Debido a la situación social de Guatemala, el arzobispo tuvo que aplazar su viaje del seminario hacia Huehuetenango, hasta el día de ayer 20 de octubre, habiéndose tenido que cancelar las actividades en la parroquia de Cuilco, previstas para el día 20.

Sin embargo, se tiene la confianza de que las actividades previstas a partir de hoy en la diócesis del occidente, se podrán realizar: se ha iniciado con el decanato del sur oriente de Huehuetenango, que contó con una participación muy numerosa de presbíteros y fieles.

Durante la formación, el arzobispo explicó cuál es el sentido que tiene el ser católico, cristiano y renovado en el Espíritu Santo, como partes inseparables de una misma realidad.

A partir de la explicación, invitó a los hermanos a implorar del Señor la gracia de asumir las actitudes necesarias para poder vivir realmente como discípulos del Señor.

Estuvieron presentes los cinco presbíteros que hacen parte del decanato del sur-oriente: padres Santos, Pedro, Yaider, José Raúl y Roberto Carlos, así como los dos subdiáconos que serían ordenados diáconos.

Cada uno de los presbíteros rindió informe acerca de la manera en la que marchan las respectivas parroquias y centros pastorales.

Seguidamente, se comenzó con las celebraciones litúrgicas: la primera realizada fue la administración del sacramento de la reconciliación para todos los presentes.

Después de invitar al arrepentimiento y a la conversión, el arzobispo administró la absolución.

En esta ocasión, los ministerios de música fueron invitados para que, después de haber hecho un retiro espiritual, fueran bendecidos para el ejercicio del ministerio.

El arzobispo explicó el sentido del ser miembro de un ministerio de música y procedio a orar y a bandecir a los hermanos.

Debido a haber tenido que suprimir el encuentro de Cuilco, las ordenaciones diaconales previstas a celebrarse en ese sede, fueron trasladadas para Huehuetenango.

Antes de la lectura del evangelio, fueron presentados los dos candidatos a recibir el diaconado y, después de la profesión de fe, se les tonsuró, como signo del estar muertos para el mundo.

A continuación, los subdiáconos Wilfredo y Enemecio se postraron, mientras se invocaba la efusión del Espíritu Santo, para quedar ordenados como diáconos.

Después de la invocación, el arzobispo umpuso sobre ellos las manos y se les entregaron los símbolos propios del orden recibido. Luego hicieron la promesa de obediencia al obispo.

Como conclusión del rito de ordenación diaconal, fueron presentados al pueblo de Dios.

Wilfredo ejercerá el ministerio en Cuilco y Enemecio en Santa Bárbara, por lo que grupos de fieles de las respectivas parroquias los acompañaron.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para todos los hermanos que estaban participando en el decanato del sur oriente de Huehuetenango.

Concelebraron los padres Santos, Pedro, Yaider, José Raúl y Roberto Carlos. Los hermanos participaron con mucho provecho y devoción.

Después de haber compartido un ágape fraterno, se celebró el decanato presbiteral del sur de Huehuetenango.

Se informó de cuanto se ha caminado, el arzobispo informó acerca de los planes que se tienen en el futuro próximo y se pudo constatar lo provechoso que está resultando la celebración de los decanatos presbiterales.

El domingo 22 de octubre, el arzobispo llegó hasta la parroquia San Ignacio de Antioquía, de La Vega, Colotenango, Huehuetenango. Además de los fieles, le acompañó el padre José Raúl López, párroco local.

Después de saludar a los hermanos, el arzobispo impartió formación, acerca de lo que implica el ser católico, cristiano y renovado en el Espíritu Santo.

Después de terminar la formación, el arzobispo invitó a los hermanos a entrar en oración, para implorar del Señor la gracia de que, cuanto se escuchó, se convierta en una forma de vida.

Los hermanos oraron durante largo tiempo, tanto por sí mismos, como por la parroquia y todos los que viven en el área.

Terminada la oración, el arzobispo invitó a quienes se sintieran llamados a preguntar o a compartir alguna experiencia que hubieren tenido a raíz de la formación.

Los hermanos compartieron su experiencia, exhortando a los hermanos a mantenerse fieles y firmes en la fe.

Seguidamente, líderes de las diferentes comunidades, así como el párroco, padre José Raúl, presentaron un breve informe de la marcha pastoral de las comunidades.

