El sábado 10 de septiembre, por la mañana, el arzobispo llegó hasta la Catedral de San Efrén, sede de la Arquidiócesis del Oeste de los Estados Unidos.

La visita comenzó con un encuentro con Su Eminencia Mor Clemis, con quien se dialogó sobre la próxima consagración de la sede de la parroquia de San Miguel Arcángel.

Después del encuentro con el arzobispo, éste había pedido a Mor Santiago Eduardo que hiciera una presentación sobre la diferencia entre la iglesia siro ortodoxa y la católica romana.

Los destinatarios eran presbíteros de la arquidiócesis, junto a los maestros de la escuela dominical o catequistas. Mor Santiago Eduardo hizo la presentación, la cual quedó como material de profundización para los destinatarios de la misma.

Después de la presentación Mor Santiago Eduardo se encontró brevemente con los presbíterios quienes, junto a Mor Clemis despidieron al arzobispo.

Seguidamente, el diácono Manhal guió al arzobispo a una breve visita a la Catedral de San Efrén, que sigue avanzando en el proceso de remozamiento.

Poco después del mediodía, el arzobispo llegó hasta la sede de la comunidad Santa María de Guadalupe de Riverside, para celebrar la liturgia con los hermanos.

La celebración comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a quienes haría la comunión solemne y a los demás que lo necesitaron.

Después de la homilía, el arzobispo hizo la presentación de quienes haría su comunión solemne. Se trata de seis hermanos: Noé, María, Ricky, Cruz, Micaela y Fabiana.

Después de exhortarlos acerca del sentido del misterio que se celebraría, el arzobispo oró por ellos y los bendijo, pidiendo al Señor su perseverancia en la fe.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia con los hermanos de la comunidad Santa María de Guadalupe, de Riverside, California.

A la luz de las lecturas bíbilicas, recordó que por la comunión con los santos misterios, se es constituido en parte viva del Cuerpo mismo del Señor.

El sábado 10 de septiembre, por la tarde, el arzobispo presidió las sesiones en la Escuela de Formación Teológica y Ministerial Santiago Baradeo.

Se inició con la presentación que hicieron los alumnos, referente a la lección anterior, que giró en torno a la figura y a la doctrina de San Ireneo de Lyon.

Seguidamente, el arzobispo impartió la formación preparada, explicando cómo la teología, especialmente de Ireneo, explicó lo contradictorio del Gnosticismo.

También explicó en qué sentido entendieron los padres apostólicos el misterio del ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios y el sentido de la divinización que el Señor realiza.

El sábado 10 de septiembre, al entrar la noche, el arzobispo impartió una breve formación a hermanos de la parroquia de San Miguel Arcángel de California.

Se comenzó con la explicación de la identidad y especificidad de la iglesia siro ortodoxa de Antioquía y, seguidamente, sobre el sentido que tiene la celebración de la Eucaristía.

Terminada la formación, comenzaron las actividades litúrgicas en la sede central de la parroquia de San Miguel Arcángel, ubicada en East Rancho Domínguez, Los Ángeles, California.

Se administró el sacramento de la reconciliación, después de que el arzobispo diera una breve explicación acerca de la forma específica en la que administramos este sacramento.

Dentro del marco de las celebraciones litúrgicas, se celebró el matrimonio entre los hermanos Waldemar y Reyna, miembros de la comunidad que, después de una prolongada formación, dieron ese paso.

El arzobispo recordó a los nuevos esposos que lo que permite la eficacia del sacramento es el que cada uno se deje llenar por la presencia viva del Espíritu Santo.

La actividad pastoral del sábado 10 de septiembre, concluyó con la celebración de la divina liturgia, presidida por el arzobispo y contando con la numerosa participación de fiels.

El arzobispo animó a los hermanos a participar en la misma con espíritu dispuesto, conscientes de que se está viviendo el momento en el que el Señor coloca su trono en medio de la humanidad, para darnos la vida eterna.

El domingo 11 de septiembre, el arzobispo presidió la liturgia de la reconciliación para servidores y fieles de la parroquia San Miguel Arcángel de California.

Se inició exhortando a los hermanos a reconocer la propia pequeñez y miseria y, desde allí se les invitó a acercarse con confianza a acoger el don del Espíritu Santo, para el perdón de los pecados.

Durante la homilía, el arzobispo hizo énfasis en que, a la luz de las lecturas, es indispensable reconocerse pecadores y actuar con radicalidad misericordia hacia todos.

