El lunes 20 de febrero, nuestro arzobispo llegó hasta la parroquia copta de San Mauricio en Pomona, para encontrarse con el arzobispo Serapión, arzobispo copto del oeste de los Estados Unidos.

Se trató de un encuentro fraternal en el que Su Eminencia Serapión, mostró mucho interés por conocer algo sobre la historia de nuestra Arquidiócesis de Centroamérica.

Después de haber intercambiado durante largo tiempo, los arzobispo intercambiaron presentes.

Se Eminencia Serapión presentó a Mor Santiago Eduardo una cruz bendicional de estilo copto y un bastón. Mor Santiago Eduardo, presentó una copia de la Liturgia Solemne de la Arquidiócesis de Centroamérica.

El lunes 20, por la noche, el arzobispo presidió la liturgia en la que se administró el sacramento de la reconciliación a servidores de la parroquia de San Miguel Arcángel.

El arzobispo invitó a los hermanos a comenzar la preparación para la celebración de la gran cuaresma, confesándose humildemente como pecadores.

Durante la homilía, el arzobispo, a la luz de las lecturas bíblicas, mencionó cómo es que se debe vivir para ser auténticos discípuos del Señor y testigos del Evangelios.

Por eso, al final, invitó a los hermanos a entrar en oración profunda, clamando al Señor, para recibir el don de indentificarse totalmente con la voluntad de Dios.

Dentro del calendario occidental, que sigue nuestra arquidiócesis, el miércoles 22 de febrero será cuando comience la Gran Cuaresma, correspondiendo con lo que se llama "miércoles de ceniza".

Por eso, en el momento oportuno, el arzobispo bendijo la ceniza que, el miércoles, será impuesta sobre la cabeza de todos los hermanos que lo deseen.

Finalmente, la actividad pastoral del Arzobispo concluyó con la celebración de de la divina liturgia para los hermanos servidores, presidida por el arzobispo.

Los hermanos participaron con profunda devoción en los divinos misterios y comulgaron en un número grande.

Con esta actividad concluyó la visita pastoral del arzobispo a California para el mes de febrero.

El miércoles 22 de febrero, se comenzó el tiempo de la gran cuaresma en el Seminario Santa María del Nuevo Éxodo, con la liturgia de la reconciliación.

A la luz de las lecturas bíblicas, el arzobispo, quien presidió la celebración, explicó el sentido de la celebración cuaresmal, de la oración, el ayuno y la limosna.

Después de la parte introductoria de la liturgia, se celebró el rito de bendición de la ceniza, al cual siguió el rito de imposición de la ceniza a todos los que habitan en el Seminario.

El arzobispo hizo las exhortaciones correspondientes, oró pidiendo al Señor que los signos externo se convirtieran en señal de la actitud e conversión y, seguidamente, se impuso la ceniza a cada uno de los presentes.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia del Miércoles de Ceniza, con lo cual, se declaró oficialmente iniciada la Cuaresma.

Concelebraron los padres Luis y Ángel. Los seminaristas participaron con devoción, expresando su compromiso de tratar de vivir en continua actitud de renovación interior y conversión.

El viernes 24 de febrero, el padre Raúl López, párroco local, llevó al arzobispo hasta la sede de la Parroquia Inspiración del Espíritu Santo de Cuilco, para que presidiera el decanato del sur de Huehuetenango.

Se contó con una muy numerosa participación de hermanos, procedentes de todos los sectores de la parroquia. El arzobispo explicó el sentido del Reino de Dios.

Después de terminó la formación, se abrió el diálogo sobre diversas interrogantes que pudieran tener los hermanos.

Se preguntó acerca de la organización de la Iglesia Apostólica: Las tres sede apostólicas y la sede ecuménica.

También se presentó sobre el sentido genuino de lo que singifica ser católico. Se exhortó a los hermanos que a los conocimientos que se reciben, se una una actitud genuina de conversión.

Terminado el diálogo, los representantes de ls diferentes sectores de la parroquia Inspiración del Espíritu Santo, rindieron informe de la situación pastoral que se vive.

Al final, también el padre José Raúl, exhortó a los hermanos a que cumplan con fidelidad y precisión todos los compromisos que tienen hacia la comunidad y hacia la parroquia.

El viernes 24, al final de la mañana, el arzobispo presidió la administración del sacramento de la reconciliación a los hermanos que habían participado en el decanato del sur de Huehuetenango.

El arzobispo invitó a los hermanos al arrepentimiento, desde la conciencia de que se simplemente pecadores a los que el Señor está dispuesto a perdonar.

Anualmente, todos los ministros extraordinarios para la distribución de la comunión, son requeridos de hacer la renovación de su ministerio, pasando por procesos de elección y compromiso en sus propias comunidades.

Después de recordar el ministerio que se renueva y las implicaciones en cuanto al estilo de vida peronal, el arzobispo procedió a orar, pidiendo al Señor la renovación del encargo a los ministros para la distribución de la comunión.

La actividad en la sede parroquial concluyó con la celebración de la divina liturgia, la cual fue presidida por el arzobispo y concelebrada por el padre José Raúl López.

