El domingo 5 de junio, después de haber terminado las actividades en Florida, el arzobispo emprendió camino hacia Iowa, a donde llegó hacia las 2.30 de la mañana, a la comunidad de Ottumwa.

El lunes 6, por la mañana, llegó hasta la sede de la comunidad San Pedro, en donde se le dio la bienvenida. La comunidad estaba celebrando su quinto aniversario.

Después de la bienvenida, el arzobispo impartió formación a los hermanos sobre temas que consideró, eran de importancia para los fieles de la comunidad.

Específicamente, dentro del marco del año de la conversión, el arzobispo explicó cuál es el sentido de la palabra católica, cómo fue que introdujo en la iglesia apostólica y cuáles son sus consecuencias actualmente.

Después de la formación, varios hermanos plantearon algunas interrogantes e inquietudes acerca, tanto de la formación, como de la marcha de la comunidad.

El arzobispo explicó en qué sentido todos están llamados a participar en forma activa y sin ningún tipo de discriminación en la vida de la iglesia y qué es lo que eso debe implicar en el compromiso conreto de cada creyente.

Terminado el diálogo, el hermano Francisco Tojín, coordinador de la comunidad, junto al hermano Diego Tojín, habían preparado algunas actividades para conmemorar el quinto aniversario de la comunidd.

Después de hacer una breve historia de los pasos que se han seguido, el arzobispo explicó cómo es apenas hace un año que la comunidad se llamó San Pedro y cuáles son las consecuencias prácticas que esto conlleva con respecto al testimonio que se está llamados a dar.

Seguidamente, el arzobispo presidió la celebración del sacramento de la reconciliación para todos los que se sintieron con necesidad de participar en el mismo.

El arzobispo invitó a reconocerse pecadores y a confesar esta actitud, para poder ser llenados con la gracia del Espiritu Santo y, alcanzar, de esa manera el perdón y la reconciliación.

Después de la homilía, el arzobispo invitó a los hermanos a ponerse en oración, para implorar del Señor la gracia de creer y vivir como lo hicieron los apóstoles, confesando que el Señor es el Mesías, el hijo de Dios.

La oración concluyó con el saludo de la paz, que fue intercambiado por los miembros de la comunidad, especialmente enfatizando el aniversario de la comunidad.

También dentro del marco de las celebraciones litúrgicas, se invitó a los ministerios de música a que recibieran la bendición, como signo del compromiso de ser fieles seguidores del Señor.

En la comunidad actualmente se encuentran activos dos ministerios. El de Visión, que era el antiguo y uno nuevo llamado Alfareros de la Fe. También fueron bendecidas las hermanas diaconisas, encargadas del canto litúrgico.

La actividad liturgica del aniversario de la comunidad San Pedro, concluyó con la celebración de la divina liturgia, que fue presidida por el arzobispo.

Se dio gracias por los cinco años de existencia de la comunidad y por el primer aniversario de que la misma fue denominada como Comunidad San Pedro.

Finalmente, los hermanos compartieron un ágape fraterno, con ocasión de la celebración del aniversario de la comunidad y de la llegada del arzobispo.

El arzobispo también animó a los hermanos a hacer un esfuerzo consciente por impulsar el crecimiento y la diversificación de la comunidad, en cuanto a su composición.

La jornada del martes 7 de junio, estuvo dedicada especialmente al trabajo con los servidores y líderes de la comunidad San Pedro de Ottumwa, Iowa.

Por la mañana, el arzobispo impartió formación a los hermanos, habiéndose centrado especialmente en el tema de lo que implica ser cristiano, dese la perspectiva apostólica.

Después de la formación, se tuvo una buena participación, tanto de hermanos como de hermanas, que plantearon una serie de interrogantes acerca de temas de la fe.

Este diálogo se prolongó, sucesivamente, con los ministros de la comunión por la tarde, habiendo afrontado diversas cuestiones relacionadas con la identidad de la iglesia apostólica.

Haciea el final de la mañana, el arzobispo administró el sacramento de la reconciliación a los servidores y líderes de la comunidad que estaban participando en la liturgia.

El arzobispo exhortó a los hermanos a profundizar en una actitud de genuina conversión, para que el don del Espíritu Santo que el Señor derrama por el sacramento, produzca frutos abundantes en cada uno.

Después de la homilía, invitando a tomar conciencia de la misión específica que el Señor confía a la comunidad, especialmente a través de sus servidores, el arzobispo invitó a la oración.

A la luz del mensaje de las lecturas bíblicas, se imploró del Señor la capacidad de descubrir la forma concreta como el Señor está llamando a ser sal de la tierra y luz del mundo.

