El martes 14 de marzo, por la noche, el arzobispo se encontró con el equipo de oración de la Parroquia San Miguel Arcángel, de Los Ángeles, California.

El encuentro comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a los participantes, girando la misma en torno al tema del perdón de Dios, que tiene que llevar a perdonar a los demás.

Dentro del contexto del camino cuaresmal de conversión, el arzobispo invitó a los hermanos a orar por la profundización en la actitud de conversión de todos los fieles y familias de la parroquia.

También se oró intensamente para lograr llegar a percibir, en su profundidad, el sentido del perdón del que habla el Evangelio, para poder dar testimonio del Evangelio.

El encuentro con el equipo de oración de la Parroquia San Miguel Arcángel, tuvo su cúlmen en la celebración de la Divina Liturgia, la cual fue presidida por el Arzobispo.

El arzobispo recordó que la divina liturgia es la expresión actual del profundo amor y misericordia de Dios para con nosotros y nos capacita para poder participar en la actitud y misericordia hacia el prójimo.

El miércoles 15 de marzo, al caer el día, el arzobispo llegó hasta la sede de la comunidad Poder del Espíritu Santo, en el centro de Los Ángeles, para realizar la visita pastoral mensual.

Los hermanos se encontraban especialmente animados con los preparativos para la celebración de comuniones solemnes con ocasión de la visita del arzobispo y del aniversario, el fin de semana.

Después de administrar la primera reconciliación a los cinco hermanos que habían sido preparados, tres niños y dos adultos y a los demás hermanos de la comunidad, el arzobispo explicó el sentido de la comunión solemne.

Específicamente partió de que, por medio del sacramento del Cuerpo y la Sangre del Señor, Pan vivo bajado del cielo y Palabra de Dios hecha carne que da vida eterna, es como se cumplen todas las promesas hechas por el Señor.

La visita a la comunidad Poder del Espíritu Santo concluyó con la celebración de la divina liturgia, presidida por el arzobispo.

Los hermanos participaron en la comunión en un número muy grande, expresando, de esta manera su fe en que, es a través de la participación en los divinos ministerios, como el Señor hace presente su salvación a los creyentes.

En la noche del miércoles 15 de marzo, el arzobispo visitó la comunidad Pacto Divino, ubicada igualmente, en el Centro histórico de la ciudad de Los Ángeles, California.

A partir de esta ocasión, se planificó que el orden de visita de las comunidades del centro de Los Ángeles, se cambiará, por convenir mejor a los horarios y necesidades de los fieles.

Durante la homilía, a la luz de las lecturas bíblicas y del itinerario de la Cuaresma, el arzobispo explicó que, a través, especialmente, de la vida sacramental, es como el Señor sigue cumpliendo todas las promesas que se encuentras testificadas en la Sagrada Escritura.

Por lo mismo, invitó a los hermanos a ponerse en oración, para tener la actitudes necesarias que les permitan percibir la manera maravillosa como el Señor está cumpliendo sus promesas en cada creyente.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia con los hermanos de la comunidad Pacto Divino, ubicada en el centro de la ciudad de Los Ángeles.

Los hermanos participaron con gran devoción y, todos los que por su actual estado pueden recibir el sacramento del Cuerpo y de la Sangre del Señor, se acercaron a recibirlo.

El jueves 16 de marzo, por la noche, el arzobispo llegó hasta la comunidad El Pescador, ubicada en el Centro Sur de Los Ángeles, para realizar la visita pastoral mensual.

Después de saludar a los hermanos, el arzobispo comenzó la celebración litúrgica, con la administración del sacramento de la reconciliación a los que lo necesitaban y se prepararon.

Durante la homilía, en el itinerario de conversión cuaresmal y, a la luz de las lecturas bíblicas, el arzobispo recordó que el pecado siempre lleva al pecador a justificarse y ver defectos en los demás, para no iniciar un proceso de conversión.

Por lo mismo, invitó a los hermanos a ponerse en oración, para clamar del Señor, el don del reconocerse pecadores, aceptar humildemente las propias faltas y dejar que el Señor realice el proceso de transformación interios.

El 14 de marzo, en Huehuetenango, de forma súbita e inesperada, falleció el hermano Mario, dirigente de la comunidad Divina Misericordia del Centro de Formación de Jumaj. Él era padre de tres de los miembros del ministerio de El Pescador: Marcos, Mario y Petronila.

Por lo mismo, aparte de recordar al hermano Mario, se oró por su familia, por el eterno descanso del difunto y para que el Señor consolide la confianza en toda la familia.

Hace pocos días nació Mariella, una hermosa niña, hija de una familia que, desde hace muchos años ha formador parte de la Comunidad El Pescador.

Por lo mismo, sus padres la presentaron, para que se orara por ella, se suplicara del Señor la efusión de su gracia sobre la neonata y se bendijera a toda la familia.

Finalmente, en un ambiente de mucha oración y de profundidad espiritual, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia, con los hermanos de la Comunidad El Pescador.

El arzobispo animó, como de habitud, a que los hermanos se esforzaran por hacer de la celebración de la divina liturgia, el eje de su vida espiritual y la fuente de su alimento.

