El viernes 11 de febrero, por la noche, el la residencia del hermano Ronaldo Diego, el arzobispo presidió la administración del sacramento de la reconciliación a quienes lo necesitaron.

Durante la reflexión, en el contexto de la conversión y del arrepentimiento, el arzobispo recordó que el Señor, actualmente, sigue estando aún más eficazmente presente que cuando estaba físicamente en Galilea, para hablar a cada quien y convertirlo en testigo del Evangelio.

A la luz de la reflexión sobre la Sagrada Escritura, el arzobispo invitó a los catequistas de la Parroquia de San Miguel, a ponerse en oración, para reconocerse pecadores y entregarse radicalmente al Señor.

El arzobispo animó a los hermanos a confiar íntegramente en el Señor, para participar de la sanación que Él concede a cauntos creen en Él y se acogen a su misericordia.

Seguidamente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para los catequistas de las comunidades de la parroquia de San Miguel Arcángel de California.

Recordó a los hermanos que, a través de los divinos misterios, el Señor penetra en la vida del creyente, para hacerlo escuchar su voz, limpiar su vista para reconocer su presencia en cada persona y acontecimiento y tener la capacidad de ser testigos del Evangelio.

El arzobispo impartió la formación preparada a los hermanos catequistas, sobre cuestiones relacionadas con la espera mesiánica y el tiempo del Señor.

Específicamente, compartió acerca de quienes eran los fariseos y los escenios, indicando cuáles eran sus orígeners y la consecuencias de su enseñanza y perspectiva.

Al final, se entabló diálogo con los participantes.

Entre las preguntas se centró especialmente en torno a la cuestión de las profecías y del cumplimiento de la Sagrada Escritura. El arzobispo señaló que, en la Sagrada Escritura se encuentra contenido el testimonio de la revelación que el Señor da, pero no se le debe utilizar con fuente para interpretar en sentido literal una serie de acontecimientos que nos rodean.

El sábado 12, por la tarde, el arzobispo llegó hasta la sede de la comunidad El Pescador, para las actividades de la Escuela de Formación Ministerial Santiago Baradeo.

Éstas comenzaron con el informe que presentaron los estudiantes acerca de la formación que había sido impartida en el mes de Enero. La participación fue precisa y expresó los progresos que se van teniendo en la formación.

Después de la presentación de los estudiantes, el arzobispo impartió la formación correspondiente, la cual giró en torno al concepto de fe que se tiene en occidente y cómo, el mismo, marca una ruptura con la Tradición Apostólica.

Se habló del sentido de los textos referentes a la confesión de Pedro en lo que concierne al sentido de la confesión de fe y el arobispo aplicó la formación a la vida de las comunidades y al liderazgo que se debe ejercer.

Al final, los alumnos plantearon algunas preguntas, sobre cuestiones que se habían suscitado a lo largo de la formación que había sido impartida previamente.

Entre éstas, tuvo especial énfasis lo referente a cómo es que se determinó que los libros de la Sagrada Escritura cristiana deben ser 73 y cómo es que, erróneamente, Martin Lutero, introdujo la idea de que los mismos deberían ser 66.

El sábado 12 de febrero, por la noche, el arzobispo llegó hasta la sede provisional de la comunidad El Pescador, para hacer la visita pastoral. Ésta comenzó con la administración del sacramento de la Reconciliación a quienes lo necesitaban.

El arzobispo subrayó que es fundamental reconocer la propia limitación para que, poniéndose en las manos del Señor, Él bendiga y sane todas las heridas y cure todas las dolencias.

Después de la celebración del sacramento de la reconciliación y de la reflexión sobre las lecturas de la Sagrada Escritura, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia.

Recordó a los hermanos que, si durante su vida terrenal, el Señor multiplicó los panes y los peces, para saciar el habre física, ahora, en el sacramento, es Él quien se entrega para comunicar la vida eterna.

Al final de la celebración, el arzobispo animó a los hermaos a abrir el corazón al Señor, para dejar que, como en Palestina Él, con lo poco que tenían, dio de comer a una multitud, ahora, en nuestra vida, poniéndonos en sus manos, le dejemos que nos llene de su amor.

Los hermanos oraron con profunda devoción y acogieron con gusto la invitación que el arzobispo les había hecho.

El domingo 13 de febrero, a media mañana, el arzobispo presidió la celebración del sacramento de la reconciliación para los servidores de las comunidades de la parroquia de San Miguel Arcángel, Los Ángeles.

El arzobispo, en la homilía, recordó a los hermanos que el poner la confianza en el Señor implica el dejar que se Él, quien va modelando la vida de cada quien, para manifestar sus maravillas.

Terminada la celebración de la reconciliación y la homilía, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para servidores de las comunidades de la parroquia de California.

Los hermanos participaron con devoción y el arzobispo les recordó que, es a través de los divinos misterios, que se dan en alimento, como el Señor va haciendo crecer en la vida en el Espíritu y en la semejanza con Él.

Después de la celebración litúrgica, comenzó la formación para los servidores de la comunidad. El arzobispo continuó con la formación acerca de lo que implica una vida en la fe.

Explicó cuáles son las actitudes concretas en que se manifiesta, en la vida práctica, si ya se ha nacido de nuevo por la acción del Espíritu Santo y se se está teniendo la fe de auténticos discípulos del Señor.

Después de la formación, se tuvo tiempo para compartir acerca de cuestiones e inquietudes que se tenían sobre asuntos, especialmente relacionados con la vida de fe.