Los hermanos participaron en la celebración con mucha devoción y al final, la gran mayoría se acerco a recibir los divinos misterios, para fortalecer su vida y compromiso misionero.

El mismo viernes 24, por la tarde, el arzobispo llegó hasta la sede de la comunidad central de El Arenal, San Gaspar Ixchil, la cual hace parte de la parroquia de Cuilco.

Después de llegar, el arzobispo invitó a los hermanos al arrepentimiento de los pecados y a la cofesión humilde de los mismos, para que estuvieran preparados para la celebración de los divinos misterios.

Después de las lecturas bíblicas y de la homilía, en la cual el arzobispo explicó cuál es el sentido de autentico ayuno, invitó a los hermanos a entrar en oración de súplica.

Los hermanos oraron durante buen tiempo, pidiendo al Señor la gracia de una sincera y auténtica conversión, para ser constituidos en testigos del evangelio.

La hermana Isabel, líder de la comunidad central de El Arenal ha estado sufriendo de quebrantos de salud desde hace largo tiempo, por lo que pidió que se administrara el sacramento de la unción de los enfermos.

El arzobispo explicó el sentido de la unción de los enfermos y, seguidamente, fueron ungidos cinco hermanos de la comunidad local, que estaban sufriendo quebrantos de salud.

La actividad pastoral del arzobispo se completó con la celebración de la divina liturgia para los miembros de la comunidad central de El Arenal, San Gaspar Ixchil.

Los hermanos participaron con mucha devoción y, al final, saludaron al arzobispo y presentaron las ofrendas que habían recogido para el seminario en víveres.

El sábado 25 de febrero, en el Centro de Formación de Jumaj, Huehuetenango, el arzobispo presidió el decanato del sur oriente de Huehuetenango.

Estuvieron presentes los padres Santo Acosta, Pedro Martínez, José Raúl López y Roberto Carlos Munguia, el diácono Enemcio y un grupo muy numeroso de delegados de las diferentes comunidades.

El arzobispo impartió la formación, la cual giró, especialmente, en torno al Reino de Dios y a su relación con la Renovación Carismática en el Espíritu Santo.

Al final los hermanos plantearon algunas cuestiones sobre temas relacionados con la formación, así como con otras cuestiones referentes a la vida de fe.

Al final de la reunión, cada uno de los presbíteros que estaban participando en el decanato, hizo una breve presentación de la situación pastoral de las áreas que les han sido confiadas.

En general se hizo énfasis en la urgencia de que se trabaje en unidad con el pueblo de Dios, especialmente los servidores, para que se logre vivir el verdadero sentido de la renovación carismática, de acuerdo a la vivencia de la iglesia apostólica.

Seguidamente, comenzaron las celebraciones litúrgicas. La primera de estas fue la liturgia de la reconciliación, administrando el sacramento de la reconciliación a los participantes.

El arzobispo recordó que lo que nos abre a la llegada del Reino de Dios es la capacidad de reconcernos pecadores, para recibir la unción del Espíritu Santo, por lo que invitó al arrepentimiento y administró la absolución.

Dentro del marco de la celebración, se hizo la renovación de los ministros de distribución de la comunión que hacen parte del decanato del sur oriente de Huehuetenango.

Se trató de unos 40 hermanos, los cuales después de haber sido advertidos acerca de sus obligaciones mostraron su decisión de servir en el ministerio. El arzobispo procedió, entonces a hacer la renovación.

La actividad en el centro de formación de Jumaj concluyó con la celebración de la divina liturgia, la cual fue presidida por el arzobispo y concelebrada por los padres que estaban participando.

La celebración transcurrió en un ambiente de profunda devoción y, la misma tiene también un valor pedagógico para que en todas las comunidades pueda ser celebrada en la forma adecuada.

El sábado 25, al caer del día, el arzobispo se dirigió hasta la comunidad de El Rodeo, en el municipio de Malacatancito, del departamento de Huehuetenango.

Después de encontrarse brevemente con los hermanos, el arzobispo administró el sacramento de la reconciliación a quienes, humildemente, se reconocieron pecadores.

Después de la homilía, en la cual el arzobispo recordó a los hermanos de la misericordia de Dios, invitó a los hermanos a la oración profunda para clamar por tener en la vida las actitudes adecuadas.

Los hermanos entraron en un tiempo de profunda oración, pidiendo al Señor, ante todo, la gracia de humillarse, para reconocerse llamados por el Señor y, luego, de ser misericordiosos con los demás.

También en el contexto de la visita del arzobispo a la comunidad de El Rodeo y de la celebración litúrgica, se preparó la celebración de una primera reconcilición y comunión solemne.

El arzobispo explicó cuál es el sentido de estas celebraciones cuando el creyente ya ha comulgado desde su bautismo y recordó cuál es la actitud que se debe asumir en la vida personal.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para los hermanos de la comunidad de El Rodeo, Malacatancito, de Huehuetenango.

El arzobispo animó a los hermanos a estar incesantemente preparado para poder comulgar con los divinos misterios y, de esa manera, poder acceder al sacramento que da la vida eterna.