Seguidamente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para los servidores y líderes de la comunidad San Pedro Apóstol de Ottumwa, Iowa.

El arzobispo hizo énfasis en que la participación en la comunión es lo que hace que se sea alimentados con la Palabra de Dios hecha carne y se tenga la capacidad de cumplir la misión que se ha recibido.

Después del mediodía, el arzobispo se reunió con el consejo de la comunidad para determinar el tiempo y el programa que tendrá la próxima visita a la comunidad.

Se determinó que la misma se tendrá para el mes de noviembre, durante un fin de semana. Se impartirá un retiro espiritual a los miembros de la comunidad que deseen, se impartirá formación a quienes tienen diferentes ministerios dentro de la comunidad y se celebrarán los sacramentos que sean necesarios.

El mismo 7 de junio, por la tarde, el arzobispo visitó el hogar de algunos de los hermanos, para bendecir los hogares y para orar por las familias y por los desafíos que afrontan.

El arzobispo animó a los hermanos a renovar su compromiso en la acción misionera, en el seguimiento del Señor y en la organización y crecimiento de la comunidad.

El miércoles 8 de junio, por la mañana, se llevaron una serie de actividades en la sede de la comunidad San Pedro Apóstol de Ottumwa, Iowa, para concluir la visita pastoral del arzobispo.

Se comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a los hermanos miembros del equipo de coordinación de la comunidad, con sus familias.

Después de la homilía, el arzobispo hizo una oración sobre los miembros del equipo de coordinación, pidiendo al Señor el discernimiento en ellos, para cumplir la misión que ha sido confiada.

El arzobispo animó a los hermanos a comprometerse con radicalidad, ante todo, en los procesos de conversión, para ser capaces de dar testimonio del Evangelio.

También, después de la oración de envío misionero, el arzobispo renovó el encargo a los ministros para la distribución de la comunión de la comunidad San Pedro Apóstol.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia con los hermanos miembros del consejo de coordinación y sus familias, que estaban participando en esa ocasión.

El arzobispo recordó a los hermanos la urgencia de emprender procesos de conversión y de profundización en la fe, para tener la solidez y eficacia que son esperadas.

El jueves 9 de junio, por la tarde, el arzobispo, acompañado del diácono Lorenzo, llegó hasta la comunidad Unción del Espíritu Santo, de Santiago Atitlán, Sololá.

La visita a la comunidad comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a quienes lo necesitron. El hecho de que la energía eléctrica faltara en toda la región, condicionó externamente la celebración.

Después de la homilía, el arzobispo administró los sacramentos de la iniciación cristiana a seis niños, hijos de miembros de la comunidad. Se trató de tres varones y de tres niñas.

El arzobispo exhortó a los padres y a los padrinos a vivir intensamente la fe, para poder cumplir el encargo que les corresponde, al administrar la iniciación cristiana a los niños.

Hace un par de meses, el coordinador de los ministros para la distribución de la comunión de la comunidad Unción del Espíritu Santo, después de una breve enfermedad, falleció. Por lo mismo, fue elegido un nuevo hermano para reemplazarlo, el cual está en proceso de formación.

El arzobispo renovó la institución de los dos ministros antiguos e instituyó al nuevo ministro que había sido elegido por la comunidad y se encuentra en proceso de completar su formación.

La visita a la comunidad Unción del Espíritu Santo, concluyó con la celebración de la divina liturgia que, en esta ocasión conmemoró a Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote.

El arzobispo recordó a los hermanos que, a través de la comunión, los fieles se hacen partícipes de la misma vida del Señor, para participar de su sacerdocio y dar testimonio del evangelio.

El jueves 9 de junio, al caer el día, el arzobispo, acompañado por el diácono Lorenzo, llegó hasta la comunidad Pentecostés, de Santiago Atitlán, Sololá.

La visita comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a quienes reconocieron sus pecados y se acercaron a recibir la absolución.

Durante la homilía, el arzobispo enfatizó el compromiso que se tiene, como consecuencia de participar de la misma vida del Señor resucitado y de su Espíritu Santo.

Por lo mismo, se hizo un tiempo de oración para implorar al Señor que los miembros de la comunidad reconozcan la misión de dar testimonio del Evangelio que tienen y la cumplan con dedicación y fidelidad.

La visita a las comunidades de Santiago Atitlán, concluyó con la celebración de la divina liturgia para los hermanos de la comunidad Pentecostés, quienes participaron con gran devoción.

El arzobispo animó a los hermanos a que, dejen que, la comunión frecuente con el Cuerpo y la Sangre del Señor, Palabra de Dios hecha sacramentalmente carne, les anime a profundizar en su responsabilidad y testimonio misioneros.