El sábado 12 de marzo, por la tarde, el arzobispo impartió la formación sobre cuestiones de la fe y la eclesiología, en relación con la cristología a los alumnos de la Escuela de formación ministerial Santiago Baradeo.

La formación específica giró en torno a la cuestión de qué es lo que constituye la identidad de la Iglesia que el Señor fundó y lo que la hace invencible ante el poder de la muerte.

Después de la formación, los hermanos tuvieron tiempo para plantear algunas dudas acerca de temas relacionados con la formacion que se había impartido.

Específicamente, se dialogo acerca de lo que implica el poder de las llaves que el Señor confió a los apóstoles y lo que conlleva, también el ser ungidos o mesías, por la acción del ESpíritu Santo.

El sábado por la noche, el arzobispo llegó hasta la comunidad El Pescador, para presidir la celebración de la liturgia de la reconciliación con los miembros de la comunidad.

Después de invitar al arrepentimiento y a la confesión de los propios pecados, se administró la absolución a quienes estaban preparados para recibirla.

Dentro del marco de la visita a la comunidad de El Pescador, el arzobispo administró la confirmación de la crismación y el envío misionero a los jóvenes Diego y Freddy.

Les recordó que adquirían el compromiso de ser testigos del Evangelio, a través de su vida y de su compromiso eclesial y que la ceremonia lo que hacía era comunicar la gracia divina para ser capacitados para cumplir tal encargo.

El arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para los miembros de la comunidad El Pescador, el sábado por la noche, después de haber administrado el sacramento de la reconciliación.

Se recordó que, a través de los divinos misterios es como el Señor se hace presente en la vida y la oración hecha con auténtica fe, es respondida sobre abundantemente.

Al final de la visita a la comunidad de El Pescador, el arzobispo oró por los hermanos que se habían reunido, para participar en la celebración que se estaba llevando a cabo.

Los hermanos expresaron, cada quien de su propia forma, la disponibilidad a entregarse con radicalidad al Señor, para vivir el espíritu de auténtica cosnversión.

El sábado doce de marzo, ya bien entrada la noche, el arzobispo llegó hasta la comunidad Poder del Espíritu Santo, para visitar a los hermanos y responder a sus necesidades espirituales.

Varios hermanos se acercaron a recibir el sacramento de la reconciliación individualmente y, luego, se administró de forma comunitaria a todos los que lo necesitaban.

Terminada la liturgia de la reconciliación y la homilía sobre las lecturas bíblicas, los hermanos se sumergieron en oración, para pedir del Señor la gracia de recibir su perdón y la misericordia.

El arzobispo oró junto a los hermanos y los bendijo.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia con los hermanos de la comunidad Poder del Espíritu Santo, quienes participaron con devoción y provecho.

El arzobispo, a la luz de la reflexión que había sido compartida, animó a los hermanos a descubrir en los divinos misterios del Cuerpo y la Sangre del Señor, la fuente de crecimiento en la vida nueva.

El domingo 13 de marzo, a media mañana, el arzobispo llegó hasta la residencia del hermano Ronaldo Diego, en donde se administró el sacramento de la reconciliación a servidores y miembros de la parroquia San Miguel Arcángel.

El arzobispo recordó a los hermanos que, dentro del itinerario de la cuaresma, para poder descurir al Señor vivo, como cumplimiento de las promesas hechas, es indispensable el mantener una actitud de humildad y conversión.

Después de la homilía, el arzobispo invitó a los hermanos a entrar en oración, para implorar del Señor, el don de descubrirse presente en la vida de cada día.

Los hermanos oraron intensamente, implorando del Señor, la gracia de descubrir al Señor como el sentido de sus vidas, especialmente a través de la práctica consciente de los sacramentos.

Seguidamente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para quienes estaban participando en la celebración dominical de servidores de la parroquia.

El arzobispo señaló que, a través del divino misterio de la palabra hecha carne, es como el misterio de la salvación se sigue comunicando en forma real a todos los creyentes.

Después de la celebración litúrgica, el arzobispo impartió formación para los hermanos que estaban participando en las actividades que se llevaban a cabo.

Específicamente, el arzobispo habló acerca del sentido de la unidad en la Iglesia y del sentir común, todo lo cual es fruto de la experiencia viviente de la presencia del Espíritu Santo.

Terminada la actividad litúrgica y formativa, los hermanos quisieron agasajar al arzobispo por haber cumplido algún tiempo antes, setenta años de vida.

