El sábado 19 de febrero, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Tzalamilá, del municipio de Senahú, del departamento de Alta Verapaz, para realizar la visita pastoral a las comunidades de Senahú.

La visita, realizada en un día de lluvia y de frío, comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a quiene lo necesitario.

El arzobispo animó a los hermanos a vivir en actitud de perdón como manda el Evangelio.

Dentro del marco de la visita, se administró la confirmación de la crismación y el envío misionero a trienta y cuatro jóvenes de la comunidad local y algunas circumvecinas.

El arzobispo explicó a los hermanos el sentido de ser ungido, para que, llenos del Espíritu Santo, se esté prontos a dar testimonio del Evangelio.

La visita a la comunidad de Tzalamilá, concluyó con la celebración de la divina liturgia. Concelebraron los padres Alexander y Gustavo y participaron los diáconos Sergio y Lorenzo.

El arzobispo animó a los hermanos a participar con actitud de devoción, no solamente en los ritos sino, sobre todo, en la comunión con el cuerpo y con la sangre del Señor.

El mismo sábado 19 de febrero, hacia el mediodía, el arzobispo llegó hasta la comunidad de San Francisco, del municipio de Senahú, Alta Verapaz, para visitar a los hermanos.

Se comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación. Después de las lecturas bíblicas, el arzobispo animó a los hermanos a vivir como auténticos renovados en el Espíritu Santo, con una actitud de perdón, de misericordia y de compartir con los necesitados.

Dentro del contexto de la visita pastoral, fueron presentados al arzobispo diez hermanos de la comunidad, para que se les administrara la confirmación de la crismación y el envío misionero.

El arzobispo explicó que la consecuencia natural de esa ceremonia es que, se comprometan activamente en la actividad misionera de la iglesia, trantdo de llevar el Evangelio a todos los que aún no han sido renovados en el Espíritu Santo.

También dentro del marco de la celebración, se hizo la renovación del encargo ministerial a los ministros de distribución de la comunión del sector de San Francisco, de Senahú.

El arzobispo recordó a los ministros que su misión se tiene que centrar, sobre todo, en llevar la comunión en forma regular a todos los que están confinados en sus hogares, por motivos de edad, salud u otros motivos.

También, a petición de los dirigentes del sector de San Francisco de Senahú, se oró por todos los fieles que estaban participando en la celebración.

Se pidió al Señor su misericordia, su perdón y la capacidad para saber amar y entregarse con radicalidad al servicio, tanto del Señor, como de los hermanos.

La visita al centro pastoral de Senahú, concluyó con la celebraciónd ela divina liturgia, presidida por el arzobispo y concelebrada por los persbíteros que estaban participando.

El arzobispo animó a los hermanos a participar cada vez con mayor actitud de oración y de entrega en la divina liturgia, para poder acoger con eficacia los dones de la vida eterna que se distribuyen, por la participacion en el Cuerpo y la Sangre del Señor.

El sábado 19, al caer el día, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Sacté, del municipio de Santa María Cahabón, de Alta Verapaz, en donde se habían dado cita representantes de las diferentes comunidades de Cahabón.

Los hermanos salieron a dar la bienvenida al arzobispo a un lugar ubicado a cierta distancia del templo de la comunidad, para emprender una caminata de bienvenida con el arzobispo.

Después del recibimiento al arzobispo, éste presidió la celebración del sacramento de la reconciliación, para los hermanos que necesitaban recibirlo.

El arzobispo exhortó a asumir una actitud de misericordia y de reconocimiento de la propia pequeñez y del propio ser pecadores, para alcanzar la misericordia abundante del Señor.

Dentro del marco de la visita pastoral, el arzobispo bendijo a algunos hermanos elegidos para ejercer el ministerio de distribución de la comunión en diferentes comunidades de Cahabón.

El arzobispo recordó a los ministros que la primera dimensión de su ministerio lo constituye el testimonio de vida que están llamados a dar, especialmente en lo referente a la misericordia y a la rectitud.

La visita concuyó con la celebración de la divina liturgiam presidida por el arzobispo y concelebrada por los padres Gustavo y Alexander y la participación de los diáconos Lorenzo y Sergio.

La participación de hermanos en la comunión con el Cuerpo y la Sangre del Señor fue muy numerosa, por lo cual el arzobispo felicitó a la comunidad.

El domingo 20 de febrero, el arzobispo llegó hasta la comunidad María Auxilio de los Cristianos de Chitaña Esquipulas, acompañado del Padre Alexander y de los diáconos Lorenzo, Sergio y Damián.

La ocasión central de la visita fue la creación de la parroquia María Auxilio de los Cristianos, la cual tiene su sede en el templo de Chitaña Esquipulas, San Pedro Carchá y se compone, por el momento de 12 comunidades.

