El jueves 2 de febrero, solemnidad de la Presentación del Señor en el Templo, como es costumbre, el arzobispo visitó la parroquia de San Miguel Arcángel en Tzanixnam, Totonicapán.

Después de llegar y de dialogar con los hermanos, comenzaron las celebraciones litúrgicas. Se inició administrando el sacramento de la reconciliación a quienes lo necesitaban.

Durante la homilía, el arzobispo recordó a los hermanos que la solemnidad de la presentación o fiesta de la luz, indica quienes son los que son capaces de reconer la presencia del Señor que cumple sus promesas.

Por lo mismo, invitó a los hermanos a entrar en oración, para implorar del Señor a ser capaces de estar vigilantes y preparados para reconocer la presencia del Señor que viene a cumplir todas las promesas.

Seguidamente y, también como es una tradición, el arzobispo hizo la bendición de loas semillas, las cuales serán sembradas durante el presente año.

Dentro del marco de la procesión de ofrendas, los hermanos presentaron sus primicias, las cuales son llevadas al seminario, para apoyar en la alimentación de los seminaristas.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para celebrar la solemnidad de la Presentación del Señor en el templo, como cumplimiento de las promesas hechas en el Antiguo Testamento.

Concelebró con el arzobispo el padre Jarlin Garrido, párroco local y quies se esmeró mucho en recibir al arzobispo y atenderlo con mucha delicadeza.

El viernes 3 de febrero, después de haber visitado algunos enfermos en Mazatenango, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Nahualate, de Chicacao.

Apenas llegó, comenzó la celebración litúrgica, con la administración del sacramento de la reconciliación para los hermanos que estaban participando en la jornada de oración y ayuno.

Durante la homilía, el arzobispo explicó a la luz de la última perícopa del Evangelio de Mateo, cuál es la misión tanto del cristiano como la del apóstol.

Por lo mismo, invitó a los hermanos a entrar en oración, para dar gracias al Señor por la elección que ha hecho de cada uno y a suplica la gracia de responder con fidelidad.

La visita a la comunidad de Nahualate concluyó con la celebración de la divina liturgia, la cual fue presidida por el arzobispo, en un ambiente de oración profunda.

El arzobispo hizo énfasis en que, a través de la eucaristía es como el Señor continúa su presencia en forma especial, hasta el final del mundo, como prometió en el Evangelio.

El mismo viernes 3, después del mediodía, el arzobispo llegó hasta la naciente comunidad ubicada en el centro del municipio de Chicacao de Suchitepéquez.

Se tuvo tiempo para dialogar con los hermanos, así como para explicar el sentido de la historia y de la identidad de nuestra santa iglesia, así como de la relación que e debe establecer hacia quienes desconocen a nuestra iglesia desde el punto de vista histórico.

Después de la homilía, dado que había algunos hermanos ancianos que sufrían de dolencias, el arzobispo les administró el sacramento de la unción de los enfermos.

Previamente se les había dado la absolución y, durante la administración de la unción, se les impusieron las manos y se les ungió con el santo óleo de los enfermos.

También, dentro del marco de las celebraciones litúrgicas en la comunidad central de Chicacao, el arzobispo invitó a los hermanos a entrar en un tiempo de oración profunda.

Muchos de los hermanos tuvieron oraciones especiales, para dar gracia por los favores recibidos, así como para implorar del Señor la gracia de responder con generosidad a su llamada.

La actividad pastoral en Chicaco culminó con la celebración de la divina liturgia, la cual fue presidida por el arzobispo y todos los hermanos participaron con provecho de devoción.

El arzobispo organizó a los numerosos niños presentes, para que fuera ellos los que comulgaran en primer lugar. Igualmente les exhortó a que se les preparar para recibir la comunión solemne.

El sábado 4 de febrero, por la mañana, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Xojolá, de la Boca Costa que, eclesialmente está unida al área de Suchitepéquez.

Los hermanos de la comunidad estaban celebrando el décimo quinto aniversario de su fundación y se comenzó con la administración de la reconciliación a quienes se prepararon para recibirla.

Después de la homilía, en la que el arzobispo explicó cómo se está dando la reorganización de la Arquidiócesis y cuáles son los compromisos misioneros que se tienen, se invitó a los hermanos a la oración.

Los hermanos oraron especialmente clamando al Señor la capacidad para cumplir con fidelidad el encargo que da, de predicar a todos el Evangelio, sabiendo que la cosecha es abundante y los obreros son pocos.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia con los hermanos de la comunidad de Xojolá y con algunos invitados que habían venido de otras comunidades.

El arzobispo recordó que, es através de la eucaristía, como el misterio de la Palabra de Dios hecha carne, continúa realizando la salvación de la humanidad y dando la vida eterna.

