El sábado 12 de noviembre, los hermanos llevaron al arzobispo hasta el nuevo templo recién adquirido, para comenzar la visita pastoral de la comunidad.

Apenas llegó, el hermano Francisco, coordinador de la comunidad le dio la bienvenida y, seguidamente, dirigió la oración para iniciar el retiro de servidores.

El mismo sábado por la mañana, se tuvo la primera meditación con los servidores de la comunidad.

El arzobispo explicó, de diferentes maneras en qué consiste el misterio de la conversión en invitó a los hermanos a profundizar para pedir del Señor tan preciado don.

Después de un prolongado tiempo de silencio, el arzobispo invitó a los hermanos a entrar en un tiempo de oración, expresando su arrepentimiento al Señor.

Los hermanos clamaron el perdón al Señor y le expresaron su disponibilidad a tratar de cumplir su voluntad.

Después de un breve receso, comenzó la segunda meditación con los servidores de la comunidad San Pedro Apóstol, de Ottumwa, Iowa.

El tema de la meditación, fue una reflexión acerca del sentido que tiene la auténtica renovación en el Espíritu Santo y, cómo, es através de los frutos como la misma puede ser discernida y reconocida.

Después de la meditación y de un tiempo de oraciones en silencio, el hermano Diego César Tojín, tuvo a cargo el dirigir un tiempo de oración de acción de gracias.

Los hermanos agradecieron al Señor la multitud de bendiciones que han recibido y le expresaron su disponibilidad a someterse a cumplir su voluntad.

Ya después del mediodía, el arzobispo inició un diálogo con los hermanos sobre la organización y el futuro de la comunidad de San Pedro Apóstol.

Vaerios hermanos expresaron su punto de vista, hasta que se llegó a un acuerdo, trantando de mantener en todo momento la unidad en el espiritu.

Al final de la primera parte del retiro, los hermanos prepararon durante cierto tiempo, un ágape fraterno.

Los hermanos compartieron fraternalmente los alimentos, tratando de profundizar en los lazos de comunión interpersonales.

Las celebraciones litúrgicas en la comunidad San Pedro Apóstol de Ottumwa, dieron inicio, después del mediodía, con la bendición del nuevo templo que se ha adquirido.

El arzobispo explicó cómo el templo es símbolo de la misma iglesia viva, de la cual nosotros somos como piedras vivas y, también, de cada cristiana que es constituido en templo del Espíritu Santo.

El sábado 12, por la tarde, continuaron las actividades para los servidores de la comunidad. Ahora las mismas se centraron en torno a celebraciones litúrgicas.

Lo primero que se celebró fue la liturgia de la reconciliación, en la que los hermanos fueron preparados para recibir el perdón de sus pecados, a través de la efusión del Espíritu Santa.

Dentro del marco de la celebración litúrgica, se hizo la renovación del encargo como ministros de la comunión de los hermanos Francisco y Diego César Tojín.

El arzobispo les exhortó a vivir de tal manera que su vida sea testimonio del ministerio que les era renovado.

También fueron presentados al arzobispo cinco hermanos para que se les diera la bendición como lectores para las diferentes actividades de la comunidad.

El arzobispo exhortó a los hermanos a tratar de acoger la Palabra viva de Dios en su corazón, para tener la capacidad de leer en la comunidad litúrgica la Sagrada Escritura con provecho.

Cuatro hermanos fueron presentados para ser bendecidos como acólitos en la comunidad.

El arzobispo, al final de todas las celebraciones, después de haberlos bendecido, les orientó acerca de la forma como deben ejercer el ministerio que les había sido confiado.

También el arzobispo dedicó un breve tiempo para encontrarse con los diferentes servidores, con sus familias y, específicamente con los niños que habían traido a la celebración.

Toda la actividad transcurrió en un ambiente de armonía y oración.

Los esposos Pu Tum, pidieron al arzobispo que bendijera e hiciera la presentación de su hijita que apenas tiene 26 días de haber nacido.

El arzobispo oró, en primer lugar, por los esposos y, seguidamente bendijo a la niña.

La actividad con los servidores concluyó con la celebración de la divina liturgia, presidida por el arzobispo.

El arzobispo animó a los hermanos a estar preparados y vigilantes para poder acceder a los divinos misterios de una manera digna y provechosa.

El domingo 13 de noviembre, por la mañana, el arzobispo llegó hasta el nuevo templo de la comunidad San Pedro Apóstol de Ottumwa, Iowa, para continuar con la visita pastoral.

La actividad comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a los hermanos que, humildemente se confesaron pecador y quisieron recibir la absolución de sus pecados.

