El miércoles 12 de julio, por la noche, el arzobispo llegó a la comunidad Poder del Espíritu Santo, para realizar la visita pastora mensual.

Se comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a todos los hermanos que, humildemente se reconocieron pecadores-

Durante la homilía, el arzobispo recordó a los hermanos el sentido que tiene la participación en los divinos misterios, como fuente de la vida eterna.

Por lo mismo, invitó a los hermanos a ponerse en oración, para tener la actitud necesaria, de manera que la participación en la eucaristía, produzca los frutos esperados.

Algunos de los hermanos de la comunidad Poder del Espíritu Santo, han estado sufriendo diversas dolencias físicas.

Por lo mismo, el arzobispo administró a los hermanos que lo necesitaban, el sacramento de la unción de los enfermos.

La visita a la comunidad Poder del Espíritu Santo culminó con la celebración de la divina liturgia, presidida por el arzobispo.

El arzobispo invitó a los hermanos a asumir una actitud de sincera apertura y, a quienes estaban preparados, a recibir el sacramento del cuerpo y de la sangre del Señor.

El miércoles 12, por la noche, el arzobispo también llegó hasta la comunidad Pacto Divino, ubicada en el centro de la ciudad de Los Ángeles, California.

La visita comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a todos los hermanos que, humildemente, se reconocieron pecadores.

Después de la homilía, el arzobispo invitó a los hermanos a entrar en oración, ante la petición que le hicieran, de orar para superar diferentes dificultades y tentaciones.

Los hermanos oraron con profundidad y sinceridad, entregando sus vidas en las manos del Señor.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia, para los hermanos de la comunidad Pacto Divino.

Los hermanos participaron con sincera devoció y, en gran número participaron en la comunión con los divinos misterios, que dan la vida eterna.

El jueves 13 de julio, a media mañana, el arzobispo llegó hasta el aeropuerto de Oakland, California, para hacer la visita pastoral de la comunidad local.

Le recibieron los hermanos Francisco y Juan Méndez, coordinadores de la comunidad local y, después de un rato, en la sede de la comunidad, se tuvo una reunión con ellos, en la que plantearon al arzobispo los desafíos que afronta la comunidad y se encontraron alternativas de solución.

El jueves 13, por la noche, el encuentro con los miembros de la comunidad dio inicio con un diálogo, en el que el arzobispo planteó a los hermanos la necesidad de elegir a un nuevo ministro de la comunión.

Después de un tiempo, se elegió al hermano Juan Méndez, como candidato a ministro, para que la vida de participación en la comunión con el cuerpo y la sangre del Señor, pueda regresar a la normalidad.

La actividad litúrgica inició con la administración del sacramento de la reconciliación a los miembros de la comunidad de Oakland.

Después de invitar al arrepentimiento y al confesarse pecadores, el arzobispo procedió a administrar la absolución de los pecados, por la efusión del Espíritu Santo.

Durante la homilía, el arzobispo animó a los hermanos a descubrir cuál es la llamada fundamental que el Señor hace a participar de su misma vida y ser testigos del Evangelio.

A la luz de las reflexiones, se invitó a los hermanos a entrar en oración, suplicando al Señor la gracia de responder con fidelidad y pidiendo la bendición sobre las familias y la comunidad.

Seguidamente, se procedió a la administración de los sacramentos de la iniciación cristiana a Jaiden, hijo de una pareja de esposos jóvenes, que pertenecen a la comunidad.

Después de recordar los compromisos que padres y padrinos asumen al presentar a un niño para ser iniciado en la vida cristiana, se procedió a la administración de los sacramentos.

También, en el contexto de las celebraciones litúrgicas, se instituyó al recién elegido nuevo ministro, como ministro para la distribución de la comunión.

El arzobispo exhortó al hermano Juan a ser vigilante y a distribuir el pan que da la vida eterna, cada vez que los hermanos se reúnan para alabar al Señor.

Finalmente, la visita concluyó con la celebración de la divina liturgia, presidida por el arzobispo.

