El viernes 3 de junio, en medio de tormentas, lluvia y viento, el arzobispo llegó desde Guatemala, al aeropuerto de Miami, en donde el Padre Carlos Reyes le recibió, para iniciar la visita pastoral a las comunidades de Florida.

El primer lugar a ser visitado fue la pequeña comunidad de Homestead. Fue la primera visita que el arzobispo hizo a esta zona y se comenzó con un breve tiempo de formación.

Después de haber dialogado con los hermanos, el arzobispo administró el sacramento de la reconciliación a los hermanos que se sintieron llamados a participar en él.

Exhortó a los hermanos a la conversión y a prepararse para dejar que el Señor renueve en ellos los prodigios de la efusión del Espíritu Santo, como sucedió en la iglesia apostólica.

Después de la homilía, el arzobispo invitó a los hermanos a orar para presentar al Señor sus necesidades y, sobre todo para someterse en sus manos.

Los hermanos comenzaron un tiempo de intensa oración, el arzobispo les bendijo y se unió a su oración.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia con los hermanos de la comunidad de Homestead, la cual fue concelebrada por el padre Carlos Reyes.

El arzobispo recordó que la divina liturgia es el camino a través del cual el Señor cumple la promesa de permanecer con nosotros hasta el final de los tiempos.

El mismo viernes 3 de junio, después de haber sido llevado por el Padre Carlos durante dos horas y media, en medio de lluvia y viento, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Wellington.

Es una comunidad que, a pesar de haber iniciado hace poco más de un año, cuenta con unos 80 miembros, procedentes de diferentes lugares del norte de Huehuetenango, en su mayoría.

Después de impartir formación a los hermanos de la comunidad Santa María de Guadalupe de Wellington, el arzobispo administró el sacramento de la reconciliación a quienes lo consideraron necesario.

Les exhortó al arrepentimiento y a reconocerse humildemente pecadores y, luego, les animó a aceptar el don de la misericordia divina, que comunica su Espíritu Santo.

Después de la homilía, en el contexto de preparación para la fiesta de Pentecostés, el arzobispo invitó a los hermanos a ponerse en oración intensa de súplica.

Durante largo tiempo los hermanos imploraron del Señor el don del Espíritu Santo, sometiéndose incondicionalmente a su voluntad, para se renovados en profundidad.

La visita a Wellinton concluyo bien entrada la noche, con la celebración de la divina liturgia, la cual fue concelebrada por el Padre Carlos Reyes, encargado pastoral de Florida.

El arzobispo animó a los hermanos a acercarse a recibir el sacramento de la vida eterna, que garantiza la continuada efusión del Espíritu Santo, en la vida de los creyentes.

El sábado 4 de junio, después de mediodía, el arzobispo, conducido por el Padre Carlos Reyes, llegó hasta el lugar en el que se reunieron los hermanos representantes de la mayoría de comunidades de Florida.

Siguiendo la tradición que se tiene en Guatemala, a pesar de los charcos y el agua que había cubierto gran parte de los alrededores, los hermanos dieron la bienvenida al arzobispo fuera del lugar de reunión y, luego con pétalos de rosa, el dieron la bienvenida.

Después de llegar, el arzobispo dedicó tiempo para la formación de los hermanos que participarían en la celebración que se había preparado, con participación de los hermanos de las diferentes comunidades.

La formación comenzó explicando a los hermanos el proceso de reorganización que se está teniendo en Guatemala y, seguidamente hizo la presentación de lo que implica vivir el Año de la Conversión y del fortalecimiento de la Vida en el Espíritu Santo.

Después de la formación, los hermanos tuvieron la oportunidad de plantear una serie de preguntas al arzobispo, acerca de diferentes temas de su interés.

Se preguntó sobre la reorganización de la Arquidiócesis y la creación de las nuevas diócesis. También sobre la relación de evangelización que se debe tener hacia las otras organizaciones cristianas y sobre el sentido de incorporarse en la Iglesia de Antioquía, cuando se viene de Roma.

Se contó con la participación de unos cuatro cientos hermanos, representantes de la mayoría de las comunidades que forman la parroquia en formación del sur de Florida.

La primera actividad litúrgica que se celebró, fue la administración del sacramento de la reconciliación para todos los hermanos que consideraron necesario acercarse a recibirlo.

Dentro del marco de la preparación para Pentecostés, el arzobispo explicó a los hermanos que, para la Iglesia Apostólica la efusión del Espíritu Santo, no es el recuerdo de un hecho pasado sino una realidad actualizada a través de la vida sacramental.

Por eso, invitó a los hermanos a ponerse en oración y reconocerse pecadores, para implorar del Señor que, las celebraciones sacramentales produzcan los mismos frutos que produjeron en la iglesia apostólica.

Dentro del marco de las celebraciones litúrgicas, se administró la confirmación y el envío misionero a un grupo de hermanos, procedentes de varias comunidades.

El arzobispo explicó el sentido de la administración de la confirmación y de los compromisos que están implicados en esta recepción, especialmente relacionados con el compromiso misionero.

Como sucede en todas las parroquias de la arquidiócesis, la visita del arzobispo a la parroquia en formación del sur de Florida, implicó también la renovación de instituciones y bendiciones ministeriales.

Se comenzó haciendo la renovación de la institución de los ministros para la distribución de la comunión, a quienes, el arzobispo recordó cuáles son los compromisos que tienen.