Como consecuencia, invitó a los hermanos a ponerse en oración profunda, para clamar del Señor la gracia del arrepentimiento y de la misericordia hacia todos.

El arzobispo, luego, presidió la celebración de la divina liturgia para servidores y algunos miembros de la Parroquia San Miguel Arcángel, en la sede parroquial de East Rancho Domínguez.

Los hermanos participaron con actitud de profunda devoción en la celebración y todos los que estuvieron preparados, se acercaron a recibir los divinos misterios.

Finalmente, el arzobispo dialogó con los hermanos durante largo tiempo, referente a cuestiones pastorales de la parroquia y a la preparación de la ceremonia de consagración del templo del 8 de octubre.

También explicó cuáles son las características que deben distinguir a la Iglesia que el Señor fundó, pues Él no vino a ser servido sino a servir y a dar la vida por la multitud.

El mismo domingo 11 de septiembre, al caer el día, el arzobispo llegó hasta Riverside, para realizar la visita pastoral de toda la comunidad Santa María de Guadalupe.

El arzobispo comenzó recordando el hecho de que nos encontranos en el año de la conversión y eso requiere que se viva la iglesia con la misma actitud con la que el Señor sirvió cuando estuvo físicamente en el mundo.

Seguidamente, al entrar la noche, el arzobispo presidió la celebración de la liturgia de la reconciliación para los hermanos de la comunidad Santa María de Guadalupe de Riverside.

El arzobispo explicó que el reconocerse como un profundo pecador es lo que abre al cristiano a recibir la misericordia de Dios y la renovación, por medio de la unción con el Espíritu Santo.

Después de que el arzobispo, durante la homilía enfatizara a los hermanos a que se viva con una actitud de misericordia y compasión hacia todos, invitó a los hermanos a la oración común.

Todos se arrodillaron e imploraron del Señor que les hiciera tener entrañas de misericordia como las que Él tiene y buscar a la oveja perdida, que está anhelando encontrarse con el Señor.

La actividad pastoral en la zona de Riverside concluyó con la celebración de la divina liturgia, presidida por el arzobispo y en la que participaron con devoción todos los hermanos de la comunidad.

El arzobispo animó a los hermanos a que acudieran a recibir la comunión, para poder participar del don inestimable de la misma vida del Señor y estar en comunión on Él.

El viernes 16 de septiembre, el arzobispo realizó la primera visita a las comunidades de la Costa Sur de Guatemala, después del azote de la pandemia.

La visita comenzó con la pequeña comunidad de Nahualate, Chicacao, en donde, apenas llegado, el arzobispo administró el sacramento de la reconciliación a los hermanos participantes.

Dentro del marco de las celebraciones litúrgicas, fueron presentados los niños Christopher y Cristian, para que se les administraran los sacramentos de la iniciación cristiana.

Después de exhortar a los padres y los padrinos acerca de los compromisos de fe que se asumen, el arzobispo, fueron administrados los sacramentos a los dos niños.

La visita a la comunidad de Nahualate concluyó con la celebración de la divina liturgia, la cual fue presidida por el arzobispo y concelebrada por el Padre Tomás Canajay, encargado pastoral local.

El arzobispo animó a los hermanos a participar conscientemente en la celebración y, a todos los que estuvieran preparados, que recibieran la comunión sacramental.

El mismo viernes 16 de septiembre, al caer el día, el arzobispo llegó hasta el salón comunal de la Colonia San Andrés de Mazatenango, para administrar el sacramento de la reconciliación.

Después de exhortar a los fieles al arrepentimiento y a la humilde confesión de los propios pecados, el arzobispo administró la absolución a quienes estuvieron bien dispuestos.

Dentro del marco de la celebración litúrgica, fueron presentados los hermanos Víctor, Gerardo y Mario para que se les administrara la confirmación de la crismación y el envío misionero.

El arzobispo explicó cuál es el sentido del testimonio que se está llamados a dar, como resultado del don que el Señor derrama en el creyente y, los hermanos expresaron su prontitud a asumir fielmente los compromisos.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para los hermanos que estaban particiando en los actos litúrgicos. Concelebró el padre Tomás Canajay.

El arzobispo recordó a los hermanos la urgencia de participar plenamente, a través de la comunión sacramental, en la divina liturgia, para alcanzar los dones y frutos que proporciona.