El domingo 1 de enero, el arzobispo llegó, por la mañana, hasta la comunidad de Saclecán, de Santa Cruz Barillas, para visitar la comunidad, acompañado por el Padre Hugo Patzán, párroco local.

Después de la llegada, comenzó la actividad litúrgica, con la administración del sacramento de la reconciliación a los hermanos que, reconociéndose pecadores, se dispusieron para recibirlo.

Durante la homilía, el arzobispo presentó el contraste que existe entre la Antigua Alianza y la Nueva Alianza, a la luz de las lecturas bíblicas que se hicieron.

En base a la reflexión, el arzobispo invitó a los hermanos a entrar en tiempo de oración profunda, para pedir al Señor que, en el nuevo año, se pueda vivir realmente con la actitud propia de la Nueva Alianza.

La visita a Saclecán concluyó con la celebración de la divina liturgia, presidida por el arzobispo y concelebrada por el padre Hugo Patzán, párroco local.

El arzobispo animó a los hermanos a que, durante el año 2023, den especial importancia a la eucaristía, como medio, por excelencia para mantener la presencia viva del Señor.

Hacia el mediodía, el arzobispo llegó a la comunidad de el Quetzal, acompañado por el Padre Hugo Patzán, párroco local.

Los heranos prepararon un vistoso recibimiento al arzobispo: arcos, alfombras y flores, en las dos cuadras, desde la carretera principal, hasta el lugar en el que se encuentra el templo.

Apenas llegado al templo, los hermanos pidieron al arzobispo que hiciera la bendición de una nueva porción de terreno que han adquirido, con la idea de construir un nuevo templo, más espacioso.

El arzobispo bendijo el agua, hizo también la bendición del predio y, seguidamente, caminó por el mismo, para rociarlo con agua bendita, al igual que al pueblo de Dios.

Las actividades sacramentales comenzaron en la comunidad de El Quetzal, con la administración del sacramento de la reconciliación a los hermanos que estaban dispuestos a recibirlo.

El arzobispo exhortó a los hermanos al arrepentimiento y a la confesión humilde de los pecados, para comenzar el año nuevo, con una actitud renovada.

Los hermanos de la comunidad El Quetzal, prepararon un grupo de 49 jóvenes, para que recibieran la confirmación de la crismación y el envío misionero.

El arzobispo explicó a los confirmandos cuáles son los compromisos que asumirían y, luego de que ellos aceptaron cumplirlos, administró la unción de la confirmación de la crismación.

Entre los que fueron confirmados había dos parejas que también contraerían matrimonio, a la que se unía una tercera que ya esta confirmada previsamente.

El arzobispo exhortó a los hermanos a hacer de la vida en el espíritu el centro de todas sus opciones, para poder vivir el matrimonio con genuino sentido cristiano.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para los hermanos de la comunidad de El Quetzal, habiendo concelebrado el Padre Hugo, párroco local.

Los hermanos participaron en la celebración con mucha devoción y, en su gran mayoría, también participaron en la comunión con los divinos misterios.

El dos de enero, por la mañana, el arzobispo llegó hasta la parroquia de Santa Eulalia de Huehuetenango, en donde la actividad comenzó con una breve reunión con el consejo pastoral parroquial.

Los hermanos plantearon al arzobispo dificultades en ciertas comunidades, a lo que el arzobispo recomendó que, en el respeto del crecimiento y del responder a la llamada del Señor, es imprescindible que se logre la reconciliación entre todos, especialmente en las familias.

El lunes dos de enero, el arzobispo presidió la celebración del decanato del centro de Huehuetenango en la sede parroquial de Santa Eulalia. Se contó con la participación de numerosos delegados de las diferentes parroquias.

También estuvieron presentes los padres Bernabé, párroco de San José Quixabaj, Juan Arcado Cuc, párroco de Soloma, José Luis, párroco de San Miguel Acatán y Julio Tomás, párroco de los Santos Arcángeles y encargado pastoral pro-tempore de Santa Eulalia.

Después de la formación, que abordó la cuestión de la preparación y renovación de los ministros de la comunión, así como de temas relaciondos con el Reino de Dios, el arzobispo invitó a los participantes a la oración.

Los hermanos oraron intensamente, implorando al Señor que lo que se ha escuchado en la formación, sea impulso para escuchar la voz de Dios y ser transformados por la acción del Espíritu Santo.

Finalmente, los coordinadores de los consejos de las cinco parroquias involucradas en el decanato, hicieron la presentación de la situación en las respectivas parroquias.

En general, se subrayó que hay un sostenido crecimiento. Han surgido nuevas comunidades. Se está progresando en la organización de las comunidades y las parroquias.

Al mediodía, en la sede de la parroquia Santa María de Guadalupe de Ixlaquitz, Soloma, el arzobispo presidió la administración del sacramento de la reconciliación.