Dado el hecho de que la comunidad está en sus comienzos, el arzobispo exhortó a los hermanos a adentrarse más en la participación en la celebración, respondiendo en los diferentes momentos que corresponde, así como a tratar de regularizar la situación de quienes no pueden participar sacramentalmente en la comunión con los divinos misterios.

El viernes 14 de julio, por la noche, en la sede de la parroquia San Miguel Arcángel de East Rancho Domínguez, se celebraron actividades dedicadas a los jóvenes, los catequistas y los enfermos de la parroquia.

Se comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación, para todos los hermanos que acudieron con humildad y reconociéndose pecadores.

Después de la homilía, el arzobispo invitó para que los jóvenes y niños que estaban participando se acercaran, con la intención de orar por ellos y por los grupos que se están formando.

Se trató de un momento muy importante, en el que se trataba de subrayar la importancia de que los jóvenes tengan un rol activo dentro de la vida de la parroquia.

Después de orar por los niños y jóvenes, el arzobispo les invitó a que ellos, a su vez, como signo de su compromiso con la vida de la iglesia y como testimonio de fe, oraran por sus padres.

Se trató de un momento muy emotivo, en el que todos participaron con entusiasmo.

Como ya es tradición los viernes en que está el arzobispo, también se administró el sacramento de la unción de los enfermos a todos los que querían verse sanados o robustecidos en la fe.

La gran mayoría de los participantes, acudieron para ser ungidos, con la conciencia de la urgencia de tener el fortalecimiento en el Espíritu Santo.

El momento culminante de la reunión lo constituyó la celebración de la divina liturgia, la cual fue presidida por el arzobispo y concelebrada por el Padre Jorge.

Todos los hermanos participaron con mucha devoción y, en su gran mayoría acudieron a participar en los divinos misterios.

Finalmente, como es habitual, al final, el arzobispo impartió una breve formación para los jóvenes, catequistas y todos los demás miembros que estaban participando.

Se abordó la cuestión del bautismo del Señor en los evangelios de Juan y de Mateo y se explicó cuál era su sentido profundo.

El sábado 15 de julio, hacia el mediodía, el arzobispo llegó hasta la comunidad Santa María de Guadalupe de Riverside, para celebrar la liturgia y administrar sacramentos de la iniciación cristiana.

Se comenzó con la administración del sacramento de la reconciliación a todos los hermanos que, humildemente, se confesaron pecadores y arrepentidos.

Dentro del marco de las celebraciones litúrgicas, se administraron los sacramentos de la iniciación cristiana a dos niños, cuyos padres son miembros de la comunidad.

Se trata de los niños Juan Miguel y Naomi Abigail. El arzobispo recordó a los padre sus compromisos fundamentales y ellos, después de aceptarlos se comprometieron a cumplirlos con fidelidad.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para los hermanos de la comunidad que esban participando en el encuentro que se tenía.

El arzobispo aprovechó la ocasión para exhortar a que todos los hermanos que no pueden participar de los divinos misterios, traten de regularizar su situación, para hacer que la participación sea integral.

El mismo sábado 15, por la tarde, en la sede de la parroquia de San Miguel Arcángel, East Rancho Domínguez, Los Ángeles, California, se celebró la sesión de la Escuela Santiago Baradeo.

Se inició con la presentación que hicieron los alumnos de lo estudiado en la formación anterior, referente a los aspectos de la fe apostólica y a la variación que se fue dando de la misma en el cristianismo de occidente.

Seguidamente, el arzobispo impartió la formación que estaba preparada, la cual giró en torno a las implicaciones que tiene la salvación que el Señor conquistó, en la vida práctica.

Se hizo énfasis en que la vivencia de la vida eterna, tiene que ser el horizonte en el que vivan todos los creyentes, iluminados y partícipes de la acción del Espíritu Santo y de la vida divina.

Finalmente, los participantes tuvieron la oportunidad de plantear diferentes cuestiones y de aportar reflexiones personales.

El arzobispo hizo énfasis en que el maestro auténtico y único en el mismo Espíritu Santo y que sus frutos tienen que ser reconocibles en la vida cotidiana del creyente.