas bíblican referentes al nombre de Jesús. El arzobispo explicó que en la mentalidad bíblica, el hablar de nombre tiene un sentido diferentes al que tiene en nuestra mentalidad. Pues, significa que lo que está implicado en el nombre, se hace realidad slvífica en la vida de quienes creen.

También en la sede parroquial de la parroquia Santa María de Guadalupe de Ixlaquitz, el arzobispo presidió el canto y la celebración de la anáfora de la divina liturgia.

Iniciando con la incensación solemne y yendo hasta el final de la divina liturgia, se oró para que por la efusión del Espíritu Santo, el altar fuera convertido en trono del Dios Altísimo y, a través de la comunión, los fieles, pudieran recibir la Palabra de Dios hecha carne sacramentalmente, que les constituía en templos vivos del espíritu Santo.

Entre la parte de la la liturgia de la palabra profética y la anáfora, el arzobispo administró la confirmación de la crismación y el envío misionero a 48 jóvenes de la parroquia Santa María de Guadalupe, quienes fueron presentados por el párroco, padre Juan Arcadio Cuc Bol.

El arzobispo recordó a los jóvenes cuáles serían los compromisos que asumían y, luego de recibir su respuesta afirmativa, respecto a su decisión de asumirlos, se procedió a la administración de la confirmación.

El domingo 9 de enero, por la tarde, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Chuitzanchaj, del Municipio de Santa Cruz la Laguna, Sololá, para visitar a los hermanos.

Después del saludo, el arzobispo presidió la celebración de la Liturgia de la Palabra Profética del Bautismo del Señor. El arzobispo explicó que el sentido litúrgico de la fiesta es recordar cómo el Señor fue manifestado por el Padre como el Mesías prometido y esperado por el resto fiel de Israel, reunido en torno a Juan Bautista.

Después de la liturgia de la palabra profética y de diversas bendiciones, dio inicio la oración solemne de la Anáfora.

Los hermanos participaron con gran devoción y, en su momento, se acercaron a comulgar en gran número.

Al finalizar la homilía, el arzobispo oró por los niños que han sido elegido en la comunidad para servir como monaguillos y ayudar, en diferentes ministerios a la liturgia.

Como se trataba del inicio del tiempo de formación, el arzobispo oró y bendijo a los niños, exhortándolos a que, a lo largo de su formación, traten de profundizar en el sentido del misterio de la Eucaristía.

Dentro del marco de la celebración de la divina liturgia, numerosos niños de la comunidad de Chuitzanchaj, fueron invitados a acercarse para que el arzobispo orara por ellos y los bendijera.

El arzobispo, una vez que los niños se hubieron acercado, oró por ellos y les animó a perseverar en la fe, alimentados especialmente por el sacramento del Cuerpo y de la Sangre del Señor.