El jueves 13 de enero, al caer el día, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Monrovia, del Municipio de San Juan Ostuncalco, del departamento de Quetzaltenango.

Los hermanos de la comunidad local le esperaban muy animados y el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia, exhortando a los hermanos al seguimiento fiel del Señor.

En el marco de la celebración de la divina liturgia, se administraron los tres sacramentos de la iniciación cristiana a cinco niños, hijos de familias que se han incorporado recientemente a la iglesia.

El arzobispo recordó a los hermanos el sentido de la celebración de los sacramentos de la iniciación y cuáles son los compromisos que como padres y padrinos se asumen al traer a los niños para recibir los sacramentos.

También dentro del marco de la celebración de la divina liturgia, se administró la confirmación y el envío misionero y hicieron la primera reconciliación y la comunión solemne dos hermanas de la comunidad.

El arzobispo les animó a comprometerse activamente en ser testigos del Evangelio y en ayudar al crecimiento y consolidación de la comunidad ldocal y de toda la iglesia.

También en el marco de la celebración de la divina liturgia, se administró el sacramento del matrimonio a dos parejas de esposos que, ya desde hace algunos años han formado una familia.

El arzobispo les animó a persseverar en la vida de la iglesia y a tratar de que, la gracia recibida, les ayude a renovar su vida familiar y a dar testimonio de autenticidad de vida cristiana a sus hijos.

El sábado 15 de enero, después de un viaje que tardó muchísimas horas, pues el arzobispo salió de Guatemala el 14 después de mediodía, llegó el arzobispo hasta la ciudad de Omaha, Nebraska, para hacer la primera visita a la nueva comunidad Unción del Espíritu Santo.

Füe recibido en el aeropuerto por el hermano Julio y su esposa Anselma, coordinadores de la comunidad e einmediatamente después fue llevado al lugar en el que tiene su sede la comunidad, habiéndosele dado la bienvenido y hecho la oración inicial, por su llegada.

Después de que se dio la bienvenida al arzobispo, éste pidió a los hermanos que cada uno de ellos, se presentara a sí mismo, indicando su lugar de procedencia y algunos otros rasgos de su historia personal.

El arzobispo pudo darse cuenta de que, la gran mayoría proviene de regiones en las que está la iglesia presente en Guatemala y, muchos de ellos, ya hacían parte de la iglesia y además, han estado en otros lugares de los Estados Unidos en donde estamos presentes.

Después de haber dado la bienvenida y hecho la oración de apertura, el arzobispo se dio cuenta de que era necesario dar una catequesis acerca de cómo se hace la señal de la cruz, por qué se hace, al igual que la forma de recitar algunas de las oraciones básicas.

Por lo mismo, se tomó el tiempo necesario, para explicar lo necesario y para capacitar a los hermanos a que pudieran hacerlo en forma conveniente, de acuerdo a la forma empleada en nuestra iglesia.

Seguidamente, comenzando con una explicación acerca del origen de cómo nació la Iglesia y, con ello, la renovación en el Espírituda Santo de rasgos aspostólicos, explicó algunos de los temas característicos del líderes en nuestra iglesia.

Respondiendo a una petición explícita de los hermanos, habló de la paciencia, la humildad, la actitud de servicio y otros rasgos típicos del líder en nuestra iglesia.

Hacia media tarde y terminada la primera sesión de formación, los hermanos tuvieron la oportunidad de plantear una serie de cuestiones al arzobispo, sobre la temática abordada y sobre otras cuestiones sobre las que tenían algunas dudas.

El arzobispo fue respondiendo con detenimiento a cada una de las cuestiones y los hermanos quedaron satisfechos por el crecimiento que se les estaba dando.

Terminado el diálogo, comenzó la segunda formación que giró en torno a la cuestión del origen histórico, de acuerdo al testimonio bíblico, tanto de la iglesia de Antioquía como de la de Roma.

El arzobispo explicó que, mientras es unánime el reconocimiento de que la iglesia de Antioquía fue dudada por el apóstol Pedro, también es claro, en la Sagrada Escritura, que la de Roma fue dundada por el apóstol Pablo.

Al ingreso de la noche, el arzobispo presidió la divina liturgia para quienes habían participado en la formación que se había dado durante toda la tarde, así como para algunos hermanos que se agregaron únicamente para la celebración de la Misa.

Durante la homilía, mientras se conmemoraba la fiesta del Cristo de Esquipulas, el arzobispo explicó cuáles son las características que distinguen al que es discípulo del Señor.

Terminada la liturgia, los hermanos se fueron acercando, uno por uno, para recibir la bendición del arzobispo, como se acostumbra en nuestra santa iglesia.

El arzobispo pudo constatar la alegría que reinaba entre todos los hermanos, así como la profunda devoción con la que se acercaron arecibir la bendición.

Finalmente, los hermanos se acercaron a saludar al arzobispo y se tomó una fotografía en la que estuvieron presentes, la mayoría de quienes habían participado en la actividad.

Después, acompañado por unos quince hermanos, la jornada de encuentro terminó con una cena en la que todos compartieron sus inquietudes y esperanzas.

El domingo 16 de enero, por la mañana, el arzobispo llegó hasta la sede de la comunidad Unción del Espiritu Santo, de Omaha, Nebraska, para presidir la celebración de la liturgia de reconciliación y de la palabra profética.