Los hermanos aprovecharon la ocasión para expresar su gratitud y la profunda identificación que tienen con la fe y con organización de la santa Iglesia.

Los líderes de algunas de las comunidades también quisieron participar, para expresar el sentido de la fe que tienen y de comunión en el Señor que se establece.

Agradecieron al arzobispo por el estusiasmo y la perseverancia con la que los atiende y renovaron su compromiso de ser fieles a la Iglesia, como parte de la santa sede de Antioquía.

Finalmente, los hermanos habían preparado un pastel, para cantar al arzobispo y a la Arquidiócesis, por el septuagésimo aniversario del arzobispo y por el noveno de laarquidiócesis.

El arzobispo agradeció el agasajo del que fue objeto y, no perdió la oportunidad para recordar a los hermanos el inestimable don que el Señor nos ha hecho, al hacernos pertenecer a la misma Iglesia a la que pertenecieron la Virgen María y los apóstoles.

El domingo al caer el día, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Santa María de Guadalupe en Riverside, California, para visitar la comunidad y realizar las diversas actividades programadas.

Se comenzó con la formación que el arzobispo dio a los hermanos, acerca de las consecuencias y características del ser parte viva de la Iglesia que Cristo fundó, que es su mismo Cuerpo.

Después de la formación, en el contexto de la cuaresma, el arzobispo administró el sacramento de la reconciliación a quienes se reconocieron pecados y se prepararon para recibir la absolución.

El arzobispo recordó a los hermanos que la revelación que permite conocer los divinos misterios, es un don que el Señor da a quienes, con corazón humilde se reconocen pecadores y se ponen en sus manos.

Seguidamente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia, para los hermanos presentes, de la comunidad Santa María de Guadalupe de Riverside.

El arzobispo hizo énfasis en la importancia de que los hermanos, al recibir el Cuerpo y la Sangre del Señor, tengan conciencia de que se trata de participar en la misma vida de Dios y de incorporarse al misterio inefable de su misma interioridad, por lo que es necesario asumir las actitudes pertinentes, que se robustecen a través del sacramento.

Al final de la celebración y antes de terminar la visita pastoral a la parroquia San Miguel Arcángel de California, fueron presentadas al arzobispo dos hermanos elegidas para ejercer el ministerio de lectoras.

El arzobispo, después de exhortarlas, oró por ellas y las animó a poner en práctica en su vida, lo que proclaman con sus labios, al leer en la Asamblea la Sagrada Escritura.

Aprovechando que durante el presente fin de semana, el arzobispo ha permanecido, después de mucho tiempo en el Seminario Santa María del Nuevo Éxodo, hizo una peregrinación al Monte Cucurucho, para orar por las necesidades de la Arquidiócesis y de todo el mundo.

Le acompañaron el diácono Lorenzo y el hermano Cristian, así como Eddy, Nena y Perla, los tres perros cercanos al arzobispo.

Después de una larga caminata en medio de la naturaleza y de la sequía característica de la época, se llegó a la cima. Poco después de llegar, se emprendió un tiempo de oración y, después de unos momentos de descanso, se emprendió el descenso y el retorno al seminario.

El miércoles 23, por la noche, el arzobispo presidió la bendición del óleo de los enfermos, en el seminario Santa María del Nuevo Éxodo de San Lucas Sacatepéquez.

Se oró, implorando la efusión del Espíritu Santo. Pues, se trata del óleo que utilizarán los presbíteros a lo largo del año, para la unción de los enfermos y que les será consignado el día de la renovación de los compromisos presbiterales.

También, el miércoles 23 de marzo, por la noche, después de hacer la bendición del óleo santo, se procedió a implorar la efusión del Espíritu Santo, para la bendición del óleo de los catecúmenos.

Después el exorcismo sobre el aceite, de acuerdo al sacramentario, se procede a invocar la efusión del Espíritu Santo sobre el aceite, para que quede bendecido como óleo de los catecúmenos, con el cual se administrará el bautismo a los catecúmenos.

La bendición de los óleos santos, se hizo dentro del marco de la celebración de las vísperas solemnes, que se cantan todos los días en el seminario Santa María del Nuevo Éxodo.

Después de la bendición, el arzobispo impartió formación sobre el sentido de la liturgia desde la Tradición Apostólica. Finalmente se hizo la bendición solemne con el Santísimo Sacramento.