En general, se constató que se está dando un crecimiento, tanto en cuanto al número de fieles, como en el compromiso de fe y en el testimonio del Evangelio.

Laas actividades litúrgicas iniciaron con la administración del sacramento de la reconciliación para los hermanos que estaban participando en las actividades.

El arzobispo animó a los hermanos a reconocerse pecadores y a arrepentirse, así como a asumir una actitud de conversión y, luego administró la absolución.

Después de la homilía, el arzobispo invitó a los miembros de los ministerios de música que estaban presentes, para bendecirlos y renovar su compromiso.

Antes de comenzar a orar, el arzobispo explicó cuál es la actitud que debe tener el que ejerce cualquier ministerio en la Iglesia, y cuál es la meta de los ministerios de música.

La visita a la parroquia San Ignacio de Antioquía culminó con la celebración de la divina liturgia, presidida por el arzobispo y concelebrada por el padre José Raúl.

Los hermanos participaron con mucha devoción y, en su gran mayoría, acudieron a comulgar con los divinos misterios que comunican la vida eterna.

El lunes 23 de octubre, por la mañana, el arzobispo llegó hasta la sede de la parroquia San Mateo Apóstol de San Mateo Ixtatán, para presidir el decanato del norte de Huehuetenango.

Además de la presencia del Monje Marcos, párroco local, se contó con la participación de delegados de las diferentes comunidades de la parroquia de San Mateo.

El arzobispo impartió formación a los hermanos, explicando cuál es el sentido genuino de ser católico, de ser cristiano y de ser renovado en el Espíritu Santo.

A raíz de la formación, el arzobispo invitó a los hermanos a entrar en oración, para suplicar del Señor el don de dejarse transformar por la gracia del Espíritu Santo.

Después de la oración, el arzobispo invitó a quienes lo quisieran, a participar en un diálogo.

Se dio testimonio de la propia experiencia, se animó a los demás hermanos a perseverar constantes en la fe y se expresó también el agradecimiento por la formación.

El mismo día 23 de octubre, al final de la mañana, el arzobispo llegó hasta la sede de la parroquia de la Epifanía, de Nucá, Santa Cruz Barillas, para celebrar los divinos misterios.

Se inició con la administración del sacramento de la reconciliación a todos los hermanos que necesitaron acudir al mismo.

La razón específica de la celebración en la parroquia de La Epifanía fue la ordenación como diácono del subdiácono Jorenzo Borromeo Mateo.

En el momento establecido, el párroco local, Monje Marcos, pidió que fuera ordenado y, cuando correspondía, se procedió a tonsurar al candidato al diaconado, como símbolo de su muerte al mundo.

Después se procedió con el ritual de ordenación diaconal: el candidato se postró por tierra, mientras se invocaba la efusión del Espíritu Santo para actuar la ordenación.

Se impusieron las manos, se revistió con el uroro del diácono completo y el candidato hizo la promesa de obediencia al obispo y de consagración total a Dios durante toda la vida.

Al final del rito de la ordenación diaconal, se le dio la bienvenida al nuevo diácono, comenzando con el arzobispo y los presbíteros.

Luego lo hicieron los demás diáconos y la familia cercana del ordenado.

Se concluyó con la celebración de la divina liturgia, presidida por el arzobispo y concelebrada por los padres Marcos y Hugo.

Todos participaron con mucha devoción y, la casi totalidad de participantes pudo acercarse para comulgar sacramentalmente con los divinos misterios.

El mismo día 23 de octubre, por la tarde, el Monje Marcos, condujo al arzobispo a visitar la comunidad Nueva Jerusalén, ubicada en el centro de San Mateo Ixtatán.

Los hermanos han construido recientemente el nuevo templo y quisieron que el arzobispo les visitara, para celebrar en el mismo la santa misa.

Después de la homilía, el arzobispo invitó a los miembros de la comunidad Nueva Jerusalén a ponerse en oración, para implorar del Señor la gracia de ser íntregramente fieles en la fe.

Los hermanos oraron con mucha devoción, tanto por sus necesidades personales como por las de la comunidad.

La visita a las parroquias de San Mateo Apóstol y a La Epifanía, culminó con la celebración de la divina liturgia en el templo de la comunidad Nueva Jerusalén.

Los hermanos participaron con mucha devoción, profunda alegría y sincera entrega al Señor.