Dentro del marco de las celebraciones litúrgicas, un lugar muy destacado lo ocupó la celebración del matrimonio entre Juan Elías, originario de Agua Escondida, Cunén y de María Isabel, de Cecilia, Cunén.

El arzobispo previamente lleno los expedientes correspondientes en donde amonestó a los contrayentes acerca de las obligaciones inherentes al matrimonio y, el mismo día, antes de la celebración recordó los mismos aspectos propios del sacramento.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia, para los miembros presentes de la comunidad San Pedro Apóstol de Ottumwa, Iowa.

El arzobispo animó a los hermanos a tomar conciencia de estar ya viviendo en los tiempos últimos por la presencia del Espíritu Santo, que se renueva en cada eucaristía.

El lunes 14, marcó la jornada final de la visita a la Comunidad San Pedro Apóstol de Ottumwa, Iowa. Por la mañana, el arzobispo llegó hasta la sede del Notario para firmar los documentos finales.

Después del mediodía, llegó hasta la sede de la comunidad San Pedro Apóstol, en donde, como acción preliminar se tuvo el cambio del nombre que habían en el cartel al frente de la iglesia.

Seguidamente, se tuvo la reunión con el consejo pastoral de la comunidad San Pedro Apóstol, para evaluar la visita y planificar la próxima visita, así como estructurar su contenido.

Se mencionó que el retiro que se hizo fue de suma importancia. Se habló, también de la importancia de tratar de que se hagan más servicios, especialmente, en torno a los ensayos de música que se tiene. Finalmente, se estableció como fechas para la próxima visita, el 11 y 12 de febrero del año venidero.

El miércoles 16 de noviembre, procedente de Guatemala, a donde había llegado el 15 de noviembre por la noche, llegó el arzobispo hasta México, para iniciar la visita pastoral del Centro de México.

El jueves 17, por la mañana se encontró con los padres del Estado de México y antes del medio día, llegó hasta el lugar en donde comenzaría la reunión con los seis presbíteros que ejercen el ministerio en el Centro de México.

Después de hacer un tiempo de oración, el arzobispo planteó a los presbíteros la oportunidad de hacer una reorganización civil y pastoral de la iglesia en el centro de México.

Después de haber oído las opiniciones, especialmente de los padres de Oaxaca, se estableció que la Vicaría del Centro de México, así como la Asociación Religiosa que civilmente les cubre, se limitará únicamente a los tres presbíteros que están en el estado de México. Los padres de Oaxaca comenzarán la organización de una nueva Asociación Religiosa y fungirán como una misión dependiente directamente, desde el punto de vista eclesiástico, del arzobispo.

Terminada la reunión, se tuvo un breve tiempo de encuentro del arzobispo con cada uno de los presbíteros, aunque los diálogos más profundos se llevarán a cabo cuando se tengan las reuniones en el Estado de México y en Oaxaca.

El encuentro ha transcurrido en un ambiente de serenidad y apertura, tratando de buscar la forma de reconocer las diferencias existentes y, al mismo tiempo, de mantener la comunión y la autonomía.

Después del mediodía, dio inicio el breve retiro que el arzobispo impartiría a los 6 presbíteros que ejercen el ministerio en el centro de la República Mexicana.

Se tuvo tiempo para la meditación y, finalmente, se concluyó con la recitación de las Vísperas y de las completas.

Al caer del día 17, el arzobispo, acompañado por los seis presbíteros, llegó hasta el lugar en el que se reune la comunidad de Zumpango, en el Estado de México.

Allí, después de los saludos a los fieles, se comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a todos los fieles que acudieron arrepentidos a recibir la absolución.

Después de la homilía, centrada en torno al sentido que tiene la redención que ha hecho el Señor, invitó a los fieles a ponerse en oración para implorar del Señor la gracia de abrirse para acoger la salvación.

Los hermanos, durante buen tiempo, se pusieron en oración, implorando del Señor la gracia de entregarse generosamente a su servicio, desde el reconocimiento de ser pequeños y pecadores.

Entre las necesidades que fueron planteadas al arzobispo estuvo la situación de quebrantos de salud que padecen varios fieles y dos de los presbíteros.

Por la misma razón, terminada la súplica, el arzobispo administró el sacramento de la unción de los enfermos a quienes se sintieron llamados a recibirlo.

La actividad en la comunidad de Zumpango culminó con la celebración de la divina liturgia. La misma fue presidida por el arzobispo y concelebrada por los seis presbíteros presentes.

Los fieles participaron con profunda devoción y entrega. Incluso, se llevó a cabo la comunión solemne de un fiel adulto, que hasta el momento no la había hecho.