El sábado 23, por la noche, el arzobispo llegó hasta la sede de la comunidad de Auburn/Opelika, para presidir las celebraciones litúrgicas previstas.

Se inició con la administración del sacramento de la reconciliación, después de haber invitado al arrepentimiento, a la conversión y a confesarse pecadores.

Durante la homilía, el arzobispo explicó cómo el Señor está ofreciendo a cada creyente la oportunidad de habitar en él, para hacerlo partícipe de la misma vida de Cristo.

Por lo mismo, invitó a los hermanos a que, con devoción, se entregaran en las manos del Señor, para poder recibir los dones inestimables que Él está ofreciendo.

Cinco niños, pertenecientes a tres familias diferentes, fueron preparados para recibir los tres sacramentos de la iniciación cristiana.

Después de explicar cuidadosamente a los padres y padrinos cuáles son los compromisos que se asumen al ser iniciados en la vida cristiana los niños, el arzobispo procedió a administrar los sacramentos.

La celebración y, con ello, la visita a la comunidad de Auburn/Opelika, Alabama, concluyó con la celebración de la divina liturgia, la cual fue presidida por el arzobispo.

Los hermanos participaron con gran devoción y numerosos, comenzando con los cinco niños que recibieron los sacramentos de la iniciación, se acercaron a comulgar en los divinos misterios.

El domingo 24 de marzo, por la mañana, el arzobispo llegó hasta la sede de la nueva comunidad Cristo Resucitado, del Centro Pastoral de Auburn, pero ubicada en Gadsden.

Después de llegar y ser bienvenido, el arzobispo administró el sacramento de la reconciliación a los hermanos que estaban participando en la celebración.

Durante la homilía, el arzobispo explicó a los hermanos cuáles son las características de quien realmente ha recibido el Espíritu Santo y ha sido renovado en su vida.

Por lo mismo, invitó a los hermanos a entrar en oración para clamar del Señor la gracia de producir los frutos de quien, efectivamente, ha sido renovado por el Espíritu Santo.

Dentro del marco de las celebraciones litúrgicas, los padres del niño Liham lo presentaron para que le fueran administrados los sacramentos de la iniciación cristiana.

Después de explicar cuáles son los compromisos que se adquieren de parte de los padres y los padrinos, el arzobispo procedió a administrar los scramentos.

El joven Longino fue preparado para que hiciera su primera reconciliación y la comunión solemne.

Después de dialogar con él y de explicarle la gracia que se le concede y los frutos que se deben dar en la vida cotidiana, se oró por él y se le administró la reconciliación.

La visita a la nueva comunidad Cristo Resucitado concluyó con la celebración de la divina liturgia.

Los hermanos participaron con mucha devoción y con profunda gratitud, porque, a partir de entonces, en la comunidad se contará con la presencia del Santísimo Sacramento.

El mismo día domingo 24, por la tarde, el arzobispo llegó hasta la comunidad de Dalton, ubicada en el Estado de Georgia. En esta ocasión, había hermanos provenientes de diversos lugares para participar en la celebración.

Se les administró el sacramento de la reconciliación, implorando del Señor el perdón de los pecados, por la efusión del Espíritu Santo.

Después de la homilía, en la que el arzobispo explicó el sentido en el que el reino de Dios se hace presente en la vida del creyente, se invitó a la oración.

Los hermanos imploraron del Señor la gracia de prepararse adecuadamente para poder participar en el misterio de la muerte del Señor y gozar de su vida resucitada.

En el contexto de las celebraciones litúrgicas, fue presentado el niño Anthony, para que le fueran administrados los sacramentos de la iniciación cristiana.

Se pudo notar la conmoción de sus padres cuando, finalmente, lograron que les fueran administrados los sacramentos.

Los jóvenes Amílcar, Abimael, Jorge, Mario y las señoritas Mariana y Elsie, provenientes de diferentes lugares, se dieron cita en Dalton, para recibir la confirmación de la crismación y el envío misionero.

El arzobispo explicó cuáles son los compromisos que se adquieren, ante el don de Dios que se recibe y procedió a ungir a los candidatos con el Santo Crisma.

Las celebraciones en la comunidad de Dalton culminaron con la celebración de la divina liturgia, presidida por el arzobispo.

Los hermanos participaron con mucha devoción y entrega.

El lunes santo 25 de marzo, por la noche, el arzobispo se reunió con nueve delegados de las cuatro comunidades que componen el centro pastoral de Gadsden/Tuscaloosa, con la finalidad de organizar el consejo pastoral.

Se especificó cuáles son las funciones del consejo, se propuso el nombre de San Pablo Apóstol para designar al Centro Pastoral y, en el futuro a la parroquia y se eligieron los diferentes cargos dentro del consejo.

Finalmente, se organizaron las visitas del arzobispo al centro pastoral.