Especialmente se hizo mención de la actitud de humildad que se debe tener para reconocer las propias faltas y limitaciones. Además, el arzobispo mencionó que se debe también tener cuidado en la forma de ir señalando las faltas, conscientes de que todos somos pecadores y nunca estamos llamados a juzgar a nadie.

Finalmente, después del mediodía, se compartió acerca de la marcha de las comunidades, en la reunión del Consejo Pastoral de la Parroquia de San Miguel Arcángel.

Se mencionó que se necesita centrarse en lo que constituye realmente el ser Iglesia y que se debe superar la mentalidad que pretende reducir la pertenencia a la Iglesia a la mera participación en ministerios de música.

El domingo 13, por la noche, el arzobispo llegó hasta la sede de la comunidad Santa María de Guadalupe de Riverside, California, para atender pastoralmente a la comunidad.

La visita comenzó con un tiempo de formación e información para los hermanos que estaban presentes. El arzobispo les actualizó acerca del proceso que se está siguiendo en la búsqueda de la sede parroquial. Seguidamente, como formación les habló de los procesos de discernimiento, para reconocer si se tiene una auténtica fe.

El domingo 13, por la noche, el arzobispo comenzó la actividad litúrgica, administrando el sacramento de la reconciliación a quienes se sintieron necesitados de hacerlo, en la comunidad Snta María de Guadalupe de Riverside.

Durante la reflexión sobre las lecturas bíblicas, el arzobispo hizo énfasis en la urgencia de dejarse modelar por el mismo Señor, para poder ir creciendo en la fe auténtica.

Dentro del marco de la visita pastoral a la comunidad de Riverside, el arzobispo administró la ordenación como lector, al hermano Roberto López. El hermano es originario de la comunidad de Siete Pinos, Chiantla, pero desde que llegó, por sugerencia del arzobispo ha paticipado en la comunidad Santa María de Guadalupe.

Cuando supo de la formación que se daba, con fidelidad y provecho, ha participado en ella, lo que permitió que completado el primer período de formación, pudiera ser ordenado como lector. En pocas semanas el hermano regresará a Guatemala, ahora con la formación necesaria, para ayudar a su comunidad a profundizar y vivir de acuerdo a la fe apostólica.

El arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia, con los hermanos de la comunidad Santa María de Guadalupe, de Riverside, California.

Les animó a vivir de tal manera que descubran en la celebración de lsos divinos misterios, la misma presencia del Señor, que viene para sanar y a hacer partícipes de la vida eterna y de dar frutos abundantes, por la acción del Espíritu Santo.

el lunes 14, por la noche, el arzobispo llegó hasta la sede de la comunidad Poder del Espíritu Santo ubicada en el centro de Los Ángeles, California, para hacer la visita.

Ésta comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación.

Durante la homilía, el arzobispo recordó que el Señor ha venido para sanarnos pero, para ello, es necesario que dejemos que el Espíritu Santo, ponga en el interor de cada quien, el amor de Dios.

Después de la homilía, el arzobispo invitó a los hermanos a ponerse en oración, para suplicar al Señor el don del Espíritu Santo, que sea capaz de derramar el amor en el corazón, para amar al Señor y al prójimo.

Al final de la oración, se hizo el intercambio del saludo de la paz entre los participantes, como signo externo de la reconciliación que el Señor da a quienes se acercan a Él.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para los hermanos de la comunidad Poder del Espíritu Santo, de Los Ángeles, California.

El arzobispo recordó que, a través de los divinos misterios, el Espíritu desciende, para sembrar en la vida del creyente el amor de Dios y hacerlo capaz de entregarse con radicalidad, tanto al Señor como al prójimo.

El viernes 18 de febrero, el arzobispo, acompañado por el padre Alexander Mendoza y por el diácono Lorenzo, llegó hasta la comunidad de Panzamalá, San Pedro Carchá, Alta Verapaz.

Un grupo de hermanos de la comunidad local, esperaron al arzobispo a su llegada a la aldea, le dieron la bienvenida y caminaron procesionalmente hasta el templo.

Después de saludar a los hermanos, el arzobispo comenzó con las celebraciones que habían sido planificadas para la ocasión.

Ante todo, se administró el sacramento de la reconciliación a quienes lo necesitaron.

Durante la homilía, el arzobispo explicó a los hermanos que, para quien se ha entregado al Señor, no existe lugar ni para el odio ni para el resentimiento ni para la venganza o para tomar la justicia por las propias manos. Por el contrario, se trata de vivir en la relación con los demás con una actitud de misericordia interminable, como es la actitud del Señor hacia nosotros.

Dentro del marco de la visita, se administró la confirmación de la Crismación y el envío misionero a 34 jóvenes de la comunidad local y de alguna otra comunidad circumvecina que, con la ocasión se había unido al grupo.

El arzobispo recordó a los hermanos cuáles son los compromisos propios que se generan como consecuencia del ser ungidos por el santo crisma y también animó a los dirigeentes de la comunidad a abrir os espacios necesarios, para facilitar el involucramiento de los hermanos en la vida pastoral de las comunidades.

La visita pastoral del arzobispo a Pantzamalá, concluyó con la celebración de la divina liturgia para los hermanos que estaban participando en la celebración. Concelebró el padres Alexander.

El arzobispo recordó a los hermanos el sentido profundo del misterio que se celebra y les animó a participar con fe activa y profunda para dejar que el mismo produzca los frutos esperados.