El miércoles dos, hacia el mediodía, el arzobispo llegó hasta la ciudad de Los Ángeles, California, para hacer la visita pastoral a la parroquia de San Miguel Arcángel.

Al caer del día, la primera comunidad visitada, como sucede habitualmente, fue la de Pacto Divino, en donde se inició con la administración del sacramento de la reconciliación.

Después de la homilía, en la que el arzobispo explicó a los hermanos el sentido de la celebración del día de todos los difuntos, el arzobispo invitó a los hermanos a entrar en tiempo de oración.

Especialmente se oró para tomar conciencia del sentido que tiene la muerte en el ámbito de la fe y para que, lejos de quedarse apegados al sentir común, se vea la muerte como el acto voluntario de negarse a sí mismos, para vivir en Cristo.

Finalmente, la visita a la comunidad Pacto Divino concluyó con la celebración de la divina liturgia, presidida por el arzobispo y en la que participaron con devoción los hermanos que estaban presentes.

El arzobispo también explicó que, en la divina liturgia, por el misterio de la presencia gloriosa del cuerpo del Señor resucitado, se encuentra también presente lo que se llama el misterio de la "comunión de los santos".

El día 2 de noviebre, por la noche, el arzobispo visitó la comunidad Poder del Espíritu Santo, ubicada en el centro de la ciudad de Los Ángeles, California.

Se dio inicio a la visita con la administración del sacramento de la reconciliación a todos los hermanos que se reconocieron pecadores y se abrieron a beneficiarse con el don divino.

Durante la homilía, el arzobispo explicó cómo en el día de los difuntos, se recuerda la realidad de participación en la gloriosa resurrección del Señor de todos los que están en este mundo y los que ha partido de él.

Por lo mismo, invitó a los hermanos a ponerse en oración, para pedir del Señor la capacidad de comprender el misterio de la resurrección de la que hace partícipes el Señor a quienes creen en Él.

También en un ambiente de profunda fraternidad, el arzobispo invitó a los hermanos a que se intercambiaran el saludo de la paz, como signo de la comunión que se vive.

También recordó que el don de la paz, es fruto del don del Espíritu Santo y que el saludo de paz implica el reconocer la presencia viva del Señor en el hermano.

Al final de la visita a la comunidad Poder del Espíritu Santo, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia en la que participaron con gran provecho y devoción los miembros de la comunidad.

El arzobispo también exhortó a los hermanos a culminar la participación en la divina liturgia con la comunión sacramental, que implica la plenitud de los dones divinos de las que se es beneficiado.

El jueves 3 de noviembre, el arzobispo llegó hasta el aeropuerto de San Francisco, California, en donde líderes de la comunidad de Oakland le esperaban, para realizar la visita a la comunidad.

La actividad con los hermanos comenzó con la bienvenida a cargo del hermano Francisco, coordinador de la comunidad, la oración comunitaria y el saludo del arzobispo.

Después de haber dado los saludos correspondientes, el arzobispo impartió formación a los hermanos durante un largo tiempo, sobre diferentes temas de importancia para la vida de la comunidad.

Especialmente se hizo énfasis en la urgencia de vivir con una actitud continuada de conversión, lo cual tiene que verse reflejado en la vida concreta a todos los niveles.

Las celebraciones litúrgicas comenzaron con la administración del sacramento de la reconciliación a los hermanos que estuvieron preparados para recibirlo.

Durante la homilía, el arzobispo hizo énfasis en la necesidad de ser humildes y tener espíritu de pobre, para poder participar del Espíritu Santo, que el Señor infunde.

Después de la homilía, a la luz de los diferentes problemas que se afrontan y de la exigencia de responder al Señor, el arzobispo invitó a los hermanos a ponerse en oración.

Se oró, también, por las necesidades de cada uno de los hermanos, por sus familias y para que la comunidad pueda cumplir la misión que el Señor le ha confiado.

Después de la homilía, el arzobispo tuvo un breve encuentro con los diferentes hermanos que estaban participando en la celebración que forman parte de la comunidad.

Debido a situaciones de trabajo, muchos de los hermanos no lograron participar en la celebración, sin embargo, la comunidad se mantiene con vitalidad y confianza.

Seguidamente, como parte del saludo de la paz que se intercambia, los hermanos se acercaron para dar también el saludo de la paz al arzobispo que presidía.

El arzobispo, en su momento, recordó que la verddera paz es un don que viene de lo alto y que, para poder experimentarla, es indispensable recibir la unción con el Espiritu Santo.

Finalmente, la visita del arzobispo a la comunidad Poder del Espíritu Santo de Oakland, concluyó con la celebración de la divina liturgia, que él mismo presidió.

En el momento oportuno, el arzobispo animó a los hermanos que, por cualquier razón no puede acercarse a participar en el Cuerpo y la Sangre del Señor, que hagan lo ncesario para regularizar su situación, para lo cual cuentan con todo el apoyo de los servidores y lideres.

El viernes 4 de noviembre, por la noche, en la sede de la parroquia San Miguel Arcángel de Los Ángeles, el arzobispo presidió la administración del sacramento de la reconciliación para catequistas de la parroquia.

El arzobispo recordó a los hermanos que la base para la eficacia del trabajo pastoral es estar transformados en el Señor y esto requiere el reconocerse pecadores.

Durante la homilía, a la luz de las lecturas bíblicas, el arzobispo recordó a los hermanos el sentido de la misión para la que se ha sido elegidos y cómo por los frutos se conoce la autenticidad de la manera en que se está respondiendo.

Por lo mismo, animó a los hermanos a implorar del Señor la gracia de dejarse llenar y transformar por el Señor, para ser eficaces trabajadores en el campo del Señor.