El martes santo, 26 de marzo, desde muy temprano, el arzobispo emprendió camino de Gadsden hasta Tuscaloosa, para transcurrir la jornada con hermanos de la comunidad Divino Redentor.

Por la mañana, se impartió formación al equipo coordinador sobre el nacimiento de la Iglesia. Después del medio día, se visitaron tres familias, habiendo ungido a los enfermos y hecho la bendición de las familias y de las casas.

Al caer del día, en el templo de la comunidad Divino Redentor, el arzobispo presidió la celebración de la liturgia de la reconciliación.

Se comenzó explicando al pueblo de Dios cómo fue que se administró en los orígenes el ministerio de perdón de los pecados y cómo en nuestra iglesia, se sigue con el mismo método de administración.

Durante la homilía, el arzobispo recordó a los hermanos qué es lo que se requiere en el contexto de la semana santa para poder recibir los frutos de la Pascua.

Por lo mismo, invitó a los hermanos a entrar en oración, para implorar del Señor la gracia de asumir las actitudes pertinentes para experimentar el misterio de la resurrección del Señor.

La visita concluyó hacia las 20.45 horas, después de haber celebrado la divina liturgia.

Los hermanos participaron con mucha devoción y provecho de la celebración.

Al final el arzobispo emprendió camino de regreso hacia Gadsden, lugar en el que tiene su sede la residencia del obispo y, eventualmente, de un presbítero que atienda la futura parroquia.

El miércoles santo, 27 de marzo, por la noche, el arzobispo llegó hasta la comunidad Cristo Rey, ubicada en Gadsden, Alabama, para hacer una breve reunión y compartir pastoralmente.

Las celebraciones litúrgicas comenzaron con la administración del sacramento de la reconciliación, a quienes se confesaron pecadores.

Durante la homilía, el arzobispo indicó cuál era la tentación que había llevado a Judas a traicionar al Señor y, por el contrario, cuál fue la actitud que asumió el Señor.

Por lo mismo, invitó a los hermanos a pedir del Señor la gracia de rechazar la tentación y de responder al Señor, con radical disponibilidad y entrega para cumplir su voluntad.

Finalmente, el arzobispo presidió la celebración de la divina liturgia para los hermanos de la comunidad de Cristo Rey.

Los hermanos participaron con mucha devoción y, en su gran mayoría, se acercaron para poder comunicar con los divinos misterios.

El jueves santo, 28 de marzo, a lo largo de toda la mañana, el arzobispo visitó diversas familias y un enfermo en el hospital, todos miembros de la comunidad Voz del Espíritu Santo. El hermano Juan acompañó el arzobispo.

Se comenzó ungiendo y bendiciendo la familia de Lucía y Lorenzo, junto a sus hijos: Fermín, Lisandro, Franck, Juan, Pola, Mariluz, Eliseo y el recién nacido Isaías.

Seguidamente, se visitó en el hospital a Diego Pedro, quien milagrosamente se está recuperando, después de haber estado al borde de la muerte. Lo acompañó su hermano Mateo Pedro.

Luego, en la casa de Juárez y Daisy, se bendijo a sus tres niñas Emelyn, Sofía y Victoria y a su hogar.

Finalmente, se bendijo la familia de los hermanos Marcos y Eulalia: Avelino, Elisa, Danilo, Héctor, Amanda, María, Adelaida y Juan.

El jueves santo, 28 de marzo, por la noche, el arzobispo presidió las celebraciones en la sede de la comunidad La Voz del Espíritu Santo, de Gadsden, Alabama.

Se inició con la administración del sacramento de la reconciliación a los participantes.

La celebración en general se centró en torno a la reconciliación y reencuentro entre las familias y con la gran familia que constituye la comunidad de fe.

Por lo mismo, después de la homilía, el arzobispo animó a los hermanos a reconciliarse familiarmente y a orar en conjunto.

El momento culminante de la celebración lo constituyó la celebración de la divina liturgia, la cual fue presidida por el arzobispo.

Se enfatizó en el sentido que tiene el recordar el misterio de la institución que fue determinado en la última cena, aunque se hizo eficaz hasta el momento en el que muriendo y resucitando el Señor, se activó la posibilidad de ser partícipes del Espíritu Santo del Señor resucitado.

Al final de la celebración de la divina liturgia, los hermanos se organizaron por familias, para recibir la bendición y orar, precisamente por familias de la comunidad.

El arzobispo oró por los hermanos, los bendijo y animó a perseverar en el camino de la fidelidad al Señor.

Las celebraciones se concluyeron con un tiempo de adoración y la bendición solemne con el Santisimo Sacramento.

Los hermanos participaron con mucha devoción y con auténtico espíritu de participación, deseosos de que se diera una genuina renocación en sus vidas.