Uno de los ministerios que ha florecido abundantemente en las comunidades del sur de Florida es el de lectores. Son numerosos los hermanos que ejercen tal ministerio.

El arzobispo explicó cuáles son los compromisos personales que se implican en el ejercicio del ministerio, con respecto al estilo de vida que se debe conducir y al testimonio del Evangelio.

También, en las comunidades de la parroquia del sur de Florida, se cuenta con numerosos monaguillos de diferentes edades y con diversidad de compromisos.

El arzobispo exhortó a los hermanos a la coherencia de vida y al testimonio cristiano, como requerimiento indispensable para ejercer con provecho el oficio de monaguillo.

En las comunidades de la parroquia también se cuenta con un número abundante de hermanos implicados en los diferentes ministerios de música que existen.

El arzobispo explicó cuál es el sentido de la música dentro de la vida litúrgica y espiritual de la Iglesia y qué es lo que debe caracterizar a cada uno de los que están implicados en la música.

La actividad del día sábado concluyó con la celebración de la divina liturgia, presidida por el Arzobispo y concelebrada por el Padre Carlos Reyes, encargado pastoral local.

El arzobispo recordó a los hermanos el sentido de los misterios que se celebran y les exhortó a estar preparados para poder todos participar activamente, a través de la comunión en los mismos.

El domingo 5 de junio, por la mañana, el Padre Carlos Reyes condujo al arzobispo hasta la sede de la comunidad de Immokalee, de la parroquia del sur de Florida.

Después de llegar a la comunidad y saludar a los hermanos, el arzobispo administró el sacramento de la reconciliación a todos los que se acercaron, después de confesar humildemente los pecados.

En el contexto de la solemnidad de Pentecostés, el arzobispo recordó que para la iglesia apostólica, no se trata de un recuerdo de las maravillas que el Señor hizo con los apóstoles, sino de la realidad que, a través de los sacramentos, actualiza en la vida actual de la Iglesia.

Por lo mismo, invitó a los hermanos a ponerse en la presencia del Señor, a reconocer la propia pequeñez y a implorar la gracia de percibir el don del Espíritu Santo, con la misma intensidad y eficacia que lo hicieron los apóstoles.

El arzobispo presidio la celebración de la divina liturgia con los hermanos de la comunidad de Immokalee, después de haber terminado la oración de súplica.

Concelebró con el arzobispo el padre Carlos Reyes y los hermanos participaron con gran devoción y, la gran mayoría, se acercó a recibir el sacramento del Cuerpo y la Sangre del Señor.

Al final de la celebración litúrgica, el arzobispo dedicó cierto tiempo a encontrarse con los ministros de la comunidad, con las familias y con algunos fieles.

En general, se puede percib ir el compromiso, la participación y la gran alegría con la que los hermanos están comprometidos en la vida de la comunidad.

A media mañana, el arzobispo llegó hasta el lugar en donde, provisionalmente, se reúne la comunidad de Lehigh, para tener una serie de celebraciones.

Esta comunidad, desde hace varios años, ha adquirido un terreno a la orilla de la Carretera 82, y mostró al arzobispo los planos que han elaborado, con vistas a la construcción del templo.

Después de la administración del sacramento de la reconciliación y de la homilía, acerca de los misterios de la efusión del Espíritu Santo, el arzobispo invitó a los hermanos aponerse en intensa oración.

Animó a los hermanos a tomar conciencia de que, lo que se recuerda que sucedió en Pentecostés, no es algo del pasado sino una llamada para ser conscientes de que, a través de la vida sacramental, el Señor sigue realizando los mismos prodigios.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia con los hermanos de la comunidad de Lehigh, habiendo también concelebrado el Padre Carlos.

Animó a los hermanos a tomar conciencia de que, lo mismo que sucedió el día de Pentecostés sobre los apóstoles, es lo que sucede en cada divina liturgia, sobre quienes, con corazón humilde y bien dispuesto, participan en la comunión.

Poco después del mediodía, el arzobispo llegó hasta la comunidad central de la parroquia del sur de Florida, en Fort Myers, la cual está dedicada a San Miguel Arcángel.

Muchos de los hermanos que forman parte de esta comunidad son provenientes de San Miguel Acatán en Huehuetenango o, por lo menos, originalmente sus familias son de origen acateco.

Después de la administración del sacramento de la reconciliación y de la homilía, la cual giró en torno a la efusión del Espíritu Santo, el arzobispo invitó a los hermanos a la oración intensa.

La oración se centró, especialmente, en torno al reconocimiento de las propias limitaciones y del implorar del Señor la gracia de tener la actitud que tuvieron los apóstoles, para que el don del Espíritu Santo, recibido a través de los divinos misterios, produzca los mismos frutos que produjo en ellos.

Para terminar la visita a la comunidad de San Miguel Arcángel de Fort Myers, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia, por la solemnidad de Pentecostés.

Los hermanos participaron con gran entrega y actitud de oración y, la gran mayoría pudo participar en la comunión sacramental, para recibir el don del Espíritu Santo.

La visita del arzobispo a la parroquia en formación del sur de Florida concluyó con una reunión con los miembros del Consejo Pastoral que coordina.

Se habló de los pasos para la creación de la parroquia, de la urgencia de tener los libros de registro sacramental, así como de otros aspectos relacionados con la proyección futura y con la urgencia de abrirse a la realidad cultural en la que se vive.