El mismo día 4 de febrero, por la tarde, el arzobispo llegó hasta la casa del hermano Crescencio en Cuyotenango, en donde se reunieron los líderes de las comunidades de Cuyotenango, Sector Oc y Pajales, de San Andrés Villa Seca.

Los hermanos de Cuyotenango están a punto de culminar la construcción de su templo, sin embargo, por el momento, la liturgia se celebra en la cas del hermanos Crescencio.

Durante la homilía, el arzobispo recordó a los hermanos cuál es la misión que el Señor nos ha confiado, en medio de la abundante cosecha y la carencia de trabajadores.

Por lo mismo, invitó a los hermnos a la oración, para tomar conciencia de la gran misión y sus desafíos y asumirla con fidelidad y con auténtico compromiso.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia con los hermanos servidores de las comunidades de Cuyotenango, Suchitepéquez y de San Andrés Villa Seca, Retalhuleu.

Los hermanos participaron con mucha devoción y renovaron el compromiso de esforzarse por cumplir con fidelidad la misión que el Señor nos ha confiado.

El domingo 5 de febrero, por la mañana, el arzobispo llegó hasta la Colonia San Andrés de Mazatenango, en cuyo salón comunal se celebró el encuentro del Consejo Pastoral Provisional de Suchitepéquez.

Se dialogó acerca de la pastoral que harán los seminaristas, así como de los proyectos pastorales que, con la ayuda de Dios, se irán implementando en el área.

Terminada la fase de reuniones y de formación, se comenzó con la parte relacionada con la oración y la actividad litúrgica.

Lo primero que se celebró fue la administración del sacramento de la reconciliación a todos los miembros del Consejo, quienes, con actitud de humildad, confesaron sus pecados y recibieron la absolución.

Terminada la administración de la reconciliación, se inició con la liturgia de las lecturas bíblicas, correspondientes al domingo quinto del tiempo ordinario.

A la luz de las lecturas, el arzobispo recordó que la exigencia de dar de comer al hambriento y vestir al desnudo, desde la perspectiva cristiana, necesariamente implica el testimonio del Evangelio, que alimenta con el pan de vida eterna y reviste con la coraza del Espíritu Santo.

A la luz de las reflexiones hechas durante la homilía y, ante la gran limitación y precariedad con las que se cuenta, el arzobispo invitó a los hermanos a entrar en oración profunda.

Los hermanos oraron intensamente, pidiendo al Señor por las pequeñas comunidades de la Costa Sur y, también clamando al Señor que se pueda cumplir con fidelidad la misión que se ha recibido.

Dado que durante la homilía el arzobispo hizo énfasis en que la misión primordial que se tiene es dar de comer el pan bajado del cielo, que da la vida eterna a todos los que no tienen acceso a él, la celebración de la divina liturgia cobró especial significatividad.

Los hermanos participaron con gran devoción y, todos, se acercaron a comulgar con los divinos misterios, conscientes de que es el medio ordinario por el que el Señor capacita para cumplir la misión.

Debido a problemas sociales y logísticos, se vendió el terreno conocido como María Auxiliadora, el año pasado. Eso hizo necesario que se consiguiera, dentro del departamento de Sacatepéquez, una propiedad accesible en donde su pueda construir la sede de la Arquidiócesis.

El 14 de diciembre del año pasado, después de orar, el Señor permitió que se encontrara el espacio necesario, en la salida de la cabecera municipal de Santiago Sacatepéquez, a la orilla de carretera asfaltada y a unos 10 minutos del actual seminario de San Lucas.

En la propiedad adquiridad, sin embargo, existía una dificultad, debido a que había dos caminos que la travesaban y servían de vía de acceso a los vecinos. Eso hizo que, antes de comenzar la proyección de la construcción, el Arzobispo se avocara a la Municipalidad, para solventar la dificultad.

El jueves 9, primero en la Municipalidad de Santiago Sacatepéquez y, luego en el terreno, se reunió el arzobispo con el Alcalde Municipal, los Concejales y los vecinos, habiendo llegado a un acuerdo que beneficiará, tanto a los vecinos como a la sede de la Arquidiócesis.

Inmediatamente después de alcanzar el acuerdo de base, los concejales de la municipalidad, los vecinos y el arzobispo, se trasladaron hasta el terreno, para que, de común acuerdo, se pudiera hacer el trazo del camino.

Tanto el alcalde como los vecinos expresaron su gratitud y satisfacción por el acuerdo alcanzado y eso permitió que se pudiera pensar en iniciar el proyecto de construcción.

Dentro del mismo contexto, el arzobispo invitó al encargado de realizar la construcción a que llegara hasta el terreno para hacer una primera inspección del mismo.

Se estableció que se realizará un chapeo general del terreno, para poder ubircar los módulos que se construirán, así como la pequeña Catedral de la Arquidiócesis, dedicada a María, Auxilio de los Cristianos.