Después de la entega del decreto de creación de la parroquia al párroco, Padre Alexander Mendoza y al presidente del consejo pastoral, el arzobispo administró el sacramento de la reconciliación.

A la luz de las lecturas bíblicas, el arzobispo señaló la urgencia de asumir una actitud de perdón y misericordia, para poder alcanza los dones que el Señor da a quienes se entregan a su servicio.

Dentro del marco de la visita a la comunidad de Chitaña, se administró la confirmación de la crismación y el envío misionero, a nueve hermanos provenientes de dos comunidades vecinas.

El arzobispo animó a los confirmados a asumir compromisos dentro de sus comunidades, especialmente en lo referente al testimonio misionero.

La visita del arzobispo a las comunidades del decanato sur de Alta Verapaz concluyó con la celebración de la divina liturgia, que fue concelebrada por el Padre Alexander Mendoza.

El arzobispo animó a los hermanos a frecuentar con mayor prontitud la comunión con el Cuerpo y Sangre del Señor, para recibir el don de la vida eterna y crecer en la sintonía con el Espíritu Santo.

El jueves 24, en el marco de una visita muy breve que hizo el arzobispo a Los Angeles, California, visitó la comunidad de El Pescador, para celebrar los divinos misterios.

Después de informar a los hermanos que su visita a California obedecía a que se habían firmado documentos tendientes a la adquisición del templo parroquial, el arzobispo administró el sacramento de la Reconciliación a quienes lo necesitaron.

Durante la homilía, el arzobispo recordó a los hermanos el sentido de la riqueza inestimable que constituye la fe, fruto del don del Espíritu Santo y la responsabilidad que ese don genera, tanto en el estilo de vida personal, como en el testimonio que se está llamados a dar.

Por lo mismo, al final de la homilía, los hermanos entraron en tiempo de oración de acción de gracias y de súplica, para ser capaces de responder con fidelidad al don inestimable que se ha recibido.

La breve visita a la comunidad El Pescador, concluyó con la celebración de la divina liturgia para quienes habían participado en la oración y en la reconciliación.

El arzobispo animó a los hermanos a mantenerse con actitud de fidelidad y asiduidad en la participación en la comunión sacramental, para ser capaces de cumplir la misión para la cual se ha sido elegidos.

El sábado 26 de febrero, en la madrigada, llegó el arzobispo hasta la comunidad San Pedro, ubicada en Ottumwa, Iowa, para realizar la visita pastoral.

La actividad dio inicio el mismo sábado, con un tiempo de formación para los servidores.

En este tiempo se concentró la actividad especialmente en responder a diferentes cuestiones que tenían los hermanos, respecto a una serie de dudas, particularmente relacionadas con la liturgia.

Al final de la mañana del sábado 26 de febrero, el arzobispo presidió la celebración en la que se administró el sacramento de la reconciliación a los hermanos que tuvieron necesidad de recibirlo.

El arzobispo recordó a los hermanos cuál es el sentido de la oración que se debe vivir, para ser escuchados por el Señor y lograr la experiencia de vivir en las manos amorosas del Señor.

Dentro del marco de la visita a la comunidad San Pedro, se administró la confirmación de la crismación y el envío misionero a varios jóvenes de la comunidad. Se trata de Miguel Junior, de Luis, Macario, Rolando Ronaldo, Josselyn y Gabriela.

El arzobispo explicó a los jóves cuál es el compromiso que adquirían y les exhortó a asumirlo y cumplirlo con espíritu de compromiso y de fidelidad.

Uno de los momentos culminantes de la celebración lo tuvo la celebración del matrimonio entre Mario y Marta, miembros de la comunidad que por diferentes razones, no habían podido elevar su unión a la dignidad de sacramento.

El arzobispo explicó a los hermanos que lo que hace que ya no fueran dos sino uno solo es el don del Espíritu Santo que se recibe, por lo que, para permitir que el Señor actúe la eficacia del sacramento, es indispensable abrirse incondicionalmente a su servicio.

La actividad litúrgica del primer día de la visita pastoral del arzobispo a Ottumwa, concluyó con la celebración de la divina liturgiam presidida por el arzobispo.

El arzobispo explicó a los hermanos que, a través de la participación activa en el sacramento, lo cual incluye también el acercarse a recibir la comunión, es como se va creciendo en la participación en la vida eterna.

Finalmente, la actividad del día 26, implicó también un tiempo de compartir fraterno entre los hermanos de la comunidad San Pedro de Ottumwa, Iowa.

Se festejó, especialmente, el matrimonio entre Mario y Marta y se tuvo el tiempo para compartir la alegría generada por las grandes obras que el Señor ha realizado en la vida de la comunidad.