Después de invitar a los hermanos al arrepentimiento y a reconocerse humildemente pecadores, les invitó a la confesión de los pecados y, finalmente, se invocó la efusión del Espíritu Santo, para el perdón de los pecados.

El centro de la visita del arzobispo a la parroquia de Soloma lo constituyó la administración de la confirmación y el envío misionero a 35 jóvenes de la parroquia.

El arzobispo les explicó cual es el sentido de la confirmación y los compromisos que se adquieren y, después de que los confirmandos expresaron su disponibilida a cumplirlos fielmente, fue administrada la imposición de manos y la unción con el santo crisma.

Seguidamente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia, la cual fue concelebrada por el padre Juan Arcando Cuc, párroco de la parroquia de Santa María de Guadalupe.

El arzobispo recordó que, a través del sacramento de la eucaristía es como la efusión del Espíritu Santo de Cristo resucitado, se mantiene constante en la vida de la iglesia.

El dos de enero, el padre Juan Arcadio Cuc, párroco de la parroquia de Santa María de Guadalupe de Soloma, celebra su cumpleaños. En esta ocasión cumplía 29 años.

Por los mismo, después de la celebración de la divina liturgia, el arzobispo oró y bendijo al presbítero. Se le cantó para homenajearlo y los fieles se acercaron a saludarle.

El martes tres de enero, por la mañana, el arzobispo llegó hasta Quixabaj, del municipio de Santa Eulalia, Huehuetenango, en donde tiene su sede la parroquia de San José, compuesta por unas 15 comunidades.

A recibir al arzobispo a su llegada, se encontraba el Padre Bernabé Mateo, párroco local, los miembros del consejo pastoral y los hermanos que sería confirmados.

Después de la llegada, el arzobispo impartió formación a los fieles de la parroquia, que se encontraban reunidos con ocasión de la visita pastoral que se realizaría.

El arzobispo comenzó explicando cuestiones relacionadas con el misterio de la Iglesia, enfatizando que la pertenencia a la Iglesia que el Señor fundó está mediada por la comunión apostólica y la vida en el Espíritu Santo.

Después de la formación, iniciaron las actividades litúrgicas, con la administración del sacramento de la reconciliación a todos los que arrepentidos acudieron a él.

En las celebraciones litúrgicas participó el padre Bernabé, párroco local, así como un numeroso grupo de fieles, procedentes de las difereentes comunidades de la parroquia de San José.

Con ocasión de la visita del arzobispo, fue preparado un grupo de 17 hermanos, para recibir la confirmación de la crismación y el envío misionero.

El arzobispo explicó a los confirmandos el sentido de la unción con el santo crisma y los compromisos que se asumían, así como la misión que les sería confiada.

Después de las confirmaciones, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia, la cual fue concelebrada por el padre Bernabé Mateo Nieto, párroco local.

Los hermanos participaron en la liturgia con mucha devoción y, en el momento de la comunión con los divinos misterios, participó también la mayoría de los presentes.

La visita a la sede de la parroquia de San José, concluyó con una reunión del arzobispo con el párroco y con los miembros del Consejo Pastoral de la parroquia.

El arzobispo exhortó a los hermanos a enfatizar el tema de la organización pastoral, de desarrollar un plan de pastoral, de la administración económica y respondió a diversas cuestiones relacionadas con temas litúrgicos y doctrinales.

El viernes 6 de enero, los miembros del nuevo Consejo Patoral de la Catedral de San Juan Bautista, Comalapa, Chimaltenango, llegaron hasta el Seminario Santa María del Nuevo Éxodo, para presentarse ante el arzobispo.

El encuentro comenzó con la celebración de la Liturgia de la Sagrada Escritura y, a la luz de las lecturas, el arzobispo recordó cuáles son los objetivos que debe tener el proyecto a desarrollar por el Consejo Pastoral.

Después de la homilía, el arzobispo invitó a los hermanos a ponerse en oración, para pedir del Señor la luz necesaria para cumplir la misión que se les ha confiado.

Los hermanos oraron intensamente durante un buen tiempo y, al final, el arzobispo les bendijo y les animó a cumplir con fidelidad la misión que han asumido.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia, para rogar por el nuevo consejo pastoral de la catedral de San Juan Bautista, Comalapa.

Concelebró el Padre Ángel Cáseres, quien está actualmente en el Seminario Santa María del Nuevo Éxodo, de San Lucas Sacatepéquez.

Después de las celebraciones litúrgicas, el arzobispo tuvo una reunión con los miembros del Consejo Pastoral de la Catedral de San Juan Bautista de Comalapa.

Después de las presentaciones correspondientes, se dialogó sobre la composición del Consejo y sobre la urgencia de tener un plan de pastoral buen estructurado.