Durante la homilía, el arzobispo explicó que el sentido en que se cumple la profecía respecto a Jerusalén, como explica el apóstol Pablo, es en referencia a la Jerusalén celestial, la cual baja hasta el altar cada vez que se celebra la divina liturgia, para derramar dones. Sin embargo, para poder reconocer esta presencia y se transformados, es indispensable asumir la actitud e la Virgen María.

En el momento culminante de la aactividad dominical, el arzobispo celebró la anáfora de la divina liturgia, implorando la efusión del Espíritu Santo, precisamente para que el altar se convirtiera en trono del Altísimo y la Jerusalén celestial se hiciera sacramentalmente presente en medio de la asamblea.

El arzobispo recordó al final que, después de la comunión, cada creyente, constituido en templo vivo del Espíritu Santo, está llamado a dar testimonio eficaz del Evangelio a todos.

Después de la liturgia de la palabra profética, el arzobipo invitó a los hermanos a ubicarse en oración de presentación al Señor, pidiéndole a Él, poder tener la misma actitud de disponibilidad del la Virgen María, para poder recibir y dejarse transformar por el don del Espíritu Santo.

Los hermanos entraron en oración profunda, clamando al Señor que por la acción eficaz del Sacramento, fueran transformados en irradiación de la gloria del mismo Dios.

Dentro del marco de la celebración litúrgica, se celebró la renovación como ministro para la distribución de la comunión del hermano Ramón y se instituyó como ministro al hermano Julio.

En repetidas ocasiones, el arzobispo explicó que el ministerio de distribución de la comunión tiene que centrarse, fundamentalmente en la asistencia de los enfermos, ancianos y de quienes están confinados en los hogares, por lo que no pueden acudir a participar y recibir los divinos misterios.

Al final de la celebración litúrgica, los hermanos se fueron acercando al arzobispo para recibir la bendición y expresar su sentido de comunión eclesial.

Los hermanos parciparon en esta ceremonia con auténtica actitud de fe y confianza en el Señor.

Finalmente, los hermanos se acercaron al arzobispo para agradecerle por su primera visita y despedirse de él, pues inmediatamente después de la celebración, partía hacia el aeropuerto, para retornar hacia Guatemala.

Los hermanos insistieron al arzobispo que se les visite nuevamente, a lo cual, el arzobispo accedió, recordando que todos los detalles de una visita tienen que ser coordinados con el Padre Marcos Caicedo, encargado pastoral de la comunidad.

Después de haber regresado a Guatemala por menos de 48 horas, el martes 18, por la tarde, el arzobispo emprendió viaje hacia Los Angeles, California, para hacer la visita pastoral de la parroquia San Miguel Arcángel.

La primera actividad pastoral se celebró visitando la comunidad Pacto Divino, en donde, se administró el sacramento de la reconciliación y el arzobispo, durante la homilía, explicó el sentido con el que se debe poner la confianza totalmente en Dios.

También en la comunidad Pacto Divino, el arzobispo celebró la divina liturgia con los servidores y líderes de la comunidad que estaban participando.

A la luz de las lecturas bíblicas, reafirmó a los hermanos en la confianza de que si se pone totalmente la confianza en Dios y se está dispuestos a cumplir su voluntad, no hay nada que esté más allá del alcance del ser humano, porque no se vive con las propias fuerzas sino con el poder de Dios.

Dentro del marco de la celebración de la divina liturgia, el hermano José, quien está en una fase de conocimiento, tanto de la comunidad Pacto Divino, como de la iglesia, pidió que se orara por él.

El arzobispo, con el apoyo de los hermanos, oró, pidiendo al Señor que le conceda la sanidad integral, es decir, tanto física, como en la consolidación de la fe verdadera y práctica.

También dentro del marco de la celebración de la divina liturgia, el arzobispo animó a los hermanos a someterse integralmente a la voluntad de Dios y a poner totalmente en Él la confianza.

Los hermanos oraron con profundidad y con gran devoción, pidiendo al Señor la capacidad de dejarse transformar, para verse liberados de todas las cadenas que les paralizan y les impiden vivir con la libertad de hijos de Dios.

El jueves 20, por la noche, el arzobispo llegó hasta la sede de la comunidad El Pescador, para visitar a los hermanos. La comunidad está aún pasando por un momento de dificultad logística, debido a los trabajos de remodelación que están haciendo los que arriendan el templo.

En el área accesible, el arzobispo administró el sacramento de la reconciliación y, a la luz de las lecturas bíblicas, animó a los hermanos a asumir una actitud de confianza profunda, para dejarse transformar por el Señor.

El arzobispo también presidió la celebración de la Anáfora de la Divina Liturgia con los hermanos que estaban participando en las actividades que se estaban celebrando.

Los hermanos no están pudiendo participar regularmente debido, especialmente, a las dificultades del espacio de la iglesia y, también a las dificultades provocadas por la nueva ola de la pandemia que está azotando.

Después de la primera parte de la liturgia, como respuesta a las reflexiones que hizo el arzobispo sobre el sentido de la conversión, para poner la confianza totalmente en Dios, se invitó a los hermanos a consagrarse al Señor.

El arzobispo guió una oración, en la que, después de hacer el reconocimiento de ser pecadores, se clamó al Señor poder asumir las actitudes necesarias, para cumplir en todo su Santa Voluntad.