El viernes 4 de noviembre, por la noche, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia, dedicada particularmente a los catequistas de la parroquia de San Miguel Arcángel.

Los hermanos, conscientes de que, a través de la comunión es como se es continuadasmente transformados en Cristo, se acercaron con gran devoción a la comunión.

También, el mismo 4, por la noche, el arzobispo impartió formación para los catequistas de la parroquia de San Miguel Arcángel, siguiendo con temas de carácter bíblico.

Específicamente se explicó cuál es el sentido en el que se deben interpretar la Sagrada Escritura, para estar abiertos a comprender el sentido profundo de los textos.

Al final de la formación, los hermanos tuvieron el tiempo necesario para plantear algunas de las preguntas, especialmente en lo referente a los evangelios de la infancia del Señor.

El arzobispo les respondió explicando cómo se recurre a una serie de figuras geográficas y de otras índoles, para transmitir enseñanzas que no tienen nada que ver con el sentido literal, pues se les utiliza solamente como figuras didácticas.

El sábado 5 de noviembre, por la mañana, el arzobispo llegó hasta la comunidad Santa María de Guadalupe, de Riverside, California, para visitar la comunidd y hacer celebraciones litúrgicas.

La celebración comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a los hermanos que estaban dispuestos y arrepentidos de sus pecados.

La razón específica de la visita del arzobispo a la comunidad fue la administración de la confirmación y el envío misionero a dos miembros de la comunidad local.

El arzobispo explicó el sentido de la celebración, los compromisos que se asumen y los frutos que se esperan y, después administró la confirmación a Samantha y a Gaspar.

La visita sabatina a la comunidad de Riverside concluyó con la celebración de la divina liturgia.

El arzobispo recordó a los hermanos la importancia de participar en la misma de forma integral, es decir, participando también en la comunión con los divinos misterios.

El mismo sábado 5 de noviembre, después del mediodía, en la sede de la parroquia de San Miguel Arcángel, se tuvieron las actividades habituales de la Escuela Santiago Baradeo.

Se comenzó con las presentaciones hechas por los alumnos, acerca de la figura de Arrio, del contexto histórico en el que vivió y de las consecuencias que la misma tiene para la vida espiritual de los fieles.

Después de la presentación, el arzobispo impartió la formación correspondiente, para continuar con la presentación de las posturas de Arrio y de la respuesta del Concilio de Nicea.

Específicamente, se explicó cuál es el sentido pastoral del concilio y cómo no se trata de definir a Dios sino de mantener el sentido de la fe apostólica, para abrirse a la salvación que el Señor da.

Al final, los alumnos tuvieron la oportunidad de presentar diferentes cuestiones y de hacer comentario en torno a la formación que se había impartido.

Ante todo, se preguntó si el arrianismo tiene aún una continuidad. El arzobispo respondió que, aunque, desde el punto de vista teológico quedó superado, la mentalidad detrás de él, ejerce un atractivo en el cristianismo occidental.

Seguidamente, con los diáconos, ministros y acólitos, el arzobispo impartió formación litúrgica, centrada en torno a la celebración de la divina liturgia.

Aunque aún falta mucho por practicar, para celebrar de la forma más conveniente, se va lentamente avanzando en la implementación de todos los aspectos implicados en la liturgia.

El sábado 5, al caer el día, el arzobispo administró el sacramento de la reconciliación a los fieles que estaban participando en las celebraciones parroquiales.

El arzobispo invitó a todos los hermanos a tomar conciencia de la misión que el Señor nos ha confiado y a reconocer las falencias que se tienen en el cumplimiento de la misión.

A la luz de las lecturas bíblicas, en la que se hablaba del valor absoluto que debe tener el servicio al Señor para ser sus discípulos, el arzobispo invitó a la oración de súplica.

Se oró durante cierto tiempo, para implorar la gracia de reconocer que la totalidad de la vida pertenece a Dios y hay que vivirla de acuerdo a su voluntad.

Después de la oración de súplica, se continuó con la celebración de la divina liturgia, presidida por el arzobispo y con la participación de numerosos diáconos, ministros y acólitos.

El arzobispo animó a los hermanos a profundizar cada día más, en el sentido de los divinos misterios y a tratar de participar activamente en los mismos.

Al final de la celebración, los hermanos que habían participado en la liturgia, se acercaron para recibir la bendición del arzobispo, como se acostumbra en nuestra liturgia.

Los hermanos participaron con profunda devoción y, al final, quedaron alabando al Señor.

El sábado 5 de noviembre, por la noche, el arzobispo llegó hasta la sede de la comunidad el Pescador, para hacerles la visita mensual.

Se comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a quienes se confesaron pecador y se acogieron a la misericordia del Señor con humildad.

Después de la homilía en la que el arzobispo había explicado el sentido de las lecturas sobre el hecho de que no se puede servir a dos señores, invitó a los hermanos a la oración.

Estos oraron para ser capaces de reconocer prácticamente que todo lo que son y tienen es de Dios y, por lo mismos, vivir continuamente en su presencia, es la condición para cumpir su voluntad.

El hermano Baltazar pidió al arzobispo la bendición de una hermana que se incorporará al ministerio Trascendencia del que él es el coordinador. Por lo mismo, el arzobispo les impartió la bendición.

Después de orar por la nuevo miembro, se oró por todos los miembros del ministerio que estaban presentes, para pedir del Señor la gracia de dar testimonio de fe por medio de la música.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para los hermanos de la comunidad de El Pescador, que estaban participando en la celebración.

Con profunda devoción, se invocó la efusión del Espíritu Santo, para poder celebrar los divinos misterios con eficacia y para que produjera los frutos esperados.