El viernes 17 de marzo, por la noche, el arzobispo presidió la celebración litúrgica en la que se administró el sacramento de la reconciliación a catequistas y encargados de liturgia de comunidades de la Parroquia San Miguel Arcángel.

El arzobispo animó a los hermanos a que, como parte del camino de la cuaresma, se reconocieran pecadores y se abrieran al don del Espíritu Santo para el perdón de los pecados.

Durante la homilía, el arzobispo explicó cómo el Señor está siempre esperando el retorno de quien se aleja, para darle el amor y hacerlo capaz de amar.

A la luz de estas reflexiones, animó a los hermanos a entrar en oración, para suplicar el propia entrega al Señor y el trabajo para amar a los demás, trayéndolos al Señor.

Seguidamente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para los catequistas y encargados de la liturgia de comunidades de la Parroquia San Miguel Arcángel.

Se hizo énfasis en que, es através de la Eucaristía como se recibe el don de Dios y de la vida eterna, pues la Palabra de Dios hecha carne, sólo puede ser acogida y recibida como sacramento.

Terminada la celebración litúrgica comenzó la formación que se tenía prevista. La primera parte se refirió a cuestiones relacionada con la liturgia, específicamente, el canto.

En la segunda parte, el arzobispo explicó cuestiones relacionadas con la historia bíblica: específicamente se habló de la figura de san José en los Evangelios de Lucas y de Juan.

Al final de las celebraciones y formaciones, el arzobispo bendijo a cada uno de los hermanos que habían participado en la vigilia de oración y de formación.

Les exhortó a tratar de conservar lo que el Señor les había dicho en su corazón y a traducierlo en una nueva forma de vivir y de dar testimonio del Evangelio.

El sábado 18 de marzo, por la tarde, se celebró la sesión mensual de la Escuela de Teología y Formación Ministerial Santiago Baradeo en la Parroquia San Miguel Arcángel, East Rancho Domínguez, Los Ángeles.

Se dialogó acerca de la ordenación como sub-diácono del hermano Federico Aguirre y como lector del hermano Danny. Seguidamente, los alumnos presentaron el resultado de sus estudios.

Seguidamente, el arzobispo hizo la presentación de la formación que se tenía prevista para la jornada: se trató de explicar la cuestión que movió a la convocatoria del Concilio de Calcedonia y sus consecuencias.

Al final, se habló cómo al final del Concilio de Constantinopla II, se considera la fecha del nacimiento formal de la Ortodoxia genuina, al haber sido, las sede de Antioquía y de Alejandría, las que mantuvieron la formulación apostólica de la fe cristológica.

Al final de la sesión, los alumnos tuvieron la oportunidad de plantear algunas cuestiones en torno a la problemática planteada y a otros asuntos relacionados con la fe.

Específicamente se habló de cómo fue la ruptura de la unidad original, cómo se puede hacer para tener un mejor conocimiento de la historia de la iglesia y cómo se ha ido desarrollando la ortodoxia.

El sábado 18 de marzo, dentro del marco de la Asamblea de Oración, el arzobispo impartió formación a los hermanos sobre cuestiones relacionada con la fe y lo que significa ser ortodoxo.

El arzobispo hizo énfasis en que la continuidad de la ortodoxia y su identidad significa simplemente el mantener viva la fe, el estilo de vida y de testimonio del Evangelio, que tuvieron los apóstoles. Hizo énfasis en que esto es posible, gracias a la vida sacramental celebrada genuinamente.

Selguidamente, se inició con las celebraciones litúrgicas de la noche. Se comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a los hermanos presentes.

En seguimiento a la formación, el arzobispo hizo énfasis en que, es el reconocerse pecador, lo que abre a poder recibir del Señor el perdón, como justificación que viene por la efusión del Espíritu Santo.

A la luz de la homilía, en la que el arzobispo hizo énfasis en la diferencia entre la actitud del fariseo y la del publicano, se invitó a los hermanos a suplicar al Señor, el poder asumir delante de Él, la actitud de humildad que lleve al ser justificados.

Los hermanos entraron en un tiempo de oración profunda: oraron por sí mismos, por los familiares y por toda la parroquia y los que el Señor ha llamado a integrarse.

Seguidamente, Juan y Marilyn, junto a los hermanos Diego y Juan, se acercaron para recibir la bendición y hacer la presentación de su primogénito, Carlos Juan.

El arzobispo oró por la familia, bendijo al niño, invocando sobre él el don del Espíritu Santo y, finalmente, bendijo a toda la familia.

El momento culminante de la celebración lo tuvo la celebración de la divina liturgia, presidida por el arzobispo y con la participación devota de los fieles.

Se participó en forma muy numerosa en la comunión con los divinos misterios y el arzobispo animó a que este acto, tiene que impulsar a reconocer la presencia real del Señor en la propia vida y en la del prójimo.

La celebraciones del sábado culminaron con la bendición que el arzobispo impartió sobre toda la congregación y, luego, sobre los hermanos que se acercaron.

El arzobispo recordó, antes de despedir a los fieles, que la participación en la liturgia es sólo el momento en el que se reciben los dones que tienen que producir frutos abundantes en la vida ordinaria.